jueves, 2 de febrero de 2023

Domingo 5º T. O. 5 de febrero de 2023.

 


Lectura del libro de Isaías 58, 7-10.

Esto dice el Señor:

-Parte tu pan con los hambrientos, hospeda a los pobres sin techo, cubre a quien ves desnudo y no te desentiendas de los tuyos. Entonces surgirá tu luz como la aurora, enseguida se curarán tus heridas, ante ti marchará la justicia, detrás de ti la gloria del Señor. Entonces clamarás al Señor y te responderá; pedirás ayuda y te dirá: “Aquí estoy”. Cuando alejes de ti la opresión, el dedo acusador y la calumnia, cuando ofrezcas al hambriento de lo tuyo y sacies el alma afligida, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad como el mediodía.

 

Comentario.

-El ayuno que agrada a Yahvé:

Ayuno:

Ritual por medio del cual se expresaba el duelo por la muerte de una persona o por una desgracia nacional.

Yahvé propone otro medio para superar las crisis:

La práctica de la compasión:

El pueblo brillará con luz propia y abandonará la oscuridad.

Sanación de las propias heridas.

Dirigir la mirada a las necesidades ajenas / las propias.

 

Salmo responsorial

Sal 110 (111)

 

El justo brilla en las tinieblas como una luz. R/.

En las tinieblas brilla como una luz

el que es justo, clemente y compasivo.

Dichoso el que se apiada y presta,

y administra rectamente sus asuntos. R/.

 

Porque jamás vacilará.

El recuerdo del justo será perpetuo.

No temerá las malas noticias,

su corazón está firme en el Señor.   R/.

 

Su corazón está seguro, sin temor.

Reparte limosna a los pobres;

su caridad dura por siempre

y alzará la frente con dignidad. R/.

 

Notas exegéticas.

Este salmo hacía parte de las ceremonias en que Israel renovaba su Alianza con Dios. Dos veces al año, el día de Pascua y el día de la Fiesta de los Tabernáculos, Israel se comprometía, una vez más a ser fiel a Dios y a su Ley... Una especie de "profesión de fe". Difícilmente podemos imaginarnos en nuestro mundo actual el clima de inseguridad en que vivían los antiguos pueblos. Las relaciones de "Alianza" de los pueblos débiles con sus vecinos poderosos eran entonces cuestiones de vida o muerte. Todas las relaciones inter-ciudades o inter-pueblos estaban regidas por un conjunto complejo de lazos de soberanía y de vasallaje en que el "pequeño" se sometía al más "fuerte" a cambio de la protección que éste le prometía. Los tratados de "Alianzas" hititas son muy conocidos en la historia. Sobre este modelo Israel concibió sus relaciones con Dios.

La realidad de la Alianza tenía entonces una extraordinaria carga de afectividad y seguridad: admirable pensar (¡qué audacia!) que el Todopoderoso se haya aliado "por amor" con el pueblo de Israel. ¡Qué responsabilidad también! El Dios con quien se hacía la Alianza no era un cualquiera, sino el Dios de la vida, el creador de la naturaleza y del hombre, cuyas "Leyes" se debían respetar. Tal es el tema de este salmo 111 anunciado desde los dos primeros versos: "¡Aleluya! ¡Bienaventurado el que teme al Señor y se deleita en su voluntad!". Hay que admirar el hecho de que la Ley se resume prácticamente en estos dos amores esenciales: "Amarás al Señor tu Dios... y a tu prójimo...".

 

Segunda lectura.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 2, 1-5.

Yo mismo, hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y este crucificado. También yo me presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.

Palabra de Dios.

 

Comentario.

-Principio de la cruz:

Aplicado a los miembros de la comunidad y las relaciones intracomunitarias.

Dios valora lo que el mundo desprecia:

La crucifixión.

-Fundamento de la autoridad de Pablo:

Puntos débiles de Pablo.

 

Evangelio.

X Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 13-16.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

-Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de la casa. Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vena vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos.

 

Textos paralelos.

 

Mc 9, 50; 4, 21

Mt 5, 13.15

Lc 14, 34-35; 8, 16

 

 

 

Buena es la sal; pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salaréis?

 

 

Tened sal entre vosotros y vivid en paz unos con otros.

 

 

 

 

 

Les decía:

 

 

 

-¿Se trae la lámpara para meterla debajo del celemín o debajo de la cama?, ¿no es para ponerla en el candelero?

Vosotros sois la sal de la tierra.

 

Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sierve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.

 

 

 

Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto del monte.

 

 

 

 

 

Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de la casa.

 

 

 

La sal es buena, pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve ni para el campo ni para el estercolero, se tira afuera.

 

 

 

 

 

 

 

 

El que tenga oídos para oír, que oiga.

 

Nadie que ha encendido una lámpara, la tapa con una vasija o la mete debajo de la cama, sino que la pone en el candelero para que los que entren vean la luz.

Vosotros sois la sal de la tierra.

Lv 2, 13: Toda oblación la sazonarás con sal; no permitirás que falte nunca la sal de la alianza de tu Dios en ninguna de tus oblaciones; todas tus ofrendas llevarán sal.

Nm 18, 19: Es una alianza de sal, para siempre, delante del Señor, para ti y tu descendencia.

Col 4, 6: Vuestra conversación sea siempre agradable con su pizca de sal, sabiendo cómo tratar a cada uno.

Vosotros sois la luz del mundo.

Jn 8, 12: Jesús les habló de nuevo diciendo: “Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”.

Una ciudad en la cima del monte

Is 2, 2: En los días futuros estará firme el monte de la casa del Señor, en la cumbre de las montañas, más elevado que las colinas. Hacía él confluirán las naciones.

Debajo del celemín.

Lc 11, 33: Nadie enciende una lámpara y la pone en un lugar oculto o debajo del celemín, sino sobre el candelero, para que los que entran vean la luz.

Vean vuestras buenas obras.

Jn 3, 21: En cambio, el que obra la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.

Jn 15, 8: Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante, así seréis discípulos míos.

Alaben a vuestro Padre.

1 Co 10, 31: Así pues, ya comáis, ya bebáis o hagáis lo que hagáis, hacedlo todo para gloria de Dios.

 

Notas exegéticas Biblia de Jerusalén.

5 13 La sal proporciona sabor a los alimentos (Jb 6, 6) y tiene la propiedad de conservarlos (Ba 6, 27). De ahí que pueda significar el valor duradero de un contrato como una “alianza de sal·; pacto perpetuo (2 Cro 13, 5). Mt interpreta la palabra de Jesús afirmando que el creyente debe conservar y “dar sabor” al mundo de los hermanos en su alianza con Dios. De lo contrario no sirve para nada y los discípulos merecerán “ser tirados afuera”.

