jueves, 2 de octubre de 2025

 

Lectura de la profecía de Habacuc 1, 2-3; 2, 2-4.

¿Hasta cuándo, Señor, pediré auxilio sin que me oigas, te gritaré: ¡Violencia!, sin que me salves? ¿Por qué me haces ver crímenes y contemplar opresiones? ¿Por qué pones ante mí destrucción y violencia, y surgen disputas y se alzan contiendas? Me respondió el Señor: Escribe la visión y grábala en tablillas, que se lea de corrido; pues la visión tiene un plazo, pero llegará a su término sin defraudar. Si se retrasa, espera en ella, pues llegará y no tardará. Mira, el altanero no triunfará; pero el justo por su fe vivirá.

 

Textos paralelos.

Clamaré a ti: ¡Violencia!

Jb 19, 7: Grito violencia y nadie me responde: pido socorro y no me defienden.

Sin que tú salves.

Jr 14, 9: ¿Por qué te portas como un hombre aturdido, como solado incapaz de vencer?

Sal 18, 42: Pedían auxilio, nadie los salvaba; gritaban al Señor, no les respondía.

Soy testigo de rapiñas y violencia.

Am 3, 9-10: Pregonad en los palacios de Asdod, decid en los palacios de Egipto: Reuníos junto a los montes de Samaría, contemplad el tráfago en medio de ella, las opresiones en su recinto. No sabían obrar rectamente – oráculo del Señor –, atesoraban violencias y crímenes en sus palacios.

Jr 6, 7: Como brota el agua de un pazo, brota de ella la maldad, violencias y atropellos se escuchan en ella, siempre tengo delante golpes y herida.

Jr 9, 2-5: Tensan las lenguas como arcos, dominan el país con la mentira y con la verdad van de mal en peor, y a mí no me conocen – oráculo del Señor - . Guárdese cada uno de su prójimo, no os fieis del hermano, el hermano pone zancadilla y el prójimo anda difamando; se estafan unos a otros y no dicen la verdad, entrenan sus lenguas en la mentira, están depravados y son incapaces de convertirse: fraude sobre fraude, engaño sobre engaño, y rechazan el conocimiento – oráculo del Señor -.

Sal 55, 10-12:

Escribe en un libro.

Is 8, 1: El Señor me dijo: Toma una tabla grande, y escribe con caracteres ordinarios: Pronto-al-saqueo, Presto-al-botín.

Ponla clara en tablillas.

Jr 30, 2: Así dice el Señor: Escribe en un libro todas las palabras que te he dicho.

Para que pueda leerse de corrido.

Ap 1, 19: Escribe lo que viste: lo de ahora y lo que sucederá después.

Si se atrasa, espérala.

2 P 3, 4-10: Que dirán: ¿qué ha sido de su venida prometida? Desde que murieron nuestros padres, todo sigue igual que desde el principio del mundo. Se les oculta, porque quieren, que desde antiguo existía un cielo y una tierra emergiendo del agua y consistente en medio del agua por la palabra de Dios. Y así el mundo de entonces pereció anegado. El cielo y la tierra actuales por la misma palabra están conservados para él fuego, reservados para el día del juicio y condena de los hombres perversos. Que esto solo, queridos no se os oculte: que para el Señor un día es como mil años y mil años como un día. El señor no se retrasa en cumplir su promesa, como algunos piensan, sino que tiene paciencia con vosotros, pues no quiere que se pierda nadie, sino que todos se arrepientan. Llegará como un ladrón el día del Señor. Entonces el cielo desaparecerá con estruendo, los elementos se desharán en llamas, la tierra con sus obras quedará patente.

Vendrá ciertamente, sin retraso.

Nm 23, 19: Dios no miente como hombre ni se arrepiente a lo humano. ¿Puede decir y no hacer, puede prometer y no cumplir?

Pero el hombre leal.

Rm 1, 17: A todos los que amó y llamó a ser consagrados, que se encuentren en Roma: Paz y gracia a vosotros de parte de Dios nuestro Padre y de Jesús Mesías y Señor.

Ga 3, 11: Y que nadie es justo ante Dios por cumplir la ley se prueba porque el justo por creer vivirá.

Hb 10, 38: Nosotros no pereceremos por echarnos atrás, sino que salvaremos la vida por la fe.

