martes, 1 de junio de 2021

Corpus Christi. 6 de junio de 2021.

 


Primera lectura.

Lectura del libro del Éxodo 24, 3-8

En aquellos días, Moisés bajó y contó al pueblo todas las palabras del Señor y todos sus decretos; y el pueblo contestó con voz unánime:

-Cumpliremos todas las palabras que ha dicho el Señor.

Moisés escribió todas las palabras del Señor. Se levantó temprano y edificó un altar en la falda del monte, y doce estelas, por las doce tribus de Israel. Y mandó a algunos jóvenes de los hijos de Israel ofrecer al Señor holocaustos e inmolar novillos como sacrificios de comunión. Tomó Moisés la mitad de la sangre y la puso en vasijas, y la otra mitad la derramó sobre el altar. Después tomó el documento de la alianza y se lo leyó en alta voz al pueblo, el cual respondió:

-Haremos todo lo que ha dicho el Señor y le obedeceremos.

Entonces Moisés tomó la sangre y roció al pueblo, diciendo:

-Esta es la sangre de la alianza que el Señor ha concertado con vosotros, de acuerdo con todas estas palabras.

 

Textos paralelos.

 Moisés vino y transmitió al pueblo todas las palabras de Yahvé.

Jos 24, 16-24: El pueblo respondió: “¡Lejos de nosotros abandonar al Señor para ir a servir a otros dioses! Porque el Señor, nuestro Dios, es quien nos sacó a nosotros y a nuestros padres de la esclavitud de Egipto, quien hizo ante nuestros ojos aquellos grandes prodigios, nos guardó en todo nuestro peregrinar y entre todos los pueblos que atravesamos. El Señor expulsó ante nosotros a los pueblos amorreos que habitaban en el país. También nosotros serviremos al Señor, ¡es nuestro Dios!”. Josué dijo al pueblo: “No podréis servir al Señor, porque es un Dios santo, un Dios celoso. No perdonará vuestros delitos ni vuestros pecados. Si abandonáis al Señor y servís a dioses extranjeros, se volverá contra vosotros, y después de haberos tratado bien, os maltratará, y os aniquilará”. El pueblo respondió: “¡No! Serviremos al Señor”. Josué insistió: “Sois testigos contra vosotros mismos que habéis elegido servir al Señor”. Respondieron: “¡Somos testigos!”. “Pues bien, quitad de en medio los dioses extranjeros que conserváis y poneos de parte del Señor, Dios de Israel”. El pueblo respondió: “Serviremos al Señor, nuestro Dios”

Cumpliremos todas las palabras que ha dicho Yahvé.

Ex 34, 27-28: El Señor dijo a Moisés: “Escríbete estos mandatos. A tenor de estos mandatos hago alianza contigo y con Israel”. Moisés pasó allí con el Señor cuarenta días con sus cuarenta noches: no comió pan ni bebió agua, y escribió en las losas las cláusulas del pacto, los diez mandamientos.

Construyó al pie del monte un altar con doce estelas.

Jos 4, 3-9: Cuando todo el pueblo acabó de pasar el jordán, dijo el Señor a Josué: “Elegid doce hombres del pueblo, uno de cada tribu, y mandadles sacar de aquí, del medio del Jordán, donde han pisado los sacerdotes, doce piedras; que carguen con ellas y las coloquen en el sitio donde vais a pasar la noche”. José llamó a los doce hombres de Israel que había elegido, uno de cada tribu, y les dijo: “Pasad ante el arca del Señor, vuestro Dios, al medio del Jordán, y cargad al hombro cada uno una piedra, una por cada tribu de Israel, para que queden como monumento entre vosotros. Cuando os pregunten vuestros hijos el día de mañana qué son esas piedras, les diréis: “Es que el agua del Jordán dejó de correr ante el arca de la alianza del Señor; cuando el arca atravesaba el Jordán, dejó de correr el agua”. Esas piedras se lo recordarán perpetuamente a los israelitas”. Los israelitas hicieron lo que mandó Josué: sacaron doce piedras del medio del Jordán, como había dicho el Señor a Josué, una por cada tribu de Israel; las llevaron hasta el sitio donde iban a pasar la noche y las colocaron allí. Josué erigió doce piedras en medio del Jordán, en el sitio donde se habían detenido los sacerdotes que llevaban el arca de la alianza, y todavía hoy están allí.

Jos 4, 20-24: Josué colocó en Guilgal aquellas doce piedras sacadas del Jordán, y dijo a los israelitas: “Cuando el día de mañana os pregunten vuestros hijos lo que son estas piedras, les diréis: “Israel, pasó el Jordán a pie enjuto”. El Señor, Dios vuestro, secó el agua del Jordán ante vosotros hasta que pasasteis, como hizo con el Mar Rojo, que lo secó ante nosotros hasta que lo pasamos. Para que todas las naciones del mundo sepan que la mano del Señor es poderosa y vosotros respetéis siempre al Señor, vuestro Dios”.

Jos 24, 26-27: Escribió las cláusulas en el libro de la Ley de Dios, agarró una gran piedra y la erigió allí, bajo la encina del santuario del Señor, y dijo a todo el pueblo: “Mirad esta piedra, que será testigo contra nosotros, porque ha oído todo lo que el Señor nos ha dicho. Será testigo contra vosotros para que no podáis renegar de vuestro Dios”.

1 R 18, 31: Se acercaron todos, y él reconstruyó el altar del Señor, que estaba demolido: tomó doce piedras, una por cada tribu de Jacob (a quien el Señor había dicho: “Te llamarás Israel”).

Obedeceremos y haremos todo cuanto ha dicho Yahvé.

Sal 50, 6: Proclame el cielo su inocencia, Dios en persona viene al juicio.

Hb 9, 18: Por eso tampoco la primera se instituyó sin sangre.

Mt 26, 28: Bebed todos de ella, porque esta es mi sangre de la alianza, que se derrama por todos para el perdón de los pecados.

