lunes, 2 de octubre de 2023

Domingo 27. 8 de octubre de 2023.

 


Primera lectura.

Lectura del libro de Isaías 5, 1-7 

Voy a cantar a mi amigo el canto de mi amado por su viña. Mi amigo tenía una viña en un fértil collado. La entrecavó, quitó las piedras y plantó buenas cepas; construyó en medio una torre y cavó un lagar. Esperaba que diese uvas, pero dio agrazones. Ahora, habitantes de Jerusalén, hombres de Judá, por favor, sed jueces entre mí y mi viña. ¿Qué más podía hacer yo por mi viña que no hubiera hecho? ¿Por qué, cuando yo esperaba que diera uvas, dio agrazones? Pues, os hago saber lo que haré con mi viña: quitar su vaya y que sirva de leña, derruir su tapia y que sea pisoteada. La convertiré en un erial: no la podarán ni la escardarán, allí crecerán zarzas y cargos, prohibiré a las nubes que lluevan sobre ella. La viña del Señor del universo es la casa de Israel y los hombres de Judá su plantel preferido. Esperaba de ellos derecho, y ahí tenéis: sangre derramada; esperaba justicia, y ahí tenéis: lamentos.

 

Textos paralelos (Biblia del Peregrino).

 

Oseas 10, 1: Israel era vid frondosa, / daba fruto: / cuanto más fruto, más altares; / cuanto mejor iba el país, / mejores estelas.

Jeremías 2, 21: Yo te planté, vid selecta / de cepas legítimas, / y tú te volviste espino, / cepa borde.

Jeremías 5, 10: Subid a sus azoteas, / destruid sin aniquilar; / arracad sus sarmientos, / pues ya no son del Señor.

Jeremías 6, 9: Así dice el Señor de los ejércitos: / rebusca el resto de Israel, / como racimos en una viña, / pasa la mano por los pámpanos, / como un vendimiador.

Jeremías 12, 10: Entre tantos pastores / destrozaron mi viña / y pisotearon mi parcela, / convirtieron mi parcela escogida / en desierto desolado.

Ezequiel 15, 1-8: Me dirigió la palabra el Señor: / - Hijo de Adán, / ¿en qué gana la vid / a los demás arbustos silvestres? / ¿Sacan de ella madera / para cualquier labor? / ¿Sacan acaso clavos / para colgar la vajilla? / Si la echan en la lumbre para cebarla, / y el fuego le devora las puntas / y el centro se quema, / ¿para qué labor valdrá? / Si cuando estaba entera / no hacía ningún avío, / cuando la queme el fuego / y la devore / aún sacarán de ella menor partido. / Por tanto, esto dice el Señor: / Igual que el leño de la vid silvestre / que eché a la lumbre para cebarla, / así echaré a los habitantes / de Jerusalén; / me encararé con ellos: / ¿escaparon del fuego?, / pues el fuego los devorará, / y sabrán que yo soy el Señor / cuando me enfrente con ellos. / convertiré su tierra en yermo / por los delitos que han cometido / - oráculo del Señor- .

Ezequiel 17, 5-6: Después recogió semilla de la tierra / y la echó en terreno sembrado. / La sembró ribereña, / junto a aguas abundantes, / para que germinara y se hiciera / vid aparrada, achaparrada, / para que orientara hacia ella / los sarmientos, / y le sometiera las raíces. / Y se hizo vid, y echó pámpanos / y se puso frondosa.

Ezequiel 19, 10-14: Tu madre es como vid sarmentosa / plantada al pie del agua: / produjo fronda y fruto / por la abundancia de agua. / echó vástagos robustos / para cetros reales; / se elevó su altura / hasta tocar las nubes; / destacaba por su altura; / por su abundancia de sarmientos. / Pero la desceparon con rabia / y la tiraron por tierra, / y el viento solano secó su fruto; / se desgajó y se secó / y el fuego devoró su vástago robusto. / Ahora está plantada en la estepa, / en terreno calcinado y sediento. / Brotó fuego de un vástago / y devoró sus pámpanos. / No queda en ella vástago robusto, / cetro para gobernar.

Sal 80, 9-19: Una Extendió sus sarmientos hasta el mar / y sus brotes hasta el Río Grande. / ¿Por qué has abierto brecha en su cerca / para que la vid extrajiste de Egipto, / expulsaste pueblos y la plantaste. / Le preparaste el terreno, echó raíces / y llenó el país. / Su sombra cubría montañas, / sus pámpanos, cedros altísimos. / Extendió sus sarmientos hasta el mar / y sus brotes hasta el Río Grande. / ¿Por qué has abierto brecha en su cerca / para que la vendimien los viandantes, / la pisoteen los jabalíes / y sea pasto de alimañas? / Dios de los Ejércitos, vuélvete, / mira desde el cielo. Fíjate, / ven a inspeccionar tu viña. / la cepa que plantó tu diestra, / (el esqueje que has hecho vigoroso). / La han talado y le han prendido fuego: / por tu bramido van a perecer. / Que tu mano proteja al varón de tu diestra, / al hombre que hiciste vigoroso. / No nos alejaremos de ti; / danos vida e invocaremos tu nombre.

Mi amigo tenía una viña en un fértil otero.

Isaías 27, 2-4: Aquel día cantaréis / a la viña hermosa; / Yo el Señor, soy su guardián, / la riego con frecuencia, / para que no le falte su hoja, / noche y día la guardo. / Ya no estoy irritado. / Si me diera zarzas y cardos, / me lanzaría contra ella / para quemarlos todos.

