viernes, 8 de mayo de 2020

Domingo V. Tiempo Pascual. 10 de Mayo de 2020. Festividad de San Juan de Ávila.



Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 6, 1-7
En aquellos días, al crecer el número de los discípulos, los de lengua griega se quejaron contra los de lengua hebrea, porque en el servicio diario no se atendía a sus viudas. Los Doce, convocando a la asamblea de los discípulos, dijeron:
-No nos parece bien descuidar la palabra de Dios para ocuparnos del servicio de las mesas. Por tanto, hermanos, escoged a siete de vosotros, hombres de buena fama, llenos de espíritu y de sabiduría, y los encargaremos de esta tarea; nosotros nos dedicaremos a la oración y al servicio de la palabra. La propuesta les pareció bien a todos y eligieron Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo; a Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas y Nicolás, prosélito de Antioquía. Se les presentaron a los apóstoles y ellos les impusieron las manos orando. La palabra de Dios iba creciendo y en Jerusalén se multiplicaba el número de discípulos; incluso muchos sacerdotes aceptaban la fe.
Palabra de Dios.

Textos paralelos[1].
 Al multiplicarse los discípulos.
Hch 2, 41: Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día fueron agregadas unas tres mil personas.
Dt 1, 9: Yo solo no puedo cargar con vosotros. El Señor, vuestro Dios, os ha multiplicado, y hoy sois tan numerosos como las estrellas del cielo. E
Buscad entre vosotros a siete.
Ex 18, 17-23: El suegro de Moisés le replicó: “No está bien lo que haces; os estáis matando tú y el pueblo que te acompaña. La tarea es demasiado grande y no puedes despacharla tú solo”.
Nm 27, 18: Toma a Josue, hijo de Nun, hombre en quien está el espíritu, imponle las manos.
1Tm 3, 8-10: En cuanto a los diáconos, sean asimismo respetables, sin doble lenguaje, no aficionados al mucho vino ni dados a negocios sucios; que guarden el misterio de la fe con la conciencia pura. Tienen que ser probados primero y, cuando se vea que son intachables, que ejerzan el ministerio”.
Is 11, 2: Sobre él se posará el espíritu del Señor: / espíritu de sabiduría y entendimiento, / espíritu de concejo y fortaleza, / espíritu de ciencia y temor del Señor.
Hch 1, 8: En cambio, recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que va a venir sobre vosotros y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría y hasta el confín de la tierra.
Nos dediquemos a la oración y el ministerio de la palabra.
Hch 1, 14: Todos ellos perseveraban unánimes en la oración, junto con algunas mujeres y María, la madre de Jesús, y con sus hermanos.
Hch 2, 42: Y perseveraban en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en la fracción del pan y en las oraciones.
Les impusieron las manos.
Hch 13, 3: Entonces, después de ayunar y orar, les impusieron las manos y los enviaron.
1 Tm 4, 14: No descuides el don que hay en ti, que te fue dado por intervención profética con la imposición de manos del presbiterio.
El número de discípulos se multiplicaba.
Hch 2, 41: Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día fueron agregadas unas tres mil personas.
Iba aceptando la fe.
Rm 1, 5: Por él hemos recibido la gracia del apostolado, para suscitar la obediencia de la fe entre todos los gentiles, para gloria de su nombre.