Esta es la sangre de la Alianza.

1 P 1, 2: Elegidos por el designio de Dios Padre, la consagración del Espíritu, para someterse a Jesucristo y ser rociados con su sangre; a vosotros gracia y paz abundante.

 

Notas exegéticas.

24 3 Las “palabras” únicas que se mencionan a continuación, se refieren al Decálogo, ver 20, 1, llamado “libro de la Alianza”, en el v. 7. La expresión 2todas sus normas” ha sido introducida más tarde para justificar la inserción del Código de la Alianza en este contexto, véase 21, 1, y para hacer él también una parte de las cláusulas de la alianza.

24 4 Doble tradición: el documento de la alianza es escrito por Moisés o por Yahvé. Moisés, intermediario entre Yahvé y el pueblo, los une simbólicamente derramando sobre el altar, que representa a Yahvé, y luego sobre el pueblo, la sangre de una misma víctima. De este modo, el pacto es ratificado por la sangre, como la Nueva Alianza lo será por la sangre de Cristo.

 

Comentario.

-Israel vive su vida religiosa mediante una alianza con Yahvé:

Éxodo 19-24.

-Introducción:

Éxodo 19.

Preparación del pueblo para recibir la alianza del Señor.

El Señor:

Ha derrotado a los egipcios.

Ha llevado a los israelitas al pie del Sinaí.

Moisés va a recibir los textos de la ley:

Diez Mandamientos y Código de la alianza:

Comportamiento que se espera del pueblo como respuesta agradecida a la salvación de Dios.

-Texto hoy:

Ratificación de la Alianza.

Moisés:

Narra todas las palabras del Señor.

Pueblo: cumplirá todas esas palabras en la vida cotidiana.

Escribe las palabras del Señor.

Construye un altar en la falda del monte Sinaí:

Holocaustos y sacrificios de comunión:

Ratificar la Alianza.

Lee el Código de la Alianza:

Pueblo: promete obediencia a la voluntad del Señor.

Rocía al pueblo con la sangre de los sacrificios:

Sangre:

Para Israel es vida.

Presencia de Dios.

Unión entre Dios e Israel mediante la sangre.

-Israel no puede olvidar las demandas del Dios de la alianza.

-Ruptura:

Predicación profética: fidelidad a la Alianza.

 

Salmo responsorial

Salmo 116 (Sal 114-115), 12-13.15-18

 

Alzaré la copa de la salvación,

invocando el nombre del Señor. R/.

¿Cómo pagaré al Señor

todo el bien que me ha hecho?

Alzaré la copa de la salvación,

invocando el nombre del Señor.  R/.

 

Mucho le cuesta al Señor

la muerte de sus fieles.

Señor, yo soy tu siervo, hijo de tu esclava:

rompiste mis cadenas. R/.

 

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,

invocando el nombre del Señor.

Cumpliré al Señor mis votos

en presencia de todo el pueblo. R/.

 

Textos paralelos.

Alzaré la copa de salvación.

1 Co 10, 16: La copa de bendición que bendecimos ¿no es comunión con la sangre de Cristo? El pan que partimos ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo?

Mucho le cuesta a Yahvé la muerte de los que le aman.

Is 53, 4: A él, que soportó nuestros sufrimientos y cargó con nuestros dolores, lo tuvimos por un contagiado, herido de Dios y afligido.

Sal 72, 14: Que lo rescate de la crueldad y violencia, que aprecie en mucho su  sangre.

Tu siervo, hijo de tu esclava.

Sal 86, 16: Mírame y ten piedad, da fuerzas a tu siervo, salva al hijo de tu esclava.

Cumpliré mis votos a Yahvé.

Jon 2, 10: Yo, en cambio, te cumpliré mis votos, mi sacrificio será un grito de acción de gracias: la salvación viene del Señor.

 

Notas exegéticas.

116 “Aleluya” según griego; unido por el hebreo al salmo anterior, como en los dos salmos siguientes.

116 13 Rito de acción de gracias conservado en las liturgias judía y cristiana.

116 15 La muerte rompería toda la relación entre ellos y él. Las versiones han interpretado este texto conforme a la idea de la resurrección: “preciosa es a los ojos de Yahvé la muerte de sus amigos”.

 

Tres lecturas.

Con Israel:  La comida de Pascua, o Seder, se tomaba en cada casa la primera noche de la fiesta. La mesa, en aquella ocasión estaba suntuosamente preparada. En un extremo de la mesa, delante del "dueño de casa", había tres matsoth ("pan de la miseria", sin levadura, porque la "masa de nuestros antepasados no tuvo tiempo de fermentarse cuando tuvieron que salir precipitadamente de la tierra de cautividad"). Sobre la mesa, "hierbas amargas" y lechuga, evocaban las amarguras de la vida de esclavitud... Y "el hueso carnudo, asado, de cordero pascual"... Ante cada comensal, una "copa de vino". En cuatro sorbos, durante la comida, cada uno debía vaciar su contenido recitando una bendición, testimonio de "felicidad" y de "gratitud" hacia Dios. Durante la comida, el niño más pequeño hace preguntas al "dueño de casa"; este responde mediante el Haggada o sea el relato de la "liberación de Egipto". Para finalizar la comida, se cantan los salmos de Hallel, es decir los salmos 112 al 117. El salmo 115 resume perfectamente el sentimiento de Israel en esta situación dolorosa. Horriblemente oprimido ("he sufrido mucho"), obtuvo del Faraón el permiso para salir de la hoguera. Pero de inmediato siente que le pisa los talones el ejército egipcio ("en mi confusión yo decía: ¡el hombre es sólo mentira!"). Experiencia profunda de la duplicidad humana. Morirían aprisionados entre el Mar Rojo a la espalda y los terribles carruajes del Faraón por delante... En ese momento se abre el mar ("mucho le cuesta al Señor ver morir a los suyos"). Con inmensa emoción, el salmista pasa de pronto, a la segunda persona: "yo soy, Señor, tu siervo, Tú has roto las cadenas que me ataban. Te ofreceré el sacrificio de alabanza, levantaré la copa de salvación... "