Mateo 21, 18-19: De mañana, camino de la ciudad, sintió hambre, viendo una higuera junto al camino, se acercó, pero no encontró más que hojas. Le dijo: “Jamás vuelvas a dar fruto”. Al punto se secó la higuera.

Juan 15, 1-2: Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el viñador. Los sarmientos que en mí no dan fruto los arranca; los que dan fruto los poda, para que den más fruto.

Venid a juzgar entre mi viña y yo.

Miqueas 6, 1-5: Escuchad lo que dice el Señor: / Levántate, llama a juicio a los montes, / que los collados escuchen tu voz. / Escuchad, montes, el juicio del Señor, / firmes cimientos de la tierra: / el Señor entabla juicio con su pueblo, / pleitea con Israel. / Pueblo mío, ¿qué te hice, / en qué te molesté? Respóndeme. / Te saqué de Egipto, / te redimí de la esclavitud, / enviando por delante / a Moisés, Aarón y María. / Pueblo mío, recuerda / lo que maquinaba Balac, rey de Moab, / y cómo respondió Balaán, / hijo de Beor; / recuerda desde Sittim a Guilgal, / para que comprendas / que el Señor tiene razón.

Jeremías 2, 4-7: Escuchad la palabra del Señor, / casa de Jacob, / tribus todas de Israel: / Así dice el Señor: / ¿Qué delito encontraron / en mí vuestros padres / para alejarse de mí? / Siguieron tras vaciedades / y se quedaron vacíos, / en vez de preguntar: / ¿Dónde está el Señor? / El que nos sacó de Egipto / y nos condujo por el desierto, / por estepas y barrancos, / tierra sedienta y sombría, / tierra que nadie atraviesa, / que ninguno habita. / Yo os conduje a un país de huertos, / para que comieseis / sus frutos sabrosos; / pero entrasteis / y contaminasteis mi tierra, / hicisteis abominable mi heredad.

Crecerá la zarza y el espino.

Isaías 32, 12: Golpeaos los pechos en duelo / por los campso preciados, / por las viñas fecundas.

2 Samuel 1, 21: ¡Montes de Gelboé, altas mesetas, / ni rocío ni lluvia caiga sobre vosotros! Que allí quedó manchado el escudo de los valientes, / escudo de Saúl no untado con aceite.

 

Notas exegéticas.

5 Poema compuesto por Isaías al comienzo de su ministerio, probablemente basándose en alguna canción de vendimia. El tema de la viña de Israel, elegida y luego repudiada, esbozado ya por Oseas, lo repetirá Jeremías y Ezequiel. Jesús lo trasladará a la parábola de los viñadores homicidas (ver también la higuera estéril, Mt 21, 18-19). En Jn 15, 1-2, revelará el misterio de la “verdadera” viña. Otros aspectos del tema de la viña en Dt 32, 33-33 y Si 24, 17.

5 1 “de su amor” corr.: “de mi amigo” hebreo.

5 2 En hebreo soreq, nombre de una planta selecta designada por el color de sus racimos.

5 3 El cambio de persona indica el paso de la descripción a la interpretación, del relato a la invectiva.  

 

Salmo responsorial

Sal 80 (79), 9.12-15.18b-20

 

R/. La viña del Señor es la casa de Israel.

 

Sacaste una vid de Egipto,

expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste.

Extendió sus sarmientos hasta el mar,

y sus brotes hasta el Gran Río. R/.

¿Por qué has derribado su cerca

para que la saqueen los viandantes,

la pisoteen los jabalíes

y se la coman las alimañas? R/.

 

Dios del universo, vuélvete:

mira desde el cielo, fíjate,

ven a visitar tu viña.

Cuida la cepa que tu diestra plantó

y al hijo del hombre que tú has fortalecido. R/.

 

No nos alejaremos de ti:

danos vida, para que invoquemos tu nombre.

Señor, Dios del universo, restáuranos,

que brille tu rostro y nos salve. R/.

 

Textos paralelos.

De Egipto arrancaste una viña.

Isaías 5, 1: Voy a cantar / en nombre de mi amigo / un canto de amor a su viña: / Mi amigo tenía una viña / en fértil collado.

¿Por qué has hecho brecha en sus tapias …?

Jeremías 12, 7-12: He abandonado mi casa / y desechado mi heredad, / he entregado el amor de mi alma / en manos enemigas; / porque mi heredad / se había vuelto contra mí, Y rugiendo como león feroz; / por eso la detesté; / mi heredad / se había vuelto un leopardo, / y los buitres giraban sobre él: / ¡Venid, fieras agrestes, / acercaos a comer! / Entre tantos pastores / destrozaron mi viña / y pisotearon mi parcela, / convirtieron mi parcela escogida / en desierto desolado, / ¡y a nadie le importaba!

 

Notas exegéticas.

80 Este salmo se aplica tanto al reino del Norte, devastado pro los asirios (mencionados en el título griego) como a Judá después del saqueo de Jerusalén el año 586. El salmista, quizá un levita refugiado en Mispá de Benjamín en tiempos de Gololías espera la restauración del reino unificado en sus límites ideales. Efraín y Manasés, hijos de José, a los que a veces se une Benjamín, son las dos principales tribus del Norte.

80 9 Alegoría familiar a los profetas.

80 12 El Éufrates.

