viernes, 1 de mayo de 2020

3 de mayo de 2020. Domingo IV Tiempo Pascual. Fiesta del Buen Pastor.


Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 2, 14.36-41
El día de Pentecostés Pedro, poniéndose en pie junto a los Once, levantó su voz y declaró:
-Con toda seguridad conozca toda la casa de Israel que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y Mesías.
Al oír esto, se les traspasó el corazón, y preguntaron a Pedro ya los demás apóstoles:
-¿Qué tenemos que hacer, hermanos?
Pedro les contestó:
-Convertíos y sea bautizado cada uno de vosotros en el nombre de Jesús, el Mesías, para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque la promesa vale para vosotros y para vuestros hijos, y para los que están lejos, para cuantos llamare a sí el Señor Dios nuestro.
Con estas y otras muchas razones dio testimonio y los exhortaba diciendo:
-Salvaos de esta generación perversa.
Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día fueron agregadas unas tres mil personas.
Palabra de Dios.

Textos paralelos[1].
 ¿Qué hemos de hacer, hermanos?
Hch 16, 30: Los sacó fuera y les preguntó: “Señores, ¿qué tengo que hacer para salvarme?”.
Lc 3, 10: La gente le preguntaba: “Entonces, ¿qué debemos hacer?”.
Convertíos.
Mt 3, 2: Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.
Hch 1, 5: Porque Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo dentro de no muchos días.
Recibáis el Espíritu Santo.
Hch 2, 33: Exaltado, pues, por la diestra de Dios y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, lo ha derramado. Esto es lo que estáis viendo y oyendo.
La promesa es para vosotros y para vuestros hijos.
Is 57, 19: Creo la paz como fruto de los labios: / “Paz a los que están lejos y al que está cerca” / – dice el Señor, y los curaré.
Jl 3, 5: Y todo el que invoque / el nombre del Señor se salvará. / Habrá supervivientes en el monte Sión, / como lo dijo el Señor, / y también en Jerusalén / entre el resto que el Señor convocará.
Poneos a salvo de esta generación.
Poneos a salvo de esta generación.
Hch 6,1: En aquellos días, al crecer el número de los discípulos, los de lengua griega se quejaron contra los de lengua hebrea, porque en el servicio diario no se atendía a sus viudas.
Lc 9, 41: Respondió Jesús: “Generación incrédula y perversa, ¿hasta cuándo he de estar con vosotros y os tendré que sufrir”.
Dt 32, 5: Hijos degenerados se portaron mal con él, / generación malvada y pervertida.
Mt 17, 17: Jesús tomó la palabra y dijo: “¡Generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo tendré que soportaros?”.
Flp 2, 15: Y así seréis irreprochables y sencillos, hijos de Dios sin tacha, en medio de una generación perversa y depravada, entre la cual brilláis como lumbreras del mundo.


Notas exegéticas[2].
2 36 Conclusión del argumento escriturístico: por su resurrección ha sido Jesús constituido en el “Señor” de que habla el Salmo 110 y en el “Mesías” (Cristo) al que se refiere el Salmo 16. Análoga argumentación partiendo del Salmo 2, 7 (Hijo de Dios) en Hch 13, 33. Ver también Hch 5, 31 (Jefe y Salvador), Rm 14, 9 (Juez y Señor de vivos y muertos); Flp 2, 9-11 (Señor en gloria).
2 38 (a) Cada uno de los grandes discursos apostólicos concluye en un llamamiento a la conversión para conseguir el perdón de los pecados.
2 38 (b) El bautismo se da “en el nombre de Jesucristo”, se le recibe “invocando el nombre del Señor Jesús”. Este modo de hablar, tal vez más que a la fórmula ritual del bautismo atiende a la significación del rito mismo: profesión de fe en Cristo, toma de posesión por Cristo de los que en adelante le estarán consagrados.
2 39 (a) La Promesa concierne primero a los judíos.
2 39 (b) Es decir, los gentiles, por alusión a Is 57, 19, citado y explicado por Ef 2, 13-17.
2 40 O “daba testimonio”.
2 41 Lucas cuida constantemente de señalar el crecimiento numérico de la Iglesia.

Salmo responsorial
Salmo 22

R/. El Señor es mi pastor, nada me falta.

El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. R/.

Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiega. R/.

Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R/.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R/.