Con Jesús:  Imaginémonos a Jesús, cantando, no abstractamente, sino en el contexto de esta "vigilia" de su propia muerte "estas palabras admirables: mucho le cuesta el Señor ver morir a los suyos" ¡No! Dios no goza viendo la muerte" Esta hace parte de la condición humana, hace parte de "todo lo que no es Dios"... Por esto es inevitable. Sólo Dios es Dios. Sólo Dios es perfecto. Sólo Dios es eterno. No obstante, la nota dominante en este salmo, y en el alma de Jesús aquella tarde, es la acción de gracias. "¿Cómo podré pagar al Señor todo el bien que me ha hecho? Levantaré la copa de la salvación... Ofreceré el sacrificio de alabanza..." ¿Por qué? Porque Jesús sabe con certeza absoluta que su Padre lo ama: "Mucho le cuesta al Señor ver morir a sus hijos". Y este amor, Jesús lo sabe, será eficaz. Dios no quiere la muerte. Dios salvará de la muerte a los que ama. ¡Sí! Jesús sabe que su muerte, mañana, no será la siniestra zambullida en la nada de que hablan los ateos sino "la entrada en la Casa del Señor" para la eterna alabanza y acción de gracias.

Con nuestro tiempo:     La experiencia mortal de Jesús, es la nuestra, es la de todos los hombres. Toda ideología, toda concepción de la existencia humana que "descuide" este hecho evidente de la muerte (las civilizaciones también ¡son mortales! ¡todo lo que construimos es mortal! ¡Todo lo que hacemos en este mundo está destinado a morir!)... no es una concepción válida para el hombre. El hombre ateo de hoy, lúcidamente, saca esta conclusión inevitable: el mundo es absurdo... Y añadimos: "Si Dios no existe, el hombre tampoco tiene esperanza de vivir..." Vayamos con lucidez hasta las últimas consecuencias. Pero con Israel, con Jesús, somos de los pocos que "creen en Dios". Estamos felices de creer. Y nos atrevemos a pensar que es la única posibilidad de supervivencia que tiene el hombre. Podemos pues con alegría entonar este canto.

 

Segunda lectura.

Lectura de la segunda carta a los Hebreos 9, 14-15

Hermanos:

Cristo ha venido como sumo sacerdote de los bienes definitivos. Su tienda es más grande y más perfecta: no hecha por manos de hombre, es decir, no de este mundo creado. No lleva sangre de machos cabríos ni de becerros, sino la suya propia; y así ha entrado en el santuario una vez para siempre, consiguiendo la liberación eterna. Si la sangre de machos cabríos y de toros, y la ceniza de una becerra santifican con su aspersión a los profanos, devolviéndoles la pureza externa, ¡cuánto más la sangre de Cristo, que, en virtud del Espíritu eterno, se ha ofrecido a Dios como sacrificio sin mancha, podrá purificar nuestra conciencia de las obras muertas, para que demos culto al Dios vivo! Por esa razón, es mediador de una alianza nueva: en ella ha habido una muerte que ha redimido de los pecados cometidos durante la primera alianza; y así los llamados pueden recibir la promesa de la herencia eterna.

 

Textos paralelos.

¡Cuánto más la sangre de Cristo!

2 Co 13, 13:  La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo esté con todos vosotros.

1 P 1, 18-19: Sabed que os han rescatado de vuestra vana conducta heredada, no con plata y oro corruptibles, sino con la preciosa sangre de Cristo, cordero sin mancha ni tacha.

Hb 10, 10: Pues según esta voluntad, quedamos consagrados por la ofrenda, hecha una vez para siempre, del cuerpo de Jesucristo.

Nuestra conciencia.

Hb 6, 1: Por eso dejaremos lo elemental de la doctrina cristiana y nos ocuparemos de lo maduro. No vamos a echar otra vez los cimientos, o sea: el arrepentimiento de las obras muertas, la fe en Dios.

Hb 12, 28: Así, al recibir un reino inconmovible, seamos agradecidos, sirviendo a Dios como a él le agrada, con respeto y reverencia.

Rm 1, 9: Tomo por testigo a Dios, a quien doy culto espiritual anunciando la buena noticia de su Hijo, de que sin cesar os recuerdo.

 

Notas exegéticas.

9 14 (a) Var.: “Espíritu Santo”.

9 14 (b) El sacrificio de Cristo no es menos real que los sacrificios antiguos, también es cruento. Pero es incomparablemente superior, pues se trata del compromiso personal de un hombre sin pecado, animado por el Espíritu Santo. De ahí proviene su eficacia para purificar conciencias y unir a los hombres con Dios.

9 15 Esta sección paralela a 8, 6-13, demuestra la necesidad de la muerte de Cristo para ejercer su mediación. La palabra griega diatheke traducía en la Biblia griega la palabra berit, alianza, cuando en realidad tenía el sentido corriente de “testamento”. Todo el pasaje juega con este doble sentido de la palabra. La “alianza” exige la muerte del “testador”. Además, la conclusión de una alianza exige una efusión de sangre. Por tanto, Cristo tenía que morir para fundar la alianza nueva.

 

Comentario.

-Múltiples referencias al Antiguo Testamento:

Sumo sacerdote, tienda del encuentro, sangre de animales, culto, alianza.

Supone que el lector conoce la fiesta del “Día de la expiación”.

-Sujeto: Cristo:

Sumo Sacerdote:

En la línea de Melquiseq / Moisés, sacerdocio levítico.

Tienda del Encuentro:

Dios se hace el encontradizo.

Desierto: tienda de campaña.

Jerusalén: templo.

Ahora: Cristo.

Sangre:

Antigua Alianza:

Sacrificios de animales para preparar la aceptación de Dios.