Notas exegéticas[2].
6 1 (a) “Los discípulos”, nueva manera, propia de los Hechos (no antes de 6, 1 ni después de 21, 16, indicio de fuentes utilizadas por Lucas), de designar a los cristianos, equiparados de este modo al pequeño grupo de fieles que se habían adherido a Jesús y al que los evangelios designan con nombre.
6 1 (b) Los “helenistas”: judíos que habían vivido fuera de Palestina, habían recibido alguna cultura griega  y disponían en Jerusalén de sinagogas particulares, en las que se leía la Biblia en griego. Los “hebreros” eran los judíos autóctonos, hablaban el arameo, pero leían la Biblia en hebreo en sus sinagogas. Esta división se transfirió al interior de la Iglesia primitiva. La iniciativa de las misiones partirá del grupo helenista.
6 3 (a) Var.: “busquemos”.
6 3 (b) Doce era la cifra de las tribus de Israel, Mc 3, 14. Siete es la de las naciones paganas que habitaban Canaán
6 4 La doble función de los apóstoles en las reuniones litúrgicas de la comunidad: dirigir las oraciones y desarrollar la catequesis.
6 5 Lucas no da el nombre de “diáconos” a los siete elegidos, aunque se repite la palabra “servicio” (diakonía), ver Flp 1, 1. Todos los elegidos llevan nombre griego: el último es un prosélito. Con esto, el grupo de cristianos helenistas recibe una organización aparte del grupo hebreo. Es posible que detrás de la diferencia señalada en el v.1 se oculte un desacuerdo más profundo entre hebreos y helenistas, quizá a propósito de políticas misioneras.
6 6 O la comunidad, ver Hch 13, 1-3, o mejor (v.3) los apóstoles.



Salmo responsorial
Salmo 32

R/. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.

Aclamad, justos, al Señor,
que merece la alabanza de los buenos.
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas. R/.

La palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R/.

Los ojos del Señor están puestos en quien lo teme,
en los que esperan su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R/.

Textos paralelos[3].
 ¡Aclamad con júbilo, justos, a Yahvé.
Sal 32, 11: Alegraos, justos, y gozado con el Señor; / aclamadlo los de corazón sincero.
que la alabanza es propia de los rectos!
Sal 92, 2: Es bueno dar gracias al Señor / y tocar para tu nombre, oh Altísimo.
Sal 147, 1: Alabad al Señor, que la música es buena; / nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.
Tocad el arpa de diez cuerdas.
Sal 92, 4: Con arpas de diez cuerdas y laúdes, / sobre arpegios de cítaras.
Pues recta es la palabra de Yahvé.
Dt 32, 4: Él es la Roca, sus obras son perfectas, / sus caminos son justos, / es un Dios fiel, sin maldad; / es justo y recto.
Su obra toda fundada en la verdad.
Sal 89, 15: Justicia y derecho sostienen tu trono, / misericordia y fidelidad te preceden.
De amor de Yahvé está llena la tierra.
Sal 119, 64: Señor, de tu bondad está llena la tierra; / enséñame tus mandatos.
Los ojos de Yahvé sobre sus adeptos.
Sal 32, 8: Te instruiré y te enseñaré / el camino que has de seguir, / fijaré en ti mis ojos.
Sobre los que esperan en su amor.
Sal 34, 16: Los ojos del Señor miran a los justos, / sus oídos escuchan sus gritos.

Notas exegéticas[4].
33 18. [Adeptos]. Lit. “los que le temen”.

Segunda lectura.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 2, 4-9
Queridos hermanos:
Acercándoos al Señor, piedra viva rechazada por los hombres, pero elegida y preciosa para Dios, también vosotros, como piedras vivas, entráis en la construcción de una casa espiritual para un sacerdocio santo, a fin de ofrecer sacrificios espirituales agradables a Dios por medio de Jesucristo. Por eso se dice en la Escritura: “Mira, pongo en Sion una piedra angular, elegida y preciosa; quien cree en ella no queda defraudado”. Para vosotros, pues, los creyentes, ella es el honor, pero para los incrédulos “la piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular”, y también “piedra de choque y roca de estrellarse”; y ellos chocan al despreciar la palabra. A eso precisamente estaban expuestos. Vosotros, en cambio, sois un linaje elegido, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo adquirido por Dios para que anunciéis las proezas del que os llamó de las tinieblas a su luz maravillosa.
Palabra de Dios.

