Primera lectura.
Lectura de la profecía de Amós 6, 1a.4-7.
Esto dice el Señor omnipotente: “¡Ay de aquellos que se sienten
seguros en Sion, confiados en la montaña de Samaría! Se acuestan en lechos de
marfil, se arrellanan en sus divanes, comen corderos de rebaños y terneros de
establo; tartamudean como insensatos e inventan como David instrumentos
musicales; beben vino en elegantes copas, se ungen con el mejor de los aceites
pero no se conmueven para nada de la ruina de la casa de José. Por eso irán al
destierro, a la cabeza de los deportados y se acabará la orgía de los
disolutos.
Textos
paralelos.
Ay de los que se sienten seguros en Sión.
Lc 6, 24: Pero ay de vosotros, los ricos,
porque recibís vuestro consuelo.
Y de los que confían en la montaña de Samaría.
Jr 5, 12-13: Renegaron del Señor diciendo: “No
es él”, no nos pasará nada, no veremos espada ni hambre. Sus profetas son
viento, no tienen palabras del Señor, no tienen palabras del Señor, por eso así
dice el Señor, Dios de los ejércitos.
Los que se tumban en las camas de marfil.
Am 3, 15: Derribaré la casa de invierno y la
casa de verano, se perderán las arcas de marfil, se desharán los ricos arcones
– oráculo del Señor –.
Los que canturrean al son del arpa.
1 Cro 23, 5: Cuatro mil porteros y cuatro mil
músicos, que alababan al Señor acompañados de los instrumentos hechos por
David.
Ne 12, 36: Y sus hermanos, Semayas, Azarel,
Milalay, Guilalay, Maay, Netanel, Judá y Jananí, con los instrumentos de David,
hombre de Dios. Esdras, el letrado, iba al frente de ellos.
Cesará la orgía de los sibaritas.
Ap 18, 14: La ganancia que codiciabas se te
escapó, tu refinamiento y esplendor los has perdido y no los volverás a
encontrar.
Notas
exegéticas Biblia de Jerusalén.
6 1 (a) “los que se sienten seguros en Sión” es quizás una
relectura propia de Judá.
6 5 Sentido dudoso.
6 6 El fin inminente del reino de Israel.
Salmo
responsorial
Sal 146 (145), 6c-10 (R/. 1b).
R/. ¡Alaba,
alma mía, al Señor!
El
Señor mantiene su fidelidad perpetuamente,
hace
justicia a los oprimidos,
da
pan a los hambrientos.
El
Señor liberta a los cautivos. R/.
El
Señor abre los ojos al ciego,
el
Señor endereza a los que ya se doblan,
el
Señor ama a los justos.
El
Señor guarda a los peregrinos. R/.
Sustenta
al huérfano y a la viuda
y
trastorna el camino de los malvados.
El
Señor reina eternamente,
tu
Dios, Sión, de edad en edad. R/.
Textos
paralelos.
Que hace justicia a los oprimidos.
Sal 103, 6: El Señor hace
justicia y defiende a los oprimidos.
Yahvé libera a los condenados.
Sal 68, 7: Dios da
un hogar a los que están solos, saca de la prisión a los cautivos; solos los
rebeldes se quedan en el yermo.
Is 49, 9: Para decir a los
cautivos: “Salid”, a los que están en tinieblas: “Venid a la luz”.
Yahvé abre los ojos a los
ciegos.
Is 61, 1: El Espíritu del Señor
está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar la buena
noticia a los que sufren, para vendar los corazones desgarrados, para proclamar
la amnistía a los cautivos y a los prisioneros la libertad.
Yahvé endereza a los encorvados.
Sal 145, 14: El Señor sostiene a
los que van a caer y endereza a los que ya se doblan.
Yahvé protege al forastero.
Ex 22, 20: No oprimirás ni
vejarás al emigrante, porque emigrantes fuisteis vosotros en Egipto.
Sostiene al huérfano y a la
viuda.
Sal 68, 6: Padre de huérfanos,
protector de viudas es Dios en su santa morada.
Yahvé ama a los honrados.
Sal 11, 7: Porque el Señor es
justo y ama la justicia, los rectos verán su rostro.
Yahvé reina para siempre.
Ex 15, 18: El Señor reina por
siempre jamás.
Tu Dios, Sión, de edad en edad.
Sal 145, 13: Tu reinado es un
reinado eterno, tu gobierno, de generación en generación.
Notas
exegéticas Biblia de Jerusalén.
146 Este salmo es el
comienzo del tercer Hallel, Sal 146-150, que los judíos recitaban por la
mañana.
Segunda
lectura.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo 6, 11-16.
Hombre de Dios, busca la justicia, la piedad, la fe, el amor, la
paciencia, la mansedumbre. Combate el buen combate de la fe, conquista la vida
eterna, a la que fuiste llamado y que tú profesaste noblemente delante de
muchos testigos. Delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Cristo
Jesús, que proclamó tan noble profesión de fe ante Poncio Pilato, te ordeno que
guardes el mandamiento sin mancha ni reproche hasta la manifestación de nuestro
Señor Jesucristo, que, en el tiempo apropiado, mostrará el bienaventurado y
único soberano, Rey de los reyes y Señor de los señores, el único que posee la
inmoralidad, que habita una luz inaccesible, a quien ningún hombre ha visto ni
puede ver. A él honor y poder eterno. Amén.
Textos
paralelos.
Tú, en cambio, hombre de Dios.
2 Tm 4, 1: Delante de Dios y de
Jesucristo, que ha de juzgar a vivos y muertos, te conjuro por su manifestación
como rey.
2 Tm 2, 22: Huye de las
pasiones juveniles, persigue la justicia, la fe, el amor, la paz con todos los
que invocan sinceramente al Señor.
Corre al alcance de la
justicia, de la piedad, de la fe, de la caridad.
1 Co 13, 13: Todos nosotros,
judíos o griegos, esclavos o libres, nos hemos bautizado en un solo cuerpo, y
hemos absorbido un solo espíritu.
Ga 5, 22: Por el contrario el
fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, amabilidad, bondad,
fidelidad.
Tt 2, 2: Que los ancianos sean
sobrios, dignos, moderados, sanos en la fe, el amor y la paciencia.
Conquista la vida eterna.
2 Tm 4, 7: He peleado la noble
pelea, he terminado la carrera, he mantenido la fe.
Ante Poncio Pilato rindió
tan hermoso testimonio.
1 Tm 2, 6: Que se entregó en
rescate por todos y como testimonio en el momento oportuno.
