Lectura de la profecía de Habacuc 1, 2-3;
2, 2-4.
¿Hasta cuándo, Señor, pediré auxilio sin que me oigas, te gritaré:
¡Violencia!, sin que me salves? ¿Por qué me haces ver crímenes y contemplar
opresiones? ¿Por qué pones ante mí destrucción y violencia, y surgen disputas y
se alzan contiendas? Me respondió el Señor: Escribe la visión y grábala en
tablillas, que se lea de corrido; pues la visión tiene un plazo, pero llegará a
su término sin defraudar. Si se retrasa, espera en ella, pues llegará y no
tardará. Mira, el altanero no triunfará; pero el justo por su fe vivirá.
Textos
paralelos.
Clamaré a ti: ¡Violencia!
Jb 19, 7: Grito violencia y nadie me responde: pido socorro y no
me defienden.
Sin que tú salves.
Jr 14, 9: ¿Por qué te portas como un hombre aturdido, como solado
incapaz de vencer?
Sal 18, 42: Pedían auxilio, nadie los salvaba; gritaban al Señor,
no les respondía.
Soy testigo de rapiñas y violencia.
Am 3, 9-10: Pregonad en los palacios de Asdod, decid en los
palacios de Egipto: Reuníos junto a los montes de Samaría, contemplad el
tráfago en medio de ella, las opresiones en su recinto. No sabían obrar
rectamente – oráculo del Señor –, atesoraban violencias y crímenes en sus
palacios.
Jr 6, 7: Como brota el agua de un pazo, brota de ella la maldad,
violencias y atropellos se escuchan en ella, siempre tengo delante golpes y
herida.
Jr 9, 2-5: Tensan las lenguas como arcos, dominan el país con la
mentira y con la verdad van de mal en peor, y a mí no me conocen – oráculo del
Señor - . Guárdese cada uno de su prójimo, no os fieis del hermano, el hermano
pone zancadilla y el prójimo anda difamando; se estafan unos a otros y no dicen
la verdad, entrenan sus lenguas en la mentira, están depravados y son incapaces
de convertirse: fraude sobre fraude, engaño sobre engaño, y rechazan el
conocimiento – oráculo del Señor -.
Sal 55, 10-12:
Escribe en un libro.
Is 8, 1: El Señor me dijo: Toma una tabla grande, y escribe con
caracteres ordinarios: Pronto-al-saqueo, Presto-al-botín.
Ponla clara en tablillas.
Jr 30, 2: Así dice el Señor: Escribe en un libro todas las
palabras que te he dicho.
Para que pueda leerse de corrido.
Ap 1, 19: Escribe lo que viste: lo de ahora y lo que sucederá
después.
Si se atrasa, espérala.
2 P 3, 4-10: Que dirán: ¿qué ha sido de su venida prometida? Desde
que murieron nuestros padres, todo sigue igual que desde el principio del
mundo. Se les oculta, porque quieren, que desde antiguo existía un cielo y una
tierra emergiendo del agua y consistente en medio del agua por la palabra de
Dios. Y así el mundo de entonces pereció anegado. El cielo y la tierra actuales
por la misma palabra están conservados para él fuego, reservados para el día
del juicio y condena de los hombres perversos. Que esto solo, queridos no se os
oculte: que para el Señor un día es como mil años y mil años como un día. El
señor no se retrasa en cumplir su promesa, como algunos piensan, sino que tiene
paciencia con vosotros, pues no quiere que se pierda nadie, sino que todos se
arrepientan. Llegará como un ladrón el día del Señor. Entonces el cielo
desaparecerá con estruendo, los elementos se desharán en llamas, la tierra con
sus obras quedará patente.
Vendrá ciertamente, sin retraso.
Nm 23, 19: Dios no miente como hombre ni se arrepiente a lo
humano. ¿Puede decir y no hacer, puede prometer y no cumplir?
Pero el hombre leal.
Rm 1, 17: A todos los que amó y llamó a ser consagrados, que se
encuentren en Roma: Paz y gracia a vosotros de parte de Dios nuestro Padre y de
Jesús Mesías y Señor.
Ga 3, 11: Y que nadie es justo ante Dios por cumplir la ley se
prueba porque el justo por creer vivirá.
Hb 10, 38: Nosotros no pereceremos por echarnos atrás, sino que
salvaremos la vida por la fe.