Ahora:

Cristo:

Vida entregada: sacrificio existencial.

Efectivo: consigue adentrarse en el Santo de los Santos con el consiguiente perdón de los pecados.

Antiguo culto:

Conseguía pureza externa.

Nuevo culto:

Purifica nuestras conciencias.

Verdadero culto: interior.

Mediador de la Nueva Alianza.

 

Evangelio.

X Lectura del santo evangelio según san Marcos 14, 12-16.22-26.

El primer día de los Ácimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos:

-¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?

Él envió a dos discípulos, diciéndoles:

-Id a la ciudad, os saldrá al paso un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo, y en la casa adonde entre, decidle al dueño: “El Maestro pregunta: ¿Cuál es la habitación donde voy a comer la Pascua con mis discípulos?”. Os enseñará una habitación grande en el piso de arriba, acondicionada y dispuesta. Preparádnosla allí.

Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua.

Mientras comían, tomó pan y, pronunciando la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo:

-Tomad, esto es mi cuerpo.

Después tomó el cáliz, pronunció la acción de gracias, se lo dio, y todos bebieron. Y les dijo:

-Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos. En verdad os digo que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios.

Después de cantar el himno, salieron para el monte de los Olivos.

 

Textos paralelos.

 

Mc 14, 12-15

Mt 26, 17-19

Lc 22, 7-13

El primer día de los ázimos, cuando se inmolaba la víctima pascual, le dicen los discípulos:

 

 

 

 

 

-¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?

 

Él despachó a dos discípulos encargándoles:

 

-Id a la ciudad y os saldrá al encuentro un hombre llevando un cántaro de agua. Seguidlo y donde entre, decid al amo de casa: de parte del Maestro, que dónde está la sala donde va a comer la cena de Pascua con sus discípulos. Él os mostrará un salón en el piso superior preparado con divanes. Preparádnoslo allí.

El primer día de los ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:

 

 

 

 

 

 

-¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?

 

Les contestó:

 

 

-Id a la ciudad, a un tal, y decidle: es un mensaje del Maestro: Mi hora está próxima; en tu casa celebraré la Pascua con mis discípulos.

 

 

 

 

 

 

 

Los discípulos prepararon la cena de Pascua siguiendo las instrucciones de Jesús.

Llegó el día de los ázimos, cuando había que sacrificar la víctima pascual. Jesús envió a Pedro y a Juan encargándoles:

-Id a prepararnos la cena de Pascua.

Le dijeron:

 

-¿Dónde quieres que te la preparemos?

 

 

Les respondió:

 

 

-Cuando entréis en la ciudad, os saldrá al encuentro un hombre llevando un cántaro de agua. Seguidlo hasta la casa donde entre y decid al amo de la casa: De parte del Maestro, que dónde está la sala donde va a comer la cena de Pascua con sus discípulos. Él os mostrará un salón en el piso superior con divanes.

 

Fueron, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua.

Id a la ciudad. O saldrá una persona con un cántaro de agua.

1 S 10, 2-5: El Señor te unge como jefe de su heredad. Hoy mismo, cuando te separes de mí, te tropezarás con dos hombres junto a la tumba de Raquel, en el linde de Benjamín, que te dirán: aparecieron las burras que saliste a buscar; mira, tu padre ha olvidado el asunto de las burras y está preocupado por vosotros, pensando qué va a ser de su hijo. Sigue adelante y vete hasta la Encina del Tabor; allí te tropezarás con tres hombres que suben a visitar a Dios en Betel: uno con tres cabritos, otro con tres hogazas de pan y otro con un pellejo de vino; después de darte los buenos días, te entregarán dos panes, y tú y los aceptarás. Vete luego a Guibea de Dios, donde está la guarnición filistea; al llegar al pueblo te toparás con un grupo de profetas que baja del cerro en danza frenética, detrás de una banda de arpas y cítaras, panderos y flautas.

Mc 14, 22-25

Mt 26, 26-29

Lc 22, 15-20

1Cor 11,23-25

Mientras cenaban, tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio diciendo:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

-Tomad, esto es mi cuerpo.

 

 

 

 

Y tomando la copa, pronunció la acción de gracias, se la dio y bebieron todos de ella. Les dijo:

 

-Esta es la sangre mía de la alianza, que se derrama por todos. Os aseguro que no volveré a beber del producto de la vid hasta el día en que lo beba nuevo en el reino de Dios.

 

Mientras cenaban, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio a sus discípulos diciendo:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

-Tomad, comed, esto es mi cuerpo.

 

 

 

 

Tomando la copa, pronunció la acción de gracias y se la dio diciendo:

 

-Bebed todos de ella, porque esta es mi sangre de la alianza, que se derrama por todos para el perdón de los pecados. Os digo que en adelante no beberé de este producto de la vid hasta el día en que lo beba con vosotros en el reino de mi Padre.

Y les dijo:

 

 

 

 

 

 

 

-Cuánto he deseado comer con vosotros esta víctima pascual antes de mi pasión. Os digo que no volveré a comerla hasta que alcance su cumplimiento en el reino de Dios. Y tomando la copa, dio gracias y dijo:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

-Tomad esto y repartidlo entre vosotros. Os digo que en adelante no beberé del fruto de la vid hasta que no llegue el reinado de Dios.

 

 

 

 

 

 

Tomando un pan, dio gracias, lo partió y se lo dio diciendo:

-Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros.

 

Igualmente tomó la copa después de cenar y dijo:

-Esta es la copa de la nueva alianza, sellada con mi sangre, que se derrama por vosotros.

 

Pues yo recibí del Señor lo que os transmití: que el Señor la noche que era entregado, tomó pan, dando gracias lo partió y dijo:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

-Esto es mi cuerpo que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía.

 

Lo mismo, después de cenar, tomó la copa y dijo:

 

esta copa es la nueva alianza sellada con mi sangre. Haced esto cada vez que la bebéis en memoria mía.

Esta es mi sangre de la alianza.

