martes, 23 de septiembre de 2025

Nº 277. Domingo 26º Tiempo Ordinario. 28 de septiembre de 2025.

 


Primera lectura.

Lectura de la profecía de Amós 6, 1a.4-7.

Esto dice el Señor omnipotente: “¡Ay de aquellos que se sienten seguros en Sion, confiados en la montaña de Samaría! Se acuestan en lechos de marfil, se arrellanan en sus divanes, comen corderos de rebaños y terneros de establo; tartamudean como insensatos e inventan como David instrumentos musicales; beben vino en elegantes copas, se ungen con el mejor de los aceites pero no se conmueven para nada de la ruina de la casa de José. Por eso irán al destierro, a la cabeza de los deportados y se acabará la orgía de los disolutos.

 

Textos paralelos.

Ay de los que se sienten seguros en Sión.

Lc 6, 24: Pero ay de vosotros, los ricos, porque recibís vuestro consuelo.

Y de los que confían en la montaña de Samaría.

Jr 5, 12-13: Renegaron del Señor diciendo: “No es él”, no nos pasará nada, no veremos espada ni hambre. Sus profetas son viento, no tienen palabras del Señor, no tienen palabras del Señor, por eso así dice el Señor, Dios de los ejércitos.

Los que se tumban en las camas de marfil.

Am 3, 15: Derribaré la casa de invierno y la casa de verano, se perderán las arcas de marfil, se desharán los ricos arcones – oráculo del Señor –.

Los que canturrean al son del arpa.

1 Cro 23, 5: Cuatro mil porteros y cuatro mil músicos, que alababan al Señor acompañados de los instrumentos hechos por David.

Ne 12, 36: Y sus hermanos, Semayas, Azarel, Milalay, Guilalay, Maay, Netanel, Judá y Jananí, con los instrumentos de David, hombre de Dios. Esdras, el letrado, iba al frente de ellos.

Cesará la orgía de los sibaritas.

Ap 18, 14: La ganancia que codiciabas se te escapó, tu refinamiento y esplendor los has perdido y no los volverás a encontrar.

 

Notas exegéticas Biblia de Jerusalén.

6 1 (a) “los que se sienten seguros en Sión” es quizás una relectura propia de Judá.

6 5 Sentido dudoso.

6 6 El fin inminente del reino de Israel.

 

Salmo responsorial

Sal 146 (145), 6c-10 (R/. 1b).


R/. ¡Alaba, alma mía, al Señor!

 

El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente,

hace justicia a los oprimidos,

da pan a los hambrientos.

El Señor liberta a los cautivos. R/.

El Señor abre los ojos al ciego,

el Señor endereza a los que ya se doblan,

el Señor ama a los justos.

El Señor guarda a los peregrinos. R/.

 

Sustenta al huérfano y a la viuda

y trastorna el camino de los malvados.

El Señor reina eternamente,

tu Dios, Sión, de edad en edad. R/.

 

Textos paralelos.

 Que hace justicia a los oprimidos.

Sal 103, 6: El Señor hace justicia y defiende a los oprimidos.

Yahvé libera a los condenados.

Sal 68, 7: Dios da un hogar a los que están solos, saca de la prisión a los cautivos; solos los rebeldes se quedan en el yermo.

Is 49, 9: Para decir a los cautivos: “Salid”, a los que están en tinieblas: “Venid a la luz”.

Yahvé abre los ojos a los ciegos.

Is 61, 1: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren, para vendar los corazones desgarrados, para proclamar la amnistía a los cautivos y a los prisioneros la libertad.

Yahvé endereza a los encorvados.

Sal 145, 14: El Señor sostiene a los que van a caer y endereza a los que ya se doblan.

Yahvé protege al forastero.

Ex 22, 20: No oprimirás ni vejarás al emigrante, porque emigrantes fuisteis vosotros en Egipto.

Sostiene al huérfano y a la viuda.

Sal 68, 6: Padre de huérfanos, protector de viudas es Dios en su santa morada.

Yahvé ama a los honrados.

Sal 11, 7: Porque el Señor es justo y ama la justicia, los rectos verán su rostro.

Yahvé reina para siempre.

Ex 15, 18: El Señor reina por siempre jamás.

Tu Dios, Sión, de edad en edad.

Sal 145, 13: Tu reinado es un reinado eterno, tu gobierno, de generación en generación.

 

Notas exegéticas Biblia de Jerusalén.

146 Este salmo es el comienzo del tercer Hallel, Sal 146-150, que los judíos recitaban por la mañana.

 

Segunda lectura.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo 6, 11-16.

Hombre de Dios, busca la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. Combate el buen combate de la fe, conquista la vida eterna, a la que fuiste llamado y que tú profesaste noblemente delante de muchos testigos. Delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Cristo Jesús, que proclamó tan noble profesión de fe ante Poncio Pilato, te ordeno que guardes el mandamiento sin mancha ni reproche hasta la manifestación de nuestro Señor Jesucristo, que, en el tiempo apropiado, mostrará el bienaventurado y único soberano, Rey de los reyes y Señor de los señores, el único que posee la inmoralidad, que habita una luz inaccesible, a quien ningún hombre ha visto ni puede ver. A él honor y poder eterno. Amén.

 

Textos paralelos.

 Tú, en cambio, hombre de Dios.

2 Tm 4, 1: Delante de Dios y de Jesucristo, que ha de juzgar a vivos y muertos, te conjuro por su manifestación como rey.

2 Tm 2, 22: Huye de las pasiones juveniles, persigue la justicia, la fe, el amor, la paz con todos los que invocan sinceramente al Señor.

Corre al alcance de la justicia, de la piedad, de la fe, de la caridad.

1 Co 13, 13: Todos nosotros, judíos o griegos, esclavos o libres, nos hemos bautizado en un solo cuerpo, y hemos absorbido un solo espíritu.

Ga 5, 22: Por el contrario el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad.

Tt 2, 2: Que los ancianos sean sobrios, dignos, moderados, sanos en la fe, el amor y la paciencia.

Conquista la vida eterna.

2 Tm 4, 7: He peleado la noble pelea, he terminado la carrera, he mantenido la fe.

Ante Poncio Pilato rindió tan hermoso testimonio.