Textos paralelos[5].
 Vosotros acercaos al Señor, la piedra viva.
Sal 118, 22: La piedra que desecharon los arquitectos / es ahora la piedra angular.
Mt 21, 42: Y Jesús les dice: “¿No habéis leído nunca en la Escritura: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente”?”
Hch 4, 11: Él es la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular.
Así como piedras vivas que sois.
Ef 2, 20-22: Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él también vosotros entráis con ellos en la construcción, para ser morada de Dios, por el Espíritu.
Ex 19, 6: Seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa. Estas son las palabras que has de decir a los hijos de Israel.
Rm 1, 9: Pues Dios, a quien sirvo en mi espíritu anunciando el Evangelio de su Hijo, me es testigo de que me acuerdo incesantemente de vosotros.
Voy a colocar en Sión una piedra elegida, angular y preciosa.
Is 28, 16: Por eso así dice el Señor, Dios: / “He puesto en Sión como fundamento una piedra, / una piedra probada, / una piedra angular preciosa, / fundamento sólido. / Quien se apoya en ella no vacila.
Rm 9, 33: Según está escrito: He aquí que pongo en Sión una piedra de tropiezo y una roca de escándalo; pero el que crea en ella no será confundido.
Rm 10, 11: Pues dice la Escritura: Nadie que crea en él quedará confundido.
La piedra que los constructores desecharon.
Sal 118, 22: La piedra que desecharon los arquitectos / es ahora la piedra angular.
Se ha convertido en piedra angular.
Is 8, 14: Porque él será un santuario, / pero también peña de tropiezo y piedra de escándalo / para las dos casas de Israel, / trampa y lazo para los habitantes de Jerusalén.
Sois linaje elegido, sacerdocio real.
Is 43, 20-21: Me glorificarán las bestias salvajes, / chacales y avestruces, / porque pondré agua en el desierto, / corrientes en la estepa, / para dar de beber a mi pueblo elegido / a este pueblo que me he formado / para que proclame alabanza.
Ex 19, 5-6: Ahora, pues, si de veras me obedecéis y guardáis mi alianza, seréis mi propiedad personal entre todos los pueblos, porque mía es la tierra. Seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa.
Ef 1, 14: Él es la prenda de nuestra herencia, / mientras llega la redención del pueblo de su propiedad, / para alabanza de su gloria.
Rm 3, 24: Y son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención realizada en Cristo Jesús.
Col 1, 12-13: Dando gracias a Dios Padre, que os ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz. Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, / y nos ha trasladado / al reino del Hijo de su amor.
Hch 26, 18: Para que les abras los ojos, y se vuelvan de las tinieblas a la luz y del dominio de Satanás a Dios; para que reciban el perdón de los pecados y parte en la herencia entre los que han sido santificados por la fe en mí.
Vosotros, que en un tiempo no fuisteis pueblo.
Os 1, 6: Ella volvió a concebir y dio a luz una hija. Y el Señor le dijo: Ponle de nombre “no compadecida”, / porque ya no tendré más compasión / de la casa de Israel / ni los soportaré más.
Os 2, 3: Decid a vuestros hermanos: “Pueblo mío”, / y a vuestras hermanas: “compadecida”.
Os 2, 25: Yo la sembraré para mí en el país / tendré compasión de “No compadecida”, / y diré a “No mi pueblo”: / “Tú eres mi pueblo”; y él dirá: “Mi Dios”.

Notas exegéticas[6]:
2 4 En el pasaje siguiente, vv. 4-10, se aprecia el recuerdo de Ex 19. El pueblo santo antiguo se constituyó entorno al Sinaí, pero no podía acercarse a él. El nuevo pueblo se constituye en torno a otra Roca, la Piedra, a la que es posible acercarse. Igualmente, a los sacrificios que había sellado la antigua alianza se sobreponen los sacrificios espirituales de los cristianos. Además la imagen del crecimiento sustituye a la de la construcción. Jesús mismo se había comparado con la piedra rechazada y después escogida por Dios. Los cristianos, piedras vivas como él se edifican para morada espiritual en la que rinden a Dios por Cristo un culto digno de él.
2 5 (a) 1 Pedro acostumbra a proponer una exhortación para justificarla después mediante la Escritura.
2 5 (b) El término traducido habitualmente por “sacerdocio” (hieráteuma) ha sido forjado por los traductores griegos del AT para expresar la misión providencial del pueblo de Israel entre las naciones. El término evoca, pues, aquí la función de toda la Iglesia, no el oficio particular de cada cristiano.
2 7 (a) La palabra griega traducida así (rime) pertenece a la misma raíz que el adjetivo traducido por “preciosa” (éntimos) en los vv. 4 y 6. El autor aplica a la Iglesia los títulos dados a Cristo.
2 7 (b) Jesús había utilizado este texto del Sal 118 para anunciar su muerte y su resurrección.
2 8 Lit. “para esto han sido puestos”. Los judíos a rechazar el Evangelio, perdieron sus prerrogativas que han sido concedidas a los cristianos. Complétese con Rm 11, 32 y que no se prejuzgue un rechazo escatológico.
2 9 Una nueva seria de alusiones bíblicas atribuye a la Iglesia los títulos de pueblo elegido, para subrayar su relación con Dios y su responsabilidad en el mundo. Esta “raza” extraía de su pertenencia a Cristo una unidad que desafiaba toda clasificación.

