lunes, 4 de septiembre de 2023

Domingo 23. 10 de septiembre de 2023.

 


Primera lectura.

Lectura de la profecía de Ezequiel 33, 7-9 

Esto dice el Señor:

-A ti, hijo de hombre, te he puesto de centinela en la casa de Israel; cuando escuches una palabra de mi boca, les advertirás de mi parte. Si yo digo al malvado: “Malvado, eres reo de muerte”, pero tú no hablas para advertir al malvado que cambie de conducta, él es un malvado y morirá por su culpa, pero a ti te pediré cuenta de su sangre. Pero si tú adviertes al malvado que cambie de conducta, y no lo hace, él morirá por su culpa, pero tú habrás salvado la vida.

 

Textos paralelos.

 A ti también, hijo de hombre, te he hecho centinela.

Ez 3, 17-19: Hijo de Adán, te he puesto de atalaya en la casa de Israel. Cuando escuches una palabra de mi boca, le darás la alarma de mi parte. Si yo digo al malvado que es reo de muerte y tú no le das la alarma – es decir, no hablas poniendo en guardia al malvado para que cambie su mala conducta y conserve la vida –, entonces el malvado morirá por su culpa y a ti te pediré cuenta de su sangre. Pero si tú pones en guardia al malvado, y no se convierte de su maldad y de su mala conducta, entonces él morirá por su culpa, pero tú habrás salvado la vida.

 

Notas exegéticas.

33 10 El pueblo desalentado, se declara abrumado por el peso de sus pecados e incapaz de librarse de él. Ezequiel afirma como respuesta la posibilidad de una conversión. Este trozo, vv. 10-20, es la reanudación del tema ya tratado en 18, 21-31.

 

Salmo responsorial

Sal 94, 1-2.6-9

 

R/. Ojalá escuchéis hoy la voz del señor;

“No endurezcáis vuestro corazón”.

 

Venid, aclamemos al Señor,

demos vítores a la Roca que nos salva;

entremos a su presencia dándole gracias,

aclamándolo con cantos. R/.

Entrad, postrémonos por tierra,

bendiciendo al Señor, creador nuestro.

Porque él es nuestro Dios,

y nosotros su pueblo,

el rebaño que él guía. R/.

 

 

Ojalá escuchéis hoy su voz:

“No endurezcáis el corazón como en Meribá,

como el día de Masá en el desierto;

cuando vuestros padres me pusieron a prueba

y me tentaron, aunque habían visto mis obras. R/.

 

 Textos paralelos.

Venid, cantemos gozosos a Yahvé.

Dt 32, 15: Comió Jacob hasta saciarse, / engordó mi cariño, y tiró coces / - estabas gordo y cebado y corpulento - / y rechazó a Dios, su creador; / deshonró a su roca salvadora.

Porque él es nuestro Dios.

Sal 100, 3: Sabed que el Señor es Dios, / él nos hizo y somos suyos, / pueblo suyo y ovejas de su aprisco.

Ez 34, 1-2a: Me dirigió la palabra el Señor: – Hijo de Adán, profetiza contra los pastores de Israel.

Sal 23, 1-4: El Señor es mi pastor: nada me falta. / En verdes praderas me hace recostar, / me conduce hacia fuentes tranquilas / y repara mis fuerzas: / me guía por senderos oportunos / como pide su título. / Aunque camine por cañadas oscuras, / nada temo: Tú vas conmigo; / tu vara y tu cayado me sosiegan.

Sal 80, 2: Pastor de Israel, escucha: / tú que guías a José como a un rebaño; / en tu trono de querubines resplandece.

No seáis tercos como en Meribá.

Ex 19, 5: Por tanto, si queréis obedecerme y guardar mi alianza, entre todos los pueblos seréis mi propiedad, porque es mía toda la tierra.

Como el día de Masá en el desierto.

Hb 3, 7-11: Por eso dice el Espíritu Santo: Si escucháis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones como cuando la rebelión, en el día de la prueba, en el desierto, cuando me pusieron a prueba vuestros padres, y me provocaron, a pesar de haber visto mis obras cuarenta años. Por eso me indigné contra aquella generación y dije: Siempre tienen el corazón extraviado; no reconocieron mis caminos, por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso.

Sal 81, 9: Escucha, pueblo mío, que te amonesto, / Israel, ojalá me escuches.

Ex 17, 5-7: [la comunidad israelita se queja contra Moisés por carecer de agua, Dios interviene] “Pasa delante del pueblo, acompañado de las autoridades de Israel, empuña el bastón con el que golpeaste el Nilo y camina; yo te espero allí, junto a la roca de Horeb. Golpea la roca y saldrá agua para que beba el pueblo”. Moisés lo hizo ante las autoridades israelitas y llamó al lugar Masá y Meribá,  porque los israelitas se habían careado y habían tentado al Señor, preguntando: “¿Está o no está con nosotros el Señor?”.

Nm 20, 12-13: [la misma escena, pero Moisés golpea dos veces]. El Señor dijo a Moisés y a Aarón: “Por no haberme creído, por no haber reconocido mi santidad en presencia de los israelitas, no haréis entrar a esta comunidad en la tierra que les voy a dar”. (Esta es Meribá, donde los israelitas se carearon con el Señor, y él les mostró su santidad).

Dt 6, 16: No tentaréis al Señor, vuestro Dios, poniéndolo a prueba, como lo tentasteis en Masá.

Dt 33, 8: Para tus leales los tumim y urim. / Los pusiste a prueba en Masá. / los desafiaste en Meribá.