Jb 6, 6: ¿Come alguien lo insípido sin sal o saca gusto al jugo de malva?

Ba 6, 27: Los sacerdotes venden en provecho propio la carne de las víctimas sacrificadas; sus mujeres, en lugar de repartirla a los pobres y enfermos, la salan para conservarla.

2 Cro 13, 5: ¿A caso no sabéis que Yahvé, Dios de Israel, dio el reino de Israel para siempre a David y a sus descendientes, con pacto de sal?

5 15 En la antigüedad, el celemín era un pequeño mueble de tres o cuatro patas. Solo se trataría aquí, pues, de esconder la lámpara debajo de este mueblo, algo así como debajo del lecho de Mc 4, 21p, no de apagarla cubriéndola con un celemín moderno. Hoy diríamos tal vez “debajo del arca” (ese mueblo que suele haber en las casas de pueblo”.

 

Notas exegéticas Nuevo Testamento, versión crítica.

13-16 Cf. LG 34 y 36 sobre los cristianos en el mundo. // LA verdadera SAL..., LA verdadera Luz (TÍTULO QUE Jesús se da a sí mismo en Jn 8, 12 y 9, 5). La sal y la luz se aplicaban metafóricamente al antiguo Israel y a la Ley. Comparado este texto con el paralelo de Mc, se entiende en línea del renunciamiento (la sal era imprescindible en los sacrificios antiguos: cf. Lv 2, 13); e.d., siendo el pobre, manso, misericordioso, etc. de las bienaventuranzas, el discípulo de Jesús será LA SAL DE LA TIERRA. O dicho a la inversa, con las palabras de Orígenes: “·Si yo creo en mi Señor Jesucristo, él me transformará en sal”. // SI... LA SAL SE VOLVIERA INSÍPIDA: más exactamente: si se hiciere (la condición está formulada en el texto griego como posible) loca, e.d., si se vuelve inservible. // SE DARÁ SABOR: el texto griego de Mt y de Lc no habla de salar o sazonar la sal, sino la comida. // PARA SER ECHADA AFUERA...: LIT, tirada fuera sea pisoteada por los hombres.

15 EL CELEMÍN (el griego módios es un latinismo: modius): medida de capacidad para áridos; aquí no se alude al contenido (casi nueve litros), sino al recipiente (una especie de artesa pequeña). // PARA QUE ILUMINE, o: y de esta manera ilumina. El seguidor de Jesús “ha de ser vela encendida que a todos resplandece y solo para si arde a sí [mismo] se gasta y a los demás alumbra” (Quevedo).

16 VEAN... Y GLORIFIQUEN: glorificar a Dios es reconocerlo como el Dios verdadero, que actúa en quienes viven según el espíritu de las bienaventuranzas (cf. Ef 5, 8-9 y 1 Pe 2, 12). La gloria, el resplandor  que reviste cualquier intervención divina entre los hombres (“todo lo que es iluminado se convierte en luz”: Ef 5, 14), es signo de su presencia activa en los cristianos y provoca en los paganos de buena voluntad admiración y reconocimiento de la santidad divina. “Los buenos, entre los malos, con su vida y obras predican más que los que predican en los púlpitos, pues más es obrar que hablar “ (san Francisco Javier).

 

Notas exegéticas de la Biblia Didajé.

5, 13-16 Sal de la tierra... luz del mundo: estos elementos describen la misión divina. La sal da sabor a los alimentos y los preserva de la putrefacción. El papel de un cristiano en el mundo es sacar como la sal, el mejor sabor de los prójimos, conduciéndolos hacia Cristo. Mediante su testimonio personal, los fieles se convierten en el esplendor del cielo. La luz de las velas en el bautismo nos recuerda al cristiano nuevo, después de haber sido iluminado por Cristo, para ser luz del mundo. Cat. 1243, 2044 y 2821.

 

Catecismo de la Iglesia Católica.

1243 La vestidura blanca simboliza que el bautizado se ha “revestido de Cristo”: ha resucitado con Cristo. El cirio que se enciende es el Cirio Pascual, significa que Cristo ha iluminado al neófito. En Cristo, los bautizados son “la luz del mundo” (Mt 5, 14).

2044 La fidelidad de los bautizados es una condición primordial para el anuncio del Evangelio y para la misión de la Iglesia en el mundo. Para manifestar ante los hombres su fuerza de verdad y de irradiación, el mensaje de la salvación debe ser autentificado por el testimonio de vida de los cristianos. “El mismo testimonio de la vida cristiana y las obras buenas realizadas con espíritu sobrenatural son eficaces para atraer a los hombres a la fe y a Dios” (Concilio Vaticano II, Decreto Apostolicam Actuositatem, 6).

 

Concilio Vaticano II

Cristo, habiéndose hecho obediente hasta la muerte y habiendo sido por ello exaltado por el Padre (Flp 2, 8-9), entró en la gloria de su reino. A Él están sometidas todas las cosas, hasta que Él se someta a sí mismo y todo lo creado al Padre, a fin de que Dios sea todo en todas las cosas (cf. 1 Co 15, 27-28). Este poder lo comunicó a sus discípulos, para que también ellos queden constituidos en soberana libertad y por su abnegación y santa vida venzan en sí mismos el reino del pecado (cf. Rm 6, 12). Más aún, para que, sirviendo a Cristo también en los demás, conduzcan en humildad y paciencia a sus hermanos al rey, cuyo servicio equivale también a reinar. También por medio de los fieles laicos el Señor desea dilatar su reino: reino de verdad y de vida, reino de santidad y de gracia, reino de justicia, de amor y de paz (Misal Romano, del prefacio de la fiesta de Cristo Rey). Un reino en el cual la misma creación será liberada de la servidumbre de la corrupción para participar la libertad de la gloria de los hijos de Dios (cf. Rm 8, 21).

Incluso en las ocupaciones seculares deben ayudarse mutuamente a una vida mas santa, de tal manera que el mundo se impregne del Espíritu de Cristo y alcance su fin con mayor eficacia en la justicia, en la caridad y en la paz.

Coordinen los laicos sus fuerzas para sanear las estructuras y los ambientes del mundo cuando inciten al pecado, de manera que todas estas cosas sean conformes a las normas de la justicia y más bien favorezcan que obstaculicen la práctica de las virtudes. Obrando de este modo, impregnarán de valor moral la cultura y las realizaciones humanas. Con este proceder simultáneamente se prepara mejor el campo del mundo para la siembra de la palabra divina, y a la Iglesia se le abren más de par en par las puertas por las que introducir en el mundo el mensaje de la paz.