1 Tm 2, 6: Que se entregó en rescate por todos y como testimonio en el momento oportuno.

Jn 18, 36-37: Contestó Jesús: “Mi reino no es de este mundo; si fuera de este mundo mi reino, mis servidores habrían peleado para que no me entregaran a los judíos. Ahora bien, mi reino no es de aquí”. Le dijo Pilato: “Entonces, ¿tú eres rey?”. Contestó Jesús: “Lo que dices. Yo soy rey; para eso he nacido, para eso he venido al mundo, para averiguar la verdad. Quien está por la verdad escucha mi voz”.

Bienaventurado y único Soberano.

2 M 13, 4: Pero el Rey de reyes excitó la cólera de Antíoco contra aquel malvado, y como Lisias demostró que aquel era el causante de todos los males, Antíoco ordenó que lo llevaran a Berea y lo ajusticiaran según la costumbre del lugar.

Rey de Reyes y Señor de Señores.

Dt 10, 17: Que el Señor, vuestro Dios, es Dios de dioses y Señor de señores; Dios grande, fuerte y terrible, no es parcial ni acepta soborno.

Sal 136, 3: Dad gracias al Señor de señores, porque es eterna su misericordia.

Ap 17, 14: Lucharán contra el Cordero, pero el Cordero los derrotará, porque es señor de señores y rey de reyes, y los que él ha llamado son elegidos y leales

A quien no ha visto ningún ser humano ni le puede ver.

Ex 23, 20: Voy a enviarte un ángel por delante para que te cuide en el camino y te lleve al lugar que he preparado.

Jn 1, 17-18: Porque la ley se promulgo por medio de Moisés, la lealtad y la fidelidad se realizaron por Jesucristo. Nadie ha visto jamás a Dios; el Hijo único, Dios, que estaba al lado del Padre, lo ha explicado.

 

Notas exegéticas Biblia de Jerusalén.

6 12 No se sabe con exactitud a qué circunstancia de la vida de Timoteo alude aquí Pablo (¿bautismo? ¿consagración para el ministerio?).

6 13 Proclamación de la realeza mesiánica t de sy función de revelador de la Verdad. La mención de Poncio Pilato refuerza el tono oficial de este testimonio, tipo de profesión de fe del cristianismo, en el bautismo o ante los perseguidores.

6 14 Este término (utilizado en 2 Ts 2, 8 a propósito del impío) lo adoptan las Pastorales con preferencia a los de  “Venida” y “Revelación” para designar la manifestación de Cristo en su triunfo escatológico, aquí y en 2 Tm 4, 1-18; Tt 2, 13; Hb 9, 28, o ya en su obra redentora, 2 Tm 1, 10.

6 15 Lit. “en su tiempo” (ver 2, 6 n.), es decir, cuando Dios, Señor del tiempo y de la historia, tenga a bien manifestar a su Hijo.

6 16 Esta doxología está inspirada sin duda en el himno litúrgico, ver 1, 17; posiblemente se ha sacado de el-Abarca site fórmulas de inspiración bíblica trasladadas al lenguaje helenístico, contra todo culto rendido a hombres y toda pretensión de entender el secreto de Dios.

 

Evangelio.

X Lectura del santo evangelio según san Lucas 16, 19-31.

En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:

-Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba cada día. Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que caía de la mesa del rico. Y hasta los perros venían y le lamían las llagas. Sucedió que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abrahán. Murió también el rico y fue enterrado. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno y gritando, dijo: “Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas. Pero Abrahán le dijo: “Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida, y Lázaro, a su vez males: por eso ahora él es aquí consolado, mientras que tú eres atormentado. Y, además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que los que quieran cruzar desde aquí hacia vosotros no puedan hacerlo, ni tampoco pasar de ahí hasta nosotros”. Él dijo: “Te ruego, entonces, padre, que le mandes a casa de mi padre, pues tengo cinco hermanos: que le d¡é testimonio de estas cosas, no sea que también ellos vengan a este lugar de tormento”. Abrahán le dice: “Tienen a Moisés y a los profetas: que los escuchen”. Pero él le dijo: “No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a ellos, se arrepentirán”. Abrahán le dijo: “Si no escuchan a Moisés y a  los profetas, nos e convencerán ni aunque resucite un muerto”.

 

Textos paralelos.

Recuerda que recibiste tus bienes durante tu vida.

Lc 6, 24-25: Pero ay de vosotros, los ricos, porque recibís vuestro consuelo; ay de vosotros, los que estáis saciados, porque pasaréis hambre; ay de los que ahora reís, porque lloraréis y haréis duelo.

Ya tienen a Moisés y a los profetas; que les hagan caso.

Lc 24, 44: Después les dijo: “Esto es lo que os decía cuando todavía estaba con vosotros: que tenía que cumplirse en mí todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y los salmos”.

Si no hacen caso a Moisés y los profetas.

Jn 5, 46-47: Pues si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, pues él escribió acerca de mí. Y si no creéis lo que él escribió, ¿cómo vais a creer mis palabras?

 

Notas exegéticas Biblia de Jerusalén.

16 19 Historia-parábola, sin relación alguna con la historia. Se compone de dos partes, lo mismo que 15, 11-32. Los vv. 19-25, que se inspiran en un tema conocido del antiguo Egipto y en el judaísmo, ilustran el cambio de situación que conlleva el paso de este mundo al mundo futuro. Es lo que proclaman las bienaventuranzas de 6, 20-24. Los vv. 27-31, que constituyen la lección principal, indican a partir de las escrituras la señal que conduce a la conversión del modo más convincente. La lección general es clara: urge convertirse y, para ello, escuchar “a Moisés y a los profetas” (v. 31).

16 20 Único caso en que el personaje de una parábola recibe un nombre. Este, que significa “Dios ayuda”, se adecua muy bien al pobre. Como el relato apunta a la resurrección (vv. 27-31), algunos creen encontrar aquí una relación con el episodio de Jn 11. Pero el Lázaro de Jn no era pobre.

16 21 Adic.: “pero nadie le daba”.

16 22 (a) Expresión judaica que responde a la antigua locución bíblica “reunirse con sus padres”, es decir, con los patriarcas, Jc 2, 10. La imagen expresa la intimidad y la proximidad con Abrahán en el banquete mesiánico.

16 22 (b) Vulgata: “fue sepultado en el infierno”.