Nm 20, 2: Faltó agua al pueblo y se amotinaron contra Moisés y Aarón.

Sal 78, 8: Para que no imitaran a sus antepasados: / generación rebelde y contumaz, / generación de corazón inconstante, / de espíritu desconfiado de Dios.

Sal 78, 37: Su corazón no era constante con él / ni eran fieles a su alianza.

Dt 32, 5: Hijos degenerados, se portaron mal con él, / generación malvada y pervertida.

Dt 32, 18: ¡Despreciaste a la Roca que te engendró, / y olvidaste al Señor que te dio a luz!

Jb 21, 14: Ellos que decían a Dios: “Apártate de nosotros, / que no nos interesan tus caminos”.

Sal 132, 8: ¡Levántate, Señor, ven a tu descanso, / ven con el arca de tu poder! / Que tus sacerdotes se vistan de gala / y tus leales vitoreen.

Sal 132, 14: Este es mi descanso para siempre, / aquí habitaré, porque la quiero.

Nm 14, 30: No entraréis en la tierra donde juré que os establecería. Solo exceptúo a Josué, hijo de Nun, y a Caleb, hijo de Jefoné.

Dt 12, 9: La ira del Señor se encendió contra ellos, y el Señor se marchó.

 

Notas exegéticas.

95 Himno procesional, recitado quizá en la fiesta de las tiendas, ver Dt 31, 11.

95 1 Alusión repetida en el v. 8, a la roca de donde brotó el agua en el desierto. Ex 19, 1s. o a la roca sobre la que se hallaba edificado el Templo, 2 S 24, 18.

95 8 Meribá significa “disputa” y Masá “tentación”.

 

Segunda lectura.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Romanos 13, 8-10

Hermanos:

A nadie le debáis nada, más que el amor mutuo; porque el que ama ha cumplido el resto de la ley. De hecho, el “no cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no codiciarás”, y cualquiera de los otros mandamientos, se resume en esto: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. El amor no hace mal a su prójimo; por eso la plenitud de la ley es el amor.

 

Textos paralelos.

Con nadie tengáis otra deuda que la del mutuo amor.

Mt 22, 34-40: Al enterarse los fariseos de que había tapado la boca a los saduceos, se reunieron en un lugar; y uno de ellos, le preguntó capciosamente: “Maestro, ¿cuál es el precepto más importante de la ley?” Le respondió: “Amarás al Señor tu Dos de todo corazón, con toda el alma, con toda tu mente. Este es el precepto más importante; pero el segundo es equivalente: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Estos dos preceptos sustentan la ley entera y los profetas”.

Jn 13, 34: Os doy un mandamiento nuevo, que os améis unos a otros como yo os he amado: amaos así unos a otros.

Ga 5, 14: Pues la ley entera se cumple con un precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

No adulterarás, no matarás

Ex 20, 13-17: No matarás. / No cometerás adulterio. / No robarás. / No darás testimonio falso contra tu próximo. / No codiciarás los bienes de tu prójimo: no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de él.

Dt 5, 17-21: No matarás. / Ni cometerás adulterio. / Ni robarás. / Ni darás testimonio falso contra tu prójimo. / Ni pretenderás la mujer de tu prójimo. Ni codiciarás su casa, ni sus tierras, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de él.

Amarás a tu prójimo.

Lv 19, 18: No serás vengativo ni guardarás rencor a tus conciudadanos. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor.

Ga 5, 14:

La caridad es, por tanto, la ley en su plenitud.

1 Co 13, 4-7: Pues la ley entera se cumple con un precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

 

Notas exegéticas.

13 8 La ley, en general, según parece, y no sólo la Ley mosaica.

13 9 (a) Adicción (Vulgata): “No levantarás falso testimonio”.

13 9 (b) El prójimo ya no es, como en Levítico, el miembro del mismo pueblo, sino todos los miembros de la familia humana, unificada en Cristo, Ga 3, 28; Mt 25, 40.

 

Evangelio.

X Lectura del santo evangelio según san Mateo 18, 15-20

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

-Si tu hermano peca contra ti, repréndelo estando los dos a solas. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un pagano o un publicano. En verdad os digo que todo lo que atéis en la tierra quedará desatado en los cielos. Os digo, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre que está en los cielos. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.

 

Textos paralelos.

// Lc 17, 3: Estad en guardia: Si tu hermano peca, repréndelo; si se arrepiente, perdónale.

 Si tu hermano llega a pecar.

Lv 19, 17: No guardarás odio a tu hermano. Reprenderás abiertamente a tu conciudadano y no cargarás con pecado por su causa.

Ga 6, 1: Hermanos, si alguien es sorprendido en un delito, vosotros, los espirituales, corregidlo con modestia. Pero vigílate tú, no vayas a ser tentado tú también.

Todo asunto quede zanjado por la palabra de dos o tres testigos.

Dt 19, 15: No es válido el testimonio de uno solo contra nadie, en cualquier caso de pecado, culpa o delito. Solo por la deposición de dos o tres testigos se podrá fallar una causa.

Considéralo como al pagano.

Rm 16, 17: Hermanos, os recomiendo que vigiléis a los que siembran discordias y tropiezos contra la doctrina que aprendisteis; evitadlos.

1 Co 5, 11: Concretamente os escribí que no os juntarais con uno que lleva el nombre de hermano y es inmoral, avaro, explotador, idólatra, difamador o borracho. Con ese ni comer.

Yo os aseguro que todo lo que atéis.

Mt 16, 19: A ti te daré las llaves del reino de Dios: lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo; lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.

Jn 20, 23: A quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados; a quienes se los mantengáis les quedan mantenidos.