Conforme lo exige la misma economía de la salvación, los fieles aprendan a distinguir con cuidado los derechos y deberes que les conciernen por su pertenencia a la Iglesia y los que les competen en cuanto miembros de la sociedad humana. Esfuércense en conciliarlos entre sí, teniendo presente que en cualquier asunto temporal debe guiarse por la conciencia cristiana, do que ninguna actividad humana, ni siquiera en el dominio temporal, puede substraerse al imperio de Dios.

Lumen gentium, 36

 

San Agustín

Quien obra por Cristo y según Cristo, para no ser alabado más que en Cristo, es un candelero. Alumbre a todos, vean algo que imitar; no sean perezosos ni áridos; les es útil el ver; no sean videntes con los ojos y ciegos en el corazón.

El Señor no mandó que se ocultasen las buenas obras, sino que no se pensase en la alabanza humana al realizarla. [...] Que no esperen ninguna otra recompensa ni deseen ningún otro bien superior y celestial. Si lo hacen solo para ser alabados, caen bajo la prohibición del Señor: Guardaos de realizar. ¿Cómo? Para ser vistos por ellos. Guardaos de realizar este fruto: els er bustos por los hombres.

Una cosa es buscar tu propia alabanza y otra buscar en el bien obrar la alabanza de Dios. Cuando buscas tu alabanza, te has quedado en la mirada de los hombres; cuando buscas la alabanza de Dios, has adquirido la gloria eterna. Obremos así, no para ser vistos por los hombres; es decir, obremos de tal manera que no busquemos la recompensa de la mirada humana. Al contrario, obremos de tal manera que busquemos la gloria de Dios en quienes nos vena y nos imiten, y caigamos en la cuenta que si él no nos hubiera hecho así, nada seríamos.

Sermón 338.

 

Los Santos Padres.

Creo que como la sal preserva la carne de corromperse en mal olor y gusanos y hace que sea utilizable por más tiempo, y si no, no duraría, de la misma manera los discípulos de Cristo sostienen este mundo y vencen sobre el mal olor de los pecados que proceden de la idolatría y la fornicación.

Orígenes, Fragmentos sobre el Ev. de Mateo, 91. 1a, pg. 145.

Llama sal a la prudencia, de la que está llena la palabra evangélica, que una vez sembrada en nuestras almas establece en nosotros la palabra de la sabiduría y que por su sabor agradable y su gracia se le parece.  Por eso, del mismo modo que sin sal no es comestible ni el pan ni el pescado, de igual modo sin la inteligencia de la instrucción apostólica toda alma es sosa, insulsa y no grata ante Dios.

Cirilo de Alejandría, Fragmentos sobre el Ev. de Mateo, 41. 1a, pg. 146.

El Señor les hizo ver que toda la humana naturaleza estaba insípida y totalmente podrida por sus pecados. De ahí justamente que de ellos exija aquellas virtudes que señaladamente son necesarias y útiles para el aprovechamiento de los otros.

Juan Crisóstomo, Homilías sobre el Ev. de Mateo, 15, 6. 1a, pg. 146.

El que es manso, modesto, misericordioso y justo no encierra para sí solo estas virtudes, sino que hace que estas bellas fuentes se derramen también copiosamente para provecho de los demás. Del mismo modo el limpio de corazón, el pacífico y el que es perseguido por causa de la verdad dispone también su vida para utilidad común.

Juan Crisóstomo, Homilías sobre el Ev. de Mateo, 15, 6. 1a, pg. 146.

 

San Juan de Ávila

Muy lejos, padres, estamos de aquella santidad que nuestro oficio demanda; y si esto no cognocemos, ciegos estamos. Más limpios y resplandecientes hemos de ser, dice San Crisóstomo, que los rayos del sol. Luz del mundo y sal de la tierra nos llama Cristo (Mt 5, 13-14): lo primero, porque el sacerdote es un espejo y una luz en al cual se han de mirar los del pueblo y, viéndola, cognozcan las tinieblas que en ellos andan y remuerda en su corazón diciendo: “¿Por qué no soy yo bueno como aquel sacerdote?”. Y llámanse sal, porque han de estar convertidos en sabrosísimo gusto de Dios: tanto, que el que los tocare con la habla y conversación, por derramado que esté y degustado de las cosas de Dios, cobre el gusto de ellas y pierda el gusto de las cosas malas.  

Plática a sacerdotes. I, pg. 791.

Si está un lego cristiano en pecado, ha de ser el eclesiástico tantos rayos de luz, que alumbre las tinieblas de aquel cristiano que está en pecado; que si le viere su buena vida, le dé tanta confusión que diga: “¿Cómo aquel hombre, como yo, vive tan bien y yo tan mal?”. Que atine con la claridad que el eclesiástico tiene; como cuando de noche ven en una poca de lumbre, atinen acuyá está. que así atine el cristiano que estuviere en tinieblas con la lumbre de tal eclesiástico. Por eso les llamó el Señor luz del mundo y sal de la tierra y ciudad puesta en alto (Mt 5, 13-14), que es refugio y amparo de los cristianos.

Lecciones sobre 1 San Juan (I). II, pg. 130.

La honra de los ministros de Cristo es seguir a su Señor, no solo en lo interior sino también en lo exterior; para así como (Él), viviendo en el mundo, fue luz que desengañó a los mundanos y les dio a entender con su palabra y, ejemplo que había otra vida muy más excelente, la cual se había de desear y ganar con el desprecio de esta, así ellos fuesen luz del mundo y sal de la tierra (Mt 5, 13-14), que diesen a entender que su reino no es de este mundo, y con su ejemplo moviesen al pueblo flaco a despreciar las cosas de acá.

Reformación del estado eclesiástico. II, pg. 500.

Y de esta manera, tratándose cada año en el sínodo obispal, y de tres en tres años en el concilio provincial, lo que conviene a la disciplina eclesiástica, en breve tiempo estará tal el estado eclesiástico, que sea con verdad luz del mundo y sal de la tierra (Mt 5, 13-14). Porque así como la luna participa de la lumbre del sol, y toda la tierra, y los manjares se hacen sabrosos con echar en ellos la sal, así el estado secular vive en luz y toma gusto en la guarda de los mandamientos de Dios y de su Iglesia si el estado eclesiástico es el que debe; como, por el contrario, recibe malas influencias de los malos ejemplos de los eclesiásticos.

De la veneración que se debe a los concilios. II, pg. 625.

La primera, que sean luz del mundo, siendo ejemplares; que no se contenten con ser buenos para sí, sino para los tros. Y esto se puede confirmar con autoridades, como aquella, Mateo 5: Vos estis lux mundi; Vos estis sal terrae (Mt 5, 13-14).

Para el sermón a los clérigos. II, pg. 1045.