Textos paralelos[3].
Yahvé es mi pastor.
Ez 34, 1: Me fue dirigida esta palabra del Señor: “Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel, profetiza y diles: “¡Pastores!, esto dice el Señor: ¡Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos! ¿No deben los pastores apacentar las ovejas?
Jn 10, 11-12: Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo las roba y las dispersa.
Me conduce a fuentes tranquilas.
Jn 4, 1-2: Cuando supo Jesús que habían oído los fariseos que Jesús hacía más discípulos que Juan y que bautizaba (aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos).
Is 40, 31: Pero los que esperan en el Señor / renuevan sus fuerzas, / echan alas como las águilas, / corren y no se fatigan, / caminan y no se cansan.
Jr 31, 25: Pues refrescaré las gargantas resecas y saciaré las gargantas hambrientas.
Pr 4, 11: Te instruiré en el camino de la sabiduría, / te guiaré por la senda recta.
Sal 115, 1: No a nosotros, Señor, no a nosotros, / sino a tu nombre da la gloria, / por tu bondad, por tu lealtad.
Aunque fuese por valle tenebroso.
Is 50, 10: Quien de vosotros teme al Señor / y escucha la voz de su siervo, / aunque camine en tinieblas, sin ninguna claridad, / que confíe en el nombre del Señor, / que se apoye en su Dios.
Jb 10, 21-22: Antes de que vaya, para no volver, / al país tenebroso, de sombras de muertos, / al país lúgubre como la oscuridad, / con sombras de muertos, sin orden, / donde la luz es pura oscuridad.
Preparas ante mí una mesa.
Ex 16, 1: Toda la comunidad de Israel partió de Elín y llegó al desierto de Sin, entre Elín y Sinaí, el día quince del segundo mes después de salir de Egipto.
Sal 22, 27: Los desvalidos comerán hasta saciarse, / alabarán al Señor los que lo buscan. / ¡Viva su corazón por siempre!
Mi copa rebosa.
Sal 16, 5: El Señor es el lote de mi heredad y mi copa / mi suerte está en tu mano.
Sal 63, 6: Me saciaré como de enjundia y de manteca, / y mis labios te alabarán jubilosos.
Habitaré en la casa de Yahvé.
Sal 27, 4: Una cosa pido al Señor, / eso buscaré: / habitar en la casa del Señor, / por los días de mi vida; / gozar de la dulzura del Señor, / contemplando su templo.

Notas exegéticas[4].
23 La solicitud divina por los justos, descrita bajo la doble imagen del pastor y del huésped que ofrece el banquete mesiánico. Este salmo se aplica tradicionalmente a la vida sacramental, especialmente al Bautismo y a la Eucaristía.
23 4 “pues tu vienes”: adicción probable para armonizar con 1 S 22, 23 y subrayar así la alusión al gesto davídico. El texto primitivo sería: “Cerca de mí, tu vara, tu cayado están ahí”.
23 5 Conforme a la hospitalidad oriental: Am 6, 6.
23 6 “Y habitaré” versiones: “volveré a” hebreo (simple corrección vocálica).

Segunda lectura.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 2, 20b-25
Queridos hermanos:
Que aguantéis cuando sufrís por hacer el bien, eso es una gracia de parte de Dios. Pues para esto habéis sido llamados, porque también Cristo padeció por vosotros, dejándonos un ejemplo para que sigáis sus huellas. Él no cometió pecado ni encontraron engaño en su boca. Él no devolvía el insulto cuando lo insultaban; sufriendo no profería amenazas; sino que se entregaba al que juzga rectamente. Él llevó nuestros pecados en su cuerpo hasta el leño, para que, muertos a los pecados, vivamos para la justicia. Con sus heridas fuisteis curados. Pues andabais errantes como ovejas, pero ahora os habéis convertido al pastor y guardián de vuestras almas.
Palabra de Dios.