80 14 La palabra hebrea por “soto” (ya’ar) tiene la segunda consonante en posición elevada. Para la Misná esta particularidad indica la letra central del Salterio (que en realidad se encuentra entre los vv. 35 y 36 del Sal 78. Para otras tradiciones judías sugiere una lectura diferente: “el jabalí del Nilo” (ye’ôr en lugar de ya’ar) con relación al faraón.

80 18 Alusión probable a Zorobabel, Esd 3, 2; Ag 1, 1.

 

Segunda lectura.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 4, 6-9

Hermanos:

Nada os preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y en la súplica, con acción de gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios. Y la paz de Dios, que supera todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Finalmente, hermanos, todo lo que es verdadero, nombre, justo, puro, amable, laudable, todo lo que es virtud o mérito, tenedlo en cuenta. Lo que aprendisteis, recibisteis, oísteis, visteis en mí, ponedlo por obra. Y el Dios de la paz estará con vosotros.

Textos paralelos.

No os inquietéis por cosa alguna.

1 Corintios 16, 22: Quien no ame al Señor sea maldito, ¡Ven, Señor!

Mateo 6, 29: Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que acabar entero en el horno.

Y la paz de Dios, que supera toda inteligencia,…

Efesios 5, 20: Dando gracias siempre y por todo a Dios Padre, en nombre del Señor nuestro Jesucristo.

Juan 14, 27: La paz os dejo, os doy mi paz, y no os la doy como la da el mundo. NO os turbéis ni os acobardéis.

Colosenses 3, 15: Actúe de árbitro en vuestra mente la paz de Cristo, a la que habéis sido llamados para formar un cuerpo. Sed agradecidos.

Poned por obra todo cuanto habéis aprendido.

1 Tesalonicenses 2, 13: Por eso también nosotros damos gracias a Dios, porque, cuando nos escuchasteis la palabra de Dios, la acogisteis, no como palabra humana, sino como realmente es, palabra de Dios, activa en vosotros los creyentes.

1 Filipenses 3, 17: Hermanos, procurad todos imitarme y fijaos en los que proceden según el ejemplo que tenéis en mí.

2 Tesalonicenses 3, 7: Vosotros sabéis cómo tenéis que imitarnos: no procedimos entre vosotros desordenadamente.

 

Notas exegéticas.

4 7 Variante: “vuestros cuerpos”.

4 8 (a) Adicción: “de la ciencia” o “de la disciplina” (Vugata).

4 8 (b) Pablo recomienda un ideal de conducta expresado en términos que eran corrientes entre los moralistas griegos de su tiempo (es la única vez que emplea la palabra “virtud”), pero invita a practicarla siguiendo sus propias enseñanzas, pero más aún, su ejemplo personal.

 

Evangelio.

X Lectura del santo evangelio según san Mateo 21, 33-43.

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:

- Escuchad otra parábola: “Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó lejos. Llegado el tiempo de los frutos, envió sus criados a los labradores para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último, les mandó a su hijo diciéndose: “Tendrán respeto a mi hijo”. Pero los labradores, al ver al hijo se dijeron: “Este es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia”. Y agarrándolo, lo sacaron fuera de la viña y lo mataron”. Cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?

Le contestan:

- Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores que le entreguen los frutos a su tiempo.

Y Jesús les dice:

- ¿No habéis leído nunca en la Escritura: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente”? Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos.

 

Textos paralelos.

// Marcos 12, 1-12: Se puso a hablarles con parábolas: “Un hombre plantó una viña, la rodeó con una tapia, cavó un lagar y construyó una torre; se la arrendó a unos labradores y se marchó. Por la vendimia, envió un criado a los labradores para cobrar su parte del fruto de la viña. Ellos lo agarraron, lo apalearon y lo despidieron vacío. Les envío un segundo criado; y ellos lo descalabraron y lo injuriaron. Envió un tercero, y lo mataron. Le quedaba uno, su hijo querido, y se lo envió el último, pensando que respetarían a su hijo. Pero los labradores se dijeron: Es el heredero. Lo matamos y la herencia será nuestra. Así que lo mataron y lo echaron fuera de la viña. Pues bien, ¿qué hará el amor de la viña? Irá, acabará con los labradores y entregará la viña a otros. ¿No habéis leído aquel texto de la Escritura: La piedra que desecharon los arquitectos se ha vuelto la piedra angular: es el Señor quien lo ha hecho, y nos parece un milagro?” Intentaron arrestarlo, pues comprendieron que la parábola iba por ellos. Pero como temían a la gente, lo dejaron y se fueron.

// Lucas 20, 9-19: Al pueblo le contó la siguiente parábola: “Un hombre plantó una viña, se la arrendó a unos labradores y se ausentó por bastante tiempo. A su tiempo despachó a un criado a los labradores para que le entregasen el fruto que le correspondía. Pero los labradores lo apalearon y lo despidieron con las manos vacías. Despachó otro criado. Pero ellos lo apalearon lo insultaron y lo despidieron con las manos vacías. Despachó un tercero, y ellos lo arrojaron malherido. Entonces dijo el amo de la viña: ¿Qué haré? Enviaré a mi hijo predilecto; quizá a él lo respeten. Pero los labradores, al verlo, deliberaban entre ellos: Es el heredero; vamos a matarlo para quedarnos con la herencia. Lo echaron fuera de la viña y lo mataron. Pues bien, ¿qué hará con ellos el amo de la viña? Irá, acabará con aquellos labradores y entregará la viña a otros”. Al oírlo, dijeron: “¡Dios nos libre! Él, mirándoles fijamente, les dijo: “Entonces, ¿qué significa eso que está escrito: la piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. quien tropiece con esa piedra se estrellará, a quien le caiga encima lo aplastará?”. Los letrados y sumos sacerdotes intentaron echarle mano en aquel momento, pues habían comprendido que la parábola iba por ellos, pero temieron al pueblo.