16 23 La morada de los muertos, equivalente al hebrero s’ól. Se trata de una idea basada en representaciones de ciertos medios judíos: los muertos ya están clasificados antes del juicio en diversas categorías que anticipan la bienaventuranza o el castigo eternos. Lc es el único evangelio que representa así la situación de los individuos en el más allá. Al utilizar estas imágenes de su época, no pretende informar a los lectores sobre el más allá: su intención es sin más indicar el camino de la salvación

16 26 El abismo simboliza la imposibilidad, tanto para los elegidos como para los condenados, de cambiar su destino.

16 31 Este v. constituye el remate del relato. El signo más decisivo para generar la fe no es el milagro sensacional, sino la Escritura, es decir, la coherencia del mensaje revelado. En otras partes, Jesús habla de la ineficacia de los milagros en las ciudades de Galilea (ver 10, 13) y de la superioridad de las señales espirituales sobre las corporales (Jn 14, 11; 20, 29).

 

Notas exegéticas Nuevo Testamento, versión crítica

19-20 LINO FINÍSIMO: la palabra griega bissos es de origen semítico. Vestir esa tela costosa, en sí, no es pecado; pues, si la Babilonia pecadora de Ap 18, 16 se viste de lino finísimo, también lo hace la novia del Cordero celeste y los bienaventurados en el cielo (cf. Ap 19, 8.14). Aunque se supone, la parábola no dice expresamente que el rico fuera malo, ni que el pobre fuera bueno (más bien, en la mente de un judío se trataría de un pecador, castigado por Dios con la enfermedad), con lo cual queda más de relieve el contraste entre las dos escalas de valores según el mundo (riqueza-pobreza) y cómo en el mundo futuro, inaugurado ya ahora por Jesús, su jerarquía será inversa. En cierto sentido esta parábola es un ejemplo concreto de las bienaventuranzas (cf. 6, 20-26). "En esta parábola Jesús no habla del destino definitivo después del Juicio universal, sino que se refiere a una de las concepciones del judaísmo antiguo, es decir, la de una condición intermedia entre muerte y resurrección, un estado en el que aún falta la sentencia última (Benedicto XVI). // LÁZARO: adaptación fonética aramea del nombre hebreo El'azar (=Dios ayuda”. “Lázaro significa el que es socorrido”, decía san Jerónimo. // VESTÍBULO: lit. vestíbulo de él, la entrada de la casa del rico.

21 DE LO QUE CAÍA: quizás el substrato semítico de la expresión daba el aspecto de la voz pasiva: “lo que se arrojaba”, lo que era tirado por los comensales. // MÁS AÚN: la partícula griega allá, con valor intensivo o progresivo, está reforzada por kai: “y, lo que es más…”, “y no solo eso, sino que…”.

22-23 El texto refleja en imagen la teología del tiempo de Jesús sobre la retribución de buenos y malos después de la muerte: dos planos o niveles en el seol (la morada donde los muertos esperan la resurrección final), el superior para los justos, el inferior para los impíos; en el superior reina la intimidad (“el regazo de Abrahán”), en el inferior existe una situación dolorosa (cf. apócrifo de Henoc y dentro de la Biblia, Is 14, 15; Ez 32, 21), aunque todavía no sea la gehenna o lugar de la condenación definitiva después del juicio final. Cuando se pensó en los justos fuera del seol, este dejó de ser domicilio común para todos los muertos y pasó a considerarse como el lugar propio de los condenados: el infierno. EL REGAZO (en el v. 23 aparece literalmente en plural) DE ABRAHÁN: la imagen es la de quien está recostado en el diván para comer; así, el festín de Lázaro en el más allá se contrapone a los banquetes del rico antes de morir (v. 19). // VIO: lit. ve.

26 NI DE AHÍ: lit. ni de allí. La muerte crea una situación definitiva; después ya no hay posibilidad de decidirse por o contra Dios, ni de revocar la decisión forjada en esta vida.

27-28 El texto supone que Lázaro no ha resucitado todavía; la petición del rico viene a ser: “Que Lázaro resucite, y que se aparezca a mis hermanos que aún viven en la tierra”.

31 Un ejemplo confirma la enseñanza de este versículo: la incredulidad de los contemporáneos de Jesús, prototipo de la incredulidad moderna, no desapareció con la resurrección de Lázaro, ni con la del mismo Jesús.

 

Notas exegéticas desde la Biblia Didajé:

16, 19-32 La parábola de Lázaro y el hombre rico es notable por sus imágenes gráficas de la vida de ultratumba. Cat. 1859, 2463 y 2831.

16, 23 Infierno: término griego utilizado para traducir la palabra hebrea Sheol, que indica el lugar de los muertos, quera un estado tanto para los justos (Lc 16, 22) como para los malditos, que fueron separados por abismo infranqueable. Cat. 633.

16, 23 El seno de Abrahán: los fallecidos que fueron fieles a la Antigua Alianza tenían aún que esperar la redención de Cristo. Estas son las almas que Cristo visitó tras su muerte con el fin de liberadas y llevarlas a la felicidad eterna en el cielo. Este es el significado del término "infierno" en el Credo Apostólico cuando decimos “Descendió a los infiernos”. Cat. 631-632.

 

Catecismo de la Iglesia Católica.

1859 El pecado mortal moral requiere plena conciencia y entero consentimiento. Presupone el conocimiento del carácter pecaminoso del acto, de su oposición a la Ley de Dios. Implica también un consentimiento suficientemente deliberado para ser una elección personal. La ignorancia afectada y el endurecimiento del corazón (Lc 16, 19-31) no disminuyen, sino aumentan, el carácter voluntario del pecado.

2463 ¿Cómo no reconocer a Lázaro, el mendigo hambriento de la parábola en la multitud de seres humanos sin pan, sin techo, sin patria? (cf. Lc 16, 19-31) ¿Cómo no escuchar a Jesús qe dice: “A mí no me lo hicisteis?” (Mt 25, 45).

2831 Pero la existencia de hombres que padecen hambre por falta de pan revela otra hondura de esta petición. El drama del hambre en el mundo llama a los cristianos que oran en verdad a una responsabilidad efectiva hacia sus hermanos, tanto en sus conductas personales como en su solidaridad con la familia humana. Esta petición de la Oración del Señor no puede ser aislada de las parábolas del pobre Lázaro (cf. Lc 16, 19-31) y del juicio final (cf. Mt 25, 31-46).