Mt 8, 11: Os digo que muchos vendrán de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de Dios.

Una vez que cantaron los himnos.

Mc 14, 26

Mt 26, 30

Lc 22, 39

Cantaron el himno y salieron hacia el monte de los Olivos.

Cantaron el himno y salieron hacia el monte de los Olivos.

Salió y se dirigió según costumbre al monte de los Olivos y lo siguieron los discípulos.

 

Za 13, 7: Así dice el Señor de los ejércitos: Si sigues mi camino y guardas mis mandamientos, también administrarás mi templo y guardarás mis atrios, y te dejaré acercarte con esos que ahí están.

 

Notas exegéticas Biblia de Jerusalén

14 12 Según Mt Jesús daba a conocer su decisión al morador de Jerusalén a cuya casa él mismo se invitaba; según Mc, una señal llevará a los discípulos delegados a una sala que encontrarán completamente preparada. Aunque señal y preparación pudieron haberse ya convenidos de antemano, su presentación literaria, inspirada en 1 S 10, 2-5, da a la escena una aureola de presencia sobrenatural. Obsérvese además que la estructura del episodio se parece mucho a la preparación de la entrada mesiánica, Mc 14, 1-6.

14 14 Se puede entender de dos formas: “la sala que me pertenece” o, más probablemente, “la sala que necesito”.

14 24 La expresión “sangre de la alianza” es la de Ex 24, 8.

14 25 El Reino de Dios es presentado aquí con la imagen del banquete mesiánico (ver Is 25, 6¸Lc 13, 28).

14 26 Se trata de los Sal 115-118, que cantaban como acción de gracias al final de la cena pascual. Formaban la segunda parte del Hallel, serie de salmos que empezaban con la aclamación Aleluya = Alabad al Señor.

 

Notas exegéticas Nuevo Testamento, versión crítica.

12 EL PRIMER DÍA DE LOS (PANES) ÁZIMOS: probablemente el día anterior a la fiesta de los panes ázimos (panes sin levadura). // EL CORDERO PASCUAL, lo mismo que en el v. 14, es, lit., la Pascua. // VAYAMOS A HACER LOS PREPARATIVOS: lit. habiendo ido preparemos.

15 CON ALFOMBRAS: actualmente diríamos amueblada elegantemente.

23-24 Jesús rubrica con su propia sangre un pacto nuevo (cf. Jr 31, 31-33), que supera al de Moisés sellado con la sangre de víctimas (cf. Ex 24, 8). De todo el contexto se deduce que Jesús celebró en la cena un verdadero sacrificio, aunque incruento y misterioso: la víctima real son el cuerpo y la sangre de Jesús.

 

Notas exegéticas desde la Biblia Didajé.

14, 12-31 En la comida de Pascua que Cristo celebró con sus discípulos, anunció la traición de un apóstol. Debido a que Dios puede sacar el bien incluso del mal, nuestra libertad de elección hacia el mal puede, mediante las intervenciones misteriosas de la gracia de Dios, estar integrada en sus planes para nuestra redención. Cat. 597, 1339.

14, 22-25 Cristo, el Cordero inmaculado de Dios, ofreción su propio cuerpo y su propia sangre instituyendo así la Eucaristía en la Última Cena. La liturgia eucarística es una participación en el banquete celestial y la representación del único sacrificio de Cristo. En la Última Cena, el sacrificio eucarístico de Cristo anticipó su pasión y muerte de una manera incruenta. En cada Misa, se renueva ese mismo sacrificio. Las palabras de Cristo en el relato de la institución no pueden tomarse solamente de forma simbólica. La Iglesia ha enseñado siempre que tras las palabras de la consagración, el pan y el vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. La presencia de Cristo en la Eucaristía se conoce como la presencia real, mientras que la manera del cambio se llama transustanciación. Cat. 1339-1340, 1375-1378.

14, 22 Nótese cómo las palabras usadas por Cristo en la institución de la Eucaristía son las que empleó en la multiplicación de los panes (Mc 6, 41). Las palabras “tomó”, “bendición”, “partió” y “dio” vinculan claramente la alimentación de las multitudes con la institución de la Eucaristía. Por su parte, la institución de la Eucaristía predijo la ofrenda de su cuerpo en la Cruz. Estas mismas palabras se emplean en la oración eucarística en la Misa. Cat. 1328-1332.

14, 24 Al igual que la sangre del sacrificio fue derramada en el Monte Sinaí para establecer la antigua alianza con Moisés, la sangre del sacrificio de Cristo fue derramada para establecer la antigua alianza. La oferta sacramental de su Cuerpo y Sangre reafirma el nuevo pacto de Cristo de gracia y amor. Cat. 1365.

14, 25 El “nuevo” vino representa el banquete de bodas del cielo, “donde los fieles beberán el vino nuevo convertido en la Sangre de Cristo” (Cat. 1335). La pasión y muerte de Cristo son la Pascua definitiva y, al mismo tiempo, la recepción de la Eucaristía es la definitiva comida de la Pascua. Cat. 1402-1403.

 

En este enlace se puede consultar el catecismo íntegro.

http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/index_sp.html

 

Comentarios de los Santos Padres.

La Pascua es un día más solemne gracias al bautismo, al igla que la pasión del Señor se completa el día en que nos bautizamos.

Tertuliano (160-220 d.C.), El Bautismo, 19, 1. 2, pg. 264.

Te damos gracias, Padre nuestro, por la santa vid de David, tu siervo, que nos diste a conocer por Jesús, tu siervo. A ti la gloria por los siglos. Luego sobre el trozo de pan: Te damos gracias, Padre nuestro, por la vid y el conocimiento que nos diste a conocer por medio de Jesús, tu siervo. A ti la gloria por los siglos. Así como este trozo estaba disperso por los campos, y reunido se ha hecho uno, así también reúne a tu Iglesia, de los confines de la tierra en tu reino.

Didaché (s. I), 9, 2-4. 2, pg. 268.