Plantó una viña.

Isaías 5, 1: Voy a cantar / en nombre de mi amigo / un canto de amor a su viña: / Mi amigo tenía una viña / en fértil collado.

Cantar 4, 4: Es tu cuello la torre de David, construida con sillares, / de la que penden miles de escudos, / miles de adargas de capitanes.

Envió sus siervos a los labradores.

Mateo 22, 3: Despachó a sus criados para llamar a los invitados a la boda, pero estos no quisieron ir.

Números 22, 14-15: Los jefes de Moab se levantaron y llegados a casa de Balac, le dijeron: “Balaán se ha negado a venir con nosotros”. Pero Balac despachó otros jefes más numerosos e importantes que los anteriores.

Números 22, 37: Y le dijo: “Yo te mandé llamar, ¿por qué no querías venir? ¿No puedo yo hacerte rico?

Pero los labradores agarraron a los siervos.

Mateo 22, 6: otros agarraron a los criados, los maltrataron y los mataron.

2 Crónicas 24, 19: Les envió profetas para convertirlos, pero no hicieron caso de sus amonestaciones.

Jeremías 7, 25: Desde que salieron vuestros padres / de Egipto hasta hoy / les envié a mis siervos los profetas / un día y otro día.

Jeremías 25, 4: El Señor os enviaba puntualmente a sus siervos los profetas, y no quisisteis escuchar ni prestar oído.

Nehemías 9, 6: Y Esdras rezó: / “¡Tú, Señor, eres el único Dios. / Tú hiciste los cielos, lo más alto de los cielos / y todos sus ejércitos; / la tierra y cuantos la habitan, / los mares y cuanto contienen. / A todos les das vida, / y los ejércitos celestes te rinden homenaje.

Pero los labradores al ver al hijo.

Gálatas 3, 16: Ahora bien, las promesas se le hicieron a Abrahán y a su descendencia: no dice descendientes en plural, sino en singular y a tu descendiente, que es Cristo.

Gálatas 4, 7: De modo que no eres esclavo, sino hijo; y si eres hijo, eres heredero por disposición de Dios.

Hebreos 1, 2: En esta etapa final nos ha hablado por medio de un Hijo, a quien nombró heredero de todo, por quien creó el universo.

Proverbios 1, 11: Si te dicen: “vente con nosotros, / a poner insidias mortales / y acechar al inocente sin motivo”.

Hebreos 13, 12: Por eso Jesús, para consagrar con su sangre al pueblo, padeció fuera de las puertas.

Génesis 4, 8: Caín dijo a su hermano Abel: “Vamos al campo”. Y cuando estaban en el campo, se echó Caín sobre su hermano Abel y lo mató.

 

Notas exegéticas Biblia de Jerusalén.

21 33 Diríase mejor una “alegoría”, porque cada rasgo tiene su significación: el propietario es Dios; la viña, el pueblo elegido, Israel; los siervos, los profetas; el hijo, Jesús, muerto fuera de las murallas de Jerusalén; los viñadores homicidas, los judíos infieles; el otro pueblo al que se le confiará la viña, los gentiles y los judíos creyentes. – La cita de Is 5, 2, que depende de los LXX, desvía la atención hacia el amor del propietario por su viña. Es posible que no pertenezca tal cuál a la parábola original (ver Lc 20, 9).

21 34 A su manera, Mt subraya la necesidad de dar los “frutos” de la viña y no solo “una parte”, según su perspectiva habitual. Así se demuestra la fidelidad a la Alianza.

21 39 Este orden de los acontecimientos (echar fuera, matar) es propio de Mt y Lc. En Mc se invierten.

21 42 Esta cita literal del Sal 118, 22-23 según el texto griego orienta la parábola original en un sentido cristológico. El lector cristiano no se encuentra simplemente ante el anuncio de la muerte de Jesús, más que en el futuro del Reino, su interés se centra en la obra admirable de Dios, que ha resucitado a su Hijo.

21 43 Versículo propio de Mt y seguramente premateano (Reino de Dios, dar frutos). Aquí “pueblo” no designa a las naciones paganas (ethnos en singular es raro; perspectiva mateana según la cual es la Iglesia quien toma el relevo de Israel). Probablemente no hay que identificarlo con la “nación santa” (1 Pe 2 9), pues en ese caso se utiliza laos; se trata más bien de la nueva generación (ver Jr 7, 29) de creyentes.

21 44 Este versículo falta en los manuscritos occidentales, quizá porque las copias veían en él una repetición de Lc 20, 17. Pero hay que mantenerlo, porque explicita más la alusión a Dn 2, 34.44.

 

Notas exegéticas Nuevo Testamento, versión crítica.

34 SUS FRUTOS, en plural (como en los vs. 41 y 43): pueden ser: los frutos  d e la viña (v. 43) o los frutos del amo, es decir, la renta que les correspondía (v.41).

35 El versículo comienza lit.: y habiendo agarrado, los labradores a los esclavos de él, a uno por su parte golpearon, a otro por la suya mataron.