633 La Escritura llama infiernos, sheol o hades (cf. Flp 2, 10; Hch 2, 24; Ap 1, 18; Ef 4, 9) a la morada de los muertos donde bajó Cristo después de muerto, poque los que se encontraban allí estaba privados de la visión de Dios. Tal era, en efecto, a la espera del Redentor, el estado de todos los muertos, malos o justos, lo que no quiere decir que su suerte sea idéntica como lo enseña Jesús en la parábola del pobre Lázaro recibido en el “seno de Abraham” (cf. Lc 16, 22-26). “Son precisamente estas almas santas, que esperaban a su Libertador en el seno de Abraham, a las que Jesucristo liberó cuando descendió a los infiernos” (Catecismo Romano¸ 1, 6). Jesús no bajó a los infiernos para liberar a los condenados (cf. Concilio Romano, año 745) ni para destruir el infierno de la condenación (cf. Benedicto XII, Cum dudum, año 1341), sino para liberar a los justos que le habían precedido (cf. IV Concilio de Toledo, año 633).

 

Concilio Vaticano II

Descendiendo a consecuencias prácticas y muy urgentes, el Concilio inculca el respeto al hombre, de modo que cada uno, sin ninguna excepción, debe considerar al prójimo como “otro yo”, cuidando, en primer lugar, de su vida y de los medios necesarios para vivirla dignamente  (cf. St 2, 16-16) para que no imiten a aquel rico que se despreocupó totalmente del pobre Lázaro (cf. Lc 16, 19-31).

En nuestros días principalmente, urge la obligación de acercarnos a cualquier otro hombre y servirle activamente cuando llegue la ocasión, ya se trate de un anciano abandonado por todos, de un trabajador extranjero injustamente despreciado, de un desterrado de un niño nacido de una unión ilegítima que sufre inmerecidamente a causa de un pecado que él no ha cometido, del hambriento que interpela nuestra conciencia, recordándonos la palabra del Señor: “Cuantas veces lo hicisteis esto a uno de mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis” (Mt 25, 40).

Además, todo lo que se opone a la vida, como los homicidios de cualquier género, los genocidios, el aborto, la eutanasia y el mismo suicidio voluntario; todo lo que viola la integridad de la persona humana, como las mutilaciones, las torturas corporales y mentales, incluso los intentos de coacción psicológica; todo lo que ofende a la dignidad humana, como las condiciones infrahumanas de vida, los encarcelamientos arbitrarios, las deportaciones, la esclavitud, la prostitución, la trata de mujeres y de jóvenes; también las condiciones ignominiosas de trabajo en las que los obreros son tratados como meros instrumentos de lucho, no como personas libres y responsables, todas estas cosas y otras semejantes son ciertamente oprobios que, al corromper la civilización humana, deshonran más a quienes los practican que a quienes padecen la injusticia; y son totalmente contrarios al honor debido al Creador.

Constitución Pastoral “Gaudium et Spes”, 27.

 

Los Santos Padres.

A aquel ricachón que vestía de púrpura y vivía a cuerpo de rey no se le acusa de ser un avaro, un ladrón o un adúltero, ni de haber hecho nada malo; lo único que se le reprocha es su soberbia. ¡Oh tú, el más desdichado de los hombres! Estás viendo yacer ante tu puerta una parte de tu cuerpo y ¿no sientes conmiseración alguna?

S. Jerónimo, Sobre Lázaro y el rico. III, pg. 357.

El hombre rico era más cruel que los perros, porque no sintió simpatía ni compasión por él sino que fue totalmente inmisericorde.

S. Cirilo de Alejandría. Comentario al Ev. de Lucas, 111. III, pg. 537.

A mi me parece que el abismo no es un desplazamiento de la tierra, sino de nuestro criterio durante esta vida, divido en opciones contrarias.

S. Gregorio de Nisa, Diálogo sobre el alma y la resurrección, 3. III, pg. 358.

No tema las riquezas, sino el vicio; no tema la abundancia, sino la avaricia; no tema la posesión, sino la ambición. Posea como Abrahán, pero posea al mismo tiempo la fe; tenga, posea, no sea poseído.

S. Agustín, Sermón 299. III, pg. 358.

Te pregunto: ¿por qué veía a Abrahán entre todos los justos y a Lázaro en su seno? Porque Abrahán amó a los pobres que vio, para enseñarnos que no podemos esperar nosotros el perdón al fina, si no hay en nosotros frutos de perdón. Si Abrahán, que fue bienhechor de pregrinos y tuvo misericordia de Sodoma, no pudo tener piedad de quien no la mostró con Lázaro, ¿cómo vamos a esperar nosotros el perdón para nosotros mismos?

S. Efrén de Nisibi. Comentario al Diatessaron, 15, 12-13. III, pg. 359.

Para muchos es un grave mal y un fuego insufrible ver felices a los que despreciaron. La malicia no abandona al rico, que ya posee su pena y que no pide ser llevado hasta Lázaro, sino que pretende que Lázaro sea llevado hasta él.

S. Pedro Crisólogo, Sermón, 122. III, pg. 359.

“Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no se convencerán ni aunque resucite uno de los muertos”. Esto se ha cumplido en los judíos, quienes ni escucharon a Moisés y a los profetas ni creyeron en Cristo resucitado”.

S. Agustín, Sermón 41. III, pg. 361.

 

San Agustín.

Dime a dónde debo dirigir la mirada para verte a ti, y espero hacer todo lo que me mandares. Recibe, te pido, a tu fugitivo, Señor, clementísimo Padre, basta ya con lo que he sufrido; basta ya con mis servicios a tu enemigo, hoy puesto bajo tus pies; basta ya de ser juguete de las apariencias falaces. Recíbeme ya siervo tuyo, que vengo huyendo de tus enemigos, que me retuvieron sin pertenecerles, cuando vivía lejos de ti. Ahora comprendo la necesidad de volver a ti; ábreme la puerta, porque te estoy llamando; enséñame el camino para llegar a ti. Solo tengo voluntad; sé que lo caduco y transitorio debe despreciarse para ir en pos de lo seguro y eterno. Esto hago, Padre, porque esto solo sé, y todavía no conozco el camino que lleva hasta ti. Enséñamelo, muéstramelo tú, dame la fuerza para el viaje. Si con la fe llegan a ti los que te buscan, no me niegues la fe; si con la virtud, dame la virtud; si con la ciencia, dame la ciencia. Aumenta en mí la fe, aumenta la esperanza, aumenta la caridad.

Soliloquios, 1. II, pg. 1281.