Jn 18, 36-37: Contestó Jesús:
“Mi reino no es de este mundo; si fuera de este mundo mi reino, mis servidores
habrían peleado para que no me entregaran a los judíos. Ahora bien, mi reino no
es de aquí”. Le dijo Pilato: “Entonces, ¿tú eres rey?”. Contestó Jesús: “Lo que
dices. Yo soy rey; para eso he nacido, para eso he venido al mundo, para
averiguar la verdad. Quien está por la verdad escucha mi voz”.
Bienaventurado y único
Soberano.
2 M 13, 4: Pero el Rey de reyes
excitó la cólera de Antíoco contra aquel malvado, y como Lisias demostró que
aquel era el causante de todos los males, Antíoco ordenó que lo llevaran a
Berea y lo ajusticiaran según la costumbre del lugar.
Rey de Reyes y Señor de
Señores.
Dt 10, 17: Que el Señor,
vuestro Dios, es Dios de dioses y Señor de señores; Dios grande, fuerte y
terrible, no es parcial ni acepta soborno.
Sal 136, 3: Dad gracias al
Señor de señores, porque es eterna su misericordia.
Ap 17, 14: Lucharán contra el
Cordero, pero el Cordero los derrotará, porque es señor de señores y rey de
reyes, y los que él ha llamado son elegidos y leales
A quien no ha visto
ningún ser humano ni le puede ver.
Ex 23, 20: Voy a enviarte un
ángel por delante para que te cuide en el camino y te lleve al lugar que he
preparado.
Jn 1, 17-18: Porque la ley se
promulgo por medio de Moisés, la lealtad y la fidelidad se realizaron por
Jesucristo. Nadie ha visto jamás a Dios; el Hijo único, Dios, que estaba al
lado del Padre, lo ha explicado.
Notas
exegéticas Biblia de Jerusalén.
6 12 No se sabe con exactitud a qué
circunstancia de la vida de Timoteo alude aquí Pablo (¿bautismo? ¿consagración
para el ministerio?).
6 13 Proclamación de la realeza
mesiánica t de sy función de revelador de la Verdad. La mención de Poncio
Pilato refuerza el tono oficial de este testimonio, tipo de profesión de fe del
cristianismo, en el bautismo o ante los perseguidores.
6 14 Este término (utilizado en 2 Ts
2, 8 a propósito del impío) lo adoptan las Pastorales con preferencia a los
de “Venida” y “Revelación” para designar
la manifestación de Cristo en su triunfo escatológico, aquí y en 2 Tm 4, 1-18;
Tt 2, 13; Hb 9, 28, o ya en su obra redentora, 2 Tm 1, 10.
6 15 Lit. “en su tiempo” (ver 2, 6
n.), es decir, cuando Dios, Señor del tiempo y de la historia, tenga a bien
manifestar a su Hijo.
6 16 Esta doxología está inspirada
sin duda en el himno litúrgico, ver 1, 17; posiblemente se ha sacado de
el-Abarca site fórmulas de inspiración bíblica trasladadas al lenguaje
helenístico, contra todo culto rendido a hombres y toda pretensión de entender
el secreto de Dios.
Evangelio.
X Lectura del santo evangelio según
san Lucas 16, 19-31.
En aquel tiempo, dijo Jesús a los
fariseos:
-Había un hombre rico que se
vestía de púrpura y de lino y banqueteaba cada día. Y un mendigo llamado Lázaro
estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo
que caía de la mesa del rico. Y hasta los perros venían y le lamían las llagas.
Sucedió que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abrahán.
Murió también el rico y fue enterrado. Y, estando en el infierno, en medio de
los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno
y gritando, dijo: “Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en
agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas
llamas. Pero Abrahán le dijo: “Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida,
y Lázaro, a su vez males: por eso ahora él es aquí consolado, mientras que tú
eres atormentado. Y, además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso,
para que los que quieran cruzar desde aquí hacia vosotros no puedan hacerlo, ni
tampoco pasar de ahí hasta nosotros”. Él dijo: “Te ruego, entonces, padre, que
le mandes a casa de mi padre, pues tengo cinco hermanos: que le d¡é testimonio de
estas cosas, no sea que también ellos vengan a este lugar de tormento”. Abrahán
le dice: “Tienen a Moisés y a los profetas: que los escuchen”. Pero él le dijo:
“No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a ellos, se arrepentirán”. Abrahán le
dijo: “Si no escuchan a Moisés y a los
profetas, nos e convencerán ni aunque resucite un muerto”.
Textos
paralelos.
Recuerda que recibiste
tus bienes durante tu vida.
Lc 6, 24-25: Pero ay de
vosotros, los ricos, porque recibís vuestro consuelo; ay de vosotros, los que
estáis saciados, porque pasaréis hambre; ay de los que ahora reís, porque
lloraréis y haréis duelo.
Ya tienen a Moisés y a
los profetas; que les hagan caso.
Lc 24, 44: Después les dijo:
“Esto es lo que os decía cuando todavía estaba con vosotros: que tenía que
cumplirse en mí todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y los
salmos”.
Si no hacen caso a Moisés
y los profetas.
Jn 5, 46-47: Pues si creyerais
a Moisés, me creeríais a mí, pues él escribió acerca de mí. Y si no creéis lo
que él escribió, ¿cómo vais a creer mis palabras?
Notas
exegéticas Biblia de Jerusalén.
16 19 Historia-parábola, sin relación
alguna con la historia. Se compone de dos partes, lo mismo que 15, 11-32. Los
vv. 19-25, que se inspiran en un tema conocido del antiguo Egipto y en el
judaísmo, ilustran el cambio de situación que conlleva el paso de este mundo al
mundo futuro. Es lo que proclaman las bienaventuranzas de 6, 20-24. Los vv.
27-31, que constituyen la lección principal, indican a partir de las escrituras
la señal que conduce a la conversión del modo más convincente. La lección
general es clara: urge convertirse y, para ello, escuchar “a Moisés y a los
profetas” (v. 31).
16 20 Único caso en que el personaje
de una parábola recibe un nombre. Este, que significa “Dios ayuda”, se adecua
muy bien al pobre. Como el relato apunta a la resurrección (vv. 27-31), algunos
creen encontrar aquí una relación con el episodio de Jn 11. Pero el Lázaro de
Jn no era pobre.
16 21 Adic.: “pero nadie le daba”.
16 22 (a) Expresión judaica que responde a
la antigua locución bíblica “reunirse con sus padres”, es decir, con los
patriarcas, Jc 2, 10. La imagen expresa la intimidad y la proximidad con
Abrahán en el banquete mesiánico.
16 22 (b) Vulgata: “fue sepultado en el
infierno”.