39 LO ECHARON FUERA, como se hace con los blasfemos (Hch 7, 58) antes de apedrearlos, según manda Lev 24, 14-16.

41 Lit. a malos (sin artículo: por ser malos, en cuanto malos) malamente hará perecer a ellos… // QUE LE PAGARÁN: en griego, un relativo + verbo en futuro puede equivaler a una oración final: para que le paguen. // A SU DEBIDO TIEMPO: lit. a sus tiempos (¿los tiempos de dar fruto?; ¿los tiempos de pagar la renta?).

43 LOS FRUTOS DEL REINO: lit. los frutos de ella, concertando en griego con el vocablo femenino basileía (=reino).

45 El texto griego usa de presente de indicativo (habla) reflejando el estilo directo; ellos comprendieron: “Está hablando de nosotros”.

 

Notas exegéticas desde la Biblia Didajé.

21, 35-46 Esta parábola emplea un género literario típico de la tradición profética (el rîb o litigio bilateral entre Dios y su pueblo, ver por ejemplo Isaías 5, 1-7) para explicar la misión de Dios. Finalmente, Jesús se define a sí mismo como la roca, desechada por los constructores, pero convertida en piedra angular. La Iglesia está edificada sobre esta Roca (no sobre arena) y gracias a ella se mantiene sólida y unificada a través de la autoridad y el ministerio de los apóstoles y sus sucesores. Catecismo de la Iglesia Católica 443, 755, 756.

 

 

Catecismo de la Iglesia Católica.

443 Él se designó como el “Hijo” que conoce al Padre, que es distinto de los “siervos” que Dios envió antes a su pueblo (Mt 21, 34-36), superior a los propios ángeles.

755 “La Iglesia es labranza o campo de Dios. En este campo crece el antiguo olivo cuya raíz santa fueron los patriarcas y en el que tuvo y tendrá lugar la reconciliación de los judíos y de los gentiles. El labrador del cielo la plantó como viña selecta. La verdadera vid es Cristo, que da vida y fecundidad a los sarmientos, es decir, a nosotros, que permanecemos en él por medio de la Iglesia y sin el que no podemos hacer nada” (C. Vaticano II, Lumen gentium, 6).

756 “También muchas veces a la Iglesia se la llama construcción de Dios. El Señor mismo se comparó a la piedra que desecharon los constructores, pero que se convirtió en la piedra angular (Mt 21, 42). Los apóstoles construyen la Iglesia sobre este fundamento.

 

Concilio Vaticano II

Al profundizar en el misterio de la Iglesia, este santo Sínodo recuerda el vínculo por el que el pueblo del Nuevo Testamento está espiritualmente unido con la estirpe de Abrahán. Pues la Iglesia de Cristo reconoce que, conforme al misterio salvífico de Dios, los comienzos de su fe y de su elección se encuentran ya en los patriarcas, en Moisés y en los profetas. Confiesa que todos los fieles cristianos, hijos de Abrahán por la fe, están incluidos en la vocación del mismo patriarca y que la salvación de la Iglesia está místicamente prefigurada en la salida del pueblo elegido de la tierra de la esclavitud. Por consiguiente, la Iglesia no puede olvidar que por medio del pueblo con el que Dios, por su inefable misericordia, se dignó establecer la Antigua Alianza, ha recibido la revelación del Antiguo Testamento ni que se nutre de la raíz del buen olivo en el que se han injertado las ramas del olivo silvestre de los gentiles. Cree, pues, la iglesia que Cristo, nuestra paz, por la cruz reconcilió a judíos y gentiles y que de ambos hizo una sola cosa en sí mismo.

La Iglesia tiene siempre ante sus ojos las palabras del apóstol Pablo sobre sus hermanos de sangre, a quienes pertenecen la adopción y la gloria, la alianza, la ley y las promesas, y también los patriarcas, y de quienes procede Cristo según la carne, hijo de la Virgen maría. Recuerda también que los Apóstoles, cimiento y columna de la Iglesia, nacieron del pueblo judío, así como muchísimos de aquellos primeros discípulos que anunciaron al mundo el Evangelio de Cristo.

Declaración “Nostra aetate”, 4.

 

Los Santos Padres.

Tuvo paciencia con ellos, no castigándolos siempre inmediatamente por sus pecados. Porque esta ausencia significa la inmensa paciencia de Dios.

Mas ellos no solo se irritaron, sino que mancharon sus manos de sangre. Reos de castigo, lo infligieron ellos. De ahí que Dios les mandó por segunda y aun por tercera vez a otros, lo que era poner en evidencia la maldad de los labradores, por un lado, y la bondad del amo que los enviaba, por otro. Y, ¿por qué no envió inmediatamente a su propio hijo? A fin de que, reconociendo lo que habían hecho con los criados y calmando su furor, respetasen al hijo cuando llegara.

Ya que los criados se mostraron ingratos con aquellos labradores, era de esperar que respetaron la dignidad del hijo. ¿Qué hacen, pues, ellos? Cuando debían haber corrido a su encuentro, cuando debían haberle pedido perdón de sus pasados crímenes, ellos se abalanzan a cometer otros mayores, añadiendo abominación a abominación, dejando constantemente atrás lo pasado con lo presente. Es lo que el Señor mismo les decía: “Llenad la medida de vuestros padres” (Mateo 23, 32). Y lo mismo les echaban de antiguo en cara los profetas: “Vuestras manos están chorreando sangre” (Isaías 1, 15). Y: “La sangre se mezcla a la sangre” (Oseas 4, 2). Y también: “Los que edifican a Sión sobre sangre” (Miqueas 3, 10). Pero no entraban en razón. Y, sin embargo, el primer mandamiento que se les había dado era: “No matarás” (Éxodo 20, 13; 21,12). Y con miras a él se les mandó abstenerse de muchas otras cosas, y de este modo y por otros muy variados se los inducía a guardar estos mandamientos.