 

San Juan de Ávila.

Y si es mal no dar bien en pago de bien, ¿qué será dar mal por el bien recebido y responder con ofensas en lugar de servir? Acaéceles cosa peor a estos, pues suelen pecar más que antes,  y con peor circunstancia que antes, y vienen poco a poco a endurecerse y secarse de manera, que aun no prósperos en el Señor, mas aun antes que el Señor los llamase a su servicio. Sospiran entonces, aunque con corazón duro y desabrido, por haber un poquito de bien y no hallan, sino sienten que al cielo le es de metal y la tierra de hierro (cf. Dt 28, 23), porque no llueve en ellos gota de agua que les ablande el ánima ni les dé fructo con que les mantengan. Y aquellos que algún tiempo eran visitados y llovidos con muchas buenas inspiraciones, a las cuales no se dignaban responder, ya desean una y no la alcanzan. Así castigados los ricos fastidiosos (cf. Lc 16, 24), con matarlos de hambre, como el rico avariento era castigado de sed. Y de dureza de corazón a infiernos, muy pocas leguas hay, porque dice la Escriptura: Cor durum male habebit in novissimo [el corazón duro acaba mal] (Eclo 3, 27). Y el sanar de este mal es cosa cara y de gran privilegio de nuestro Señor, como san Bernardo dice: Nullus unquam duri cordis adeptus est salutem, nisi quem forte Deus miseratus sanaverit, et abstulerit ab eo cor lapideum, et dederit cor carneum [Ningún corazón empedernido ha conseguido salvarse, sino solo aquel a quien Dios misericordioso le ha salvado y ha conseguido que cambie su corazón de piedra por un corazón de carne. S. Bernardo, De consideratione I]. Estos son los paraderos de los malos hijos que, después de recebidos por tales y tratados por tales, olvidan al Señor suyo, qui possedit et creavit te [el que te hizo y te constituyó]. Y quien de esto no tiembla, a da testimonio que tiene duro corazón; y tanto más debe temer cuanto menos teme.  Y por esto, señor, prevengamos señales de que quiere venir; y cuando vemos que se caen terrones de la pared, pongamos remedio, pues somos avisados del peligro.

Carta a un cabellero amigo suyo. IV, pg. 503.

 

San Oscar Romero. Homilía.

Este es el pecado grave, la insensibilidad. Y aquí hermanos no lo estoy diciendo sólo de los grandes ricos, lo digo también de todos nosotros, que cuando tenemos algo que comer, un sorbete siquiera, una migaja, una tortilla, tal vez comiendo nosotros nos hacemos insensibles al pobre que no tiene ni eso. ¿Por qué no compartir, como dicen los profetas, hasta nuestras pobrezas? Es una traición, según el profeta Amós, contra la alianza con Yahvé. Si Dios había hecho una alianza con este pueblo, "seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios", pero con la condición de que se sintieran todos pueblo de Dios, hermanos unos de otros. Tanto era sí que leemos una ley en el Levítico, capítulo 25, dice: "La tierra no puede venderse para siempre, porque la tierra es mía, ya que vosotros sois para mí como forasteros y huéspedes". Era el concepto de los ricos de Israel de que ellos eran como renteros de Dios, como que Dios les había rentado unas tierras; la propiedad privada la consideraban a la luz de Dios y el pobre era el representante de Dios al que había que pagarle esa renta de la tierra. De allí que el rico y el pobre debían de sentarse a compartir juntos como dos limosneros. Dios le da limosna al rico y Dios, por el rico, le quiere dar limosna también al pobre.

Homilía, 25 de septiembre de 1977.

 

León XIV. Audiencia general. 17 de septiembre de 2025. Ciclo de catequesis - Jubileo 2025. Jesucristo, nuestra esperanza. III. La Pascua de Jesús. 6. La muerte. «Un sepulcro nuevo, en el que nadie había sido depositado aún» (Jn 19,40-41)

Queridos hermanos y hermanas,

en nuestro camino de las catequesis sobre Jesús esperanza nuestra, hoy contemplamos el misterio del Sábado Santo. El Hijo de Dios yace en la tumba. Pero esta su “ausencia” no es un vacío: es espera, plenitud contenida, promesa custodiada en la oscuridad. Es el día del gran silencio, en el que el cielo parece mudo y la tierra inmóvil, pero es justamente allí que se cumple el misterio más profundo de la fe cristiana. Es un silencio grávido de sentido, como el vientre de una madre que custodia al hijo todavía no nacido, pero ya vivo.

El cuerpo de Jesús, bajado de la cruz, fue envuelto con cuidado, como se hace con aquello que es valioso.  El evangelista Juan nos dice que fue sepultado en un jardín, dentro «una tumba nueva, en la que todavía nadie había sido sepultado» (Jn 19,41). Nada es dejado a la casualidad. Aquel jardín recuerda al Edén perdido, el lugar en el que Dios y el hombre estaban unidos. Y aquella tumba nunca antes usada habla de algo que todavía debe suceder: es un umbral, no un final. En el inicio de la creación Dios había plantado un jardín, ahora también la nueva creación toma forma en un jardín: con una tumba cerrada que pronto se abrirá

El Sábado Santo es también un día de descanso. Según la ley judía, el séptimo día no se debe trabajar: de hecho, luego de seis días de creación, Dios descansó (cfr Gen 2,2). Ahora, también el Hijo, luego de haber completado su obra de salvación, descansa. No porque está cansado, sino porque ha concluido su trabajo. No porque se ha rendido, sino porque ha amado hasta el final. No hay nada más que agregar. Este descanso es el sello de la obra cumplida, es la confirmación de aquello que tenía que hacerse y que ha sido completado. Es un descanso lleno de la presencia oculta del Señor.

Fatigamos en detenernos y descansar. Vivimos como si la vida nunca fuese suficiente. Corremos por producir, por demostrar, por no perder terreno. Pero el Evangelio nos enseña que saber detenerse es un gesto de confianza que tenemos que aprender a cumplir. El Sábado Santo nos invita a descubrir que la vida no depende siempre de aquello que hacemos, sino también de cómo sabemos desistir de cuanto hemos podido hacer.