Evangelio.
X Lectura del santo evangelio según san Juan 14, 1-12
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no, os lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar. Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.
Tomás le dice:
-Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?
Jesús le responde:
-Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto.
Felipe le dice:
-Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta.
Jesús le replica:
-Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aun mayores, porque yo me voy al Padre.

Textos paralelos[7].
 No se turbe vuestro corazón.
Jn 14, 27: La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy, como la da el mundo. Que no se turbe vuestro corazón ni se acobarde.
Creéis en Dios, creed también en mí.
Dt 1, 20: Entonces os dije: “Habéis llegado a la montaña de los amorreos, que el Señor nuestro Dios nos da”.
Jn 10, 28: Yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano.
Jn 16, 33: Os he hablado de esto, para que encontréis la paz en mí. En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: yo he vencido el mundo.
Volveré y os tomaré conmigo para que donde esté yo.
Jn 7, 34: Me buscaréis y no me encontraréis, y donde yo estoy vosotros no podéis venir.
Jn 12, 26: El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor: a quien me sirva, el Padre lo honrará.
Jn 17, 24: Padre, este es mi deseo: que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la fundación del mundo.
Le dijo Tomás.
Jn 11, 16: Entonces Tomás, apodado el Mellizo, dijo a los demás: “Vamos también nosotros y muramos con él”.
Jn 20, 24: Tomás uno de los Doce, llamado el Mellizo , no estaba con ellos cuando vino Jesús.
Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.
Jn 1, 4: En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
Hb 10, 19-20:  Así pues, teniendo libertad para entrar en el santuario, en virtud de la sangre de Jesús, contando con el camino nuevo y vivo que él ha inaugurado para nosotros a través de la cortina, o sea, de su carne.
Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre.
Jn 8, 19: Ellos le preguntaban: “¿Dónde está tu Padre?”. Jesús contestó: “Ni me conocéis a mí ni a mi Padre; si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre”.
Jn 12, 45: Y el que me ve a mí, ve al que me ha enviado.
2 Co 4, 4: Los incrédulos, cuyas mentes ha obcecado el dios de este mundo para que no vean el resplandor del Evangelio de la gloria de Cristo, que es imagen de Dios.
Le dijo Felipe: “Señor, muéstranos al Padre y nos basta”.
Ex 33, 18: Entonces Moisés exclamó: “Muéstrame tu gloria”.
El que me ha visto a mí, ha visto al Padre.
Jn 1, 18: A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.
Jn 12, 45: Y el que me ve a mí, ve al que me ha enviado.
¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí?
Jn 10, 30: Yo y el Padre somos uno.
Las palabras que os digo no las digo por mi cuenta.
Jn 1, 1: En el principio existía el Verbo y el Verbo estaba junto a Dios y el Verbo era Dios.
Jn 12, 49: Porque yo no he hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar.
Jn 5, 36: Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido llevar a cabo, esas obras que hago dan testimonio de mí, que el Padre me ha enviado.
Hará también las obras que yo hago.
Mt 21, 21: Jesús dijo: “En verdad os digo que si tuvierais fe y no vacilaseis, no solo haríais lo de la higuera, sino que diríais a este monte: “Quítate y arrójate al mar”, y así se realizaría.