Notas
exegéticas.
1 2 En nombre de su pueblo el
profeta se queja a Yahvé de las desgracias públicas. Este texto, afín a los
lamentos del Salterio y de Jeremías, podría referirse, considerando
aisladamente, a los desórdenes interiores de una sociedad, pero en el contexto
de los vv. 12-17 apunta sin género de duda a la opresión caldea: ¿Por qué la
justicia y la bondad de Yahvé (y su santidad) toleran el triunfo del impío?
Pues quien domina es un pagano, y Judá, aun pecador, es un justo conocedor del
verdadero Dios. A Yahvé corresponde dar la respuesta.
1 3 Así con arameo y siriaco,
Hebreos dice “y tú contemplas”.
2 3 (a) De ahí la orden de escribir.
La revelación se cumplirá en fecha fijada y el documento escrito emplaza para
ese tiempo la palabra de Yahvé, cuya veracidad demostrará más tarde.
2 3 (b) La visión está provista de
una energía propia: expresa una palabra de Dios que tiende a su realización. La
liturgia de Adviento utiliza este versículo, según la traducción griega
divergente, para expresar la expectación del Mesías.
2 4 (a) “orgulloso”, según hebreo
(raíz ’pl). Las versiones difieren: Vulgata: “incrédulo”; griego: “Sí
falla” (raiz ’lp) – espera anhelante, lit. “tiene el cuello estirado”
(en actitud de plegaria o de anhelo). El sustantivo nepes no significa
aquí “alma” sino, como en numerosas ocasiones, “cuello”, “garganta”.
2 4 (b) Esta sentencia, junto a la
previa, se refiere al contenido de la visión. El hombre leal a esta (en
contraposición al orgulloso) tiene garantizadas aquí abajo la seguridad y la
vida. En el texto de los LXX la fidelidad (‘emuna) se convierte en “fe”
(pístis) y en él se basará san Pablo para construir su doctrina de la
justificación por la fe. Pero la lectura paulina en nada refleja el contenido
de este texto de Habacuc.
Salmo
responsorial
Sal 95 (94), 1-2.6-9 (R:/ 7-8)
Ojalá
escuchéis hoy la voz del Señor:
“No
endurezcáis vuestro corazón”. R/.
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos. R/.
Entrad,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía. R/.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
“No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
me tentaron, aunque habían visto mis obras. R/.
Textos
paralelos.
Aclamemos a la Roca
que nos salva.
Dt 32, 15: Comió
Jacob hasta saciarse, engordó mi cariño, y tiró coces – estabas gordo y cebado
y opulento – y rechazó a Dios, su creador, deshonró a su Roca Salvadora.
Porque él es nuestro
Dios.
Sal 100, 3: Sabed
que el Señor es Dios, él nos hizo y somos suyos, pueblo suyo y ovejas de su
aprisco.
Nosotros somos su
pueblo.
Ez 34, 1:
Sal 23, 1-4: El
Señor es mi pastor, nada me falta. En verdes praderas me hace recostar, me
conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas; me guía por senderos
oportunos como pide su título. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo: Tú
vas conmigo; tu vara y tu cayado me sosiegan.
Sal 80, 2: Pastor de
Israel, escucha: tú que guías a José como a un rebaño; en tu trono de
querubines resplandece.
No seáis tercos como
en Meribá.
Ex 19, 5: Por tanto,
si queréis obedecerme y guardar mi alianza, entre todos los pueblos seréis mi
propiedad, porque es mía toda la tierra.
Hb 3, 7-11: En
consecuencia, como dice el Espíritu Santo: Si hoy escucháis su voz, no
endurezcáis el corazón como cuando lo irritaron, el día de la prueba, en el
desierto, cuando vuestros padres me pusieron a prueba y me tentaron, aunque
habían visto mis acciones durante cuarenta años. Por eso me indigné contra
aquella generación y dije: Su mente siempre se extravía y no reconocen mis
caminos. Por eso, airado, juré: No entrarán en mi descanso.
Sal 81, 9: Escucha,
pueblo mío, que te amonesto, Israel, ojalá me escuches.
Ex 17, 7: Moisés lo
hizo ante las autoridades israelitas y llamó al lugar Masá y Meribá, porque los
israelitas se habían careado y habían tentado al Señor, preguntando: ¿Está o no
está con nosotros el Señor?