En el sepulcro, Jesús, la Palabra viviente del Padre, calla. Pero es justamente en aquel silencio que la vida nueva inicia a fermentar. Como una semilla en la tierra, como la oscuridad antes del amanecer. Dios no tiene miedo del tiempo que pasa, porque es Señor también de la espera. Así, también nuestro tiempo “no útil”, aquel de las pausas, de los vacíos, de los momentos estériles, puede convertirse en vientre de resurrección. Todo silencio acogido puede ser la premisa de una Palabra nueva. Todo tiempo detenido puede convertirse en tiempo de gracia, si lo ofrecemos a Dios.

Jesús, sepultado en la tierra, es el rostro mansueto de un Dios que no ocupa todo el espacio. Es el Dios que deja hacer, que espera, que se retira para dejarnos la libertad. Es el Dios que se fía, también cuando todo parece terminado. Y nosotros, en ese sábado detenido, aprendemos que no tenemos que tener prisa de resurgir: más es necesario descansar, acoger el silencio, dejarse abrazar por el límite. A veces buscamos respuestas rápidas, soluciones inmediatas. Pero Dios trabaja en lo profundo, en el tiempo lento de la confianza. El sábado de la sepultura se convierte así en las entrañas de las que pueden brotar las fuerzas de una luz invencible, aquella de la Pascua.

Queridos amigos, la esperanza cristiana no nace en el ruido, sino en el silencio de una espera habitada por el amor. No es hija de la euforia, sino de un confiado abandono. Nos lo enseña la virgen María: ella encarna esta espera, esta esperanza. Cuando nos parezca que todo está detenido, que la vida es un camino interrumpido, acordémonos del Sábado Santo. También en la tumba, Dios está preparando la sorpresa más grande. Y si sabemos acoger con gratitud aquello acontecido, descubriremos que, justamente en la pequeñez, y en el silencio, Dios ama transfigurar la realidad haciendo nuevas todas las cosas con la fidelidad de su amor. La verdadera alegría nace de la espera habitada, de la fe paciente, de la esperanza que cuanto ha vivido en el amor, ciertamente, resurgirá a la vida eterna.    

 

León XIV. Angelus. 21 de septiembre de 2025.

Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz domingo!

La palabra que escuchamos hoy en el Evangelio (Lc 16,1-13) nos hace reflexionar sobre el uso de los bienes materiales y, más en general, sobre cómo estamos administrando el bien más valioso de todos, que es nuestra propia vida.

En el relato vemos que un administrador es llamado por su señor a “rendir cuentas”. Se trata de una imagen que nos comunica algo muy importante: nosotros no somos dueños de nuestra vida ni de los bienes que disfrutamos; todo nos ha sido dado como don por el Señor y Él ha confiado este patrimonio a nuestro cuidado, a nuestra libertad y responsabilidad. Un día seremos llamados a rendir cuentas de cómo hemos administrado nuestra vida, nuestros bienes y los recursos de la tierra, a Dios y a los hombres, a la sociedad y sobre todo a quienes vendrán después de nosotros.

El administrador de la parábola ha buscado simplemente su propio beneficio y, cuando llega el día en el que debe rendir cuentas y le quitan la administración, debe pensar qué hacer para su futuro. En esta difícil situación, él comprende que el valor más importante no es la acumulación de los bienes materiales, porque las riquezas de este mundo pasan; y, entonces, se le ocurre una idea brillante: llama a sus deudores y “recorta” sus deudas, renunciando por tanto a la parte que le hubiera tocado a él. De esta manera, pierde la riqueza material, pero gana amigos, que estarán dispuestos a ayudarlo y sostenerlo.

Reflexionando sobre este relato, Jesús nos exhorta: «Gánense amigos con el dinero de la injusticia, para que el día en que este les falte, ellos los reciban en las moradas eternas» (v. 9).

El administrador de la parábola, en efecto, aun en la gestión de la riqueza deshonesta de este mundo, encuentra un modo para tener amigos, saliendo de la soledad del propio egoísmo; mucho más nosotros, que somos discípulos y vivimos en la luz del Evangelio, debemos usar los bienes del mundo y nuestra misma vida pensando en la riqueza verdadera, que es la amistad con el Señor y con los hermanos.

Queridos hermanos, la parábola nos invita a preguntarnos: ¿cómo estamos administrando los bienes materiales, los recursos de la tierra y la vida que Dios nos ha dado? Podemos seguir el criterio del egoísmo, poniendo la riqueza en primer lugar y pensando sólo en nosotros mismos; pero esto nos aísla de los demás y esparce el veneno de una competición que a menudo provoca conflictos. O bien podemos reconocer que hemos de administrar todo lo que tenemos como don de Dios, y usarlo como instrumento para compartir, para crear redes de amistad y solidaridad, para edificar el bien, para construir un mundo más justo, más equitativo y más fraterno.

Pidamos a la Virgen Santa que interceda por nosotros y nos ayude a administrar bien todo aquello que el Señor nos confía, con justicia y responsabilidad.

 

Papa Francisco. Ángelus. 29 de septiembre de 2013.

Queridos hermanos y hermanas:

Antes de concluir esta celebración, deseo saludaros a todos y agradeceros vuestra participación, especialmente a los catequistas llegados de tantas partes del mundo.

Un saludo especial dirijo a mi Hermano Su Beatitud Youhanna X, Patriarca greco-ortodoxo de Antioquía y de todo el Oriente. Su presencia nos invita a rezar una vez más por la paz en Siria y en Oriente Medio.

Saludo a los peregrinos llegados de Asís a caballo; así como al Club Alpino Italiano, en el 150° aniversario de su fundación.

Saludo con afecto a los peregrinos de Nicaragua, recordando que los pastores y fieles de esa querida Nación celebran con alegría el centenario de la fundación canónica de la Provincia eclesiástica.

Con alegría recordamos que ayer, en Croacia, ha sido proclamado beato Miroslav Buleši?, sacerdote diocesano, que murió mártir en 1947. Alabemos al Señor, que dona a los inermes la fuerza del testimonio extremo.

Nos dirigimos ahora a María con la oración del Ángelus.

 

Papa Francisco. Ángelus.  25 de septiembre de 2016.

Queridos hermanos y hermanas:

Ayer, en Würzburg (Alemania), fue proclamado Beato Engelmar Unzeitig, sacerdote de la congregación de los Misioneros de Mariannhill. Asesinado por odio a la fe en el campo de exterminio de Dachau, él contrapuso el amor al odio, a la ferocidad respondió con la mansedumbre. Que su ejemplo nos ayude a ser testimonios de caridad y de esperanza en medio de las tribulaciones.