¿Y dónde deciden matarlo? Fuera de la viña. Mirad cómo el Señor profetiza hasta el lugar en que había de morir: “Y, echándolo fuera, lo mataron”.

Juan Crisóstomo. Homilías sobre el Ev. de Mateo, 68, 1. 1b, pg. 181.

 

San Jerónimo.

34.35 Cuando llegó el tiempo de la vendimia, envió… Les había dado la Ley y les había ordenado trabajar en esta viña para que mostraran en sus obras el fruto de la Ley. Después les envió a sus servidores y se apoderaron de ellos, los abatieron como a Jeremías, los mataron como a Isaías o los apedrearon como a Nabot y a Zacarías, a quien dieron muerte entre el templo y el altar. Leamos la carta de Pablo a los Hebreos y allí nos informaremos ampliamente sobre los servidores de Dios y todo lo que han padecido.

40. Cuando venga el dueño de la viña ¿qué hará con esos colonos? etc. El Señor los interroga, no porque no sepa lo que van a responder, sino para que su propia respuesta los condene. La viña nos ha sido arrebatada a nosotros, pero nos ha sido arrendada con una conclusión, que entreguemos al Señor los frutos y a su tiempo y sepamos en cada momento qué es lo que debemos decir o hacer.

43. Por eso os digo que el Reino de Dios os será quitado. Algunas veces he dicho que por Reino de Dios hay que entender las Sagradas Escrituras que el Señor quitó a los judíos y nos entregó a nosotros para que las hagamos producir frutos. Esta es la viña que confió a los colones y viñadores; los que no fueron a trabajar en ella – los que solamente han guardado el nombre de las Escrituras – perderán los frutos de la viña.

44. El que caiga sobre esta piedra quedará destrozado. Una cosa es ofender a Cristo por las malas acciones, otras es negarlo. El que es pecador pero, sin embargo, cree en él, cae ciertamente sobre esta piedra y queda destrozado, pero no es totalmente aplastado; es reservado para salvarse a través de la paciencia. Pero aquel sobre quien ella caiga, es decir, sobre quien la misma piedra se haya precipitado y que haya renegado completamente de Cristo, a estos los aplastará de tal modo que no quede ni un tejuelo donde recoger un poquito de agua.

45. Lo consideraban un profeta. La multitud siempre es inconstante, no se mantiene en sus decisiones: como las olas y los distintos vientos se dejan arrastrar de aquí para allá. Ahora venera y honra como un profeta a aquel contra quien clamará más tarde: Crucifica, crucifica a ese hombre (Jn 19.6.15).

 

San Juan de Ávila.

Aunque debemos entender que Cristo murió para nos convidar a que le imitemos en todo lo que hemos dicho, mas otra cosa hay más importante en el misterio de la pasión, para nuestro consuelo y remedio, y así dice san Agustín quaedam…, que quiere decir: “mirad los grandes bienes que nos vinieron por nuestro Señor Jesucristo, conviene a saber, perdón de pecados, gracia para cumplir su ley”. Y esta es propia ciencia para cumplir su ley, es ciencia del cristiano, y ni la tiene el moro ni el judío, y esto se debe dar a entender al pueblo cristiano, para que la imitación de Cristo y la guarda de la ley de Dios no le parezca imposible, y no apedreen a los predicadores, como lo hicieron los siervos del rey que venían a pedilles la renta de su parte (cf. Mt 21, 35). Enemigos son los hombres de dar y amigos de recelar; y por eso es camino muy acertado para traellos al bien declararles que, si Dios los pide la guarda de sus mandamientos y de su Iglesia que les está ganada gracia para el perdón de los pecados, y fuerza que la reciban, porque Dios se la quiere dar, y se lo ruega que la reciban, y el que sin ello está, es por no quererse disponerse para recebirla y lo que Dios le quiere dar.

Platica 4. A los padres de la Compañía, 9. OC I. Pgs, 830-831.

 

San Oscar Romero. Homilía. 24 de septiembre de 1978.

No me prolongo más hermanos, perdónenme, pero esto basta para concluir nuestra homilía con el punto final, invitándolos ya a la Eucaristía. Decíamos en el primer punto: Dios plantó una viña, su Iglesia en el mundo; 2º. Esta Iglesia viña refleja las crisis del Reino de Dios y de los hombres; y 3º punto era este para terminar: La victoria será de Cristo. Yo soy la verdadera vid, dice el Señor, y todo aquél que permanece unido conmigo llevará muchos frutos. Es un llamamiento, pues, a que secundando los deseos de Dios de que su viña produzca muchos frutos, hagamos que en nuestro corazón esa cepa que se plantó el día de nuestro bautismo produzca no solamente esas virtudes naturales, tan propias del pueblo salvadoreño. Esta es una gloria hermanos, las virtudes naturales del pueblo salvadoreño, las he mencionado en varios aspectos, pero no basta. Sembremos en esa tierra bien abonada la cepa de Cristo, la vid, la vida eterna, la fe, la oración, nuestra misa dominical, los sacramentos, todo esto que nos eleva a perspectivas trascendentes y que nos hace esperar aun en medio de las crisis y dificultades de las injusticias y atropellos de la tierra la gran esperanza de que no todo está perdido, porque la cepa de Dios está bien plantada en nuestra tierra. Así sea. (Aplausos).

