Yo, el Señor, tu Dios,
te instruyo por tu bien,
te marco el camino a seguir.
Isaías 48, 17
https://www.youtube.com/watch?v=CoKu_FP8MMc
: mira este vídeo.
Canto: Taizé,
Bendecid al Señor, 2.
-Una jornada cristiana:
Al
levantarte:
Con
el corazón alegre santíguate pensando en Dios.
Agradécele
tu vida y los que te rodean.
Alaba al Señor, Dios, en todo tiempo,
ruégale que oriente tu conducta (Tobías 4, 19).
Dirígete
a las personas con las que te encuentres con amor.
Durante
el día:
Piensa
a menudo en Dios, porque él siempre piensa en ti.
Acuérdate del Señor todos los días (Tobías 5, 5).
Háblale
como a un amigo.
Si
pasas por delante de una iglesia y está abierta entra: reza el Padrenuestro.
En tu
lugar de estudio o trabajo: se organizado, esfuérzate y esfuérzate por aprender
si asistes a clase.
Se
amigo de tus amigos, perdona siempre, se amable en el trato, especialmente con
aquellos que son marginados, sufren bullying o no están solos, ignorados por el
grupo.
Si algo te sobra, dalo con
generosidad (Tobías 4, 16).
En la
comida:
Bendice
la mesa agradeciendo al Señor los alimentos.
La bendición
de Jesús te ayudará: “Bendito seas Señor, Dios del universo, por este pan,
fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad;
bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino, fruto de la vid y del
trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad”.
Come
con moderación.
Ayuda
a tus padres, pareja, hermanos, ancianos, vecinos y conocidos:
No desprecies los buenos consejos (Tobías 4, 18).
Pon cuidado, hijo, en toda tu
conducta, compórtate con educación (Tobías 4,
18).
Por la noche:
Cuéntale
al Señor todo lo que has visto, oído y vivido.
Pídele
perdón por tus pecados.
Dale
gracias por el bautismo y cuanto has recibido de Él y los demás.
Recuerda
a María, Jesús te la dio como madre para que la ames, trates, imites y te dejes
amar y ayudar por ella.
-La señal de la cruz:
El
cristiano comienza y termina la jornada con ella.
Modos:
Santiguándonos:
“En el nombre del Padre,…”.
Persignándonos:
“Por la señal de la santa cruz (frente), de nuestros enemigos líbranos (labios),
Señor, Dios nuestro (corazón). En el nombre del Padre,…”.
-La jornada de Jesús en Cafarnaún (Mc 1, 21-39):
Entra en la sinagoga a enseñar.
Cura
a un hombre que tenía un espíritu inmundo y a la suegra de Pedro.
Al anochecer, cuando se puso el sol,
curó a muchos enfermos.
Se levantó de madrugada, cuando
todavía estaba muy oscuro, se marchó a un lugar solitario y allí se puso a
orar.
-Jesús experimenta todas nuestras alegrías y gozos:
Del
sembrador y del segador (Jn 4, 36-38).
Del hombre
que halla un tesoro escondido (Mt 13, 44).
Del
pastor que encuentra la oveja perdida (Mt 18, 10-14).
De
los novios en el día de su boda (Jn 2, 1-12).
Del
padre cuando recibe a su hijo pródigo (L c 15, 11-32).
De
los niños deseosos de acercarse a él (Mt 19, 13-15).
De
los amigos que le abren las puertas de su casa (Mt 9, 9-13).
Por
la acogida que se da a la Palabra (Lc 10,2 1-24).
Por la
conversión de una mujer pecadora (Lc 7m 36-38.44-50).
-La gente se alegra y da gloria a Dios:
Por sus
milagros y sus palabras.
También
nosotros acogiendo a Jesús podemos vivir alegres y compartir esta alegría:
Poner
esperanza donde hay desilusión.
Alegría
donde hay tristeza.
Vida
donde hay muerte.