Por manera que Dios es luz que alumbra, sabiduría que no puede ser engañada, verdad que ni tiene obscuridad ni tiene opiniones. De esa manera de ser luz dice San Mateo: Vos estis luz mundi (Mt 5, 14).  

Lecciones sobre 1 San Juan (I). II, pg. 126.

Deben los prelados tener memoria de lo que el Señor les manda por Isaías (c. 57), diciendo Auferte offendicula de via populi mei (Is 57, 14, Quitad los tropiezos del camino de mi pueblo); y de lo que por el mismo profeta se les dice: Preparate viam populo: planum facite iter, et eligite lapides, et elevate signum ad populum (Is 62, 10, Allanad el camino del pueblo, terraplenes, terraplenad la calzada, alzad bandera sobre los pueblos); que por eso son ciudades puestas sobre el monte y velas sobre el candelero, y merecieron oír de la boca del Señor: Vos estis lux mundi (Mt 5, 14).

Algunas advertencias al sínodo de Toledo. II, pg. 745.

Y así la Iglesia es cosa manifiesta y clara, que aun los ciegos, si no quieren a sabiendas cegarse, encontraran con ella. Esta es la ciudad puesta en lo alto (cf. Mt 5, 14), señal que aun desde lejos atinan a ella los caminantes. Si ella estuviera escondida, todo estuviera escondido; porque ella es la que da luz a todo.

Sermón del Jueves Santo. III, pg. 413.

Todos estos tienen por oficio encaminar las ánimas para el cielo. Sicut misit me Pater, et ego mitto vos (Jn 20, 21). Y, por tanto, yo saco la conclusión que han de ser ejemplares, y que, si no lo son, se perderán; porque, si el rey criase un capitán, no satisfaría si fuese solado. Ideo vos estis lux mundi, salt terrae (cf. Mt 5, 14.13), etc. Pero entra agora la duda cómo ha de ser ese ejemplo; porque hic labor et dolor [Éste es un trabajo duro y penoso]. Lo que se os puede decir, hermanos, es que, si sois clérigo, habéis de vivir, hablar y tratar y conversar, etc., taliter [de tal manera] que provoquéis a otros a servir a Dios. La candela, cuando la encienden, no es para matalla y ponella debajo del medio celemín, ut ait Christus (Mt 5, 15) y ansí, en ordenándoos, sois candela que habéis de dar lumbre.

Plática a los sacerdotes. I, pg. 852.

Y no solamente estas personas [una persona que tiene mando o estado de aprovechar a otros], mas generalmente todo cristiano debe cumplir lo que está escrito: Ten cuidado de la buena fama (Eclo 41, 15). No porque ha de parar en ella, mas porque ha de ser tal un cristiano que, quienqueira que oyere o viere su vida, dé a Dios gloria como lo solemos dar viendo una rosa o un árbol con fructo y frescura. Esto es lo que mandó el santo Evangelio, que luzca nuestra luz delante de los hombres, de manera que viendo nuestras buenas obras, den gloria al celestial Padre (Mt 5, 16), del cual procede todo lo bueno.

Audi, filia (II), II, pg. 544-455.

 

Lo tercero, tener en grandísima veneración los doctores aprobados por la Iglesia, y lo que enseñaron y sintieron, y los ejemplos de su vida y de los demás santos canonizados por la santa Iglesia, porque a ellos puso Dios por candelas encendidas con el fuego del Espíritu Santo sobre el candelero de la Iglesia par alumbrarla (cf. Mt 5, 15).

Dialogus inter confessarium et paenitentem. II, pg. 795.

También resplandece el espíritu, y hay muestras de cómo son hijos de Dios: hay obras grandes, que muestran grande caridad y descubren grande tesoro: Videant opera vestra bona et glorificent patrem vestrum qui in caelis est (Mt 5, 16).

Lecciones sobre la Epístola a los Gálatas. II, pg. 96.

Et in Evangelio: Sic luceat lux vestra coram hominibus, ut videant, etc. (Mt 5, 16). Habéis de dar tan buen ejemplo entre los malos, que de ver vuestra vida se confundan.

Lecciones sobre 1 San Juan (I). II, pgs. 128-129.

Así como de ver un árbol hermoso y con fructa alaban a Dios que lo crió, así digan: “¡Bendito sea Dios, que tan viertuoso te hizo!”. El pecar desonra a los hombres: Sic luceat...” (Mt 5, 16). Gloria del Padre es la bondad del hijo; y gloria de Dios la virtud del cristiano. Procurad de ser buenos, siquiera porque no se pierda Dios esta honra.

Lecciones sobre 1 San Juan (I). II, pg. 218.

El pecar deshonra a los hombres, que no el traerse llanamente y dejar las vanidades. Sic luceat... (Mt 5, 16). No nos encomienda aquí, Jesucristo la buena fama por los atavíos, sino por las virtudes, por las cuales es glorificado Dios en vos.

Lecciones sobre 1 San Juan (II). II, pg. 388.

Porque aun aquellos pecados que condenó la razón natural, y la ley de los moros y el mesmo mundo, abundan en muchos de los cristianos; y, en lugar de lo que el Señor nos mandó que luciesen nuestras obras para que los que las viesen glorificasen a nuestro Padre celestial (cf. Mt 5, 16), como a fuente de toda luz y todo bien que se devisaba en nosotros, han sido tan feas y llenas de obscuridad, que han infamado a nuestro Dios entre los infieles, dándoles causa que piensen, como gente ciega, que, si el Señor fuera bueno, no fueran los criados tan malos.

Causas y remedios de las herejías. II, pg. 537.

Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto (cf. Mt 5, 46-48) y haced obras que imiten a su bondad, de las cuales el mundo se admire, y den gloria a vuestro Padre, que está en los cielos (Mt 5, 16), por veros a vosotros, aunque andéis en el mundo como ellos andan, que no vivís según el mundo, mas en la vida sois celestiales.

En la infraoctava del Corpus. III, pg. 731.

Sed, pues, hermanos tales, que vuestra vida glorifique a vuestro Padre que está en los cielos (cf. Mt 5, 16); sed tales, que deis testimonio que sois hijos de Dios, y que esperáis su reino, que nunca se acaba.

Para la villa de Utrera. IV, pg. 731.

 

San Oscar Romero.