 

Notas exegéticas.

1 2 En nombre de su pueblo el profeta se queja a Yahvé de las desgracias públicas. Este texto, afín a los lamentos del Salterio y de Jeremías, podría referirse, considerando aisladamente, a los desórdenes interiores de una sociedad, pero en el contexto de los vv. 12-17 apunta sin género de duda a la opresión caldea: ¿Por qué la justicia y la bondad de Yahvé (y su santidad) toleran el triunfo del impío? Pues quien domina es un pagano, y Judá, aun pecador, es un justo conocedor del verdadero Dios. A Yahvé corresponde dar la respuesta.

1 3 Así con arameo y siriaco, Hebreos dice “y tú contemplas”.

2 3 (a) De ahí la orden de escribir. La revelación se cumplirá en fecha fijada y el documento escrito emplaza para ese tiempo la palabra de Yahvé, cuya veracidad demostrará más tarde.

2 3 (b) La visión está provista de una energía propia: expresa una palabra de Dios que tiende a su realización. La liturgia de Adviento utiliza este versículo, según la traducción griega divergente, para expresar la expectación del Mesías.

2 4 (a) “orgulloso”, según hebreo (raíz ’pl). Las versiones difieren: Vulgata: “incrédulo”; griego: “Sí falla” (raiz ’lp) – espera anhelante, lit. “tiene el cuello estirado” (en actitud de plegaria o de anhelo). El sustantivo nepes no significa aquí “alma” sino, como en numerosas ocasiones, “cuello”, “garganta”.

2 4 (b) Esta sentencia, junto a la previa, se refiere al contenido de la visión. El hombre leal a esta (en contraposición al orgulloso) tiene garantizadas aquí abajo la seguridad y la vida. En el texto de los LXX la fidelidad (‘emuna) se convierte en “fe” (pístis) y en él se basará san Pablo para construir su doctrina de la justificación por la fe. Pero la lectura paulina en nada refleja el contenido de este texto de Habacuc.

Salmo responsorial

Sal 95 (94), 1-2.6-9 (R:/ 7-8)

 

Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor:

“No endurezcáis vuestro corazón”. R/.

Venid, aclamemos al Señor,

demos vítores a la Roca que nos salva;

entremos a su presencia dándole gracias,

aclamándolo con cantos. R/.

 

Entrad, postrémonos por tierra,

bendiciendo al Señor, creador nuestro.

Porque él es nuestro Dios,

y nosotros su pueblo,

el rebaño que él guía.  R/.

 

Ojalá escuchéis hoy su voz:

“No endurezcáis el corazón como en Meribá,

como el día de Masá en el desierto;

cuando vuestros padres me pusieron a prueba

y me tentaron, aunque habían visto mis obras. R/.

 

 

Textos paralelos.

Aclamemos a la Roca que nos salva.

Dt 32, 15: Comió Jacob hasta saciarse, engordó mi cariño, y tiró coces – estabas gordo y cebado y opulento – y rechazó a Dios, su creador, deshonró a su Roca Salvadora.

Porque él es nuestro Dios.

Sal 100, 3: Sabed que el Señor es Dios, él nos hizo y somos suyos, pueblo suyo y ovejas de su aprisco.

Nosotros somos su pueblo.

Ez 34, 1:

Sal 23, 1-4: El Señor es mi pastor, nada me falta. En verdes praderas me hace recostar, me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas; me guía por senderos oportunos como pide su título. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo: Tú vas conmigo; tu vara y tu cayado me sosiegan.

Sal 80, 2: Pastor de Israel, escucha: tú que guías a José como a un rebaño; en tu trono de querubines resplandece.

No seáis tercos como en Meribá.

Ex 19, 5: Por tanto, si queréis obedecerme y guardar mi alianza, entre todos los pueblos seréis mi propiedad, porque es mía toda la tierra.

Hb 3, 7-11: En consecuencia, como dice el Espíritu Santo: Si hoy escucháis su voz, no endurezcáis el corazón como cuando lo irritaron, el día de la prueba, en el desierto, cuando vuestros padres me pusieron a prueba y me tentaron, aunque habían visto mis acciones durante cuarenta años. Por eso me indigné contra aquella generación y dije: Su mente siempre se extravía y no reconocen mis caminos. Por eso, airado, juré: No entrarán en mi descanso.