Homilía 8 de octubre de 1978.

 

Papa Francisco. Ángelus. 4 de octubre de 2020.

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En el Evangelio de hoy (cf. Mt 21,33-43) Jesús, previendo su pasión y muerte, narra la parábola de los viñadores asesinos, para advertir a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo que están por emprender un camino errado. Tienen, en efecto, malas intenciones con él y buscan la manera de eliminarlo.

El relato alegórico describe a un propietario que, después de haber cuidado mucho su viña (cf. v. 33), tiene que ausentarse y se la arrenda a unos labradores. Luego, cuando llega el tiempo de la cosecha envía a algunos siervos a recoger los frutos; pero los viñadores los reciben a palos e incluso matan a algunos. El propietario manda a otros siervos, más numerosos, que, sin embargo reciben el mismo trato (cf. vv. 34-36). El colmo llega cuando el propietario decide enviar a su hijo: los viñadores no le tienen ningún respeto, al contrario, piensan que eliminándolo podrán adueñarse de la viña, y así lo matan también (cf. vv. 37-39).

La imagen de la viña es clara, representa al pueblo que el Señor ha elegido y formado con tanto cuidado; los siervos mandados por el propietario son los profetas, enviados por Dios, mientras que el hijo es una figura de Jesús. Y así como fueron rechazados los profetas, también Cristo fue rechazado y asesinado.

Al final del relato, Jesús pregunta a los jefes del pueblo: «Cuando venga, pues, el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?» (v. 40). Y ellos, llevados por la lógica del relato, pronuncian su propia condena: el dueño —dicen— castigará severamente a esos malvados y «arrendará la viña a otros labradores, que le paguen los frutos a su tiempo» (v. 41).

Con esta dura parábola, Jesús pone a sus interlocutores frente a su responsabilidad, y lo hace con extrema claridad. Pero no pensemos que esta advertencia valga solamente para los que rechazaron a Jesús en aquella época. Vale para todos los tiempos, incluido el nuestro. También hoy Dios espera los frutos de su viña de aquellos que ha enviado a trabajar en ella. A todos nosotros.

En cada época, los que tienen autoridad, cualquier autoridad, incluso en la Iglesia, en el pueblo de Dios pueden sentir la tentación de seguir su propio interés en lugar del de Dios. Y Jesús dice que la verdadera autoridad se cumple cuando se presta servicio, está en servir, no en explotar a los demás. La viña es del Señor, no nuestra. La autoridad es un servicio, y como tal debe ser ejercida, para el bien de todos y para la difusión del Evangelio. Es muy feo cuando en la Iglesia se ve que las personas que tienen autoridad buscan el propio interés.

San Pablo, en la segunda lectura de la liturgia de hoy, nos dice cómo ser buenos obreros en la viña del Señor: todo cuanto hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de honorable, todo cuanto sea virtud y cosa digna de elogio, todo eso tenedlo en cuenta. (cf. Flp 4,8). Lo repito: todo cuanto sea virtud y cosa digna de elogio, todo eso tenedlo en cuenta. Es la actitud de la autoridad y también la de cada uno de nosotros, porque cada uno de nosotros, en lo que le toca, tiene una cierta autoridad. Nos convertiremos así en una Iglesia cada vez más rica en frutos de santidad, daremos gloria al Padre que nos ama con infinita ternura, al Hijo que sigue dándonos la salvación, al Espíritu que abre nuestros corazones y nos impulsa hacia la plenitud del bien.

Nos dirigimos ahora a María Santísima, espiritualmente unidos a los fieles reunidos en el Santuario de Pompeya para la Súplica, y en octubre renovamos nuestro compromiso de rezar el santo Rosario.

 

Benedicto XVI. Ángelus. 2 de octubre de 2011.

Queridos hermanos y hermanas:

El Evangelio de este domingo concluye con una amonestación de Jesús, particularmente severa, dirigida a los jefes de los sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos» (Mt 21, 43). Son palabras que hacen pensar en la gran responsabilidad de quien en cada época, está llamado a trabajar en la viña del Señor, especialmente con función de autoridad, e impulsan a renovar la plena fidelidad a Cristo. Él es «la piedra que desecharon los constructores», (cf. Mt 21, 42), porque lo consideraron enemigo de la ley y peligroso para el orden público, pero él mismo, rechazado y crucificado, resucitó, convirtiéndose en la «piedra angular» en la que se pueden apoyar con absoluta seguridad los fundamentos de toda existencia humana y del mundo entero. De esta verdad habla la parábola de los viñadores infieles, a los que un hombre confió su viña para que la cultivaran y recogieran los frutos. El propietario de la viña representa a Dios mismo, mientras que la viña simboliza a su pueblo, así como la vida que él nos da para que, con su gracia y nuestro compromiso, hagamos el bien. San Agustín comenta que «Dios nos cultiva como un campo para hacernos mejores» (Sermo 87, 1, 2: PL 38, 531). Dios tiene un proyecto para sus amigos, pero por desgracia la respuesta del hombre a menudo se orienta a la infidelidad, que se traduce en rechazo. El orgullo y el egoísmo impiden reconocer y acoger incluso el don más valioso de Dios: su Hijo unigénito. En efecto, cuando «les mandó a su hijo —escribe el evangelista Mateo— … [los labradores] agarrándolo, lo sacaron fuera de la viña y lo mataron» (Mt 21, 37.39). Dios se pone en nuestras manos, acepta hacerse misterio insondable de debilidad y manifiesta su omnipotencia en la fidelidad a un designio de amor, que al final prevé también el justo castigo para los malvados (cf. Mt 21, 41).