Yo quisiera que de esta reflexión de hoy, hermanos, cuando vamos a interrumpir el año litúrgico en su tiempo ordinario, rutinario, monótono, vamos a introducirnos con un sincero deseo de renovación cristiana, individual, familiar y colectiva, tuviéramos muy en cuenta este fragmento del Sermón de la Montaña; seguirá siendo el tema de los domingos del tiempo ordinario. El Sermón de la Montaña, donde Cristo inmediatamente después de decirnos la Bienaventuranzas, como el domingo pasado, nos apostrofa directamente y nos dice a nosotros Cristianos: Ustedes tienen que ser luz del mundo, una luz no se enciende y se pone debajo de la mesa sino en alto para que ilumine a toda la casa. Ustedes son como una ciudad iluminada, y una ciudad en la montaña, no se oculta. Ustedes son sal de la tierra; la sal sirve para dar sabor, pero cuando la sal se hace insípida, ¿para qué sirve? ¿para qué sirve una Iglesia, un cristiano, cuando su predicación, su ejemplo se ha trastornado en un servilismo, en adulación, en quedar bien con el mundo?. Sal insípida, luz apagada Qué fácil es estar bien con todo el mundo, pero qué ineficaz ser lámpara apagada, ¿para qué sirve?

La Iglesia necesita de cada uno de nosotros y de todos en conjunto. Cada cristiano tiene que ser como una antorcha, y el conjunto de cristianos, tiene que ser como una ciudad en la Montaña.

 

Papa Francisco.  

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En el Evangelio de hoy (cf. Mateo 5, 13-16), Jesús dice a sus discípulos: «Vosotros sois la sal de la tierra [...]. Vosotros sois la luz del mundo» (vv. 13,14). Utiliza un lenguaje simbólico para indicar a los que tienen intención de seguirlo ciertos criterios de presencia y testimonio vivo en el mundo.

Primera imagen: la sal. La sal es el elemento que da sabor y conserva y preserva los alimentos de la corrupción. Por lo tanto, el discípulo está llamado a mantener alejados de la sociedad los peligros, los gérmenes corrosivos que contaminan la vida de las personas. Se trata de resistir a la degradación moral y el pecado, dando testimonio de los valores de honestidad y fraternidad, sin ceder a los halagos mundanos del arribismo, el poder y la riqueza. Es «sal» el discípulo que, a pesar de los fracasos diarios ―porque todos los tenemos―, se levanta del polvo de sus propios errores, comenzando de nuevo con coraje y paciencia, cada día, para buscar el diálogo y el encuentro con los demás. Es «sal» el discípulo que no busca el consentimiento y la alabanza, sino que se esfuerza por ser una presencia humilde y constructiva, en fidelidad a las enseñanzas de Jesús que vino al mundo no para ser servido, sino para servir. ¡Y hay mucha necesidad de esta actitud!

La segunda imagen que Jesús propone a sus discípulos es la de la luz: «Vosotros sois la luz del mundo». La luz dispersa la oscuridad y nos permite ver. Jesús es la luz que ha disipado las tinieblas, pero aún permanecen en el mundo y en las personas. Es la tarea del cristiano dispersarlas haciendo brillar la luz de Cristo y proclamando su Evangelio. Es una irradiación que también puede provenir de nuestras palabras, pero debe fluir sobre todo de nuestras «buenas obras» (v. 16). Un discípulo y una comunidad cristiana son luz en el mundo cuando encaminan a los demás hacia Dios, ayudando a cada uno a experimentar su bondad y misericordia. El discípulo de Jesús es luz cuando sabe vivir su fe fuera de los espacios estrechos, cuando ayuda a eliminar los prejuicios, a eliminar la calumnia y a llevar la luz de la verdad a situaciones viciadas por la hipocresía y la mentira. Hacer luz. Pero no mi luz, es la luz de Jesús: somos instrumentos para que la luz de Jesús llegue a todos.

Jesús nos invita a no tener miedo de vivir en el mundo, aunque a veces haya condiciones de conflicto y pecado en él. Frente a la violencia, la injusticia, la opresión, el cristiano no puede encerrarse en sí mismo o esconderse en la seguridad de su propio recinto; la Iglesia tampoco puede encerrarse en sí misma, no puede abandonar su misión de evangelización y servicio. Jesús, en la última cena, pidió al Padre que no sacara a los discípulos del mundo, que los dejara allí en el mundo, que los protegiera del espíritu del mundo. La Iglesia se prodiga con generosidad y ternura por los pequeños y los pobres: este no es el espíritu del mundo, esta es su luz, es la sal. La Iglesia escucha el grito de los últimos y de los excluidos, porque es consciente de que es una comunidad peregrina llamada a prolongar en la historia la presencia salvadora de Jesucristo.

Que la Santísima Virgen nos ayude a ser sal y luz en medio del pueblo, llevando la Buena Nueva a todos, con la vida y la palabra.

 

Papa Francisco. Audiencia. La pasión por la evangelización: el celo apostólico del creyente 3. Jesús, maestro del anuncio.

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El miércoles pasado reflexionamos sobre Jesús modelo del anuncio, sobre su corazón pastoral siempre dirigido a los demás. Hoy nos fijamos en Él como maestro del anuncio. Dejémonos guiar por el episodio en el que predica en la sinagoga de su pueblo, Nazaret. Jesús lee un pasaje del profeta Isaías (cfr. 61,1-2) y después sorprende a todos con una “predicación” muy breve, de una sola frase, una sola frase. Y dice así: «Esta escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy» (Lc 4,21). Esta fue la predicación de Jesús: «Esta escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy». Esto significa que para Jesús ese pasaje profético contiene lo esencial de lo que Él quiere decir de sí. Por tanto, cada vez que nosotros hablamos de Jesús, deberíamos recalcar su primer anuncio. Veamos entonces en qué consiste este primer anuncio. Se pueden identificar cinco elementos esenciales.

El primer elemento es la alegría. Jesús proclama: «El Espíritu del Señor sobre mí, […] me ha enviado para anunciar a los pobres la Buena Nueva» (v. 18), es decir un anuncio de leticia, de alegría. Buena Nueva: no se puede hablar de Jesús sin alegría, porque la fe es una estupenda historia de amor para compartir. Testimoniar a Jesús, hacer algo por los otros en su nombre, es decir entre las líneas de la vida haber recibido un don tan hermoso que ninguna palabra basta para expresarlo. Sin embargo, cuando falta la alegría, el Evangelio no pasa, porque este ―lo dice la palabra misma― es buena nueva, y Evangelio quiere decir buena nueva, anuncio de alegría. Un cristiano triste puede hablar de cosas muy hermosas, pero todo es vano si el anuncio que transmite no es alegre. Decía un pensador: “un cristiano triste es un triste cristiano”: no olvidar esto.