Textos paralelos[5].
 Pues para esto habéis sido llamados.
Mt 16, 24: Entonces dijo a los discípulos: “Si alguno quiere venir en pos de mí que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga.
Dejándoos un modelo para que sigáis sus huellas.
2 Ts 3, 7: Ya sabéis vosotros cómo tenéis que imitar nuestro ejemplo: No vivimos entre vosotros sin trabajar.
Él no cometió pecado.
Jn 8, 46: ¿Quién de vosotros puede acusarme de pecado? Si digo la verdad, ¿por qué no me creéis?
En su boca no se halló engaño.
Is 53, 9: Le dieron sepultura con los malvados / y una tumba con los malhechores, / aunque no había cometido crímenes / ni hubo engaño en su boca.
Cuando era insultado no respondía.
Mt 5, 39: Pero yo os digo: no hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra.
Mt 26, 62: El sumo sacerdote se puso en pie y le dijo: “¿No tienes nada que responder? ¿Qué son estos cargos que presentan contra ti?
Sobre el madero, llevó nuestros pecados en su cuerpo.
Is 53, 12: Le daré una multitud como parte, / y tendrá como despojo una muchedumbre. / Porque expuso su vida a la muerte / y fue contado entre los pecadores, / él tomó el pecado de muchos / e intercedió por los pecadores.
2 Co 5, 21: Al que no conocía pecado, lo hizo pecado en favor nuestro, para que nosotros llegáramos a ser justicia de Dios en él.
Viviéramos para la justicia.
Rm 6, 13: No pongáis vuestros miembros al servicio del pecado, como instrumentos de injusticia; antes bien, ofreceos a Dios como quienes han vuelto a la vida desde la muerte, y poned vuestros miembros al servicio de Dios, como instrumentos de la justicia.
Is 53, 5-6: Pero él fue traspasado por nuestras rebeliones, / triturado por nuestros crímenes. / Nuestro castigo saludable cayó sobre él, / sus cicatrices nos curaron. // Todos errábamos comino ovejas, / cada uno siguiendo su camino; / y el Señor cargó sobre él / todos nuestros crímenes.
Erais como ovejas descarriadas.
Ez 34, 5: Sin pastor, se dispersaron para ser devoradas por las fieras del campo.

Notas exegéticas[6]:
2 20 Lit. “esto es una gracia ante Dios”. El término “gracia” (charis) tiene en 1 P un sentido englobante: voluntad de Dios de conceder la vida a las personas, concreción de la gracia en la participación de la vida de Cristo sufriente y glorioso. Desde este punto de vista, los siervos, injustamente tratados debido a su fe, son especialmente incluidos en este paradójico plan de gracia.
2 21 (a) Var.: “murió”.
2 21 (b) Lo “meritorio” (lit. “gracia”) de soportar la injusticia se apoya en el modelo de Cristo con sus reminiscencias de Is 53, acaso proceden de un himno. Los cristianos maltratados deben recordar a Jesús crucificado por nuestros pecados, etc., inocente y paciente.
2 22 Los vv. 22-24 se inspiran libremente en Is 53, 4-9.12. Quizá nos hallamos ante un himno de la Iglesia primitiva, que ha hecho suyo mediante variedad de formas el tema del siervo sufriente. Jesús mismo se apoyó en este pasaje de Isaías para anunciar el sentido de su muerte.
2 25 Var.: “Estabais descarriados como ovejas”. Estas ovejas están ahora en el rebaño del que es pastor Jesús y el “epíscopo”, inspector o vigilante.

Evangelio.
X Lectura del santo evangelio según san Juan 10, 1-10
En aquel tiempo, dijo Jesús:
-En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A este le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas caminan delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de que les hablaba. Por eso añadió Jesús:
-En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estragos; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante.

Textos paralelos[7].
 Ese es un ladrón y un salteador.
Jn 21, 16: Por segunda vez le preguntó: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas?”. Él le contesta: “Sí, Señor, tú sabes que te quiero”. Él le dice: “Pastorea mis ovejas”.
Luego las llama una por una.
Ml 2, 13: También hacéis esto: cubrís de lágrimas el altar del Señor, de llantos y gemidos, pero el Señor no mira vuestra ofrenda, ni os recibe con gusto.
Yo soy la puerta.
Jn 3, 17: Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
Sal 23, 1: El Señor es mi pastor, nada me falta.
Is 49, 9-10: Mirad, el Señor Dios me ayuda, /& ¿quién me condenará? / Mirad, todos se consumen como un vestido, / los roe la polilla. // Quien de vosotros teme al Señor / y escucha la voz de su siervo, / aunque camine en tinieblas, sin ninguna claridad, / que confíe en el nombre del Señor, / que se apoye en su Dios.
Ex 34, 14: No te postres ante otro dios, porque el Señor se llama “Celoso”, y es un Dios celoso.

Notas exegéticas Biblia de Jerusalén[8].
10 1 La primera parábola (10, 1-5) contrapone el pastor, que entra normalmente porque ha recibido esa misión, a quienes proceden de forma irregular y quieren dominar en provecho propio, es decir, los doctores fariseos, de los que se habla a partir de 9, 13; e introduce 10, 11-18: “Yo soy el buen pastor”. La segunda parábola (10, 7-10) comenta la afirmación de Jesús “Yo soy la puerta”.
10 3 O bien: “a cada una por su nombre”.
10 6 A los fariseos cegados, 9, 40. No comprenden que la parábola se dirige a ellos.
10 7 Que da acceso a las ovejas. Para regir legítimamente el rebaño hay que pasar por Jesús.
10 8 Om.: “delante de mí” – Probablemente se trata de los fariseos.
10 9 El tema de la puerta que da acceso a las realidades celestes era frecuente en la tradición judía (Gn 28, 17; Sal 17, 23; Henoc 72, 75) y en los evangelios sinópticos (Mt 7, 13-14). En Jn es el propio Jesús quien, por su encarnación, es el lugar del descubrimiento y de la recepción de los dones divinos.
10 10 La vida eterna, la de Jesús y con su magnificencia.