De acuerdo en la tierra para pedir algo.

Jn 15, 7: Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pediréis lo que queráis y os sucederá.

Jn 15, 16: No me elegisteis vosotros; yo os elegí y os destiné a ir ay dar fruto, un fruto que permanezca; así, lo que pidáis al Padre alegando mi nombre yo os lo concederé.

Donde dos o tres están reunidos.

Mt 1, 23: Mira la virgen está encinta, dará a luz un hijo que se llamará Emanuel (que significa Dios-con-nosotros).

Mt 28, 20:  Y enseñadles a cumplir cuanto os he mandado. Yo estaré con vosotros siempre, hasta el fin del mundo.

Ex 20, 24: Hazme un altar de tierra y en él ofrecerás tus holocaustos, tus sacrificios de comunión, tus ovejas y tus vacas. En los lugares donde pronuncie mi nombre bajaré a ti y te bendeciré.

 

Los dichos de Jesús.

Q 17, 3-4

3 Si tu hermano peca [contra ti], repréndele; y si [se arrepiente], perdónale.

4 Y si peca contra ti siete veces al día, perdónale siete veces.

 

Notas exegéticas Biblia de Jerusalén.

18 15 La precisión “contra ti”, añadido por numerosos testigos, parece que se debe rechazar. Se trata de una falta grave y pública que no se ha hecho necesariamente al que la corrige. El caso del v. 21 es distinto.

18 17 (a) La “ekklesia”, es decir, la asamblea de los hermanos.

18 17 (b) Personas “impuras” con las que los judíos piadosos no podían tratar, ver 5, 46. Véase la excomunión en 1 Cor 5, 11.

18 18 Extensión a los ministros de la Iglesia (a la que en primer lugar se dirige todo este discurso) de uno de los poderes conferidos a Pedro.

 

Notas exegéticas Nuevo Testamento, versión crítica.

15-17 La Iglesia es esencialmente santa; pero, mientras dure la historia humana, habrá en ella pecadores, a los que habrá que corregir: primero la corrección en secreto, luego la corrección privada ante testigos, finalmente la denuncia pública ante la autoridad constituida en la Iglesia. Ese “tribunal” para dirimir cuestiones entre hermanos, para absolver o condenar, es un elemento externo y visible de la Iglesia. La comunidad judía de Qumrán tenía una norma semejante. (Qumrán, Regla de la Comunidad, col. V, 26-VI,1).

15 SI TU HERMANO PECA (algunos manuscritos añaden contra ti): cf. Lev 19, 17. HERMANO es el que comparte la misma fe, un miembro de la comunidad de creyentes. // VETE A CORREGIRLO: lit. vete, corrígelo. // “Escuchar” (y “no escuchar”: v. 16) son semitismos: su significado es: “hacer caso”, “no hacer caso”. // GANASTE: conseguiste que tu hermano siga perteneciendo a la comunidad.

16 TODA CAUSA (lit. toda palabra; hebraísmo) …SOBRE [LA] DECLARACIÓN, lit. … sobre [la] bica.

17 CONSIDÉRALO COMO…: lit. sea para ti como.

18 Mientras los vs. 15-17 expresan una norma de comportamiento, este v. 18 es una entrega de poderes. Hay una pequeña, pero importante, ruptura gramatical con lo que antecede: Jesús no habla en singular, ni a cualquier seguidor suyo, sino en plural, y a un grupo cualificado; son palabras que implican un poder jerárquico, una autoridad que rige a la comunidad (un régimen de gobierno que los judíos contemporáneos de Jesús conocían y entendían perfectamente). La Iglesia católica ha definido, citando este versículo, que los católicos y sacerdotes son los únicos ministros de la absolución sacramental (H. Denzinger – A. Schönmetzer, Enchiridion Symboloru, Definitounum et Declarationum de rebus fidei et morum. Barcelona. 1973.

19 LO OBTENDRÁN: lit. les sucederá para ellos.

20 EN MI NOMBRE: en el v. 5 era “epì tôi onómati mou” (“apoyado en mi”, “por causa de mí”); ahora es “eis tò emòn ónonta” (“teniéndome en cuenta a mí”, “para honrarme a mí”, “para entregarse a mí”).

 

Notas exegéticas desde la Biblia Didajé.

18, 20 Cristo está presente entre nosotros de muchas maneras, incluso en la asamblea de los fieles (en la misa, en los sacramentos, en su ministerio en el altar, en la palabra de Dios, y cada vez que los fieles se reúnen para orar). Sin embargo, está presente de un modo único en las especies sagradas de la Eucaristía. Es en este gran Sacramento donde recibimos el Cuerpo, la Sangre, el Alma, y la Divinidad de Cristo. Cat. 832, 833, 1088, 1373 y 2689.

 

Catecismo de la Iglesia Católica.

832 “Esta Iglesia de Cristo está verdaderamente presente en todas las legítimas comunidades locales de fieles, unidas a sus pastores. Estas, en el Nuevo Testamento, reciben el nombre de Iglesias. En ellas se reúnen los fieles por el anuncio del Evangelio de Cristo y se celebra el misterio de la Cena del Señor. En estas comunidades, aunque muchas veces sean pequeñas y pobres o vivan dispersas, está presente Cristo, quien con su poder constituye a la Iglesia una, santa, católica y apostólica” (C. Vaticano II, Lumen gentium, 26).