Una vez que el presidente ha dado gracias y aclamado todo el pueblo, los que entre nosotros se llaman “ministros” o diáconos, dan a cada uno de los asistentes parte del pan y del vino y del agua sobre los que se dijo la acción de gracias y lo llevan a los ausentes. Y este alimento se llama entre nosotros “Eucaristía”, de la que a nadie es lícito participar, sino al que cree ser verdaderas nuestras enseñanzas, y se ha lavado en el baño que da la remisión de los pecados y la regeneración, y vive conforme a lo que Cristo enseñó. Porque no tomamos estas cosas como pan común ni bebida ordinaria, sino que a la manera como Jesucristo nuestro Salvador, hecho carne por virtud del Verbo de Dios, tuvo carne y sangre por nuestra salvación; así se nos ha enseñado que por virtud de la oración al Verbo que procede de Dios, el alimento sobre el que fue dicha la acción de gracias – alimento del que por transformación, se alimentan nuestra sangre y nuestras carnes – es la carne y la sangre de Aquel mismo Jesús encarnado. Por esto, los Apóstoles en los “Recuerdos” por ellos escritos, que se llaman evangelios, nos transmitieron que así se les mandó, cuando Jesús, tomando el pan y dando gracias, dijo: “Haced esto en memoria mía, esto es mi cuerpo”. E igualmente, tomando el cáliz y dando gracias, dijo: “Esta es mi sangre” y sólo les dio parte a ellos.

Justino mártir (100-162 d.C.). Apología, 1, 65-6-66, 3. 2,  pg. 269.

¿Por qué no dijo: “Este es el pan de la nueva alianza”, lo mismo que dijo: “Esta es la sangre de la nueva alianza”? (cf. Mt 26, 28; Mc 14, 24; Lc 22, 20; 1 Co 11, 25). Porque el pan es la palabra de la justicia de cuyos alimentos se nutren las almas; mientras que la bebida es la palabra del conocimiento de Cristo, conforme asu nacimiento y a su pasión.

Orígenes (184-253 d.C.). Serie de comentarios al Ev. de Mateo, 85. 2, pg. 270.

Puesto que somos dobles y compuestos, era necesario que nuestro nacimiento fuera doble, y también que el alimento fuera compuesto. Así pues, por una parte el nacimiento se nos ha dado mediante el agua y el Espíritu, me refiero al santo bautismo. Por otra parte, el alimento es el mismo pan de vida, nuestro Señor Jesucristo, que desciende de los cielos.

Juan Damasceno (675-749 d.C.). Exposición de la fe, 4, 13. 2, pg. 270.

El mismo Jesús afirma: “Esto es mi cuerpo”. Ahora bien, antes de la bendición de las palabras celestiales, los elementos tienen otro nombre; después de la consagración, se habla de un Cuerpo. Antes de la consagración se les llama de otra manera; después de la consagración recibe el nombre de Sangre… A lo que tú asientes diciendo: “Amén”; es decir, ciertamente es así. Por consiguiente, lo que dice tu boca, que lo confiese tu mente en lo íntimo. Lo que expresa tu palabra, que lo reafirme tu corazón.

Ambrosio (340-397 d.C.), Los misterios cristianos, 9, 54. 2, pg. 271.

 

San Agustín.

Nosotros no estábamos allí. No percibimos su olor y, sin embargo, creemos. Dio a sus discípulos la cena consagrada con sus manos. No estuvimos sentados a la mesa en aquel banquete. Sin embargo, a través de la fe, participamos a diario de la misma cena. Y no tengáis por algo grande el haber asistido, sin fe, a la cena ofrecida pro las manos del Señor, puesto que es mejor la fe posterior que la incredulidad de entonces. Allí no estuvo Pablo, que creyó; estuvo, sin embargo Judas, que lo entregó. ¡Cuántos ahora, en la misma cena – aunque no vean la mesa de entonces, ni perciban con sus ojos, ni gusten con su paladar el pan que el Señor tuvo en sus manos –, cuántos aún ahora comen y beben su propia condenación, puesto que la cena que hoy se prepara es idéntica a aquella!

No prepares el paladar, sino el corazón. Allí se recomendó esta cena. He aquí que creemos en Cristo; le recibimos, por tanto, en la fe. Al recibirlo, conocemos lo que pensamos. Recibimos poca cosa, pero el corazón queda repleto. No es lo que se ve, sino lo que se cree lo que alimenta. Por eso no hemos pedido el testimonio del sentido exterior, ni hemos dicho: “Está bien que hayan creído quienes vieron con sus ojo si palparon con sus manos al mismo Señor resucitado – si es verdad lo que se dice –; nosotros que no lo hemos tocado, ¿cómo vamos a creer?”.  

 

S. Juan de Ávila

Caminó nuestra Arca el día del Jueves Santo desde Betania al sacro Cenáculo de Jerusalem (Mt 26, 17ss; Mc 14, 12ss), dejando allí a su sacratísima Madre muy llena de penas, como lo iba Él; y anduvo camino de dos millas, con pasos bastantes para cansar a su delicadísimo cuerpo, mayormente con la carga de la compasión que de su sagrada Madre llevaba. Y después de esta procesión que con sus discípulos hijo (Jn 18, 1ss), se siguió otra, desde el dicho Cenáculo hasta el huerto de Getsemaní, donde fue preso; que hay dos mil y trescientos y treinta y ocho pasos que, según Él estaría cansado del primero camino, y del trabajo de lavar los pies a sus discípulos, y de la gran tristeza que su ánima sintió, no se pudieron dejar de andar sin grande cansancio.

Víspera del Corpus, 10. III, pg. 492.