Sal 81, 9: Escucha, pueblo mío, que te amonesto, Israel, ojalá me escuches.

Ex 17, 7: Moisés lo hizo ante las autoridades israelitas y llamó al lugar Masá y Meribá, porque los israelitas se habían careado y habían tentado al Señor, preguntando: ¿Está o no está con nosotros el Señor?

Nm 20, 13: Esta es Meribá, donde los israelitas se carearon con el Señor, y él les mostró su santidad.

Dt 6, 16: No tentaréis al Señor, vuestro Dios, poniéndolo a prueba, como lo tentasteis en Masá.

Dt 33, 8: Para tus leales los tumim y urim. Los pusiste a prueba en Masá, los desafiaste en Meribá.

Nm 14, 22-23: Ninguno de los hombres que vieron mi gloria y los signos que hice en Egipto y en el desierto, y me han puesto a prueba, ya van diez veces, y no me han obedecido, verá la tierra que prometí a sus padres, ninguno de los que me han despreciado la verá.

Sal 78, 8: Para que no imitaran a sus antepasados: generación rebelde y contumaz, generación de corazón inconstante, de espíritu desconfiado de Dios.

Sal 78, 37: Su corazón no era constante con él ni eran fieles a su alianza.

Dt 32, 18-20: ¡Despreciaste a la Roca que te engendró, y olvidaste al Dios que te dio a luz! Lo vio el Señor e irritado rechazó a sus hijos e hijas, pensando: Les esconderé mi rostro, y veré en qué acaban, porque son una generación depravada, unos hijos desleales.

Jb 21, 14: Ellos que decían a Dios: Apártate de nosotros, que no nos interesan tus caminos.

Sal 132, 8: ¡Levántate, Señor, ven a tu descanso, ven con el arca de tu poder!

Sal 132, 14: Este es mi descanso para siempre, aquí habitaré, porque la quiero.

Nm 14, 30: No entraréis en la tierra donde juré que os establecería. Solo exceptúo a Josué, hijo de Nun, y a Caleb, hijo de Jefoné.

Nm 14, 34: Contando los días que explorasteis la tierra, cuarenta días, cargaréis con vuestra culpa un año por cada día, cuarenta años.

Dt 12, 9: Porque no habéis alcanzado todavía vuestro reposo, la heredad que va a darte el Señor, tu Dios.

 

Notas exegéticas.

95 Himno procesional recitado quizá en la fiesta de las tiendas.

95 1 Alusión repetida en el v. 8 a la roca de donde brotó el agua en el desierto. Ex 17, 1s., o a la roca sobre la que se hallaba edificado el templo.

95 8 Meribá significa “disputa” y Masá “tentación”.

 

Segunda lectura.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 1,6-8.13-14.

Querido hermano:

Te recuerdo que reavives el don de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos, pues Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sin de fortaleza, de amor y de templanza. Así pues, no te avergüences del testimonio de nuestro Señor ni de mí, su prisionero; antes bien, toma parte en los padecimientos por el Evangelio, según la fuerza de Dios. Ten por modelo las palabras sanas que has oído de mí en la fe y el amor que tienen su fundamento en Cristo Jesús. Vela por el precioso depósito con la ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros.

 

Textos paralelos.

Reavives el carisma de Dios.

1 Tm 4, 14: No descuides tu carisma persona, que te fue concedido por indicación profética al imponerte las manos los ancianos.

Rm 8, 15: Y no habéis recibido un espíritu de esclavo, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos que nos permite clamar Abba, Padre.

Piensa que el Señor no nos dio un espíritu de timidez.

1 Jn 4, 18: En el amor no cabe el temor, antes bien, el amor desaloja el temor. Pues el temor se refiere al castigo, y quien teme no ha alcanzado un amor perfecto.

No te avergüences ni del testimonio que has de dar, ni de mí.

Lc 9, 26: Si uno se avergüenza de mí y de mis palabras, este hombre se avergonzará de él cuando vuelva con su gloria, la de su Padre y de sus santos ángeles.

Rm 1, 16: Yo no me avergüenzo de la buena noticia, que es una fuerza divina de salvación para todo el que cree – primero el judío, después el griego.