1088 “Para llevar a cabo una obra tan grande” – la dispensación o comunicación de su obra de salvación –, “Cristo está siempre presente en su Iglesia, principalmente en los actos litúrgicos. Está presente en el sacrificio de la misa, no solo en la persona del ministro, “ofreciéndose ahora por ministerio de los sacerdotes el mismo que entonces se ofreció en la cruz”, sino también, sobre todo, bajo las especies eucarísticas. Está presente con su virtud en los sacramentos, de modo que, cuando alguien bautiza, es Cristo quien bautiza. Está presente en su Palabra, pues es Él mismo el que habla cuando se lee en la Iglesia la Sagrada Escritura. Está presente, finalmente cuando la Iglesia suplica y canta salmos, el mismo que prometió: “Donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt 18, 20)” (C. Vaticano II, Sacrosanctum Concilium, 6).

1373 “Cristo Jesús murió, resucitó, que está a la derecha de Dios e intercede por nosotros” (Rm 8, 34), está presente de múltiples maneras en su Iglesia (cf. C. Vaticano II, Lumen gentium, 48): en su Palabra, en la oración de su Iglesia, “allí donde dos o tres estén reunidos en mi nombre” (Mt 18, 20), en los pobres, los enfermos, los presos (cf. Mt 25, 31-46), en los sacramentos de los que Él es autor, en el sacrificio de la misa y en la persona del ministro. Pero, “sobre todo bajo las especies eucarísticas” (cf. C. Vaticano II, Sacrosanctum concilium, 7).

 

Concilio Vaticano II

[El sentido de la fe y de los carismas en el pueblo cristiano]. El pueblo santo de Dios participa también del carácter profético de Cristo dando un testimonio vivo de Él, sobre todo con la vida de fe y amor, y ofreciendo a Dios un sacrificio de alabanza, fruto de unos labios que aclaman su nombre (cf. Hb 13, 15). La totalidad de los fieles que tienen la unción del Santo (cf. 1 Jn 2, 20.27) no puede equivocarse en la fe. Se manifiesta esta propiedad suya, tna peculiar, en el sentido sobrenatural de la fe de todo el pueblo: cuando “desde los obispos hasta el último de los laicos cristianos” (S. Agustín, de praed. sact. 14, 27) muestran estar totalmente de acuerdo en cuestiones de fe y de moral. El Espíritu de la verdad suscita y sostiene ese sentido de la fe. Con él, el Pueblo de Dios, bajo la dirección del magisterio al que obedece con fidelidad, recibe, no ya una simple palabra humana, sino la palabra de Dios(cf. 1 Ts 2, 13). Así se adhiere indefectiblemente “a la fe transmitida a los santos de una vez para siempre” (Jds 3), la profundiza con un juicio recto y la aplica cada día más plenamente en la vida.

Lumen gentium, 12.

 

Los Santos Padres.

¿Qué debe hacer quien ha recibido una injuria? Lo que hemos escuchado hoy: “Si tu hermano peca contra ti, corrígelo a solas”. Si descuidas el hacerlo, peor eres tú. Él hizo la injuria y con ella se hirió con grave herida; tú ¿desprecias la herida de tu hermano? Lo ves perecer o que ha parecido, ¿y lo descuidas? Peor eres tú callando que él injuriando.

Agustín, Sermones, 82, 7. 4b, pg. 109.

Me parece bien que, después de las tres advertencias con que se condena a uno como pagano y publicano, se añada: “En verdad os digo – evidentemente a los que juzgan que alguien es pagano y publicano – que todo lo que atéis en la tierra” y lo que sigue. En efecto, con razón fue atado el corregido en tres ocasiones, pero que no atendió: el considerado como pagano y publicano. Por eso precisamente, al ser atado y condenado, un hombre así permanece atado, y nadie en el cielo puede disolver el juicio del hombre que lo ató. De la misma manera, el que ha sido reprendido una sola vez y hace cosas merecedoras de ser ganado, es liberado nuevamente gracias a la advertencia de quien lo ha ganado, y no permanece ya atado con las cadenas de los pecados por los que fue corregido y atado. Será juzgado libre por los que están en el cielo.

Orígenes, Comentarios al Ev. de Mateo, 13. 1b, pg. 111.

Ya veis cómo el Señor condenó al pecador a doble necesidad: al castigo de aquí y al suplicio de allá. Mas si amenaza con el castigo de aquí es para que no llegue el suplicio de allá, sino que se ablande más bien el obstinado por el temor de la amenaza, por la expulsión de la Iglesia, por el peligro de ser atado en la tierra y quedar también ligado en los cielos. Sabiendo esto, si no al principio, por lo menos al pasar por tantos tribunales, es natural que el hombre deponga su ira. De ahí haber establecido el Señor uno, dos y hasta tres juicios, y no expulsar inmediatamente al culpable, pues si desoye al primer tribunal, puede ceder al segundo; si también rechaza al segundo, aún le queda el tercero. Si también a este rechaza, aún puede espantarle el castigo venidero y la sentencia y justicia de Dios.

Juan Crisóstomo. Homilías sobre el Ev. de Mateo, 60, 2. 1b, pg. 111-112.

Debemos practicar la armonía que viene de Dios, para que cuando estemos reunidos en el nombre de Cristo, Él esté presente en medio de nosotros, Él, que es la palabra de Dios, su sabiduría y su poder.

Orígenes, Comentarios al Ev. de Mateo, 14, 1. 1b, pg. 112.

No es el número de los que se reúnen, sino el poder de su piedad y de su amor a Dios, lo que es eficaz.

Cirilo de Alejandría. Fragmentos sobre el Ev. de Mateo, 215. 1b, pg. 113.

 

San Jerónimo.