¿Qué es esto que habéis hecho, Señor, entre nosotros? ¿Qué misericordias son estas? ¿Quién lo podrá decir? ¿De este arte vino el maná? Estaban los judíos muy ufanos porque el Señor les había dado aquel pan. Dijo Jesucristo: El Padre eterno os dio este pan, no del aire, sino pan del cielo (cf. Jn 6, 31). ¿Qué queréis decir? Que Dios dio a los hombres Panem angelorum. Dioles pan de ángeles, pan de dulzura (Sal 77, 25). ¡Oh cosa nueva y muy maravillosa, que el pan del cielo, el pan que allá comen los ángeles, coman acá los hombres! Gozan los ángeles de este bendito Pan, y comen de él y gozan de la divinidad de Jesucristo, y gozan de su santa humanidad; y este gozar es comer y ser bienaventurados.

-Padre, si es pan de reyes, ¿cómo se da a los pobres? Si es pan de altos, ¿por qué se da a los bajos? Si es pan del cielo, ¿por qué se da en la tierra? ¿Qué mercedes son estas que le hacéis al hombre? ¿Qué misericordias estas que le concedéis? – Cuando Dios crió a nuestros padres primeros en el paraíso, dioles manjares conque se mantuviese, que fueron aquellas frutas. ¡Qué gran merced fue, señor, la que entonces hecisteis en darles manjar! Pero también se lo distes a las bestias, que todas comían de él; no es eso grande honra. Si me convidase el emperador o el papa y me sentase a su mesa, esta sería honra; pero sentarme con una bestia, no fue aquella honra, sino aquesta que Jesucristo nos hizo cuando dijo: Tomad y comed; este es mi cuerpo (c f. Mt 26, 27; Mc 14, 22; Lc 22, 19). Agora nos sentamos a una mesa los ángeles y los hombres; todos comemos un manjar, todos comemos de un pan y de una dulcedumbre. – Pues que todos comemos de un manjar, ¿en qué diferimos? – en que los ángeles comen clara y abiertamente, y los hombres lo comen por fe.

Aparejado has, Señor, al pobre, manejar en dulcedumbre. Si no tienes qué comer, si no tienes qué vestir, si estas muy pobre, si estás afligido, si tienes fatigas, si estás lleno de tentaciones, mira y goza de estas palabras: Aparejaste al pobre, Señor, en dulcedumbre. ¿Qué quiere decir esto? Que ansí como el pan que envió Dios del aire, el maná que envió a los hijos de Israel, era tal y de tanta virtud, que los mantenía y cumplía sus apetitos y hartaba, dándose a cada uno en aquella forma de sabor que había menester y lo deseaba, ansí agora este Pan bendito, este Pan de ángeles, este Pan del cielo da alegría y consuelo, y enriquece, y sana, y da vida, y resucita; finalmente, que en cada uno obra lo que ha menester. ¿Qué te falta? ¿Consejo? Ven a Jesucristo. ¿Estás pobre? Ven a Jesucristo. ¿Estás tentado? Ven a Jesucristo. No haya cosa, no haya necesidad con la cual no vayas luego a Jesucristo; en Él, y no en otro, está el consejo, el remedio y ayuda contra todos los males, y (Él es) el que sabe, puede y quiere darte y hacerte todos los bienes.

En la infraoctava del Corpus, 19-20. III, pg. 531-532.

Si eres devoto de la encarnación, aquí en el Sacramento hallarás esa contemplación, aunque no del todo semejante, pero muy aparente. Piensa que, como cuando Jesucristo encarnó bajó del cielo, ansí abaja agora también al altar, no por lugar, que eso es falso, porque si a cada parte del mundo donde cada día celebran hobiera de ir, anduviera como correo que nunca parara, andando de acá para allá. Pues no abaja de esa manera. - ¿No? ¿Pues cómo se abaja Jesucristo a cada parte donde se consagra el pan? – Porque la palabra de Dios lo quiso así, que en diciendo el sacerdote de parte de Jesucristo: Este es mi cuerpo (cf. Mt 26, 26; Mc 14, 22; Lc 22, 19), luego se halla allí, y no saldrá mentirosa la palabra de Dios. Antes se hundirán los cielos y la tierra que falte Jesucristo de hallarse aquí cada y cuando que el sacerdote las palabras que hemos dicho de parte suya dice.

En la infraoctava del Corpus, 15. III, pg. 549.

Tampoco trae espada, porque no viene a juzgar el mundo, sino a salvarlo; ni viene huyendo de la muerte, sino a buscarla, y dar su ánima, como Él lo dice, por rescate de muchos (cf. Mt 26, 28; Mc 14, 24). ¿Quién no se admira de tal caridad, que no mira a su descanso, sino a nuestro provecho y lo desea tanto, que no dudó de perder su vida por darnos vida, y matar en sí mismo las enemistades que estaban entre Dios y nosotros, como dice San Pablo? (cf. EF 2, 16). Si quieres saber por qué el Señor anda solo, por qué pierde su vida en la cruz, es por hacer paces entre Dios y los hombres; lo cual no puede haber habiendo pecados, ni se pueden quitar los pecados sino por la muerte y por derramamiento de la sangre de Jesucristo.

Santísimo Sacramento, 2. III, pg. 655.

 

Comentario Homilética

-Institución de la eucaristía, preparativos y ejecución.

-Marco:

Antes:

Unción de Jesús por una mujer en casa de Simón el leproso (14, 9).

Tradición de Judas (14, 10-11).

Centro:

Anuncio de la traición (14, 17-21).

Después:

Escándalo general de los discípulos (14, 27-31).

-Perícopas:

Preparativos de la Pascua (vv. 12-16):

Discípulos se ponen a disposición de Jesús para preparar la cena de Pascua (v. 12).

Disposiciones dadas por Jesús (vv. 13-15).

Ejecución de las órdenes dadas (v. 16).

Elementos:

Preparación.

Discípulos: servidores / traidor – espejo / contraejemplo.

El hombre con el cántaro de agua:

Imagen del bautismo (agua) puerta del acceso a la eucaristía (cena pascual).

Cena (vv.22-25):

Relato fundacional de la Eucaristía.

Centro: acciones y palabras de Jesús.