16 23 La morada de los muertos,
equivalente al hebrero s’ól. Se trata de una idea basada en
representaciones de ciertos medios judíos: los muertos ya están clasificados
antes del juicio en diversas categorías que anticipan la bienaventuranza o el
castigo eternos. Lc es el único evangelio que representa así la situación de
los individuos en el más allá. Al utilizar estas imágenes de su época, no
pretende informar a los lectores sobre el más allá: su intención es sin más
indicar el camino de la salvación
16 26 El abismo simboliza la
imposibilidad, tanto para los elegidos como para los condenados, de cambiar su
destino.
16 31 Este v. constituye el remate del
relato. El signo más decisivo para generar la fe no es el milagro sensacional,
sino la Escritura, es decir, la coherencia del mensaje revelado. En otras
partes, Jesús habla de la ineficacia de los milagros en las ciudades de Galilea
(ver 10, 13) y de la superioridad de las señales espirituales sobre las
corporales (Jn 14, 11; 20, 29).
Notas
exegéticas Nuevo Testamento, versión crítica
19-20
LINO
FINÍSIMO: la palabra griega bissos es de origen semítico. Vestir esa
tela costosa, en sí, no es pecado; pues, si la Babilonia pecadora de Ap 18, 16
se viste de lino finísimo, también lo hace la novia del Cordero celeste y los
bienaventurados en el cielo (cf. Ap 19, 8.14). Aunque se supone, la parábola no
dice expresamente que el rico fuera malo, ni que el pobre fuera bueno (más
bien, en la mente de un judío se trataría de un pecador, castigado por Dios con
la enfermedad), con lo cual queda más de relieve el contraste entre las dos
escalas de valores según el mundo (riqueza-pobreza) y cómo en el mundo futuro,
inaugurado ya ahora por Jesús, su jerarquía será inversa. En cierto sentido
esta parábola es un ejemplo concreto de las bienaventuranzas (cf. 6, 20-26).
"En esta parábola Jesús no habla del destino definitivo después del Juicio
universal, sino que se refiere a una de las concepciones del judaísmo antiguo,
es decir, la de una condición intermedia entre muerte y resurrección, un estado
en el que aún falta la sentencia última (Benedicto XVI). // LÁZARO: adaptación
fonética aramea del nombre hebreo El'azar (=Dios ayuda”. “Lázaro
significa el que es socorrido”, decía san Jerónimo. // VESTÍBULO: lit. vestíbulo
de él, la entrada de la casa del rico.
21 DE LO QUE CAÍA:
quizás el substrato semítico de la expresión daba el aspecto de la voz pasiva:
“lo que se arrojaba”, lo que era tirado por los comensales. // MÁS AÚN: la
partícula griega allá, con valor intensivo o progresivo, está reforzada
por kai: “y, lo que es más…”, “y no solo eso, sino que…”.
22-23
El
texto refleja en imagen la teología del tiempo de Jesús sobre la retribución de
buenos y malos después de la muerte: dos planos o niveles en el seol (la
morada donde los muertos esperan la resurrección final), el superior para los
justos, el inferior para los impíos; en el superior reina la intimidad (“el
regazo de Abrahán”), en el inferior existe una situación dolorosa (cf. apócrifo
de Henoc y dentro de la Biblia, Is 14, 15; Ez 32, 21), aunque todavía no sea la
gehenna o lugar de la condenación definitiva después del juicio final.
Cuando se pensó en los justos fuera del seol, este dejó de ser domicilio
común para todos los muertos y pasó a considerarse como el lugar propio de los
condenados: el infierno. EL REGAZO (en el v. 23 aparece literalmente en plural)
DE ABRAHÁN: la imagen es la de quien está recostado en el diván para comer;
así, el festín de Lázaro en el más allá se contrapone a los banquetes del rico
antes de morir (v. 19). // VIO: lit. ve.
26 NI DE AHÍ: lit. ni
de allí. La muerte crea una situación definitiva; después ya no hay
posibilidad de decidirse por o contra Dios, ni de revocar la decisión forjada
en esta vida.
27-28
El
texto supone que Lázaro no ha resucitado todavía; la petición del rico viene a
ser: “Que Lázaro resucite, y que se aparezca a mis hermanos que aún viven en la
tierra”.
31 Un ejemplo confirma
la enseñanza de este versículo: la incredulidad de los contemporáneos de Jesús,
prototipo de la incredulidad moderna, no desapareció con la resurrección de
Lázaro, ni con la del mismo Jesús.
Notas
exegéticas desde la Biblia Didajé:
16, 19-32 La parábola de Lázaro y el
hombre rico es notable por sus imágenes gráficas de la vida de ultratumba. Cat.
1859, 2463 y 2831.
16, 23 Infierno: término griego utilizado para
traducir la palabra hebrea Sheol, que indica el lugar de los muertos,
quera un estado tanto para los justos (Lc 16, 22) como para los malditos, que
fueron separados por abismo infranqueable. Cat. 633.
16, 23 El seno de Abrahán: los fallecidos que fueron
fieles a la Antigua Alianza tenían aún que esperar la redención de Cristo.
Estas son las almas que Cristo visitó tras su muerte con el fin de liberadas y
llevarlas a la felicidad eterna en el cielo. Este es el significado del término
"infierno" en el Credo Apostólico cuando decimos “Descendió a los
infiernos”. Cat. 631-632.
Catecismo
de la Iglesia Católica.
1859 El pecado mortal moral requiere plena conciencia y entero consentimiento.
Presupone el conocimiento del carácter pecaminoso del acto, de su oposición a
la Ley de Dios. Implica también un consentimiento suficientemente deliberado
para ser una elección personal. La ignorancia afectada y el endurecimiento del
corazón (Lc 16, 19-31) no disminuyen, sino aumentan, el carácter voluntario del
pecado.
2463 ¿Cómo no reconocer a Lázaro, el mendigo hambriento de la parábola en la
multitud de seres humanos sin pan, sin techo, sin patria? (cf. Lc 16, 19-31)
¿Cómo no escuchar a Jesús qe dice: “A mí no me lo hicisteis?” (Mt 25, 45).
2831 Pero la existencia de hombres que padecen hambre por falta de pan revela
otra hondura de esta petición. El drama del hambre en el mundo llama a los
cristianos que oran en verdad a una responsabilidad efectiva hacia sus
hermanos, tanto en sus conductas personales como en su solidaridad con la
familia humana. Esta petición de la Oración del Señor no puede ser aislada de
las parábolas del pobre Lázaro (cf. Lc 16, 19-31) y del juicio final (cf. Mt
25, 31-46).