Me uno con gusto a los obispos de México en su apoyo al compromiso de la Iglesia y de la sociedad civil en favor de la familia y de la vida, que en estos tiempos requieren especial atención pastoral y cultural en todo el mundo. Y además aseguro mi oración por el querido pueblo mexicano, para que cese la violencia que durante estos días ha golpeado también a algunos sacerdotes.

Hoy es la Jornada mundial del sordo. Deseo saludar a todas las personas sordas también aquí representadas, y animar a que den su aportación para una Iglesia y una sociedad cada vez más capaz de acoger a todos. Y por último dirijo un saludo especial a todos vosotros, ¡queridísimos catequistas! gracias por vuestro compromiso con la Iglesia al servicio de la evangelización, con la transmisión de la fe. Que la Virgen os ayude a perseverar en el camino de la fe y a dar testimonio con la vida de aquello que transmitís en la catequesis.

 

Papa Francisco. Ángelus. 29 de septiembre de 2019.

Queridos hermanos y hermanas:

Quiero saludar a todos los que habéis participado en este acto de oración, con el que hemos renovado la atención de la Iglesia por las diversas categorías de personas vulnerables en movimiento. En unión con los fieles de todas las diócesis del mundo, hemos celebrado la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado, para reafirmar la necesidad de que nadie quede excluido de la sociedad, ya sea un ciudadano residente de larga data o un recién llegado.

Para subrayar este compromiso, pronto inauguraré la escultura inspirada por estas palabras de la Carta a los Hebreos: «No os olvidéis de la hospitalidad; gracias a ella hospedaron algunos, sin saberlo, a ángeles» (13,2). Dicha escultura de bronce y arcilla representa a un grupo de migrantes de varias culturas y diferentes períodos históricos. He querido que esta obra de arte estuviera aquí, en la Plaza de San Pedro, para que recordara a todos el desafío evangélico de la acogida.

Mañana, lunes 30 de septiembre, se abrirá en Camerún una reunión de diálogo nacional para la búsqueda de una solución a la difícil crisis que aflige al país desde hace años. Me siento cercano a los sufrimientos y esperanzas del amado pueblo camerunés e invito a todos a orar para que este diálogo sea fructuoso y conduzca a soluciones de paz justas y duraderas, en beneficio de todos. ¡Qué María, Reina de la Paz, interceda por nosotros!.

 

Papa Francisco. Ángelus. 25 de septiembre de 2022.

Al final de esta Celebración, quiero daros las gracias a todos los que habéis participado en representación del Pueblo santo de Dios que está en Italia. Y le estoy agradecido al cardenal Zuppi que se ha hecho su portavoz. Felicito a la comunidad diocesana de Matera-Irsina por el esfuerzo organizativo y de acogida; y agradezco a todos los que han colaborado en este Congreso Eucarístico.

Ahora, antes de concluir, nos dirigimos a la Virgen María, Mujer eucarística. A Ella le encomendamos el camino de la Iglesia en Italia, para que en cada comunidad se sienta el perfume de Cristo Pan vivo bajado del Cielo. Hoy me atrevería a pedir por Italia: más nacimientos, más hijos. E invocamos su materna intercesión para las necesidades más urgentes del mundo.

Pienso, en particular, en Myanmar. Desde hace más de dos años ese noble país se ha visto azotado por graves enfrentamientos armados y violencias, que han causado muchas víctimas y desplazados. Esta semana escuché el grito de dolor por la muerte de niños en una escuela bombardeada. Se ve que hoy en el mundo está de moda bombardear las escuelas. ¡Que el grito de estos pequeños no caiga en el olvido! ¡Estas tragedias no tienen que suceder!

Que María, Reina de la Paz, consuele al martirizado pueblo ucraniano y obtenga para los líderes de las naciones la fuerza de voluntad para encontrar inmediatamente iniciativas eficaces que conduzcan al fin de la guerra.

Me sumo al llamamiento de los obispos de Camerún por la liberación de algunas personas secuestradas en la diócesis de Mamfe, entre ellas cinco sacerdotes y una monja. Ruego por ellos y por la población de la provincia eclesiástica de Bamenda: que el Señor conceda la paz a los corazones y a la vida social de ese querido país.

Hoy, en este domingo, la Iglesia celebra la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, sobre el tema "Construir el futuro con los migrantes y refugiados". Renovemos nuestro compromiso de construir el futuro según el proyecto de Dios: un futuro en el que cada persona encuentre su lugar y sea respetada; donde los migrantes, refugiados, desplazados y víctimas de la trata puedan vivir en paz y con dignidad. Porque el Reino de Dios se realiza con ellos, sin excluidos. Es también gracias a estos hermanos y hermanas que las comunidades pueden crecer a nivel social, económico, cultural y espiritual; y compartir las diferentes tradiciones enriquece al Pueblo de Dios. ¡Comprometámonos todos a construir un futuro más inclusivo y fraterno! Los migrantes deben ser acogidos, acompañados, promovidos e integrados.

 

Benedicto XVI. Ángelus. 30 de septiembre de 2007.

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy el evangelio de san Lucas presenta la parábola del hombre rico y del pobre Lázaro (cf. Lc 16, 19-31). El rico personifica el uso injusto de las riquezas por parte de quien las utiliza para un lujo desenfrenado y egoísta, pensando solamente en satisfacerse a sí mismo, sin tener en cuenta de ningún modo al mendigo que está a su puerta. El pobre, al contrario, representa a la persona de la que solamente Dios se cuida:  a diferencia del rico, tiene un nombre, Lázaro, abreviatura de Eleázaro (Eleazar), que significa precisamente "Dios le ayuda". A quien está olvidado de todos, Dios no lo olvida; quien no vale nada a los ojos de los hombres, es valioso a los del Señor. La narración muestra cómo la iniquidad terrena es vencida por la justicia divina:  después de la muerte, Lázaro es acogido "en el seno de Abraham", es decir, en la bienaventuranza eterna, mientras que el rico acaba "en el infierno, en medio de los tormentos". Se trata de una nueva situación inapelable y definitiva, por lo cual es necesario arrepentirse durante la vida; hacerlo después de la muerte no sirve para nada.