Notas exegéticas Biblia de Jerusalén[8].
14 1 Los vv. 1-2 son un reflejo del texto de Dt 1, 19-33 en el momento de “pasar” a la Tierra prometida no hay que temer a los enemigos, aquí, el mundo sometido a Satán, sino tener confianza en Dios (al revés que los hebreos) porque como había hecho Dios Cristo marcha delante a fin de “preparar” (Targum) un lugar para los discípulos.
14 2 (a) El término “casa” había sido aplicado al templo, lugar de la presencia de Dios en medio de su pueblo. La imagen fue después utilizada para designar la trascendencia de la existencia divina: se dirá simbólicamente que la casa de Dios está edificada en el cielo.
14 2 (b) Otra traducción: “Si no, ¿os habría dicho que yo voy…?
14 3 Toda la espera de la Iglesia se apoya en esta promesa. Como en los comienzos del cristianismo el retorno de Cristo parece esperarse en un futuro relativamente próximo: los vv. 1-3 son, pues, de redacción bastante arcaica.
14 6 Estos tres títulos se dicen de cristo en referencia a los bienes que recibimos de él. Él es la Verdad, porque nos enseña la verdad sobre nuestra vida moral. Es el Camino, porque nos enseña cómo andar por la senda que lleva al Padre, dándonos ejemplo él mismo. Es la vida, porque siguiendo este Camino, obtendremos la vida.
14 7 Var. “Si me conocierais a mí, conoceríais”. Es preciso saber que Jesús es el Unigénito para reconocer que Dios es “el Padre” que nos ama.
14 8 Felipe expresa la aspiración más profunda de un creyente, que solo Jesús puede colmar. Pero todavía no le ha entendido. Lo mismo que Pedro y Tomás no han reconocido verdaderamente a Jesús y, aunque de forma diferente a ellos, se halla confundido respecto a su persona.
14 10 Solo la fe descubre la presencia del Hijo, en el Padre y del Padre en el Hijo. Felipe se equivoca pidiendo una fulgurante manifestación del Padre.
14 12 El ministerio de revelación y de salvación cuyos signos han sido los milagros proseguirá en la obra de los discípulos. El Espíritu, principio de los carismas de que gozarán será enviado por Dios glorificado a la diestra del Padre.