633 La Escritura llama infiernos, sheol o hades (cf. Flp 2, 10; Hch 2, 24; Ap
1, 18; Ef 4, 9) a la morada de los muertos donde bajó Cristo después de muerto,
poque los que se encontraban allí estaba privados de la visión de Dios. Tal
era, en efecto, a la espera del Redentor, el estado de todos los muertos, malos
o justos, lo que no quiere decir que su suerte sea idéntica como lo enseña
Jesús en la parábola del pobre Lázaro recibido en el “seno de Abraham” (cf. Lc
16, 22-26). “Son precisamente estas almas santas, que esperaban a su Libertador
en el seno de Abraham, a las que Jesucristo liberó cuando descendió a los
infiernos” (Catecismo Romano¸ 1, 6). Jesús no bajó a los infiernos para
liberar a los condenados (cf. Concilio Romano, año 745) ni para destruir el
infierno de la condenación (cf. Benedicto XII, Cum dudum, año 1341),
sino para liberar a los justos que le habían precedido (cf. IV Concilio de
Toledo, año 633).
Concilio Vaticano II
Descendiendo a consecuencias prácticas y muy urgentes, el Concilio
inculca el respeto al hombre, de modo que cada uno, sin ninguna excepción, debe
considerar al prójimo como “otro yo”, cuidando, en primer lugar, de su vida y
de los medios necesarios para vivirla dignamente (cf. St 2, 16-16) para que no imiten a aquel
rico que se despreocupó totalmente del pobre Lázaro (cf. Lc 16, 19-31).
En nuestros días principalmente, urge la obligación de acercarnos a
cualquier otro hombre y servirle activamente cuando llegue la ocasión, ya se
trate de un anciano abandonado por todos, de un trabajador extranjero
injustamente despreciado, de un desterrado de un niño nacido de una unión
ilegítima que sufre inmerecidamente a causa de un pecado que él no ha cometido,
del hambriento que interpela nuestra conciencia, recordándonos la palabra del
Señor: “Cuantas veces lo hicisteis esto a uno de mis hermanos más pequeños, a
mí me lo hicisteis” (Mt 25, 40).
Además, todo lo que se opone a la vida, como los homicidios de cualquier
género, los genocidios, el aborto, la eutanasia y el mismo suicidio voluntario;
todo lo que viola la integridad de la persona humana, como las mutilaciones,
las torturas corporales y mentales, incluso los intentos de coacción
psicológica; todo lo que ofende a la dignidad humana, como las condiciones
infrahumanas de vida, los encarcelamientos arbitrarios, las deportaciones, la
esclavitud, la prostitución, la trata de mujeres y de jóvenes; también las
condiciones ignominiosas de trabajo en las que los obreros son tratados como
meros instrumentos de lucho, no como personas libres y responsables, todas
estas cosas y otras semejantes son ciertamente oprobios que, al corromper la
civilización humana, deshonran más a quienes los practican que a quienes
padecen la injusticia; y son totalmente contrarios al honor debido al Creador.
Constitución Pastoral “Gaudium et Spes”, 27.
Los Santos Padres.
A aquel ricachón que vestía de púrpura y vivía a cuerpo de rey no se le
acusa de ser un avaro, un ladrón o un adúltero, ni de haber hecho nada malo; lo
único que se le reprocha es su soberbia. ¡Oh tú, el más desdichado de los
hombres! Estás viendo yacer ante tu puerta una parte de tu cuerpo y ¿no sientes
conmiseración alguna?
S. Jerónimo, Sobre Lázaro y el rico. III, pg. 357.
El hombre rico era más cruel que los perros, porque no sintió simpatía ni
compasión por él sino que fue totalmente inmisericorde.
S. Cirilo de Alejandría. Comentario al Ev. de Lucas, 111. III, pg.
537.
A mi me parece que el abismo no es un desplazamiento de la tierra, sino
de nuestro criterio durante esta vida, divido en opciones contrarias.
S. Gregorio de Nisa, Diálogo sobre el alma y la resurrección, 3.
III, pg. 358.
No tema las riquezas, sino el vicio; no tema la abundancia, sino la
avaricia; no tema la posesión, sino la ambición. Posea como Abrahán, pero posea
al mismo tiempo la fe; tenga, posea, no sea poseído.
S. Agustín, Sermón 299. III, pg. 358.
Te pregunto: ¿por qué veía a Abrahán entre todos los justos y a Lázaro en
su seno? Porque Abrahán amó a los pobres que vio, para enseñarnos que no
podemos esperar nosotros el perdón al fina, si no hay en nosotros frutos de
perdón. Si Abrahán, que fue bienhechor de pregrinos y tuvo misericordia de
Sodoma, no pudo tener piedad de quien no la mostró con Lázaro, ¿cómo vamos a
esperar nosotros el perdón para nosotros mismos?
S. Efrén de Nisibi. Comentario al Diatessaron, 15, 12-13. III, pg.
359.
Para muchos es un grave mal y un fuego insufrible ver felices a los que
despreciaron. La malicia no abandona al rico, que ya posee su pena y que no
pide ser llevado hasta Lázaro, sino que pretende que Lázaro sea llevado hasta
él.
S. Pedro Crisólogo, Sermón, 122. III, pg. 359.
“Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no se convencerán ni aunque
resucite uno de los muertos”. Esto se ha cumplido en los judíos, quienes ni
escucharon a Moisés y a los profetas ni creyeron en Cristo resucitado”.
S. Agustín, Sermón 41. III, pg. 361.
San Agustín.
Dime a dónde debo dirigir la mirada para verte a
ti, y espero hacer todo lo que me mandares. Recibe, te pido, a tu fugitivo,
Señor, clementísimo Padre, basta ya con lo que he sufrido; basta ya con mis
servicios a tu enemigo, hoy puesto bajo tus pies; basta ya de ser juguete de
las apariencias falaces. Recíbeme ya siervo tuyo, que vengo huyendo de tus
enemigos, que me retuvieron sin pertenecerles, cuando vivía lejos de ti. Ahora
comprendo la necesidad de volver a ti; ábreme la puerta, porque te estoy
llamando; enséñame el camino para llegar a ti. Solo tengo voluntad; sé que lo
caduco y transitorio debe despreciarse para ir en pos de lo seguro y eterno.
Esto hago, Padre, porque esto solo sé, y todavía no conozco el camino que lleva
hasta ti. Enséñamelo, muéstramelo tú, dame la fuerza para el viaje. Si con la
fe llegan a ti los que te buscan, no me niegues la fe; si con la virtud, dame
la virtud; si con la ciencia, dame la ciencia. Aumenta en mí la fe, aumenta la
esperanza, aumenta la caridad.