Vamos al segundo aspecto: la liberación. Jesús dice que ha sido enviado «a proclamar la liberación a los cautivos» (ibid.). Esto significa que quien anuncia a Dios no puede hacer proselitismo, no, no puede presionar a los otros, sino aligerarlos: no imponer pesos, sino aliviar de ellos; llevar paz, no llevar sentimientos de culpa. Cierto, seguir a Jesús conlleva una ascesis, conlleva sacrificios; por otro lado, si cualquier cosa hermosa lo requiere, ¡mucho más la realidad decisiva de la vida! Pero quien testimonia a Cristo muestra la belleza de la meta, más que la fatiga del camino. Nos habrá sucedido contarle a alguien sobre un bonito viaje que hemos hecho. Por ejemplo, habremos hablado de la belleza de los lugares, de lo que hemos visto y vivido, no del tiempo que tardamos en llegar ni de las colas del aeropuerto, ¡no! Así cada anuncio digno del Redentor debe comunicar liberación. Como el de Jesús. Hoy hay alegría, porque he venido a liberar.

Tercer aspecto: la luz. Jesús dice que ha venido a traer «la vista a los ciegos» (ibid.). Llama la atención que, en toda la Biblia, antes de Cristo, nunca aparece la curación de un ciego, nunca. De hecho, era un signo prometido que llegaría con el Mesías. Pero aquí no se trata solo de la vista física, sino de una luz que hace ver la vida de forma nueva. Hay un “venir a la luz”, un renacimiento que sucede solo con Jesús. Si lo pensamos, así empezó para nosotros la vida cristiana: con el Bautismo, que antiguamente se llamaba precisamente “iluminación”. ¿Y qué luz nos dona Jesús? Nos trae la luz de la filiación: Él es el Hijo amado del Padre, viviente para siempre; y con Él también nosotros somos hijos de Dios amados para siempre, a pesar de nuestros errores y defectos. Entonces la vida ya no es un ciego avanzar hacia la nada, no: no es cuestión de suerte o fortuna. No es algo que dependa de la casualidad o de los astros, y tampoco de la salud o de las finanzas, no. La vida depende del amor, del amor del Padre, que cuida de nosotros, sus hijos amados. ¡Qué hermoso es compartir con los otros esta luz! ¿Habéis pensado que la vida de cada uno de nosotros ―mi vida, tu vida, nuestra vida― es un gesto de amor? ¿Es una invitación al amor? ¡Esto es maravilloso! Pero muchas veces lo olvidamos, frente a las dificultades, a las malas noticias, también frente ―y esto es feo― a la mundanidad, la forma de vivir mundana.

Cuarto aspecto del anuncio: la sanación. Jesús dice que ha venido «para dar libertad a los oprimidos» (ibid.). Oprimido es quien en la vida se siente aplastado por algo que sucede: enfermedades, fatigas, angustias, sentimientos de culpa, errores, vicios, pecados… Oprimidos por esto: pensemos, por ejemplo, en los sentimientos de culpa por eso, por lo otro… Lo que nos oprime, sobre todo, es precisamente ese mal que ninguna medicina o remedio humano puede resanar: el pecado. Y si uno tiene sentido de culpa por algo que ha hecho, y este se siente mal… Pero la buena noticia es que con Jesús este mal antiguo, el pecado, que parece invencible, ya no tiene la última palabra. Yo puedo pecar porque soy débil. Cada uno de nosotros puede hacerlo, pero esta no es la última palabra. La última palabra es la mano tendida de Jesús que nos levanta del pecado. Y padre, ¿esto cuándo lo hace?  ¿Una vez? No. ¿Dos? No. ¿Tres? No. Siempre. Cada vez que tú estás mal, el Señor siempre tiene la mano tendida. Solamente hay que aferrarse y dejarse llevar. La buena noticia es que con Jesús este mal antiguo ya no tiene la última palabra: la última palabra es la mano tendida de Jesús que te lleva adelante. Jesús nos sana del pecado siempre. ¿Y cuánto debo pagar por la sanación? Nada. Nos sana siempre y gratuitamente. Invita a los que están «fatigados y sobrecargados» ―lo dice el Evangelio― a ir a Él (cfr. Mt 11,28). Y entonces acompañar a alguien al encuentro con Jesús es llevarle al médico del corazón, que levanta la vida. Es decir: “Hermano, hermana, yo no tengo respuesta a muchos de tus problemas, pero Jesús te conoce, Jesús te ama, te puede sanar y serenar el corazón”. Quien lleva pesos necesita una caricia sobre el pasado. Muchas veces oímos: “Pero yo necesitaría sanar mi pasado… necesito una caricia sobre ese pasado que me pesa tanto…”. Necesita perdón. Y quien cree en Jesús tiene precisamente eso para donar a los otros: la fuerza del perdón, que libera el alma de toda deuda. Hermanos, hermanas, no lo olvidéis: Dios lo olvida todo. ¿Por qué? Sí, olvida todos nuestros pecados, de ellos no tiene memoria. Dios perdona todo porque olvida nuestros pecados. Solamente hay que acercarse al Señor y Él nos perdona todo. Pensad en algo del Evangelio, de ese que ha empezado a hablar: “¡Señor, he pecado!”. Ese hijo… Y el padre le pone la mano en la boca. “No, está bien, nada…”. No le deja terminar...Y esto es hermoso. Jesús nos espera para perdonarnos, para resanarnos. ¿Y cuánto? ¿Una vez? ¿Dos veces? No. Siempre. “Pero padre, yo hago las mismas cosas siempre…”. Y también él hará las mismas cosas siempre: perdonarte, abrazarte. Por favor, no desconfiemos de esto. Así se ama al Señor. Quien lleva pesos y necesita una caricia sobre el pasado, necesita perdón, que sepa que Jesús lo hace. Y es esto lo que da Jesús: liberar el alma de toda deuda. En la Biblia se habla de un año en el que se era liberado del peso de las deudas: el Jubileo, el año de gracia. Es como el último punto del anuncio.

Jesús, de hecho, dice que ha venido «a proclamar un año de gracia del Señor» (Lc 4,19). No era un jubileo programado, como los que estamos haciendo ahora, que todo está programado y se piensa en qué hacer, qué no hacer… No. Pero con Cristo la gracia que hace nueva la vida llega y asombra siempre. Cristo es el Jubileo de cada día, de cada hora, que se acerca a ti, para acariciarte, para perdonarte. Y el anuncio de Jesús debe llevar siempre el asombro de la gracia. Este asombro… “No me lo puedo creer, he sido perdonado, he sido perdonada”. ¡Pero tan grande es nuestro Dios! Porque no somos nosotros los que hacemos grandes cosas, sino que es la gracia del Señor que, también a través de nosotros, realiza cosas imprevisibles. Y estas son las sorpresas de Dios.  Dios es un maestro de las sorpresas. Siempre nos sorprende, siempre nos espera. Nosotros llegamos y Él está esperando. Siempre. El Evangelio va acompañado de un sentido de maravilla y de novedad que tiene un nombre: Jesús.