Notas exegéticas Nuevo Testamento, versión crítica[9]:
10 Continua la discusión de Jesús con los jefes religiosos, sin corte en el texto respecto al capítulo 9, ni cambio de lugar o día. La conducta de los fariseos con el ciego curado los define como falsos pastores frente al único Buen Pastor. Se repite una constante de la historia de Israel, que amplifican imaginativamente los capítulos 89-90 de Henoc (etiópico).
1 El recinto: el vocablo aulê, en la Biblia griega no significa “redil” de ovejas, sino “patio interior” o atrio. Jesús no está en una escena campestre en galilea, sino en los atrios del templo, significado que propiamente tiene aquí esta palabra. Por otra parte hay otro recinto inaccesible sin Jesús: la vida trinitaria.
Ladrón y… bandido: pequeño ejemplo de cómo la Sagrada Escritura es parte integrante de la lengua de Cervantes, aunque cada personaje la acomode a su interés “no sería tenido por caballero legítimo, sino por bastardo yt que entró en la fortaleza de la caballería [andante] no por la puerta, sino por las bardas, como salteador y ladrón” (Don Quijote).
2 Es… pastor: es pastor auténtico, es decir, no es ladrón.
3 Por [su] nombre: o de una en una.
Las saca: las hace salir. Terminología tradicional de las narraciones del Éxodo para hablar de liberación de la esclavitud. Jesús libera a sus ovejas, sacándolas del recinto del judaísmo oficial. La imagen del pastor no es figura tierna ni idílica: aparece en contexto de lucha y enfrentamiento con los malos pastores, y entre continuas alusiones a perder la vida por las ovejas.
5 No conocen: intuitivamente tienen que hacer esfuerzo de estudio e inteligencia para conocer (el verbo griego es oîda, no ginôskô); por eso, como reacción instintiva huyen.
6 Esta alegoría: estas palabras enigmáticas, misteriosas. La alegoría, casi sinónimo de “parábola” en los Sinópticos – entendiendo como parábola  como relacionada con “enigma” –, desarrolla una idea a base de imágenes y metáforas consecutivas, que entreabren el sentido; es modo característico de revelarse Jesús en su vida pública. Las imágenes de esta alegoría son tres: la puerta, el pastor, el “sacar” las ovejas.
Qué era lo que quería decirles: o bien: que significaba lo que les decía.
7,9 La puerta: quizá alude a una costumbre de pastores: el pastor duerme echado en la portilla del aprisco, y forma así “la puerta” con su propio cuerpo. Jesús es nuestro acceso al Padre: “Es llamado puerta y entrada, porque él solo nos guía y encamina y hace entrar en el conocimiento de Dios y en su amor verdadero” (fray Luis de León). Cf. también 14, 5: a través de ese “camino” entramos en la intimidad de Dios; en él, que, por ser la puerta del nuevo templo es también parte del recinto, estamos en la esfera trinitaria, donde reinan la verdadera libertad (“entrar y salir”: expresión semítica = libertad de movimientos, actividad sin coacción y plenitud de vida (= encontrar pastos).
Notas exegéticas desde la Biblia Didajé[10]:
10, 1-21 Cristo habló de sí mismo utilizando dos imágenes relacionadas: él es el Buen Pastor que guía a su rebaño y está dispuesto a dar la vida por sus ovejas, y también es la puerta por la que sus ovejas acceden a la vida eterna. Los profetas Jeremías y Ezequiel, del Antiguo Testamento, se referían al pueblo de Israel como “el rebaño” y a quienes les conducían como “pastores”, y el Salmo 23 habla explícitamente del Señor como un pastor que aguarda, protege y cuida a sus ovejas. Cat. 574, 582, 596, 754 y 764.
10, 3 Los fieles de la Iglesia son el rebaño que entra a través de la puerta que es Cristo. Cat 2158.