Rm 5, 3: No solo eso, sino que además nos gloriamos de nuestras tribulaciones; pues sabemos que sufriendo ganamos aguante.

Ef 3, 13: Así pues os pido que no os desaniméis ante lo que sufro por vosotros, pues redunda en gloria vuestra.

Ten por norma las palabras sanas que oíste de mí.

1 Tm 1, 10: Fornicarios e invertidos, secuestradores, estafadores, perjuros y cuanto se opone a una sana enseñanza.

Conserva el buen depósito.

1 Tm 6, 20: Querido Timoteo, conserva el depósito, evita la charlatanería profana y las objeciones de una mal llamada ciencia.

Rm 5, 5: Y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios se infunde en nuestro corazón con el don del Espíritu Santo.

 

Notas exegéticas.

1 6 El “carisma” le fue dado y Timoteo debe reavivarlo gracias a la ayuda del Espíritu.

1 8 Pablo está prisionero (en Roma, según 1, 17) por causa de Cristo.

 

 

Evangelio.

X Lectura del santo evangelio según Lucas 17, 5-10.

En aquel tiempo, los apóstoles le dijeron al Señor:

-Auméntanos la fe.

El Señor dijo:

-Si tuvierais fe como un grano de mostaza, diríais a esa morera: “Arráncate de raíz y plántate en el mar”, y os obedecería. ¿Quién de vosotros, si tiene un criado labrando o pastoreando, le dice cuando vuelve del campo: “Enseguida, ven y ponte a la mesa”? ¿No le diréis más bien: “Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú? ¿Acaso tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: cuando hayáis hecho todo lo que se os ha mandado, decid: “Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer”.

 

Textos paralelos.

Si tuvierais una fe como un grano de mostaza.

Mt 17, 19-20: Entonces los discípulos se acercaron a Jesús, en privado, y le preguntaron: “¿por qué nosotros no pudimos expulsarlo?”. Les respondió: “Por vuestra poca fe”. Porque yo os aseguro que si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: ‘Desplázate de aquí allá’ y se desplazará. Y nada os será imposible.

Mt 21, 21-22: Jesús les respondió: “Os aseguro que si tenéis fe y no vaciláis, no solo haréis lo de la higuera [secarla por no dar fruto], sino que incluso si decís a este monte ‘Quítate y arrójate al mar’, así sucederá. Y todo cuanto pidáis con fe en la oración, lo recibiréis.

Arráncate y plántate en el mar.

Mc 11, 23: Yo os aseguro que quien diga a este monte: ‘Quítate y arrójate al mar’, sin vacilar en su interior y creyendo que va a suceder lo que dice, lo obtendrá.

No somos más que unos pobres siervos.

Jb 22, 3: ¿Le importa a Shaddai que tengas razón?, ¿en qué le aprovecha tu honrada conducta?

Jb 35, 7: Si eres justo, ¿qué le das?, ¿qué recibe de tu mano?

 

Notas exegéticas Biblia de Jerusalén.

17 5 Este conjunto sigue un razonamiento a fortiori. Sí, con la poca fe que tenéis, podéis conseguir lo impensable, con cuánta mayor razón podréis cumplir vuestra tarea de simples servidores, encontrando en ello toda vuestra satisfacción sin exigir garantías especiales del Señor.

17 6 (a) Este es el sentido habitual del término sykáminos [sicomoro] en los LXX. Según el griego profano de la época podría traducirse por “morera”, pero el contraste con el grano de mostaza (la semilla más pequeña según Mt 13, 32 y Mc 4, 31) sería menor.

17 6 (b) Lc piensa no en la fe ideal que deberían tener (como en Mt y Mc), sino en la que realmente tienen los apóstoles.

17 8 Comparar con esta regla humana la parábola evangélica, 12, 37; 22, 27; Jn 13, 1-16.

17 9 La pregunta de Jesús permanece abierta creando una ambigüedad que hace adivinar mucho más que un derecho al reconocimiento del Señor: su benevolencia ¿no se obtendría hasta no haber terminado la tarea? ¿o la acompaña desde el comienzo?

17 10 [pobres siervos] Mejor que “siervos inútiles”: el adjetivo califica la situación de los siervos y no sus disposiciones morales; ver 2 S 6, 22 LXX.