15-17 Si tu hermano peca contra ti, ve y corrígelo en privado, etc. Si nuestro hermano ha pecado contra nosotros y nos ha perjudicado en algo, tenemos la posibilidad, más bien la obligación, de perdonarlo, porque se nos ha prescrito que perdonemos sus deudas a nuestros deudores; pero si alguien hubiera pecado contra Dios, no depende de nosotros. En efecto, la divina Escritura dice: Si un hombre ha pecado contra un hombre, el sacerdote rogará por él; pero si ha pecado contra Dios, ¿quién rogará por él?” (1 Samuel 2, 25). Nosotros, por el contrario, indulgentes con las injurias que se hacen a Dios, manifestamos odio por las ofensas que nos hacen. Y debemos corregir al hermano en privado no sea que, si ha perdido una vez el pudor y la vergüenza, permanezca en pecado. Y si nos escucha ganamos su alma y por la salud de otro procuramos también la nuestra. Pero si se niega a escucharnos, que se llame a un hermano; si se niega a escuchar a este, llámese a un tercero, ya sea para tratar de corregirlo ya para amonestarlo delante de testigos. Pero si tampoco a ellos quiere escucharlos, entonces hay que decirlo a muchos para que lo detesten y el que no pudo ser salvado por la vergüenza se salve por las afrentas. Cuando dice: Considéralo como pagano y publicano, muestra que se debe detestar más a aquel que bajo el nombre de fiel hace obras propias de infieles que al que es abiertamente gentil. En sentido tropológico [doctrina moral que se dirige a la reforma o enmienda de las costumbres, rae.es] se llama publicanos a los que corren tras las riquezas del mundo y exigen impuestos por medio de negocios ilícitos, fraudes y robos, crímenes y perjurios.

18 Os aseguro que todo lo que atéis … Dio poder a los apóstoles para que supieran quienes reciben tal condenación que la sentencia de los hombres es corroborada por la sentencia divina y todo lo que sea atado en la tierra quedará atado en el cielo.

19.20 También os digo… Todo lo dicho anteriormente nos había invitado a la concordia. Ahora nos promete también un premio para que con mayor solicitud persigamos activamente la paz; al decir que se encontrará en medio de dos o tres pensamos en el ejemplo de aquel tirano que había tomado prisioneros a dos amigos. Uno de ellos había vuelto a ver a su madre, dejando al otro como fianza. Quiso probarlos de este modo, reteniendo a uno y dejando partir al otro, y cuando este volvió el día fijado, lleno de admiración por su mutua fidelidad, les rogó que lo admitieran como tercero [Cicerón. Sobre los deberes, III, 45). Podemos igualmente interpretar esto en sentido espiritual; cuando el espíritu, el alma y el cuerpo están de acuerdo y no se hacen la guerra teniendo deseos encontrados, la carne y sus deseos contra el espíritu y el espíritu contra la carne, obtendrán del Padre todo lo que le pidieren; sin ninguna duda la petición es buena cuando elk cuerpo tiene los mismos deseos que el alma.

 

San Agustín.

Hay algo realmente grave. Los hombres desprecian de tal modo la medicina del perdón, que no sólo no perdonan cuando se les ofende, sino que tampoco quieren pedirlo cuando ellos pecan. Penetró la tentación y se apoderó la ira de ellos. De tal manera les dominó el deseo de venganza, que no sólo se apoderó de su corazón, sino que hasta la lengua vomitó ultrajes y crímenes.

Miraos a vosotros mismos. El mismo Cristo dice: Si peca tu hermano… El pagano es un gentil; y gentil es aquel que no cree en Cristo. Si no escucha a la comunidad, dale por muerto.

Pero he aquí que vive, que entra en la Iglesia, que hace la señal de la cruz, que se arrodilla, que ora y se acerca al altar. A pesar de todo eso, tenlo por pagano y publicano. No hagas caso de esas falsas señales de vida. Esta muerto.

Aunque no nos sobrevenga la muerte repentina, lo cierto es que no podemos vivir por largo tiempo. La vida humana en su totalidad es breve: desde la infancia hasta la ancianidad. Aunque Adán viviera todavía y debiera morir hoy, ¿qué hubiera ganado con haber vivido tanto? A todo esto debes añadir que el mismo presente, aunque bullicioso por naturaleza, resulta incierto por una especie de enfermedad radical. A diario mueren hombres. Los vivos los llevan a enterrar, celebran sus funerales y se prometen a sí mismos una larga vida. Nadie dice: “Me corregiré, no sea que mañana esté yo como este a quien hemos acompañado al cementerio”. A vosotros os agradan las palabras, pero yo busco los hechos. No me entristezcáis con vuestras costumbres perversas, ya que mi deleite en la vida presente no es otro que vuestra digna vida.

Sermón17, 6-7.

San Juan de Ávila.

Y también habéis de saber que declarar cuál escritura sea palabra de Dios, para que por tal sea de todos creída, no pertenece a otro sino a la misma Iglesia cristiana, cuya cabeza en la tierra, por divina ordenación, es el Romano Pontífice. Y tener por cierto, como San Jerónimo dice, que “cualquier persona que, fuera de esta Iglesia y casa de Dios, comiere el cordero de Dios, profano es, no cristiano”. Y quienquiera que fuere hallado fuera de ella, necesariamente ha de perecer, como los que no entraron en el arca de Noé fueron ahogados con el diluvio (cf. Gn 7, 23). Esta es la Iglesia, a la cual manda el Evangelio que oigamos, y que quien no la oyere tengamos por malo y por infiel (cf. Mt 18, 17). Y esta es la Iglesia de la cual dice San Pablo que es coluna y firmamento de la verdad (1 Tm 3, 15).