Soliloquios, 1. II, pg. 1281.
San Juan de Ávila.
Y si es mal no dar bien
en pago de bien, ¿qué será dar mal por el bien recebido y responder con ofensas
en lugar de servir? Acaéceles cosa peor a estos, pues suelen pecar más que
antes, y con peor circunstancia que
antes, y vienen poco a poco a endurecerse y secarse de manera, que aun no prósperos
en el Señor, mas aun antes que el Señor los llamase a su servicio. Sospiran
entonces, aunque con corazón duro y desabrido, por haber un poquito de bien y
no hallan, sino sienten que al cielo le es de metal y la tierra de hierro (cf.
Dt 28, 23), porque no llueve en ellos gota de agua que les ablande el ánima ni
les dé fructo con que les mantengan. Y aquellos que algún tiempo eran visitados
y llovidos con muchas buenas inspiraciones, a las cuales no se dignaban
responder, ya desean una y no la alcanzan. Así castigados los ricos fastidiosos
(cf. Lc 16, 24), con matarlos de hambre, como el rico avariento era castigado
de sed. Y de dureza de corazón a infiernos, muy pocas leguas hay, porque dice
la Escriptura: Cor durum male habebit in novissimo [el corazón duro
acaba mal] (Eclo 3, 27). Y el sanar de este mal es cosa cara y de gran
privilegio de nuestro Señor, como san Bernardo dice: Nullus unquam duri
cordis adeptus est salutem, nisi quem forte Deus miseratus sanaverit, et
abstulerit ab eo cor lapideum, et dederit cor carneum [Ningún corazón
empedernido ha conseguido salvarse, sino solo aquel a quien Dios misericordioso
le ha salvado y ha conseguido que cambie su corazón de piedra por un corazón de
carne. S. Bernardo, De consideratione I]. Estos son los paraderos de los
malos hijos que, después de recebidos por tales y tratados por tales, olvidan
al Señor suyo, qui possedit et creavit te [el que te hizo y te
constituyó]. Y quien de esto no tiembla, a da testimonio que tiene duro
corazón; y tanto más debe temer cuanto menos teme. Y por esto, señor, prevengamos señales de que
quiere venir; y cuando vemos que se caen terrones de la pared, pongamos remedio,
pues somos avisados del peligro.
Carta a un cabellero
amigo suyo. IV, pg. 503.
San Oscar Romero. Homilía.
Este es el pecado grave, la insensibilidad. Y aquí hermanos no lo estoy
diciendo sólo de los grandes ricos, lo digo también de todos nosotros, que
cuando tenemos algo que comer, un sorbete siquiera, una migaja, una tortilla,
tal vez comiendo nosotros nos hacemos insensibles al pobre que no tiene ni eso.
¿Por qué no compartir, como dicen los profetas, hasta nuestras pobrezas? Es una
traición, según el profeta Amós, contra la alianza con Yahvé. Si Dios había
hecho una alianza con este pueblo, "seréis mi pueblo y yo seré vuestro
Dios", pero con la condición de que se sintieran todos pueblo de Dios,
hermanos unos de otros. Tanto era sí que leemos una ley en el Levítico,
capítulo 25, dice: "La tierra no puede venderse para siempre, porque la
tierra es mía, ya que vosotros sois para mí como forasteros y huéspedes".
Era el concepto de los ricos de Israel de que ellos eran como renteros de Dios,
como que Dios les había rentado unas tierras; la propiedad privada la
consideraban a la luz de Dios y el pobre era el representante de Dios al que
había que pagarle esa renta de la tierra. De allí que el rico y el pobre debían
de sentarse a compartir juntos como dos limosneros. Dios le da limosna al rico
y Dios, por el rico, le quiere dar limosna también al pobre.
Homilía, 25 de septiembre de 1977.
León XIV. Audiencia general. 17 de
septiembre de 2025. Ciclo de catequesis - Jubileo 2025. Jesucristo, nuestra
esperanza. III. La Pascua de Jesús. 6. La muerte. «Un sepulcro nuevo, en
el que nadie había sido depositado aún» (Jn 19,40-41)
Queridos
hermanos y hermanas,
en
nuestro camino de las catequesis sobre Jesús esperanza nuestra, hoy
contemplamos el misterio del Sábado Santo. El Hijo de Dios yace en la tumba.
Pero esta su “ausencia” no es un vacío: es espera, plenitud contenida,
promesa custodiada en la oscuridad. Es el día del gran silencio, en el que
el cielo parece mudo y la tierra inmóvil, pero es justamente allí que se cumple
el misterio más profundo de la fe cristiana. Es un silencio grávido de
sentido, como el vientre de una madre que custodia al hijo todavía no nacido,
pero ya vivo.
El
cuerpo de Jesús, bajado de la cruz, fue envuelto con cuidado, como se hace con
aquello que es valioso. El evangelista Juan nos dice que fue sepultado en
un jardín, dentro «una tumba nueva, en la que todavía nadie había sido
sepultado» (Jn 19,41). Nada es dejado a la casualidad. Aquel
jardín recuerda al Edén perdido, el lugar en el que Dios y el hombre estaban
unidos. Y aquella tumba nunca antes usada habla de algo que todavía debe
suceder: es un umbral, no un final. En el inicio de la creación Dios había
plantado un jardín, ahora también la nueva creación toma forma en un jardín:
con una tumba cerrada que pronto se abrirá
El
Sábado Santo es también un día de descanso. Según la ley judía, el séptimo día
no se debe trabajar: de hecho, luego de seis días de creación, Dios descansó
(cfr Gen 2,2). Ahora, también el Hijo, luego de haber
completado su obra de salvación, descansa. No porque está cansado,
sino porque ha concluido su trabajo. No porque se ha rendido, sino porque ha
amado hasta el final. No hay nada más que agregar. Este descanso es el
sello de la obra cumplida, es la confirmación de aquello que tenía que hacerse
y que ha sido completado. Es un descanso lleno de la presencia oculta del
Señor.
Fatigamos
en detenernos y descansar. Vivimos como si la vida nunca fuese suficiente.
Corremos por producir, por demostrar, por no perder terreno. Pero el
Evangelio nos enseña que saber detenerse es un gesto de confianza que tenemos
que aprender a cumplir. El Sábado Santo nos invita a descubrir que la
vida no depende siempre de aquello que hacemos, sino también de cómo sabemos
desistir de cuanto hemos podido hacer.