Nm 20, 13: Esta es
Meribá, donde los israelitas se carearon con el Señor, y él les mostró su
santidad.
Dt 6, 16: No
tentaréis al Señor, vuestro Dios, poniéndolo a prueba, como lo tentasteis en
Masá.
Dt 33, 8: Para tus
leales los tumim y urim. Los pusiste a prueba en Masá, los desafiaste en
Meribá.
Nm 14, 22-23:
Ninguno de los hombres que vieron mi gloria y los signos que hice en Egipto y
en el desierto, y me han puesto a prueba, ya van diez veces, y no me han
obedecido, verá la tierra que prometí a sus padres, ninguno de los que me han
despreciado la verá.
Sal 78, 8: Para que
no imitaran a sus antepasados: generación rebelde y contumaz, generación de
corazón inconstante, de espíritu desconfiado de Dios.
Sal 78, 37: Su
corazón no era constante con él ni eran fieles a su alianza.
Dt 32, 18-20:
¡Despreciaste a la Roca que te engendró, y olvidaste al Dios que te dio a luz!
Lo vio el Señor e irritado rechazó a sus hijos e hijas, pensando: Les esconderé
mi rostro, y veré en qué acaban, porque son una generación depravada, unos
hijos desleales.
Jb 21, 14: Ellos que
decían a Dios: Apártate de nosotros, que no nos interesan tus caminos.
Sal 132, 8:
¡Levántate, Señor, ven a tu descanso, ven con el arca de tu poder!
Sal 132, 14: Este es
mi descanso para siempre, aquí habitaré, porque la quiero.
Nm 14, 30: No
entraréis en la tierra donde juré que os establecería. Solo exceptúo a Josué,
hijo de Nun, y a Caleb, hijo de Jefoné.
Nm 14, 34: Contando
los días que explorasteis la tierra, cuarenta días, cargaréis con vuestra culpa
un año por cada día, cuarenta años.
Dt 12, 9: Porque no
habéis alcanzado todavía vuestro reposo, la heredad que va a darte el Señor, tu
Dios.
Notas
exegéticas.
95 Himno procesional recitado quizá
en la fiesta de las tiendas.
95 1 Alusión repetida en el v. 8 a
la roca de donde brotó el agua en el desierto. Ex 17, 1s., o a la roca sobre la
que se hallaba edificado el templo.
95 8 Meribá significa “disputa” y
Masá “tentación”.
Segunda
lectura.
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 1,6-8.13-14.
Querido hermano:
Te recuerdo que reavives el don de Dios que hay en ti por la
imposición de mis manos, pues Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sin
de fortaleza, de amor y de templanza. Así pues, no te avergüences del
testimonio de nuestro Señor ni de mí, su prisionero; antes bien, toma parte en
los padecimientos por el Evangelio, según la fuerza de Dios. Ten por modelo las
palabras sanas que has oído de mí en la fe y el amor que tienen su fundamento
en Cristo Jesús. Vela por el precioso depósito con la ayuda del Espíritu Santo
que habita en nosotros.
Textos
paralelos.
Reavives el carisma de Dios.
1 Tm 4, 14: No descuides tu carisma persona, que te fue concedido
por indicación profética al imponerte las manos los ancianos.
Rm 8, 15: Y no habéis recibido un espíritu de esclavo, para recaer
en el temor, sino un espíritu de hijos que nos permite clamar Abba, Padre.
Piensa que el Señor no nos dio un espíritu de timidez.
1 Jn 4, 18: En el amor no cabe el temor, antes bien, el amor
desaloja el temor. Pues el temor se refiere al castigo, y quien teme no ha
alcanzado un amor perfecto.
No te avergüences ni del testimonio que has de dar, ni de mí.
Lc 9, 26: Si uno se avergüenza de mí y de mis palabras, este
hombre se avergonzará de él cuando vuelva con su gloria, la de su Padre y de
sus santos ángeles.
Rm 1, 16: Yo no me avergüenzo de la buena noticia, que es una
fuerza divina de salvación para todo el que cree – primero el judío, después el
griego.
Rm 5, 3: No solo eso, sino que además nos gloriamos de nuestras
tribulaciones; pues sabemos que sufriendo ganamos aguante.