Audi, filia (II). I, pg. 635.

¿Pues qué remedio para que, si me hicieren mal, no me haga yo malo? Si pecara contra ti tu hermano, dice nuestro Redemptor, vade, et corrige eum inter te et illum; si te hiciere mal, no te tornes tú malo. ¡Gran locura es imitar la locura del loco! – Al avariento duélele cuando le quitan la hacienda; al regalado, cuando le hacen mal. ¿Qué hará el hombre a quien le hacen mal? – Dolerse más del mal y pecado del otro que de su propio daño. – ¿Qué harás si te hicieren mal? – No dalle de cuchilladas; no ponello a pleito; no levantar bandos. – Vete a él y dile: “Catá que no tenéis razón de hacerme mal, por esto y por esto”. Si te oyere, si recibiere tu razón, has ganado no tu hacienda, no honra, sino su ánima; y si no te oyere, toma dos amigos tuyos y suyos, corrígelo entre ti y ellos. Si no los oyere, dilo a la iglesia, al perlado [clérigo que tiene algunas de las dignidades superiores en la iglesia, rae.es], a la congregación; y si no te oyere, apártate de él como étnico y infiel.

Sermón Domingo 21 después de Pentecostés. OC III, pg. 299.

Pensasteis en una palabra de Cristo, que oísteis en el sermón: Si perdonáredes a vuestros prójimos, vuestro Padre os perdonará a vosotros; y si no perdonáredes, no os perdonará Dios (cf. Mt 18, 18). Cuando te paras a pensar: “Gran cosa es el perdonar, pues que si no perdono no me perdona Dios... Pues si lo que perdono, ¿qué dirán de mí?... Si no le perdono, no me perdona Dios. Al fin quiero perdonar, porque Dios me perdone a mí”, comido has. Y el que antes no podíades ver, comienza a parecer bien, y habláis al que no hablábades, ni podíades ver más que al diablo; ya os comienza a parecer bien. Comido habéis. Así como el mantenimiento del entendimiento es la verdad, así el de la voluntad es la bondad, y bien estáis con la cosa que le queréis bien. ¿Qué ha comido tu entendimiento? Aquella verdad, pues que con tanta fuerza os movéis a amar al que tanto aborrecíades.

Sermón Santísimo Sacramento. III, pg. 605.

 

San Oscar Romero. Homilía.

Qué vergüenza para mí, Pastor, y les pido perdón a mi comunidad, cuando no haya podido desempeñar como servidor de ustedes mi papel de obispo. No soy un jefe, no soy una manda más, no soy una autoridad que se impone. Quiero ser el servidor de Dios y de ustedes. Y es en ese ambiente, en que Cristo está llamando a la autenticidad, cuando este discurso de cómo debe ser la comunidad. Yo puedo sacar de las tres lecturas el título de la homilía de hoy , como el resumen del discurso de Cristo: La Iglesia, comunidad profética; la Iglesia, comunidad sacramental; y la Iglesia, comunidad de amor. Esto es la Iglesia. Si no la entendemos así, no sabemos lo que es Iglesia de Cristo. Estas tres características son como el resumen de las tres lecturas de hoy.

Homilía, 10 de septiembre de 1978.

 

Papa Francisco. Ángelus. 6 de septiembre de 2020.

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El Evangelio de este domingo (cf. Mt 18, 15-20) está tomado del cuarto discurso de Jesús en el relato de Mateo, conocido como discurso “comunitario” o “eclesial”. El pasaje de hoy habla de la corrección fraterna, y nos invita a reflexionar sobre la doble dimensión de la existencia cristiana: la comunitaria, que exige la protección de la comunión, es decir de la Iglesia, y la personal, que requiere la atención y el respeto de cada conciencia individual.

Para corregir al hermano que se ha equivocado, Jesús sugiere una pedagogía de recuperación. Y siempre la pedagogía de Jesús es pedagogía de la recuperación; Él siempre busca recuperar, salvar. Y esta pedagogía de la recuperación está articulada en tres pasajes. Primero dice: «Ve y corrígele, a solas tú con él» (v. 15), es decir, no pongas su pecado delante de todos. Se trata de ir al hermano con discreción, no para juzgarlo, sino para ayudarlo a darse cuenta de lo que ha hecho. Cuántas veces hemos tenido esta experiencia: viene alguien y nos dice: “Oye, en esto te has equivocado. Deberías cambiar un poco en esto”. Tal vez al inicio nos da rabia, pero después se lo agradecemos porque es un gesto de fraternidad, de comunión, de ayuda, de recuperación.

Y no es fácil poner en práctica esta enseñanza de Jesús, por varias razones. Existe el temor de que el hermano o la hermana reaccionen mal; a veces no hay suficiente confianza con él o ella... Y otros motivos. Pero cada vez que hemos hecho esto, hemos sentido que era justo el camino del Señor.

Sin embargo, puede suceder que, a pesar de mis buenas intenciones, la primera intervención fracase. En este caso está bien no desistir y decir: “Que se las arregle, yo me lavo las manos”. No, esto no es cristiano. No hay que desistir, sino recurrir a la ayuda de algún otro hermano o hermana. Dice Jesús: «Si no te escucha, toma todavía contigo uno o dos, para que todo asunto quede zanjado por la palabra de dos o tres testigos» (v. 16). Este es un precepto de la Ley de Moisés (cf. Dt 19,15). Aunque parezca contra el acusado, en realidad servía para protegerlo de falsos acusadores. Pero Jesús va más allá: los dos testigos son requeridos no para acusar y juzgar, sino para ayudar. “Pongámonos de acuerdo, tú y yo, vayamos a hablar con éste, con ésta que se está equivocando, que está quedando mal. Pero vayamos a hablarle como hermanos”. Este es el comportamiento de la recuperación que Jesús quiere de nosotros. De hecho, Jesús considera que también puede fracasar este enfoque —el segundo enfoque— con testigos, a diferencia de la Ley de Moisés, para la cual el testimonio de dos o tres era suficiente para la condena.