Él nos ayude a anunciarlo como desea, comunicando alegría, liberación, luz, sanación y asombro. Así se comunica Jesús.

Una última cosa: esta buena nueva, que dice el Evangelio, está dirigida «a los pobres» (v. 18). A menudo nos olvidamos de ellos, sin embargo, son destinatarios mencionados explícitamente, porque son los predilectos de Dios. Acordémonos de ellos y recordemos que, para acoger al Señor, cada uno de nosotros debe hacerse “pobre dentro”. Con esa pobreza que hace decir: “Señor necesito perdón, necesito ayuda, necesito fuerza”. Esta pobreza que todos nosotros tenemos: hacerse pobre dentro. Se trata de vencer toda pretensión de autosuficiencia para saberse necesitado de gracia, y siempre necesitado de Él. Si alguien me dice: Padre, pero ¿cuál es la vía más breve para encontrar a Jesús? Hazte necesitado. Hazte necesitado de gracia, necesitado de perdón, necesitado de alegría. Y Él se acercará a ti.

 

Comentario al evangelio del domingo.

-Contexto:

Sermón del Monte, después de las bienaventuranzas.

Discípulos:

Mt 5, 1: “se acercaron sus discípulos”.

Los que en primer lugar han de asumir el estilo de vida propio de esta proclamación gozosa.

Destinatarios.

-Verbos:

En presente: afirman la realidad.

-Finalidad:

Gloria de Dios / gloria propia.

 

ORACIÓN JUNIORS.

EXPERIENCIA.

Cierra los ojos y persígnate implorando la asistencia del Espíritu Santo para que Él sea la luz que ilumine este tiempo de encuentro con Cristo.

Mira el vídeo.

https://www.youtube.com/watch?v=5mIyrmZsrCs

¿Con qué estado emocional te identificas en este momento?

Ora a Jesús, háblale y cuéntale como te sientes y como te has sentido durante los últimos días. Pídele ayuda.

Él no espera. Te ofrece esta Palabra, la que será proclamada en todas las iglesias del mundo.

 

+REFLEXIÓN.

Toma la Biblia y lee :

X Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 13-16.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

-Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de la casa. Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vena vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos.

¿Qué dice el texto? Repite las palabras y verbos: sal, tierra, sosa, fuera, gente, luz, mundo,..; sois, vuelve, salarán, sirve, tirarla, pise, sois, puede, ocultar,... Permite al Espíritu que moldee tu pensamiento para comprender el significado de estas palabras.

¿Qué te dice? Vuelve a leerlo fijando la mirada en Cristo y dirigido a ti. Saborea la Palabra de Dios, repitiendo algunas frases, como un susurro, como las olas del mar que acarician la arena seca y van depositando en ella la sal que contienen.

COMPROMISO.

En la mayoría de las ocasiones la respuesta a muchas situaciones que aplastan nuestro corazón y carcomen nuestro cerebro se halla en cambiar de pronombre: abandonar el yo para acoger el él. Es decir, preocuparnos por los demás, personas concretas que viven a nuestro alrededor. La perdida de un ser querido, la separación de las personas con las que hemos convivido largo tiempo, la ruptura de un proyecto,... son situaciones que hemos de pasar sí o sí, pero de nosotros depende cómo dediquemos el tiempo: obsesionarnos en el ayer o, sin apagar la tristeza, aprovechar las nuevas oportunidades, es decir, abrir ventanas hacia los demás. Siempre vas a encontrar personas que estaban o están esperando tu luz, la vida que Dios te ha dado, tus palabras, tu presencia. Y no olvides, una persona cuya vida ha sido truncada y no puede ayudar físicamente a los demás, lo puede con la oración, rezando por ellas.

CELEBRACIÓN.

Escucha esta canción:

https://www.youtube.com/watch?v=GSNof3deiKk

 

GUIÓN MISA NIÑOS.

DOMINGO VI T.O.  12 de febrer de 2023

 

Monición de entrada.-

Bienvenidos a misa:

Venimos a misa porque queremos ser amigos de Jesús.

Queremos escuchar a Jesús y tenerle por maestro.

Él es el buen maestro, que nos enseña con el corazón.

 

 Señor ten piedad.-

Tú eres la Palabra de Dios. Señor, ten piedad.

Tú eres la Ley de Dios. Cristo, ten piedad.

Tú eres el Hijo de Dios. Señor, ten piedad.

 

Peticiones.-

Jesús,  te pido por el Papa Francisco y el obispo Enrique. Te lo pedimos, Señor.

Jesús, te pido por la Iglesia, para que sus leyes nazcan del Evangelio.  Te lo pedimos, Señor.

Jesús, te pido los que no conocen a Jesús, para que te conozcan. Te lo pedimos, Señor.

Jesús, te pido las personas que hacen las leyes, para que las hagan pensando en todos. Te lo pedimos, Señor.

Jesús, te pido por nosotros, para que vivamos como nos pides. Te lo pedimos, Señor.

 

Acción de gracias.-

María, queremos darte las gracias por esta semana por todas las cosas buenas que nos han pasado, por nuestra familia y las personas que nos enseñan los mandamientos de Jesús.

 

GUIÓ MISSA D’INFANTS. DIUMENGE VI T. O. 12 de febrer de 2023.

 

Monició d’entrada.-

Benvinguts a missa:

Venim a missa perquè volem ser amics de Jesús.

Volem escoltar a Jesús i que siga el nostre mestre.

Ell és el bon mestre, que ens ensenya amb el cor.

 

Senyor, tingueu pietat.

Vos sou la Paraula de Déu. Senyor, tingueu pietat.

Vos sou la Lei de Déu. Crist, tingueu pietat.

Vos sou el Fill de Déu. Senyor, tingueu pietat.

 

Plegaries.-

Jesús, et demane pel Papa Francesc i el bisbe Enric. T’ho demane, Senyor.

Jesús, et demane per l’església, perquè les seues lleis les facen pensant en les lleis de Jesús. T’ho demane, Senyor.

Jesús, et demane pels qui no et coneixen, perquè et coneguen. T’ho demane, Senyor.

Jesús, et demane pels qui fan les lleis, perquè les facen pensant en tots. T’ho demane, Senyor.

Jesús, et demane per nosaltres, perquè vixca’m com ens demanes. T’ho demane, Senyor.

 

Acció de gràcies.

Maria, volem donar-te les gràcies per aquesta setmana, per totes les coses bones que ens hi ha passat, la nostra família i les persones que ens ensenyen els manaments de Jesús.

 

DIUMENGE V T. O.

 

Lectura del llibre de Jesús fill de Sira 15, 16-21.