Ef 3, 13: Así pues os pido que no os desaniméis ante lo que sufro
por vosotros, pues redunda en gloria vuestra.
Ten por norma las palabras sanas que oíste de mí.
1 Tm 1, 10: Fornicarios e invertidos, secuestradores, estafadores,
perjuros y cuanto se opone a una sana enseñanza.
Conserva el buen depósito.
1 Tm 6, 20: Querido Timoteo, conserva el depósito, evita la
charlatanería profana y las objeciones de una mal llamada ciencia.
Rm 5, 5: Y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios se
infunde en nuestro corazón con el don del Espíritu Santo.
Notas
exegéticas.
1 6 El “carisma” le fue dado y
Timoteo debe reavivarlo gracias a la ayuda del Espíritu.
1 8 Pablo está prisionero (en Roma,
según 1, 17) por causa de Cristo.
Evangelio.
X Lectura
del santo evangelio según Lucas 17, 5-10.
En aquel tiempo, los
apóstoles le dijeron al Señor:
-Auméntanos la fe.
El Señor dijo:
-Si tuvierais fe
como un grano de mostaza, diríais a esa morera: “Arráncate de raíz y plántate
en el mar”, y os obedecería. ¿Quién de vosotros, si tiene un criado labrando o
pastoreando, le dice cuando vuelve del campo: “Enseguida, ven y ponte a la
mesa”? ¿No le diréis más bien: “Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras
como y bebo, y después comerás y beberás tú? ¿Acaso tenéis que estar
agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: cuando
hayáis hecho todo lo que se os ha mandado, decid: “Somos siervos inútiles,
hemos hecho lo que teníamos que hacer”.
Textos
paralelos.
Si tuvierais una fe
como un grano de mostaza.
Mt 17, 19-20:
Entonces los discípulos se acercaron a Jesús, en privado, y le preguntaron:
“¿por qué nosotros no pudimos expulsarlo?”. Les respondió: “Por vuestra poca
fe”. Porque yo os aseguro que si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a
este monte: ‘Desplázate de aquí allá’ y se desplazará. Y nada os será
imposible.
Mt 21, 21-22: Jesús
les respondió: “Os aseguro que si tenéis fe y no vaciláis, no solo haréis lo de
la higuera [secarla por no dar fruto], sino que incluso si decís a este monte
‘Quítate y arrójate al mar’, así sucederá. Y todo cuanto pidáis con fe en la
oración, lo recibiréis.
Arráncate y plántate
en el mar.
Mc 11, 23: Yo os
aseguro que quien diga a este monte: ‘Quítate y arrójate al mar’, sin vacilar
en su interior y creyendo que va a suceder lo que dice, lo obtendrá.
No somos más que
unos pobres siervos.
Jb 22, 3: ¿Le
importa a Shaddai que tengas razón?, ¿en qué le aprovecha tu honrada conducta?
Jb 35, 7: Si eres
justo, ¿qué le das?, ¿qué recibe de tu mano?
Notas exegéticas Biblia de Jerusalén.
17 5
Este
conjunto sigue un razonamiento a fortiori. Sí, con la poca fe que tenéis,
podéis conseguir lo impensable, con cuánta mayor razón podréis cumplir vuestra
tarea de simples servidores, encontrando en ello toda vuestra satisfacción sin
exigir garantías especiales del Señor.
17 6
(a) Este
es el sentido habitual del término sykáminos [sicomoro] en los LXX.
Según el griego profano de la época podría traducirse por “morera”, pero el
contraste con el grano de mostaza (la semilla más pequeña según Mt 13, 32 y Mc
4, 31) sería menor.
17 6
(b) Lc
piensa no en la fe ideal que deberían tener (como en Mt y Mc), sino en la que
realmente tienen los apóstoles.
17 8
Comparar
con esta regla humana la parábola evangélica, 12, 37; 22, 27; Jn 13, 1-16.
17 9
La
pregunta de Jesús permanece abierta creando una ambigüedad que hace adivinar
mucho más que un derecho al reconocimiento del Señor: su benevolencia ¿no se
obtendría hasta no haber terminado la tarea? ¿o la acompaña desde el comienzo?
17
10 [pobres
siervos] Mejor que “siervos inútiles”: el adjetivo califica la situación de los
siervos y no sus disposiciones morales; ver 2 S 6, 22 LXX.