De hecho, incluso el amor de dos o tres hermanos puede ser insuficiente, porque él o ella son testarudos. En este caso, añade Jesús, «díselo a la comunidad» (v. 17), es decir, a la Iglesia. En algunas situaciones toda la comunidad está involucrada. Hay cosas que no pueden dejar indiferentes a los otros hermanos: se necesita un amor mayor para recuperar al hermano. Pero, a veces, incluso esto puede no ser suficiente. Y Jesús dice: «Y si ni a la comunidad hace caso, considéralo ya como al gentil y al publicano» (ibid.). Esta expresión, aparentemente tan despectiva, en realidad nos invita a poner a nuestro hermano de nuevo en las manos de Dios: sólo el Padre podrá mostrar un amor más grande que el de todos los hermanos juntos. Esta enseñanza de Jesús nos ayuda mucho, porque —pensemos en un ejemplo— cuando nosotros vemos un error, un defecto, una equivocación, en tal hermano o hermana, habitualmente la primera cosa que hacemos es ir a contárselo a los demás, a chismorrear. Y los chismes cierran el corazón de la comunidad, cierran la unidad de la Iglesia. El gran chismoso es el diablo, que siempre está diciendo cosas feas de los demás, porque él es el mentiroso que busca dividir a la Iglesia, de alejar a los hermanos y de no hacer comunidad. Por favor, hermanos y hermanas, hagamos un esfuerzo para no chismorrear. ¡El chismorreo es una peste más fea que el Covid! Hagamos un esfuerzo: nada de chismes. Es el amor de Jesús, que acogió a publicanos y paganos, escandalizando a las personas rígidas de la época. Por lo tanto, no se trata de una condena sin apelación, sino del reconocimiento de que a veces nuestros intentos humanos pueden fracasar, y que sólo estando ante Dios puede poner a nuestro hermano ante su propia conciencia y la responsabilidad de sus actos. Y si no funciona, silencio y oración por el hermano y la hermana que se equivocan, pero nunca el chismorreo.

Que la Virgen María nos ayude a hacer de la corrección fraterna un hábito saludable, para que en nuestras comunidades se puedan establecer siempre nuevas relaciones fraternas, basadas en el perdón mutuo y, sobre todo, en la fuerza invencible de la misericordia de Dios.

 

Benedicto XVI. Ángelus. 4 de septiembre de 2011.

Queridos hermanos y hermanas:

Las lecturas bíblicas de la misa de este domingo coinciden en el tema de la caridad fraterna en la comunidad de los creyentes, que tiene su fuente en la comunión de la Trinidad. El apóstol san Pablo afirma que toda la Ley de Dios encuentra su plenitud en el amor, de modo que, en nuestras relaciones con los demás, los diez mandamientos y cada uno de los otros preceptos se resumen en esto: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (cf. Rm 13, 8-10). El texto del Evangelio, tomado del capítulo 18 de san Mateo, dedicado a la vida de la comunidad cristiana, nos dice que el amor fraterno comporta también un sentido de responsabilidad recíproca, por lo cual, si mi hermano comete una falta contra mí, yo debo actuar con caridad hacia él y, ante todo, hablar con él personalmente, haciéndole presente que aquello que ha dicho o hecho no está bien. Esta forma de actuar se llama corrección fraterna: no es una reacción a una ofensa recibida, sino que está animada por el amor al hermano. Comenta san Agustín: «Quien te ha ofendido, ofendiéndote, ha inferido a sí mismo una grave herida, ¿y tú no te preocupas de la herida de tu hermano? ... Tú debes olvidar la ofensa recibida, no la herida de tu hermano» (Discursos 82, 7).

¿Y si el hermano no me escucha? Jesús en el Evangelio de hoy indica una gradualidad: ante todo vuelve a hablarle junto a dos o tres personas, para ayudarle mejor a darse cuenta de lo que ha hecho; si, a pesar de esto, él rechaza la observación, es necesario decirlo a la comunidad; y si tampoco no escucha a la comunidad, es preciso hacerle notar el distanciamiento que él mismo ha provocado, separándose de la comunión de la Iglesia. Todo esto indica que existe una corresponsabilidad en el camino de la vida cristiana: cada uno, consciente de sus propios límites y defectos, está llamado a acoger la corrección fraterna y ayudar a los demás con este servicio particular.

Otro fruto de la caridad en la comunidad es la oración en común. Dice Jesús: «Si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre que está en el cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mt 18, 19-20). La oración personal es ciertamente importante, es más, indispensable, pero el Señor asegura su presencia a la comunidad que —incluso siendo muy pequeña— es unida y unánime, porque ella refleja la realidad misma de Dios uno y trino, perfecta comunión de amor. Dice Orígenes que «debemos ejercitarnos en esta sinfonía» (Comentario al Evangelio de Mateo 14, 1), es decir en esta concordia dentro de la comunidad cristiana. Debemos ejercitarnos tanto en la corrección fraterna, que requiere mucha humildad y sencillez de corazón, como en la oración, para que suba a Dios desde una comunidad verdaderamente unida en Cristo. Pidamos todo esto por intercesión de María santísima, Madre de la Iglesia, y de san Gregorio Magno, Papa y doctor, que ayer hemos recordado en la liturgia.