En el
sepulcro, Jesús, la Palabra viviente del Padre, calla. Pero es justamente en
aquel silencio que la vida nueva inicia a fermentar. Como una semilla en la
tierra, como la oscuridad antes del amanecer. Dios no tiene miedo del tiempo
que pasa, porque es Señor también de la espera. Así, también nuestro tiempo
“no útil”, aquel de las pausas, de los vacíos, de los momentos estériles, puede
convertirse en vientre de resurrección. Todo silencio acogido puede ser
la premisa de una Palabra nueva. Todo tiempo detenido puede convertirse en
tiempo de gracia, si lo ofrecemos a Dios.
Jesús,
sepultado en la tierra, es el rostro mansueto de un Dios que no ocupa todo el
espacio. Es el Dios que deja hacer, que espera, que se retira para dejarnos
la libertad. Es el Dios que se fía, también cuando todo parece terminado. Y
nosotros, en ese sábado detenido, aprendemos que no tenemos que tener prisa de
resurgir: más es necesario descansar, acoger el silencio, dejarse
abrazar por el límite. A veces buscamos respuestas rápidas, soluciones
inmediatas. Pero Dios trabaja en lo profundo, en el tiempo lento de
la confianza. El sábado de la sepultura se convierte así en las entrañas de
las que pueden brotar las fuerzas de una luz invencible, aquella de la Pascua.
Queridos
amigos, la esperanza cristiana no nace en el ruido, sino en el silencio de
una espera habitada por el amor. No es hija de la euforia, sino de un
confiado abandono. Nos lo enseña la virgen María: ella encarna esta espera,
esta esperanza. Cuando nos parezca que todo está detenido, que la vida es un
camino interrumpido, acordémonos del Sábado Santo. También en la tumba,
Dios está preparando la sorpresa más grande. Y si sabemos acoger con gratitud
aquello acontecido, descubriremos que, justamente en la pequeñez, y en el
silencio, Dios ama transfigurar la realidad haciendo nuevas todas las cosas
con la fidelidad de su amor. La verdadera alegría nace de la espera habitada,
de la fe paciente, de la esperanza que cuanto ha vivido en el amor,
ciertamente, resurgirá a la vida eterna.
León XIV. Angelus. 21 de
septiembre de 2025.
Queridos
hermanos y hermanas, ¡feliz domingo!
La
palabra que escuchamos hoy en el Evangelio (Lc 16,1-13) nos hace
reflexionar sobre el uso de los bienes materiales y, más en general, sobre cómo
estamos administrando el bien más valioso de todos, que es nuestra propia vida.
En el
relato vemos que un administrador es llamado por su señor a “rendir cuentas”.
Se trata de una imagen que nos comunica algo muy importante: nosotros no
somos dueños de nuestra vida ni de los bienes que disfrutamos; todo nos ha sido
dado como don por el Señor y Él ha confiado este patrimonio a nuestro
cuidado, a nuestra libertad y responsabilidad. Un día seremos llamados a
rendir cuentas de cómo hemos administrado nuestra vida, nuestros bienes
y los recursos de la tierra, a Dios y a los hombres, a la sociedad y sobre
todo a quienes vendrán después de nosotros.
El
administrador de la parábola ha
buscado simplemente su propio beneficio y, cuando llega el día en el que debe
rendir cuentas y le quitan la administración, debe pensar qué hacer para su
futuro. En esta difícil situación, él comprende que el valor más importante
no es la acumulación de los bienes materiales, porque las riquezas de este
mundo pasan; y, entonces, se le ocurre una idea brillante: llama a sus deudores
y “recorta” sus deudas, renunciando por tanto a la parte que le hubiera tocado
a él. De esta manera, pierde la riqueza material, pero gana amigos, que estarán
dispuestos a ayudarlo y sostenerlo.
Reflexionando
sobre este relato, Jesús nos exhorta: «Gánense amigos con el dinero de la
injusticia, para que el día en que este les falte, ellos los reciban en las
moradas eternas» (v. 9).
El
administrador de la parábola, en
efecto, aun en la gestión de la riqueza deshonesta de este mundo, encuentra
un modo para tener amigos, saliendo de la soledad del propio egoísmo; mucho
más nosotros, que somos discípulos y vivimos en la luz del Evangelio, debemos
usar los bienes del mundo y nuestra misma vida pensando en la riqueza
verdadera, que es la amistad con el Señor y con los hermanos.
Queridos
hermanos, la parábola nos invita a preguntarnos: ¿cómo estamos administrando
los bienes materiales, los recursos de la tierra y la vida que Dios nos ha
dado? Podemos seguir el criterio del egoísmo, poniendo la riqueza en
primer lugar y pensando sólo en nosotros mismos; pero esto nos aísla de los
demás y esparce el veneno de una competición que a menudo provoca
conflictos. O bien podemos reconocer que hemos de administrar todo lo
que tenemos como don de Dios, y usarlo como instrumento para compartir, para
crear redes de amistad y solidaridad, para edificar el bien, para construir
un mundo más justo, más equitativo y más fraterno.
Pidamos
a la Virgen Santa que interceda por nosotros y nos ayude a administrar bien
todo aquello que el Señor nos confía, con justicia y responsabilidad.
Papa Francisco. Ángelus. 29 de
septiembre de 2013.
Queridos
hermanos y hermanas:
Antes de
concluir esta celebración, deseo saludaros a todos y agradeceros vuestra
participación, especialmente a los catequistas llegados de tantas partes del
mundo.
Un
saludo especial dirijo a mi Hermano Su Beatitud Youhanna X, Patriarca
greco-ortodoxo de Antioquía y de todo el Oriente. Su presencia nos invita a
rezar una vez más por la paz en Siria y en Oriente Medio.
Saludo a
los peregrinos llegados de Asís a caballo; así como al Club Alpino Italiano, en
el 150° aniversario de su fundación.
Saludo
con afecto a los peregrinos de Nicaragua, recordando que los pastores y fieles
de esa querida Nación celebran con alegría el centenario de la fundación
canónica de la Provincia eclesiástica.
Con
alegría recordamos que ayer, en Croacia, ha sido proclamado beato Miroslav
Buleši?, sacerdote diocesano, que murió mártir en 1947. Alabemos al Señor, que
dona a los inermes la fuerza del testimonio extremo.
Nos
dirigimos ahora a María con la oración del Ángelus.
Papa Francisco. Ángelus. 25 de septiembre de 2016.
Queridos hermanos y hermanas:
Ayer, en Würzburg (Alemania), fue proclamado Beato Engelmar Unzeitig,
sacerdote de la congregación de los Misioneros de Mariannhill. Asesinado por
odio a la fe en el campo de exterminio de Dachau, él contrapuso el amor al
odio, a la ferocidad respondió con la mansedumbre. Que su ejemplo nos ayude a
ser testimonios de caridad y de esperanza en medio de las tribulaciones.