San Juan de Ávila[11]:
Este Señor irá delante de sus ovejas, porque tiene más gloria que hombres y ángeles; y todos ellos le seguirán cono ovejas a pastor, criados a Señor y miembros a su cabeza; y llevarlos ha en procesión a las fuentes de las aguas de la vida (Ap 7, 17), que son las tres Personas divinas, que tienen una misma y sola esencia; y allí serán hartos, refrescados y recreados, viendo a Dios faz a faz, amándolo y poseyéndolo sin ningún fin, donde darán por bien empleado lo que aquí padecieron por Él y hicieron por Él; y lo mismo haremos nosotros si nos aparejáremos a ser los que debemos y a llevar mañana con debida reverencia a Jesucristo nuestro Señor en la procesión con nosotros, para que Él nos lleve después en compañía de su procesión en la gloria[12].
Antes de mí todos son ladrones (cf. Jn 10, 8). Hieremías: Si fures in noce ropuissent [los ladrones que roban durante la noche]. Los robadores corporales, cuando vienen a robar, llévante alguna cosa de tu hacienda, y déjante algo, o lo que no pueden llevar, o lo que se les olvida; pero los ladrones que son espirituales, estos que vienen, ahora sea de día, ora de noche, o disimulados, róbante cuanto tienes, róbante tu hacienda y todo tu bien. Sano quedó el cuerpo, pero muy echado a perder tu corazón y tu ánima. Escudriñado te han toda tu casa, todos tus rincones y senos; no te queda bien alguno, todo te lo llevan, y te dejan lleno de todos los males. Hecho han estrago en ti tus enemigos, herido te han los soldados, hecho en ti como el lobo en las ovejas; pobre quedas. Si algo queda en ti es la fe, y ésta descabezada, porque no la tienes con caridad, sino muerta[13]  .
Si estás muerto, vete a Cristo, que Él es manjar que te resucitará y dará vida. Sírvete de tu fe en esto, que Jesucristo sólo es tu arrimo, tu  esfuerzo, tu remedio, tu vida, tu confianza, quien te rige, te gobierna, te da ser y te sustenta. Échate a sus pies y dile: “Señor mío, ¡cuántos milagros heciste en este mundo, cuántos muertos resucitaste, cuántos cojos sanaste, a cuantos ciegos diste lumbre, a cuantos sordos diste oídos!, ves aquí un muerto, que no tiene más de la lengua de vivo; aplica en mí lo que padeciste; ayuda a mi flaqueza, alumbra mis ojos; haz que oigan mis oídos tus palabras de vida; despierta mi ánima de un profundo sueño; haz con mi corazón que oiga tus palabras; da gusto a mi paladar de tu dulzura, y haz que pierda el sabor que toma de los pecados”. Si cobras esfuerzo, si tienes esperanza y le llamas con amor, remediarte ha y ayudarte ha. Si esto haces, no morirás; antes, si estás muerto, Él te resucitará porque es manjar que da vida[14].
Porque no se ha de contentar el cristiano con tener una vida tan flaca y enferma, que no tenga más de vida de que no está muerto del todo. Vivo está uno que está desahuciado de médicos y oleado por el sacerdote; mas no creo que os contentaríades vos con tener vida tan cercana a la muerte y vida de que tan poco gozáis. Si amáis vida del cuerpo, sana, recia y alegre, ¿por qué la del ánima la queréis al contrario? El pecado mortal es muerte del ánima, y el pecado venial es enfermedad de ella[15].


[1] Biblia de Jerusalén. DDB. Bilbao. 2019.
[2] Ib. 
[3] Biblia de Jerusalén. DDB. Bilbao. 2019.
[4] Ib. 
[5] Biblia de Jerusalén. DDB. Bilbao. 2019. 
[6] Biblia de Jerusalén. DDB. Bilbao. 2019.  
[7] Indicaciones Biblia de Jerusalén. DDB. Bilbao. 2019. Texto Sagrada Biblia, versión oficial de la Conferencia Episcopal Española.  
[8] Biblia de Jerusalén. DDB. Bilbao. 2019.
[9] Iglesias González, M. Nuevo Testamento. Versión crítica sobre el texto original griego. BAC. Madrid. 2017.
[10] Biblia Didaje con comentarios del Catecismo de la Iglesia Católica. BAC. Madrid. 2016. Textos copiados de www.vatican.va 
[11] San Juan de Ávila. Obras Completas 3, Sermones. BAC. Madrid. 2015.   
[12] Ciclo temporal. Sermones del Santísimo Sacramento. Pg. 512.
[13] Ciclo temporal. Sermones del Espíritu Santo. Pg. 354.
[14] En la infraoctava del Corpus. Pgs. 640-641.
[15] Santísimo Sacramento. Pg. 659.

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