Notas exegéticas Nuevo Testamento, versión crítica[9]:
14 1 No os alarméis: lit. no se alarme de vosotros el corazón. Dando su valor al imperativo negativo de presente: No sigáis alarmados.
[Si] creéis: otros lo entienden como imperativo: creed en Dios, creed también en mí.
2 ¿Alude Jesús a algo que les ha dicho antes, tal vez a las palabras de 12, 26? De cualquier forma, la despedida es provisional, no definitiva: Jesús se va a “preparar sitio” a los suyos en su propia casa familiar. El judaísmo hablaba de hasta siete aposentos o moradas en el paraíso para las almas santas. Pero, según las palabras de Jesús, esos aposentos están en la casa de mi Padre, y el mismo Jesús está allí.
3 Vendré de nuevo…: lit. de nuevo vengo y llevaré a vosotros hacia mí.
6 Nueva revelación de Jesús (para la fórmula “Yo soy” cf. 4, 26; 6, 35). El artículo viene a decir: existen muchos caminos, yo soy el único camino seguro; existen muchas verdades, yo soy la verdad por esencia, etc. Podría pensarse que hay que poner el énfasis en el tercer camino, a la manera semítica – “yo soy el camino verdadero que conduce a la vida” – pero quizá el camino se aquí la palabra principal, coherente con la pregunta de Tomás; si esto fuera así, la verdad y la vida explicarían porque Jesús es el camino.
Es decir: “soy el camino porque y en cuanto soy la verdad – la revelación total del Padre – gracias a la cual tenéis vida”). No hay desorientación posible teniendo a Jesús, que es el camino que conduce a Dios (Hb 10,2 0), la verdad que libera (cf. 8, 31-32), la vida  que alimenta (cf. 6, 35). Si en Hch 9, 2 se llama “camino” al nuevo estilo cristiano, para Jn “el camino” no es meramente una moral, como “la verdad” no es  ante todo una serie de proposiciones doctrinales; son una persona viviente: Jesucristo, nuestro mediador para llegar al Padre; separados de él, sólo experimentaremos desorientación, mentira y muerte. “¡Qué dichosa suerte y qué gozoso y bienaventurado viaje, adonde el camino es cristo, y la guía de él es él mismo, y la guarda y la seguridad ni más ni menos es él, y adonde los que van por él son sus hechuras y rescatados suyos!” (fray Luis de León). “Todo nuestro bien y remedio es la sacratísima humanidad de nuestro Señor Jesucristo… Si pierden la guía que es el buen Jesús, no aceptarán el camino; porque el mismo Señor dice que es “camino”, y que no puede ninguno ir al Padre sino por él, y “quien ve a mí ve al Padre”. Dirán que se da otro sentido a estas palabras; yo no se esotros sentidos; con este, que siempre siente mi alma ser vedad, me ha ido muy bien” (santa Teresa de Jesús).
9 El que me ve está viendo al Padre: el tiempo verbal griego (perfecto) indica una acción pasada, cuyo afecto perdura en el presente “el que me vio y sigue viéndome…”. “Ver” al Padre es conocerlo cara a cara. El Hijo es imagen del Padre en cuanto Verbo encarnado, hecho hombre. Para fray Luis de León, Cristo “es cara de Dios, porque como cada uno se conoce en la cara, así Dios se nos representa en él y nos demuestra que es clarísima y perfectísimamente”. “Toda la vida de Cristo es revelación del Padre: sus palabras y obras, silencios y sufrimientos,  su modo de ser y de hablar […]. Por haberse hecho hombre nuestro Señor para cumplir la voluntad del Padre, aun los menores detalles de sus misterios nos muestras la caridad de Dios para con nosotros (Cat 516).
10-11 Jesús pasa del tema de las palabras al de las obras. La obra es revelar al Padre; hacer es hablar, hablar es hacer (términos prácticamente sinónimos en Juan).
Reside: o permanece.
Hace sus obras: no es “hace lo que él quiere”, ni “hace obras por su cuenta” (en paralelismo antitético con el v. 10b) sino: “hace su obra salvadora”, esa actividad global de Dios que es salvarnos mediante el Hijo.

Notas exegéticas desde la Biblia Didajé[10]:
14, 2 Aquí, Cristo hablaba del mismo cielo, donde los fieles permanecerán eternamente con Dios como su familia. No podemos conseguir esto con nuestros esfuerzos humanos; en vez de eso necesitamos la gracia redentora de Cristo. Solo él nos puede guiar hacia nuestra morada eterna. En el cielo, cada persona será recompensada con sus buenas obras llevadas a cabo en conjunto con la gracia de Dios. Cat 661, 2466 y 2614.
14, 6 Él es el camino, el único camino, porque es revelación del amor del Padre y revela perfectamente la voluntad de Dios para cada persona. Podríamos explicar este versículo así: Él es el camino verdadero que conduce a la vida; Jesucristo es el significado de la vida humana. Cat. 74, 459, 1698, 2466, 2614.
14, 9 Felipe todavía no entendía que Cristo era Dios mismo; la imagen del Padre, que no puede ser visto, Cristo y su Padre son uno. Cristo le instó a creer en este misterio que le había enseñado personalmente probando su divinidad a través de los milagros. Cat 470 y 516.