Me uno con gusto a los obispos de México en su apoyo al compromiso de la
Iglesia y de la sociedad civil en favor de la familia y de la vida, que en
estos tiempos requieren especial atención pastoral y cultural en todo el mundo.
Y además aseguro mi oración por el querido pueblo mexicano, para que cese la
violencia que durante estos días ha golpeado también a algunos sacerdotes.
Hoy es la Jornada mundial del sordo. Deseo saludar a todas las personas
sordas también aquí representadas, y animar a que den su aportación para una
Iglesia y una sociedad cada vez más capaz de acoger a todos. Y por último
dirijo un saludo especial a todos vosotros, ¡queridísimos catequistas! gracias
por vuestro compromiso con la Iglesia al servicio de la evangelización, con la
transmisión de la fe. Que la Virgen os ayude a perseverar en el camino de la fe
y a dar testimonio con la vida de aquello que transmitís en la catequesis.
Papa Francisco. Ángelus. 29 de
septiembre de 2019.
Queridos hermanos y hermanas:
Quiero saludar a todos los que habéis participado en este acto de oración,
con el que hemos renovado la atención de la Iglesia por las diversas categorías
de personas vulnerables en movimiento. En unión con los fieles de todas las
diócesis del mundo, hemos
celebrado la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado, para
reafirmar la necesidad de que nadie quede excluido de la sociedad, ya sea un
ciudadano residente de larga data o un recién llegado.
Para subrayar este compromiso, pronto inauguraré la escultura inspirada por
estas palabras de la Carta a los Hebreos: «No os olvidéis de la hospitalidad;
gracias a ella hospedaron algunos, sin saberlo, a ángeles» (13,2). Dicha
escultura de bronce y arcilla representa a un grupo de migrantes de varias
culturas y diferentes períodos históricos. He querido que esta obra de arte
estuviera aquí, en la Plaza de San Pedro, para que recordara a todos el desafío
evangélico de la acogida.
Mañana, lunes 30 de septiembre, se abrirá en Camerún una reunión de diálogo
nacional para la búsqueda de una solución a la difícil crisis que aflige al
país desde hace años. Me siento cercano a los sufrimientos y esperanzas del
amado pueblo camerunés e invito a todos a orar para que este diálogo sea
fructuoso y conduzca a soluciones de paz justas y duraderas, en beneficio de
todos. ¡Qué María, Reina de la Paz, interceda por nosotros!.
Papa Francisco. Ángelus. 25 de
septiembre de 2022.
Al
final de esta Celebración, quiero daros las gracias a todos los que habéis
participado en representación del Pueblo santo de Dios que está en Italia. Y le
estoy agradecido al cardenal Zuppi que se ha hecho su portavoz. Felicito a la
comunidad diocesana de Matera-Irsina por el esfuerzo organizativo y de acogida;
y agradezco a todos los que han colaborado en este Congreso Eucarístico.
Ahora, antes de concluir, nos dirigimos a la Virgen María, Mujer
eucarística. A Ella le encomendamos el camino de la Iglesia en Italia, para que
en cada comunidad se sienta el perfume de Cristo Pan vivo bajado del Cielo. Hoy
me atrevería a pedir por Italia: más nacimientos, más hijos. E invocamos su
materna intercesión para las necesidades más urgentes del mundo.
Pienso, en particular, en Myanmar. Desde hace más de dos años ese noble
país se ha visto azotado por graves enfrentamientos armados y violencias, que
han causado muchas víctimas y desplazados. Esta semana escuché el grito de
dolor por la muerte de niños en una escuela bombardeada. Se ve que hoy en el
mundo está de moda bombardear las escuelas. ¡Que el grito de estos pequeños no
caiga en el olvido! ¡Estas tragedias no tienen que suceder!
Que María, Reina de la Paz, consuele al martirizado pueblo ucraniano y
obtenga para los líderes de las naciones la fuerza de voluntad para encontrar
inmediatamente iniciativas eficaces que conduzcan al fin de la guerra.
Me sumo al llamamiento de los obispos de Camerún por la liberación de
algunas personas secuestradas en la diócesis de Mamfe, entre ellas cinco
sacerdotes y una monja. Ruego por ellos y por la población de la provincia
eclesiástica de Bamenda: que el Señor conceda la paz a los corazones y a la
vida social de ese querido país.
Hoy, en este domingo, la Iglesia celebra la Jornada Mundial del Migrante y
del Refugiado, sobre el tema "Construir
el futuro con los migrantes y refugiados". Renovemos nuestro
compromiso de construir el futuro según el proyecto de Dios: un futuro en el
que cada persona encuentre su lugar y sea respetada; donde los migrantes,
refugiados, desplazados y víctimas de la trata puedan vivir en paz y con
dignidad. Porque el Reino de Dios se realiza con ellos,
sin excluidos. Es también gracias a estos hermanos y hermanas que las
comunidades pueden crecer a nivel social, económico, cultural y espiritual;
y compartir las diferentes tradiciones enriquece al Pueblo de Dios. ¡Comprometámonos
todos a construir un futuro más inclusivo y fraterno! Los migrantes deben ser
acogidos, acompañados, promovidos e integrados.
Benedicto XVI. Ángelus. 30 de
septiembre de 2007.
Queridos hermanos y hermanas:
Hoy el evangelio de san Lucas presenta la parábola del hombre rico y del
pobre Lázaro (cf. Lc 16, 19-31). El rico personifica el uso
injusto de las riquezas por parte de quien las utiliza para un lujo
desenfrenado y egoísta, pensando solamente en satisfacerse a sí mismo, sin
tener en cuenta de ningún modo al mendigo que está a su puerta. El pobre,
al contrario, representa a la persona de la que solamente Dios se cuida:
a diferencia del rico, tiene un nombre, Lázaro, abreviatura de Eleázaro
(Eleazar), que significa precisamente "Dios le ayuda". A quien
está olvidado de todos, Dios no lo olvida; quien no vale nada a los ojos
de los hombres, es valioso a los del Señor. La narración muestra cómo la
iniquidad terrena es vencida por la justicia divina: después de la
muerte, Lázaro es acogido "en el seno de Abraham", es decir, en la
bienaventuranza eterna, mientras que el rico acaba "en el infierno, en
medio de los tormentos". Se trata de una nueva situación inapelable y definitiva,
por lo cual es necesario arrepentirse durante la vida; hacerlo después de
la muerte no sirve para nada.