 

Notas exegéticas Nuevo Testamento, versión crítica.

5-6 ¡DANOS MÁS FE!: la petición de los apóstoles que posiblemente pensaban de forma interesada en “la fe que hace milagros”, es, lit.: añádenos fe. El ejercicio de la fe asegura el crecimiento de la fe explícita, que no se tiene ni se pierde toda de una vez. En rigor, no “se tiene fe”, sino que “se es creyente” o no se es, y se progresa o se retrocede en esta adhesión a Cristo. // La respuesta de Jesús en el v. 6 es mezcla de proposición condicional real (si de hecho; si, tal como pensáis, TENÉIS FE) y de apódosis irreal (“diríais”, “podríais decir”, “habríais dicho”).

7-10 En el judaísmo estaba extendida la idea de que el cumplimiento mecánico de la Ley confiere derechos ante Dios, lo que supone prácticamente poder redimirse a sí mismo. Como imágenes de costumbres sociales contemporáneas, dice Jesús lo que más tarde proclamó repetidamente san Pablo, fariseo convertido: “El hombre es incapaz de salvarse por su propio esfuerzo”. Nuestra vida cristiana no se apoya en nuestros propios méritos; toda “recompensa” de parte del Señor es “gracia” (don gratuito) suya. // PASA... SIÉNTATE: Vale lo mismo para : CÍÑETE Y VETE SIRVIÉNDOME. // ¿Y QUEDARÁ AGRADECIDO AL ESCLAVO...?: lit. acaso tiene gracia (en el sentido subjetivo de “agradecimiento”) para el esclavo... // LO QUE SE OS HA ORDENADO: en griego está en voz pasiva “teológica”: “”todo lo que Dios os ha ordenado”. // QUE NO SIRVEN PARA NADA: el vocablo griego equivale a “socialmente insignificantes”, personas a las que no se debe nada por su trabajo.

 

Notas exegéticas de la Biblia Didajé.

17, 5 Aumentar nuestra fe: la fe es un don gratuito de Dios. Debemos alimentarla meditando la Palabra de Dios, con el fin de ponerla en práctica y mediante la recepción del sacramento. Nuestra fe crece cuando nuestras oraciones y acciones están impulsadas por la caridad, y nuestra fe está viva cuando se inspira en el amor a Dios y al prójimo. Cat. 162.

 

Catecismo de la Iglesia Católica.

162 La fe es un don gratuito que Dios hace al hombre. Este don inestimable podemos perderlo; san Pablo advierte de ello a Timoteo: “Combate el buen combate, conservando la fe y la conciencia recta; algunos, por haberla rechazado, naufragaron en la fe” (1 Tm 1, 18-19). Para vivir, crecer y perseverar hasta el fin en la fe debemos alimentarla con la Palabra de Dios; debemos pedir al Señor que nos la aumente; debe “actuar por la caridad” (Ga 5, 6), ser sostenida por la esperanza (Rm 15,13) y estar enraizada en la fe de la Iglesia.

 

Concilio Vaticano II

Considerando que los sufrimientos de eta vida no se pueden comparar con la gloria futura que se manifestará en nosotros, fuertes en la fe aguardamos la feliz esperanza y la venida gloriosa del gran Dios y de nuestro Salvador Jesucristo. Él transformará nuestro humilde cuerpo en un cuerpo glorioso parecido al suyo y vendrá a que lo glorifiquen todos sus santos y lo admiren todos sus creyentes.

Constitución Dogmática Lumen gentium, 48.

 

Los Santos Padres.

Ciertamente se la otorgó tras el cumplimiento de su plan salvífico mediante la venida del Espíritu Santo. Y es que antes de la resurrección era tan débil su fe que se les podría acusar de falta de fe.

S. Cirilo de Alejandría, Comentario al Ev. de Lucas, 17, 5. III, pg. 364.

Vive en la convicción de que eres un siervo al que se han encomendado muchos trabajos. No te creas más de lo que eres porque eres llamado hijo de Dios – debes reconocer, sí, la gracia, pero no puedes echar en olvido tu naturaleza – ni te envanezcas de haber servido con fidelidad, ya que ese era tu deber. El sol realiza su labor, obedece la luna, los ángeles también sirven… Por tanto, tampoco nosotros pretendamos alabarnos a nosotros mismos, ni nos anticipemos al juicio de Dios, ni nos adelantemos a la sentencia del juez, antes bien, esperemos su día y su juicio.