Cristo,
por su espíritu, se sirve de los bautizados, la Iglesia, para salvar a la
humanidad.
-La oración de Jesús:
Se
dirige al Padre con confianza.
Obedece
la voluntad del Padre.
Le
habla con amor.
Padre, este es mi deseo: que los que
me has dado estén conmigo donde yo estoy y contemplen mi gloria (Jn 17, 24).
Instruye
a sus discípulos para que oren, les invita a presentar sus peticiones a Dios en
su nombre y él mismo escucha las plegarias que se le dirigen.
-Jesús nos enseña a orar:
Cuando recéis, no
uséis muchas palabras… pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de
que se lo pidáis. Vosotros orad así: “Padre nuestro que estás en el cielo” (Mt 6, 9).
Canto: Taizé,
Bendecid al Señor. 9
-El padrenuestro:
Resumen de todo el Evangelio.
La más perfecta de las oraciones.
Centro del sermón de la Montaña.
Recoge en forma de oración el contenido esencial del
Evangelio.
Medio para cuando nos encontramos en cualquier dificultad
en la oración.
1.Padrenuestro, que estás en el cielo:
Nos ha devuelto a Dios.
Nos anima a dirigirnos a él como hijos.
2.Santificado sea tu nombre.
Pedimos saber amar a Dios y vivir según sus
mandamientos.
Nos comprometemos a buscar a Dios para que sea
conocido y bendecirnos por todas las personas.
3.Venga a nosotros tu reino.
Pedimos el retorno de Cristo.
Y su reino: nuestra santificación y compromiso al
servicio de la justicia y de la paz.
4.Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
En la tierra y nuestro
corazón la salvación de Dios se realice plenamente, cumpliendo nosotros sus
preceptos.
5.Danos hoy nuestro pan de
cada día.
La bondad del Padre.
El pan fruto de la
justicia y la solidaridad.
El pan de la Palabra de
Dios y de la Eucaristía.
6.Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
Porque nos reconocemos
pecadores.
Será atendida si nosotros
hemos perdonado a los que nos han ofendido.
7.No nos dejes caer en la
tentación:
Nos ayude a saber entender
que nos hace crecer en el bien y que nos conduce al pecado y a la muerte.
Pedimos vigilancia y
perseverancia.
8.Y líbranos del mal:
La familia humana sea
librada de Satanás y de sus obras.
El don de la paz.
Amén:
Después, terminada la oración, dices: amén,
refrendado por medio de este “amén”, que significa “sí sea”, lo que contiene la
oración que Dios nos enseñó (San Cirilo de Jerusalén).
ORACIÓN.
1.El
desierto.
https://www.youtube.com/watch?v=Iq9YLY-6Agk:
quiero ver Jueves Santo A. Ante el coronavirus,
el desierto, surge una oportunidad: amar.
-Presencia de Dios:
Con
la imaginación hago presente a Dios, que está conmigo en todo momento y lugar.
-Petición:
Que
encuentre la fuente de vida que me está aguardado, a Dios presente en mi vida.
-Composición de lugar:
Imagino
el desierto con su soledad, silencio, sequedad,…
En
él un pozo de agua que se esconde.
Las
imágenes, símbolos y metáforas nos ayudan a expresar nuestra relación con Dios,
los deseos de nuestro corazón.
En
la Biblia se usan imágenes y símbolos para expresar y poner de manifiesto la
presencia-ausencia de Dios.
Jesús
los utiliza con frecuencia, especialmente cuando habla con parábolas.
Las
metáforas también nos ayudan.
Identificamos
nuestra vida con un desierto y los deseos de nuestro corazón con la sed del
caminante.
Canto: Nocturno (Momentos de Paz, 3)
-Textos:
Nos hallábamos en el octavo
día de mi avería en el desierto y… tomaba la última gota de mi provisión de agua.
-¿Tú también tienes sed? Le
pregunté al principito.
Él simplemente dijo:
-El agua puede ser buena
para el corazón.