Notas exegéticas Nuevo Testamento, versión
crítica.
5-6 ¡DANOS MÁS FE!: la
petición de los apóstoles que posiblemente pensaban de forma interesada en “la
fe que hace milagros”, es, lit.: añádenos fe. El ejercicio de la fe
asegura el crecimiento de la fe explícita, que no se tiene ni se pierde toda de
una vez. En rigor, no “se tiene fe”, sino que “se es creyente” o no se es, y se
progresa o se retrocede en esta adhesión a Cristo. // La respuesta de Jesús en
el v. 6 es mezcla de proposición condicional real (si de hecho; si, tal como
pensáis, TENÉIS FE) y de apódosis irreal (“diríais”, “podríais decir”,
“habríais dicho”).
7-10
En
el judaísmo estaba extendida la idea de que el cumplimiento mecánico de la Ley
confiere derechos ante Dios, lo que supone prácticamente poder redimirse a sí
mismo. Como imágenes de costumbres sociales contemporáneas, dice Jesús lo que
más tarde proclamó repetidamente san Pablo, fariseo convertido: “El hombre es
incapaz de salvarse por su propio esfuerzo”. Nuestra vida cristiana no se apoya
en nuestros propios méritos; toda “recompensa” de parte del Señor es “gracia”
(don gratuito) suya. // PASA... SIÉNTATE: Vale lo mismo para : CÍÑETE Y VETE
SIRVIÉNDOME. // ¿Y QUEDARÁ AGRADECIDO AL
ESCLAVO...?: lit. acaso tiene gracia (en el sentido subjetivo de
“agradecimiento”) para el esclavo... // LO QUE SE OS HA ORDENADO: en
griego está en voz pasiva “teológica”: “”todo lo que Dios os ha
ordenado”. // QUE NO SIRVEN PARA NADA: el vocablo griego equivale a
“socialmente insignificantes”, personas a las que no se debe nada por su
trabajo.
Notas
exegéticas de la Biblia Didajé.
17,
5 Aumentar nuestra fe: la fe es un don gratuito de Dios. Debemos
alimentarla meditando la Palabra de Dios, con el fin de ponerla en práctica y
mediante la recepción del sacramento. Nuestra fe crece cuando nuestras
oraciones y acciones están impulsadas por la caridad, y nuestra fe está viva
cuando se inspira en el amor a Dios y al prójimo. Cat. 162.
Catecismo
de la Iglesia Católica.
162 La fe es un don
gratuito que Dios hace al hombre. Este don inestimable podemos perderlo; san
Pablo advierte de ello a Timoteo: “Combate el buen combate, conservando la fe y
la conciencia recta; algunos, por haberla rechazado, naufragaron en la fe” (1
Tm 1, 18-19). Para vivir, crecer y perseverar hasta el fin en la fe debemos
alimentarla con la Palabra de Dios; debemos pedir al Señor que nos la aumente;
debe “actuar por la caridad” (Ga 5, 6), ser sostenida por la esperanza (Rm
15,13) y estar enraizada en la fe de la Iglesia.
Concilio Vaticano II
Considerando que los sufrimientos de eta vida no se pueden comparar con
la gloria futura que se manifestará en nosotros, fuertes en la fe aguardamos la
feliz esperanza y la venida gloriosa del gran Dios y de nuestro Salvador
Jesucristo. Él transformará nuestro humilde cuerpo en un cuerpo glorioso
parecido al suyo y vendrá a que lo glorifiquen todos sus santos y lo admiren
todos sus creyentes.
Constitución Dogmática Lumen gentium, 48.
Los Santos Padres.
Ciertamente se la otorgó tras el cumplimiento de su plan salvífico
mediante la venida del Espíritu Santo. Y es que antes de la resurrección era
tan débil su fe que se les podría acusar de falta de fe.
S. Cirilo de Alejandría, Comentario al Ev. de Lucas, 17, 5. III,
pg. 364.
Vive en la convicción de que eres un siervo al que se han encomendado
muchos trabajos. No te creas más de lo que eres porque eres llamado hijo de
Dios – debes reconocer, sí, la gracia, pero no puedes echar en olvido tu
naturaleza – ni te envanezcas de haber servido con fidelidad, ya que ese era tu
deber. El sol realiza su labor, obedece la luna, los ángeles también sirven…
Por tanto, tampoco nosotros pretendamos alabarnos a nosotros mismos, ni nos
anticipemos al juicio de Dios, ni nos adelantemos a la sentencia del juez,
antes bien, esperemos su día y su juicio.