S. Ambrosio, Exposición sobre el Ev. de Lucas, 8, 31-32. III, pg. 365.

Si después de hacer el bien, el orgullo hincha el corazón, ahí termina todo sacrificio, tiene lugar el empobrecimiento y no se gana nada.

S. Juan Crisóstomo. Homilías sobre el Génesis, 31. III, pg. 365.

 

San Agustín

No se engría nunca la soberbia humana. Cuando Dios premia, recompensa sus propios dones.

En cierto sentido tenían una cierta fe quienes decían: Señor, aumenta nuestra fe (Lc 17, 5). Y ese mismo, preguntado si creía, respondió: Creo, Señor, pero aumenta mi incredulidad (Mc 9, 23): al mismo tiempo que reconoce su incredulidad admite cierta fe.

Comentario al salmo 118, 7, 3.

 

San Juan de Ávila

Esta fe debemos pedir con mucha instancia al Señor, si no la tenemos con la certidumbre ya dicha; o, si la tenemos, pedir la conserve y acreciente, como la pedían los apóstoles diciendo: Acreciéntanos, Señor la fe (Lc 17, 5).

Audi filia (I). I, pgs. 436-437.

De las cales palabras debéis sacar cuán provechoso sentimiento es para el cristiano tenerse por esclavo de Dios, pues el Señor nos mandó que así nos llamemos; y esto no con el corazón con que suele servir el esclavo, que es temor y no amor, porque de este dice San Pablo: No recebiste el espíritu de servidumbre otra vez en temor, mas recebistes el espíritu de adopción de hijos de Dios, en el cual clamamos, diciendo a Dios: Padre, Padre (Rm 8, 15). Porque, como San Agustín dice, “la diferencia, en breve, de la Ley vieja al Evangelio, es la que hay de temor a amor” (Enarr. in Ps. 77, 1).

Y así cumple lo que dice San Pablo: que, olvidando las cosas pasadas, se esfuerza en servir de nuevo en lo por venir (cf. Flp 3, 13). Y también entiende que, de lo que hace, por mucho que sea, ni le viene provecho a Dios, ni es obligado a le agradecer a él lo que hace, mirando a las obras como a nacidas de solas nuestras fuerzas y natural, pues no le puede pagar aun lo que debe. Y por esto dice el santo Evangelio: Cuando hubiéredes hecho todas las cosas que os fueron mandadas, decid: Siervos somos sin provecho, lo que debíamos hacer hecimos (Lc 17, 10). Sin provecho dicho, para Dios; que para sí ganan la vida eterna.

Audi, filia (II). OC I, pgs. 738-739.

Adauge nobis fidem (Lc 17, 5). Y para que entendamos cuán débiles somos y cuán flacos nosotros de nuestra cosecha para tan alto don, y confesemos con el Apóstol: No todos aceptan la fe. Pero el Señor es fiel. Él os fortalecerá y os librará del maligno” (2 Ts 3, 2-3; trad. editor).

Lecciones sobre la Epístola a los Gálatas. OC II, pg. 61.

Y no os digo esto para que viváis en tibieza, hartándoos con el poco amor que tenéis; mas para que se os quiten los desabrimientos y desmayo que por no alcanzar luego todo el amor que deseáis, podríades tener. Pedid mucho amor, porfiad por él, y la perfección de él os ponga cuidado de trabajar; y ese poco que el Señor os ha dado, tomad en prenda de que Él os dará más. Decid con los apóstoles: Acreciéntame, Señor, la fe (cf. Lc 17, 5). Pedid mucho amor, como la Magdalena, para que vuestra esperanza sea muy firme de gozar en el cielo del Señor que acá deseáis. Él sea vuestro favor, lumbre y amor agora y siempre.

A una devota suya. OC IV, pg. 434.

Y si habiendo hecho todo lo que nos es mandado, habemos de decir que no habemos hecho cosa que agradecer se nos deba, ¿qué será de nosotros, que ni con mucha parte hacemos lo que nos es mandado?

A una religiosa. OC IV, pg. 361.

 

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