San Juan de Ávila[11]:
Voyme. ¡Oh benditísimo y dulcísimo Señor! ¿Dónde vais? ¿Y adónde nos dejáis? ¿Cómo, Señor, podemos oír con paciencia decir que, Señor, os vais y que tornaréis presto? ¡Oh Señor, y cuán largo es el tiempo que no os vemos, en que no estamos con vos, en que estamos acá apartados de vos, bien nuestro reposo nuestro! Este presto que decís que volveréis, ¡cuán tarde es para quien os ama, para quien no tiene otro deseo sino de vos, ni querría ver, ni oír, ni hablar a nadie sino a vos! Y veros tan lejos, allá tan apartado, es tormento intolerable estar sin Aquel a quien sobre todas las cosas ama. Y por eso, Señor, quien bien os quiere, muy aborrecida tiene esta vida, y su mayor deseo es cuando ya se acabase y os viese[12].
Sepan, pues, todos los que quisieran subir a la alteza del Padre, que la escalera es Jesucristo, su Hijo; sepan todos que otro medianero principal no hay si Él no; porque, aunque los santos lo sean, sonlo por Él y sonlo porque Él fue medianero para que ellos tuviesen cabida con Dios; y que para todos es medianero, si quieren entrar a Él[13].
Y uno de ellos, que fue San Felipe, dijo como en nombre de todos: Señor, muéstranos al Padre, y bástanos (Jn 14, 8); como quiere dice: “Pues tantas cosas buenas nos ha dicho de Él, querríamos verle, y ni tendríamos más que pedir ni que desear”. Tenía, por cierto, mucha razón de desear ver al Padre, pues hace claramente bienaventurados a los que claramente lo ven. Mas, ¿cómo lo verán, si Él no se muestra? ¿Cómo se mostrará, si no le amamos? Pues, como dijo Cristo nuestro Señor: Si alguno me ama, manifestármele he a mí mismo  (cf. Jn 14, 21). ¿Y cómo amaremos al Padre si el Padre primero no nos ama, pues que el amar nosotros a Él es efecto de amar Él a nosotros?[14]
Bástenos, pues, tener a tal Padre por padre, aquí por gracia, y después (como San Felipe pidió (cf. Jn 14, 8), viéndolo en la majestad de su gloria[15].
Porque mi Padre y yo una cosa somos. No porque las personas sean una, sino porque son semejantes en la imagen y en el poder y saber y en todo lo demás, y por eso quien ve al Hijo ve también al Padre. Pues para remedio de un hombre amador del pecado y enemigo del trabajo, venga el Hijo de Dios, que es amador del trabajo y aborrecedor del pecado. Para imagen tan perdida, venga imagen tan buena a remediarla[16].
En aquella oración que Cristo nuestro Señiro hizo al Padre el jueves de la cena en la noche, les dice otras palabras: Padre, manifesté tu nombre a los hombres, los cuales me diste (Jn 17, 6). Y entre todas las cosas que hizo buenas y muy buenas, especialmente se esmeró en predicar la honra de su Padre, atribuyéndole a Él la doctrina que predicaba, los milagros y obras que hacía; todo para ejemplo nuestro, que encendía los corazones de los apóstoles en el amor al Padre invisible, tan altamente alabado por su hijo[17]


[1] Biblia de Jerusalén. DDB. Bilbao. 2019.
[2] Ib. 
[3] Biblia de Jerusalén. DDB. Bilbao. 2019.
[4] Ib. 
[5] Biblia de Jerusalén. DDB. Bilbao. 2019. 
[6] Biblia de Jerusalén. DDB. Bilbao. 2019.  
[7] Indicaciones Biblia de Jerusalén. DDB. Bilbao. 2019. Texto Sagrada Biblia, versión oficial de la Conferencia Episcopal Española.  
[8] Biblia de Jerusalén. DDB. Bilbao. 2019.
[9] Iglesias González, M. Nuevo Testamento. Versión crítica sobre el texto original griego. BAC. Madrid. 2017.
[10] Biblia Didaje con comentarios del Catecismo de la Iglesia Católica. BAC. Madrid. 2016. Textos copiados de www.vatican.va 
[11] San Juan de Ávila. Obras Completas 3, Sermones. BAC. Madrid. 2015.   
[12] Domingo 12 después de Pentecostés. O.c. Pg. 275.
[13] Jueves Santo. O.c. Pg. 419.
[14] Jueves Santo. O.c. Pg. 417.
[15] Jueves Santo. O.c. Pg. 427.
[16] Domingo 22 después de Pentecostés. O.c. Pg. 315
[17] Jueves Santo. O.c. Pg. 417.

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