S. Ambrosio, Exposición sobre el Ev. de Lucas, 8, 31-32. III, pg.
365.
Si después de hacer el bien, el orgullo hincha el corazón, ahí termina
todo sacrificio, tiene lugar el empobrecimiento y no se gana nada.
S. Juan Crisóstomo. Homilías sobre el Génesis, 31. III, pg. 365.
San Agustín
No se engría nunca la soberbia humana. Cuando Dios premia, recompensa sus
propios dones.
En cierto sentido tenían una cierta fe quienes decían: Señor, aumenta
nuestra fe (Lc 17, 5). Y ese mismo, preguntado si creía, respondió: Creo,
Señor, pero aumenta mi incredulidad (Mc 9, 23): al mismo tiempo que reconoce su
incredulidad admite cierta fe.
Comentario al salmo 118, 7, 3.
San Juan de Ávila
Esta fe debemos pedir con mucha instancia al Señor, si no la tenemos
con la certidumbre ya dicha; o, si la tenemos, pedir la conserve y acreciente,
como la pedían los apóstoles diciendo: Acreciéntanos, Señor la fe (Lc 17, 5).
Audi filia (I). I, pgs. 436-437.
De las cales palabras debéis sacar cuán provechoso sentimiento es para
el cristiano tenerse por esclavo de Dios, pues el Señor nos mandó que así nos
llamemos; y esto no con el corazón con que suele servir el esclavo, que es
temor y no amor, porque de este dice San Pablo: No recebiste el espíritu de servidumbre otra vez en
temor, mas recebistes el espíritu de adopción de hijos de Dios, en el cual
clamamos, diciendo
a Dios: Padre,
Padre (Rm 8,
15). Porque, como San Agustín dice, “la diferencia, en breve, de la Ley vieja
al Evangelio, es la que hay de temor a amor” (Enarr. in Ps. 77, 1).
Y así cumple lo que dice San Pablo: que, olvidando las cosas pasadas, se esfuerza en
servir de nuevo en lo por venir (cf. Flp 3, 13). Y también entiende que, de lo que hace, por mucho que
sea, ni le viene provecho a Dios, ni es obligado a le agradecer a él lo que
hace, mirando a las obras como a nacidas de solas nuestras fuerzas y natural,
pues no le puede pagar aun lo que debe. Y por esto dice el santo Evangelio: Cuando hubiéredes hecho
todas las cosas que os fueron mandadas, decid: Siervos somos sin provecho, lo
que debíamos hacer hecimos (Lc 17, 10). Sin provecho dicho, para Dios; que para sí ganan la vida
eterna.
Audi, filia (II). OC I, pgs. 738-739.
Adauge nobis fidem (Lc 17, 5). Y para que entendamos cuán débiles somos y cuán flacos
nosotros de nuestra cosecha para tan alto don, y confesemos con el Apóstol: No
todos aceptan la fe. Pero el Señor es fiel. Él os fortalecerá y os librará del
maligno” (2 Ts 3, 2-3; trad. editor).
Lecciones sobre la Epístola a los Gálatas. OC II, pg. 61.
Y no os digo esto para que viváis en tibieza, hartándoos con el poco
amor que tenéis; mas para que se os quiten los desabrimientos y desmayo que por
no alcanzar luego todo el amor que deseáis, podríades tener. Pedid mucho amor,
porfiad por él, y la perfección de él os ponga cuidado de trabajar; y ese poco
que el Señor os ha dado, tomad en prenda de que Él os dará más. Decid con los
apóstoles: Acreciéntame, Señor, la fe (cf. Lc 17, 5). Pedid mucho amor, como la
Magdalena, para que vuestra esperanza sea muy firme de gozar en el cielo del
Señor que acá deseáis. Él sea vuestro favor, lumbre y amor agora y siempre.
A una devota suya. OC IV, pg. 434.
Y si habiendo hecho todo lo que nos es mandado, habemos de decir que no
habemos hecho cosa que agradecer se nos deba, ¿qué será de nosotros, que ni con
mucha parte hacemos lo que nos es mandado?
A una religiosa. OC IV, pg. 361.
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