Elementos:

Acciones y palabras de Jesús:

Comer – beber.

Nos hacen parte de Jesús.

La sala está preparada, pero los discípulos deben prepararla:

La eucaristía es un don y una misión.

Transición a la siguiente perícopa (v. 26).

 

MISA DE NIÑOS. XI T.ORDINARIO.

Monición de entrada.

Buenos días.

El domingo es el día en el que los cristianos nos reunimos.

Y lo hacemos para repetir el domingo de pascua, que es el primero de todos.

Así cada misa es la Pascua de Jesús, nuestra pascua.

 

 Señor, ten piedad.

En ti creemos. Señor, ten piedad.

En ti confiamos. Cristo, ten piedad.

En ti ponemos nuestra esperanza. Señor, ten piedad.

 

Peticiones.

-Por el Papa Francisco, para que nos ayude a hacer crecer la semilla de la fe. Te lo pedimos Señor.

-Por la Iglesia, que tiene la misión de sembrar el reino de Dios; para que sea paciente en esta tarea.  Te lo pedimos Señor.

-Por las maestras y los maestros, para que no se cansen y tengan en cuenta que cada niña y niño es diferente. Te lo pedimos, Señor.

-Por las personas que no tienen ilusión; para que les ayudes a confiar y esperar. Te lo pedimos, Señor.

-Por nuestra comunidad parroquial; para que seamos la tierra buena Te lo pedimos Señor.

 

 Acción de gracias.

Virgen María, te damos gracias por cuidar de la tierra de nuestro corazón y con amor hacer que vaya creciendo la semilla de la fe.

 

 

ORACIÓN PARA EL CENTRE JUNIORS MONTAVERNER-SANT JERONI ALFARRASÍ. JUNIORS M.D.  FIESTA DEL CORPUS.

EXPERIENCIA.

Abre el vídeo y mira el minuto 4: https://www.youtube.com/watch?v=r9Ekox8grgs  

Fíjate en la luz, los objetos, el lugar, los gestos, las palabras, los silencios.

Escucha con los ojos cerrados el vídeo.

¿Cómo te sientes? ¿Qué nos da Jesús?

REFLEXIÓN.

Lee el evangelio de este domingo.

X Lectura del santo evangelio según san Marcos 14, 12-16.22-26.

El primer día de los Ácimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos:

-¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?

Él envió a dos discípulos, diciéndoles:

-Id a la ciudad, os saldrá al paso un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo, y en la casa adonde entre, decidle al dueño: “El Maestro pregunta: ¿Cuál es la habitación donde voy a comer la Pascua con mis discípulos?”. Os enseñará una habitación grande en el piso de arriba, acondicionada y dispuesta. Preparádnosla allí.

Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua.

Mientras comían, tomó pan y, pronunciando la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo:

-Tomad, esto es mi cuerpo.

Después tomó el cáliz, pronunció la acción de gracias, se lo dio, y todos bebieron. Y les dijo:

-Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos. En verdad os digo que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios.

Después de cantar el himno, salieron para el monte de los Olivos.

Después de leer el texto permanece en silencio dos minutos, sin pensar en nada, dejando que el pan y el vino de la Palabra de Dios repose en tu interior.

Mastica esta Palabra: ¿qué dice, que te dice?

Rúmiala, repitiendo en silencio la frase “tomad, esto es mi cuerpo” durante uno, dos, tres,… minutos.

Este domingo es la fiesta del Corpus. Recuerda tu primera comunión, las veces que has comulgado.

Recuerda la procesión del Corpus, la presencia de Jesús en el sagrario. Él estaba allí, en el silencio de la custodia, de la capilla, para mirarte, para escucharte.

Y está en tu corazón: ¿qué le dices?

 

COMPROMISO.

Él está en el hermano que sufre, que migra a otros países. Mira ahora este vídeo y pregúntate que puedes hacer tú por las personas que llegan a tu barrio o pueblo, huyendo de la violencia, del hambre, de la falta de futuro: https://www.youtube.com/watch?v=Q_iqn7N2bYw

CELEBRACIÓN.

Escucha la canción Pange Lingua del grupo Mocedades: https://www.youtube.com/watch?v=fYO3Io6gAiA

 

BIBLIOGRAFÍA.

Sagrada Biblia. Versión oficial de la Conferencia Episcopal Española. BAC. Madrid. 2016.

Biblia de Jerusalén. 5ª edición – 2018. Desclée De Brouwer. Bilbao. 2019.

Biblia del Peregrino. Edición de Luis Alonso Schökel. EGA-Mensajero. Bilbao. 1995.

Nuevo Testamento. Versión crítica sobre el texto original griego de M. Iglesias González. BAC. Madrid. 2017.

Biblia Didajé con comentarios del Catecismo de la Iglesia Católica. BAC. Madrid. 2016.

Secretariado Nacional de Liturgia. Libro de la Sede. Primera edición: 1983. Coeditores Litúrgicos. Barcelona. 2004.

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Merino Rodríguez, Marcelo, dr. ed. en español. La Biblia comentada por los Padres de la Iglesia. Nuevo Testamento. 2. Evangelio según san Marcos. Ciudad Nueva. Madrid. 2009.

Merino Rodríguez, Marcelo, dr. ed. en español. La Biblia comentada por los Padres de la Iglesia. Nuevo Testamento. 3. Evangelio según san Lucas. Ciudad Nueva. Madrid. 2006.

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San Juan de Ávila. Obras Completas i. Audi, filia – Pláticas – Tratados. BAC. Madrid. 2015.

San Juan de Ávila. Obras Completas II. Comentarios bíblicos – Tratados de reforma – Tratados y escritos menores. BAC. Madrid. 2013.

San Juan de Ávila. Obras Completas III. Sermones. BAC. Madrid.   2015.

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Mercedes Navarro Puerto. Marcos. Guía de lecturas del Nuevo Testamento. Editorial Verbo Divino. Estella. 2006.

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