Estaba fatigado y se sentó.
Me senté junto a él…
-El desierto es hermoso,
dijo.
Y era verdad, simplemente me
ha gustado el desierto. Uno se sienta sobre una duna de arena. No ve nada. No
oye nada. Y sin embargo, algo irradia en silencio…
-Lo que embellece al
desierto – dijo el Principito –, es que oculta un pozo en alguna parte. ¡Lo que
constituye su belleza es invisible!
Caminando así, descubrí el
pozo al nacer el día.
Saint Exúpery, El
Principito.
Me pregunto:
En
el desierto de mi vida, ¿de qué agua estoy sediento?
Me
imagino sentado en la duna, o sobre la arena de la playa o sobre una roca
mirando el mar, el bosque, el llano: ¿se esconde para mí un pozo o una fuente
de agua fresca? ¿Confío en que existe ese pozo para mí? ¿Estoy dispuesto a
buscarlo?
Con la certeza de que hay un
pozo de agua que se esconde en mi vida, me dejo maravillar por la misteriosa
atracción que descubro en ella.
Por
eso, yo la persuado,
la
llevo al desierto, le hablo al corazón,
le
entrego allí mismo sus viñedos,
y
hago del valle de Acor
una
puerta de esperanza.
Allí
responderá como en los días de juventud,
como
el día de la salida de Egipto.
Aquel
día – oráculo del Señor –
me
llamarás “esposo mío”,
y ya
no me llamarás “mi amo”.
Me
desposaré contigo para siempre,
me
desposaré contigo
en
justicia y en derecho,
en
misericordia y ternura,
me
desposaré contigo en fidelidad
y
conocerás al Señor.
-Meditación:
Dios me habla a mí, quien como Israel busco
agua en cisternas rotas y contaminadas (cf.: Jr 2, 13).
¿Dónde
he buscado, busco y creo encontrar la felicidad?
Imagino
el desierto, un hombre y una mujer, él enamorado de ella y ella dejándose
conducir por él.
Personifico
la escena: Dios conduce mi alma.
¿Cuáles
han sido los desiertos en mi vida? ¿Este tiempo de confinamiento?, ¿una
excursión?, ¿una noche estrellada?, ¿una oración o misa?, ¿una bien preparada
celebración del sacramento de reconciliación?, ¿un encuentro con una persona
amada?
Miro
a los ojos de Dios, los busco en el altar, en una imagen.
Leo
y releo el texto.
Dios
vuelve a casarse conmigo y a caminar en mi vida, como acompañaba al pueblo de
Israel.
Repito
las palabras: misericordia y fidelidad.
Él
me perdona, porque me ama y aunque lo abandone volverá a esperar el momento
para conducirme al desierto.
Canto: En ti confío, Señor (Taizé, ¡bendecid al Señor! 18.)
-Coloquio:
Dialogo
con Cristo y le dijo esposo mío, amado mío.
-Preces:
Madre
de Dios y Madre nuestra, como en Caná, intercede ante tu Divino Hijo,
pidiéndole que consuele a las familias de los enfermos del Covid-19 y de las
víctimas, y que abra sus corazones a la esperanza. Kyrie eleison.
Protege
a los médicos, a los enfermeros, al personal sanitario, a los voluntarios que
en este periodo de emergencia combaten en primera línea y arriesgan sus vidas
para salvar otras vidas. Acompaña su heroico esfuerzo y concédeles fuerza,
bondad y salud. Kyrie eleison.
Permanece
junto a quienes asisten, noche y día, a los enfermos, y a los sacerdotes que,
con solicitud pastoral y compromiso evangélico, tratan de ayudar y sostener a
todos. Kyrie eleison.
Ilumina
las mentes de los hombres y mujeres de ciencia, para que encuentren las
soluciones adecuadas y se venza este virus. Kyrie eleison.
-Padrenuestro.
Antes
de leerlo repaso la explicación del padrenuestro.
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