Esta parábola se presta también a una lectura en clave social. Sigue siendo memorable la que hizo hace precisamente cuarenta años el Papa Pablo VI en la encíclica Populorum progressioHablando de la lucha contra el hambre, escribió:  "Se trata de construir un mundo donde todo hombre (...) pueda vivir una vida plenamente humana, (...) donde el pobre Lázaro pueda sentarse a la misma mesa que el rico" (n. 47). Las causas de las numerosas situaciones de miseria son —recuerda la encíclica—, por una parte, "las servidumbres que le vienen de la parte de los hombres" y, por otra, "una naturaleza insuficientemente dominada" (ib.). Por desgracia, ciertas poblaciones sufren por ambos factores a la vez. ¿Cómo no pensar, en este momento, especialmente en los países de África subsahariana, afectados durante los días pasados por graves inundaciones? Pero no podemos olvidar otras muchas situaciones de emergencia humanitaria en diversas regiones del planeta, en las que los conflictos por el poder político y económico contribuyen a agravar problemas ambientales ya serios. El llamamiento que en aquel entonces hizo Pablo VI:  "Los pueblos hambrientos interpelan hoy, con acento dramático, a los pueblos opulentos" (Populorum progressio3), conserva hoy toda su urgencia. No podemos decir que no conocemos el camino que hay que recorrer:  tenemos la ley y los profetas, nos dice Jesús en el Evangelio. Quien no quiere escucharlos, no cambiará ni siquiera si alguien de entre los muertos vuelve para amonestarlo.

La Virgen María nos ayude a aprovechar el tiempo presente para escuchar y poner en práctica esta palabra de Dios. Nos obtenga que estemos más atentos a los hermanos necesitados, para compartir con ellos lo mucho o lo poco que tenemos, y contribuir, comenzando por nosotros mismos, a difundir la lógica y el estilo de la auténtica solidaridad.

 

Benedicto XVI. Ángelus. 3 de octubre de 2010.

Queridos hermanos y hermanas:

En este momento de profunda comunión con Cristo, presente y vivo en medio de nosotros y dentro de nosotros, es hermoso, como familia eclesial, dirigirnos en oración a su Madre y Madre nuestra, María Santísima Inmaculada. Sicilia está sembrada de santuarios marianos, y desde este lugar me siento espiritualmente en el centro de esta «red» de devoción, que enlaza todas las ciudades y a todos los pueblos de la isla.

A la Virgen María deseo encomendar a todo el pueblo de Dios que vive en esta amada tierra. Que ella sostenga a las familias en el amor y en el compromiso educativo; que haga fecundos los brotes de vocación que Dios siembra abundantemente entre los jóvenes; que infunda valor en las pruebas, esperanza en las dificultades y nuevo impulso para hacer el bien. Que la Virgen consuele a los enfermos y a todos los que sufren, y ayude a las comunidades cristianas para que nadie en ellas sea marginado o sufra necesidad, sino que cada uno, especialmente los más pequeños y débiles, se sienta acogido y valorado.

María es el modelo de la vida cristiana. A ella le pido sobre todo que os permita caminar con decisión y alegría por el camino de la santidad, siguiendo las huellas de tantos luminosos testigos de Cristo, hijos de esta tierra siciliana. En este contexto quiero recordar que hoy, en Parma, es proclamada beata Ana María Adorni, que en el siglo XIX fue esposa y madre ejemplar y, cuando quedó viuda, se dedicó a la caridad con las mujeres presas y en dificultades, para cuyo servicio fundó dos institutos religiosos. A la madre Adorni, por su constante oración, la llamaban «Rosario viviente». Quiero subrayarlo al inicio del mes dedicado al santo rosario. Que la meditación diaria de los misterios de Cristo en unión con María, la Virgen orante, nos fortalezca a todos en la fe, en la esperanza y en la caridad.

 

DOMINGO 27 T. O.

 

Monición de entrada.-

Venimos a misa porque queremos ser fieles a Jesús.

Así intentamos obedecerle.

Y hacer que el amor que le tenemos y Él nos tiene cambie nuestra vida.

 

Señor, ten piedad.

Ayuda nuestra falta de fe. Señor, ten piedad.

Queremos creer en ti. Cristo ten piedad.

Auméntanos la fe. Señor, ten piedad.

 

Peticiones.-

Por el Papa León. Te lo pedimos, Señor.

Para que la Iglesia sea capaz de responder a las preguntas de las personas. Te lo pedimos, Señor.

Para que los que no se sienten escuchados por Dios, lo escuchen gracias a nosotros. Te lo pedimos, Señor.

Para que los maestros ayuden a los alumnos a crecer como personas. Te lo pedimos, Señor.

Para que nosotros tengamos mucho amor. Te lo pedimos, Señor.

 

Acción de gracias.-

Gracias Virgen María por ayudarnos a crecer en la amistad con Jesús.

 

BIBLIOGRAFÍA.

Sagrada Biblia. Versión oficial de la Conferencia Episcopal Española. BAC. Madrid. 2016.

Biblia de Jerusalén. 5ª edición – 2018. Desclée De Brouwer. Bilbao. 2019.

Biblia del Peregrino. Edición de Luis Alonso Schökel. EGA-Mensajero. Bilbao. 1995.

Nuevo Testamento. Versión crítica sobre el texto original griego de M. Iglesias González. BAC. Madrid. 2017.

Biblia Didajé con comentarios del Catecismo de la Iglesia Católica. BAC. Madrid. 2016.

Secretariado Nacional de Liturgia. Libro de la Sede. Primera edición: 1983. Coeditores Litúrgicos. Barcelona. 2004.

Pío de Luis, OSA, dr. Comentarios de San Agustín a las lecturas litúrgicas (NT). II. Estudio Agustiniano. Valladolid. 1986.

Merino Rodríguez, Marcelo, dr. ed. en español. La Biblia comentada por los Padres de la Iglesia. Nuevo Testamento. 2. Evangelio según san Marcos. Ciudad Nueva. Madrid. 2009.

San Juan de Ávila. Obras Completas i. Audi, filia – Pláticas – Tratados. BAC. Madrid. 2015.

San Juan de Ávila. Obras Completas II. Comentarios bíblicos – Tratados de reforma – Tratados y escritos menores. BAC. Madrid. 2013.

San Juan de Ávila. Obras Completas III. Sermones. BAC. Madrid.   2015.

San Juan de Ávila. Obras Completas IV. Epistolario. BAC. Madrid. 2003.

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https://www.bing.com/images/create?toWww=1&redig=8036EAF8BF8E4FF0B5D3540B038CBA2E

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