Si tu vols, guardaràs els manaments: ets tu qui has de decidir si et mantindràs fidel. Tens al davant foc i aigua: pren el que vulgues. L’home té al davant la vida i la mort: li donaran allò que voldrà. La saviesa del Senyor és gran: el Senyor és molt poderós i tot ho veu. Els ulls de Déu veuen el que ell ha creat; ell coneix tot el que fa cadascú. No mana a ningú que faça el mal ni autoritza ningú a pecar.

Paraula de Déu.

 

Sal 118

Feliços els qui segueixen la llei del Senyor. R/.

Feliços els hòmens de conducta irreprensible,

que segueixen la llei del Senyor.

Feliços els hòmens que guarden el seu pacte

i busquen el Senyor amb tot el cor. R/.

 

Heu donat els vostres preceptes

perquè siguen observats fidelment.

Tant de bo que els meus camins no és desvien

de guardar els vostres decrets. R/.

 

Feu aquesta gràcia al vostre servent:

que visca pensant en la paraula que heu donat.

Obriu-me els ulls i podré contemplar

les meravelles de la vostra llei. R/.

 

Mostreu-me el camí dels vostres decrets,

que el vull seguir fins al final.

Feu-me entendre la vostra llei,

que la vull guardar amb tot el cor. R/.

 

Lectura de la primera carta de sant Pau als cristians de Corint 2, 6-10.

Germans:

Als qui tenen una fe prou madura, sí que els ensenyem una saviesa, però una saviesa que no és del món present ni dels seus dirigents, que estan a punt de ser destituïts, sinó la saviesa inclosa en el pla que Déu s’ha proposat, amagada fins ara, però que abans de tots els temps Déu ja tenia decidida, perquè siga la nostra glòria.

Cap dels dirigents del món present no l’havia coneguda, perquè, si l’haguessen coneguda, mai no haurien clavat a la creu el Senyor de la glòria.

Però, tal com diu l’Escriptura: “Cap ull no ha vist mai, ni cap orella no ha sentit, ni el cor de l’home somniava això que Déu té preparat per als qui l’estimen”, però a nosaltres, Déu ens ho ha revelat per obra de l’Esperit, ja que l’Esperit penetra a tot arreu, fins al més profund de Déu.

Paraula de Déu.

 

X Lectura de l’Evangeli segons sant Mateu 5, 17-37.

En aquell temps, Jesús digué als seus deixebles:

-No vos penseu que jo vinc a desautoritzar els llibres de la Llei i dels Profetes. No vinc a desautoritzar-los, sinó a completar-los.

Vos ho dic amb tota veritat: Mentre duren el cel i la terra, no passarà per alt ni la lletra més menuda, ni el tret més insignificant dels llibres de la Llei. Tot es complirà.

Per tant, aquell que deixe de complir un dels manaments més petits, i ensenye els altres a fer el mateix, serà tingut pel més xicotet en el Regne del cel; però aquell que els complisca i ensenye a fer-ho, serà tingut per gran en el Regne del cel.

Jo vos dic que si no sou més justs del que ho són els mestres de la Llei i els fariseus, no entrareu al Regne del cel.

Ja sabeu que als antics els van manar: “No mates”, i tot aquell qui mate, serà reu davant el tribunal. Doncs jo vos dic: El qui s’enfade amb el seu germà, serà reu davant el tribunal. El qui diga al seu germà una paraula de menyspreu, serà reu davant el Sanedrí, i el qui l’insulte, acabarà al foc de l’infern.

Per això, ni que et trobes ja a l’altar, a punt de presentar l’ofrena, si allà et recordes que un germà teu té alguna cosa contra tu, deixa allà mateix la teua ofrena, i ves primer a fer les paus amb el teu germà. Ja tornaràs després, a presentar la teua ofrena.

Si algú et porta al jutjat mentre hi aneu, entendeu-vos de seguida, abans que et pose en mans del jutge, i el jutge en mans dels guardes, i et tanquen a la presó. T’ho dic amb tota veritat: una vegada allà, no en sortiràs que no hages pagat fins l’últim cèntim.

Ja sabeu que està manat: “No cometes adulteri”. Doncs jo vos dic: Tot el qui mira una dona amb mal desig, en el fons del cor ja ha comés adulteri. Per això, si el teu ull dret et fa caure en pecat, arranca-te’l i llança’l; val més que es perda un dels teus membres, que no siga llançat a l’infern tot el teu cos. També està manat: “Si algú es divorcia de la seua muller, que li done un document on conste el divorci. Doncs jo vos dic: Tot el que es divorcia de la seua muller, fora del cas d’una unió il.legal, es fa una adúltera, i el qui es casa amb una repudiada, comet adulteri.

També sabeu que als antics els van manar: “No trenques els juraments”. I també: “Compleix tot allò que has jurat en nom del Senyor”. Doncs jo vos dic: “No jures mai: ni pel cel, que és el tron de Déu, ni per la terra, que és l’escambell dels seus peus, ni per Jerusalem, que és la ciutat del gran Rei, ni pel teu cap, ja que tu no pots ni fer tornar blanc o negre un sol cabell. Digueu senzillament sí, quan és sí; no, quan és no. Tot allò que dieu de més, ve del Maligne”.

Paraula del Senyor.

 

BIBLIOGRAFÍA.

Sagrada Biblia. Versión oficial de la Conferencia Episcopal Española. BAC. Madrid. 2016.

Biblia de Jerusalén. 5ª edición – 2018. Desclée De Brouwer. Bilbao. 2019.

Nuevo Testamento. Versión crítica sobre el texto original griego de M. Iglesias González. BAC. Madrid. 2017.

Biblia Didajé con comentarios del Catecismo de la Iglesia Católica. BAC. Madrid. 2016.

Catecismo de la Iglesia Católica. Nueva Edición. Asociación de Editores del Catecismo. Barcelona 2020.

La Biblia comentada por los Padres de la Iglesia. Ciudad Nueva. Madrid. 2006.

Riutort Mestre, P. Llibre del poble de Déu. Gorg. València. 1975.

Pío de Luis, OSA, dr. Comentarios de San Agustín a las lecturas litúrgicas (NT). II. Estudio Agustiniano. Valladolid. 1986.

San Juan de Ávila. Obras Completas I. Audi, filia – Pláticas – Tratados. BAC. Madrid. 2015.

San Juan de Ávila. Obras Completas II. Comentarios bíblicos – Tratados de reforma – Tratados y escritos menores. BAC. Madrid. 2013.

San Juan de Ávila. Obras Completas III. Sermones. BAC. Madrid.   2015.

San Juan de Ávila. Obras Completas IV. Epistolario. BAC. Madrid. 2003.

Eucaristía. Verbo Divino.

https://www.servicioskoinonia.org/romero/homilias/B/#IRA

www.vatican.va

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