 

Homilía Chat GPT (Inteligencia Artificial).

 

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Hoy en el Evangelio, Jesús nos ofrece valiosas enseñanzas sobre la corrección fraterna y la importancia de la comunidad en la vida cristiana. En este breve pasaje de Mateo 18,15-20, Jesús nos guía hacia una comprensión más profunda de cómo debemos abordar los conflictos y cómo se manifiesta la presencia de Dios en nuestra comunidad.

Comienza diciendo: "Si tu hermano peca contra ti, ve y corrígelo en privado". Esta es una invitación a la humildad y al diálogo. En lugar de buscar la confrontación pública o el chisme, Jesús nos anima a hablar directamente con aquellos con los que tenemos conflictos. Esto muestra el deseo de Jesús de mantener la unidad y la paz en la comunidad de creyentes.

El segundo paso, si la corrección privada no funciona, es llevar a dos o tres testigos contigo. Esto no es para avergonzar a la persona, sino para ayudar a aclarar malentendidos y resolver el conflicto de manera justa y amorosa. La presencia de testigos imparciales puede ser un recurso valioso para alcanzar un acuerdo.

Y si, a pesar de estos esfuerzos, el conflicto persiste, Jesús nos insta a llevarlo ante la comunidad. Aquí, la comunidad no se limita a una congregación en particular, sino que representa a la Iglesia en su totalidad. En la Iglesia, cuando enfrentamos desacuerdos y divisiones, debemos recordar que Dios está presente en medio de nosotros.

Jesús nos promete algo poderoso en este pasaje: "Donde dos o tres estén reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos". Esto subraya la importancia de la comunión y la oración en la vida de la comunidad cristiana. Cuando buscamos la reconciliación y la unidad en el nombre de Cristo, Él está presente para guiarnos y fortalecernos.

Este pasaje nos recuerda que la Iglesia es una comunidad de amor y perdón, donde debemos esforzarnos por resolver los conflictos con amor y humildad. No se trata solo de solucionar problemas, sino de mantener la paz y la unidad que Dios desea para nosotros.

En nuestras vidas cotidianas, enfrentaremos conflictos y desacuerdos, pero recordemos las palabras de Jesús y busquemos la reconciliación y la unidad. Invitemos a Cristo a estar presente en medio de nuestras discusiones y oraciones, confiando en que Él nos guiará hacia la paz y la armonía.

Que el Señor nos dé la gracia de ser instrumentos de su amor y reconciliación en nuestras comunidades y en el mundo. Amén.

 

DOMINGO XXIV T. O. 10 de septiembre de 2023.

 

Monición de entrada.-

Buenos días:

Cuando empezamos la misa le pedimos perdón a Jesús, nos damos la paz, en el Padrenuestro decimos perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.

Y comulgamos el cuerpo de Jesús, que en la cruz nos perdonó.

Por eso es muy importante que vengamos a misa con el deseo de perdonar a quienes no se han portado bien con nosotros.

 

Señor, ten piedad.-

Porque no aguantamos a los demás. Señor, ten piedad.

Porque nos cuesta mucho perdonar.  Cristo, ten piedad.

Porque queremos que Dios nos perdone, sin nosotros perdonar. Señor, ten piedad.

 

 Peticiones.-

Para que Dios ayude al Papa Francisco a perdonar a quienes no le quieren. Te lo pedimos, Señor.

Para que la Iglesia sea un lugar de perdón.  Te lo pedimos, Señor.

Para que los países se perdonen y termina las guerras. Te lo pedimos, Señor.

Para que perdonemos a los que se portan mal con nosotros. Te lo pedimos, Señor.

Para que nos perdonemos unos a los otros. Te lo pedimos, Señor.

 

Acción de gracias.-

María, queremos darte las gracias por que tú eres un ejemplo de perdón, pues perdonaste a quienes mataron a tu Hijo Jesús.

 

BIBLIOGRAFÍA.

Sagrada Biblia. Versión oficial de la Conferencia Episcopal Española. BAC. Madrid. 2016.

Biblia de Jerusalén. 5ª edición – 2018. Desclée De Brouwer. Bilbao. 2019.

Nuevo Testamento. Versión crítica sobre el texto original griego de M. Iglesias González. BAC. Madrid. 2017.

Biblia Didajé con comentarios del Catecismo de la Iglesia Católica. BAC. Madrid. 2016.

Catecismo de la Iglesia Católica. Nueva Edición. Asociación de Editores del Catecismo. Barcelona 2020.

La Biblia comentada por los Padres de la Iglesia. Ciudad Nueva. Madrid. 2006.

Pío de Luis, OSA, dr. Comentarios de San Agustín a las lecturas litúrgicas (NT). II. Estudio Agustiniano. Valladolid. 1986.

Jerónimo. Comentario al evangelio de Mateo. Editorial Ciudad Nueva. Madrid. 1999. Pgs. 105-106.

San Juan de Ávila. Obras Completas I. Audi, filia – Pláticas – Tratados. BAC. Madrid. 2015.

San Juan de Ávila. Obras Completas II. Comentarios bíblicos – Tratados de reforma – Tratados y escritos menores. BAC. Madrid. 2013.

San Juan de Ávila. Obras Completas III. Sermones. BAC. Madrid.   2015.

San Juan de Ávila. Obras Completas IV. Epistolario. BAC. Madrid. 2003.

https://www.servicioskoinonia.org/romero/homilias/B/#IRA

www.vatican.va

 

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