Esta parábola se presta también a una lectura en clave social. Sigue siendo
memorable la que hizo hace precisamente cuarenta años el Papa Pablo VI en la
encíclica Populorum
progressio. Hablando de la lucha contra el hambre, escribió:
"Se trata de construir un mundo donde todo hombre (...) pueda vivir una
vida plenamente humana, (...) donde el pobre Lázaro pueda sentarse a la
misma mesa que el rico" (n. 47). Las causas de las numerosas
situaciones de miseria son —recuerda la encíclica—, por una parte, "las
servidumbres que le vienen de la parte de los hombres" y, por otra,
"una naturaleza insuficientemente dominada" (ib.). Por
desgracia, ciertas poblaciones sufren por ambos factores a la vez. ¿Cómo no
pensar, en este momento, especialmente en los países de África subsahariana,
afectados durante los días pasados por graves inundaciones? Pero no podemos
olvidar otras muchas situaciones de emergencia humanitaria en diversas regiones
del planeta, en las que los conflictos por el poder político y económico
contribuyen a agravar problemas ambientales ya serios. El llamamiento que en
aquel entonces hizo Pablo VI: "Los pueblos hambrientos interpelan
hoy, con acento dramático, a los pueblos opulentos" (Populorum
progressio, 3), conserva hoy toda su urgencia. No podemos decir
que no conocemos el camino que hay que recorrer: tenemos la ley y los
profetas, nos dice Jesús en el Evangelio. Quien no quiere escucharlos, no
cambiará ni siquiera si alguien de entre los muertos vuelve para amonestarlo.
La Virgen María
nos ayude a aprovechar el tiempo presente para escuchar y poner en práctica
esta palabra de Dios. Nos obtenga que estemos más atentos a los hermanos
necesitados, para compartir con ellos lo mucho o lo poco que tenemos, y
contribuir, comenzando por nosotros mismos, a difundir la lógica y el estilo de
la auténtica solidaridad.
Benedicto XVI. Ángelus. 3 de octubre
de 2010.
Queridos hermanos y hermanas:
En este momento de profunda comunión con Cristo, presente y vivo en medio
de nosotros y dentro de nosotros, es hermoso, como familia eclesial, dirigirnos
en oración a su Madre y Madre nuestra, María Santísima Inmaculada. Sicilia está
sembrada de santuarios marianos, y desde este lugar me siento espiritualmente
en el centro de esta «red» de devoción, que enlaza todas las ciudades y a todos
los pueblos de la isla.
A la Virgen María deseo encomendar a todo el pueblo de Dios que vive en
esta amada tierra. Que ella sostenga a las familias en el amor y en el
compromiso educativo; que haga fecundos los brotes de vocación que Dios siembra
abundantemente entre los jóvenes; que infunda valor en las pruebas, esperanza
en las dificultades y nuevo impulso para hacer el bien. Que la Virgen consuele
a los enfermos y a todos los que sufren, y ayude a las comunidades cristianas
para que nadie en ellas sea marginado o sufra necesidad, sino que cada uno,
especialmente los más pequeños y débiles, se sienta acogido y valorado.
María es el modelo de la vida cristiana. A ella le pido sobre todo que os
permita caminar con decisión y alegría por el camino de la santidad, siguiendo
las huellas de tantos luminosos testigos de Cristo, hijos de esta tierra
siciliana. En este contexto quiero recordar que hoy, en Parma, es proclamada
beata Ana María Adorni, que en el siglo XIX fue esposa y madre ejemplar y,
cuando quedó viuda, se dedicó a la caridad con las mujeres presas y en
dificultades, para cuyo servicio fundó dos institutos religiosos. A la madre
Adorni, por su constante oración, la llamaban «Rosario viviente». Quiero
subrayarlo al inicio del mes dedicado al santo rosario. Que la meditación
diaria de los misterios de Cristo en unión con María, la Virgen orante, nos
fortalezca a todos en la fe, en la esperanza y en la caridad.
DOMINGO 27 T. O.
Monición de entrada.-
Venimos a misa porque queremos ser fieles a
Jesús.
Así intentamos obedecerle.
Y hacer que el amor que le tenemos y Él nos
tiene cambie nuestra vida.
Señor, ten piedad.
Ayuda nuestra falta de fe. Señor, ten piedad.
Queremos creer en ti. Cristo ten piedad.
Auméntanos la fe. Señor, ten piedad.
Peticiones.-
Por el Papa León. Te lo pedimos, Señor.
Para que la Iglesia sea capaz de responder a
las preguntas de las personas. Te lo pedimos, Señor.
Para que los que no se sienten escuchados por
Dios, lo escuchen gracias a nosotros. Te lo pedimos, Señor.
Para que los maestros ayuden a los alumnos a
crecer como personas. Te lo pedimos, Señor.
Para que nosotros tengamos mucho amor. Te lo
pedimos, Señor.
Acción de gracias.-
Gracias Virgen María por ayudarnos a crecer
en la amistad con Jesús.
BIBLIOGRAFÍA.
Sagrada Biblia. Versión oficial de la Conferencia Episcopal Española. BAC.
Madrid. 2016.
Biblia de Jerusalén. 5ª edición – 2018. Desclée De Brouwer. Bilbao. 2019.
Biblia del Peregrino. Edición de Luis Alonso Schökel. EGA-Mensajero.
Bilbao. 1995.
Nuevo Testamento. Versión crítica sobre el texto original griego de M.
Iglesias González. BAC. Madrid. 2017.
Biblia Didajé con comentarios del Catecismo de la Iglesia Católica. BAC.
Madrid. 2016.
Secretariado Nacional de Liturgia. Libro de la Sede. Primera edición: 1983.
Coeditores Litúrgicos. Barcelona. 2004.
Pío de Luis, OSA, dr. Comentarios de San Agustín a las lecturas litúrgicas
(NT). II. Estudio Agustiniano. Valladolid. 1986.
Merino Rodríguez, Marcelo, dr. ed. en español. La Biblia comentada por los Padres de la Iglesia.
Nuevo Testamento. 2. Evangelio según san Marcos. Ciudad Nueva. Madrid.
2009.
San Juan de Ávila. Obras Completas i. Audi, filia – Pláticas –
Tratados. BAC. Madrid. 2015.
San Juan
de Ávila. Obras Completas II. Comentarios bíblicos – Tratados de reforma –
Tratados y escritos menores. BAC.
Madrid. 2013.
San Juan de Ávila. Obras Completas III.
Sermones. BAC. Madrid. 2015.
San Juan de Ávila. Obras Completas IV. Epistolario. BAC. Madrid. 2003.
http://www.vatican.va/content/vatican/es.htmlTrinidad. Reza el Padrenuestro mirándolo.
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