Firmemente anclados en la fe en la piedra angular que es Cristo, permanezcamos en él como el sarmiento que no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid. Solamente en él, por él y con él se edifica la Iglesia, pueblo de la nueva Alianza. Al respecto escribió el siervo de Dios Pablo VI: «El primer fruto de la conciencia profundizada de la Iglesia sobre sí misma es el renovado descubrimiento de su relación vital con Cristo. Cosa conocidísima, pero fundamental, indispensable y nunca bastante sabida, meditada y exaltada». (Enc. Ecclesiam suam, 6 de agosto de 1964: AAS 56 [1964], 622).

Queridos amigos, el Señor está siempre cercano y actúa en la historia de la humanidad, y nos acompaña también con la singular presencia de sus ángeles, que hoy la Iglesia venera como «custodios», es decir, ministros de la divina solicitud por cada hombre. Desde el inicio hasta la hora de la muerte, la vida humana está rodeada de su incesante protección. Y los ángeles forman una corona en torno a la augusta Reina de las Victorias, la santísima Virgen María del Rosario, que en el primer domingo de octubre, precisamente a esta hora, desde el santuario de Pompeya y desde el mundo entero, acoge la súplica ferviente para que sea derrotado el mal y se revele, en plenitud, la bondad de Dios.

 

Homilía Chat GPT (Inteligencia Artificial).

Esta parábola se encuentra en el Evangelio de Mateo, capítulo 21, versículos 33 al 46, y nos enseña importantes lecciones sobre la responsabilidad y la justicia. Aquí tienes una posible homilía:

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Hoy nos reunimos para reflexionar sobre una parábola que Jesús compartió con sus seguidores, la parábola de los viñadores homicidas. En esta historia, Jesús nos presenta una imagen de la relación entre Dios y su pueblo a través de la metáfora de un viñedo. A medida que profundizamos en esta parábola, descubrimos lecciones profundas y relevantes para nuestras vidas hoy.

El viñedo de Dios: En la parábola, el dueño de un viñedo representa a Dios, quien ha creado y cuidado de manera amorosa su viñedo, que es el mundo y toda la creación. Dios nos ha dado este mundo como un regalo y nos ha confiado su cuidado.

Los viñadores: Los viñadores, en la parábola, representan a los líderes religiosos de la época, pero también pueden simbolizar a cualquier persona o grupo que haya sido confiada con responsabilidades en el mundo de Dios. Los viñadores recibieron la responsabilidad de cuidar el viñedo en nombre del dueño.

La cosecha y los enviados: Cuando el dueño del viñedo envió a sus siervos a recoger los frutos, ellos representan a los profetas y mensajeros enviados por Dios a lo largo de la historia para guiar al pueblo hacia la justicia y la bondad. Sin embargo, los viñadores maltrataron y mataron a estos mensajeros, rechazando la llamada al arrepentimiento y la rectitud.

La paciencia de Dios: A pesar de la violencia y el rechazo, el dueño del viñedo muestra una paciencia extraordinaria al enviar a su propio hijo. Jesús, el Hijo de Dios, fue enviado al mundo para traer salvación y guiar a la humanidad por el camino de la verdad y la gracia.

La respuesta de los viñadores: Trágicamente, los viñadores también mataron al hijo, pensando que al hacerlo podrían quedarse con la herencia del dueño. Aquí vemos la dureza del corazón humano y la resistencia al llamado de Dios.

La justicia divina: La parábola nos enseña que Dios finalmente traerá justicia. El dueño del viñedo castigará a los malvados viñadores y confiará el viñedo a otros que lo cuidarán con fidelidad.

Nuestra responsabilidad: Esta parábola nos recuerda que somos mayordomos de los dones y la creación de Dios. Debemos ser buenos administradores de lo que se nos ha confiado y responder a su llamado a la justicia, la misericordia y la rectitud.

En nuestras vidas, es esencial recordar que estamos llamados a dar frutos de amor, compasión y servicio en el viñedo de Dios. No debemos endurecer nuestros corazones ni rechazar los llamados de Dios a través de sus mensajeros. En cambio, debemos escuchar y responder con gratitud y obediencia.

Que esta parábola nos inspire a ser buenos viñadores en el mundo de Dios, siempre dispuestos a hacer su voluntad y a vivir en justicia y amor. Oremos para que podamos dar frutos abundantes en nuestra vida y ser dignos de la confianza que Dios nos ha dado.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.





Francisco. Audiencia General. 27 de septiembre de 2023. Catequesis. Viaje apostólico del Santo Padre a Marsella con ocasión de los "Encuentros del Mediterráneo"
¡Queridos hermanos y hermanas!
A finales de la semana pasada fui a Marsella para participar en la conclusión de los Rencontres Méditerranéennes, que han involucrado a obispos y alcaldes de la zona mediterránea, junto con numerosos jóvenes, para que la mirada se abriera al futuro. En efecto, el evento de Marsella se titulaba “Mosaico de esperanza”. Este es el sueño, este es el desafío: que el Mediterráneo recupere su vocación, de ser laboratorio de civilización y de paz.
¡El Mediterráneo, lo sabemos, es cuna de civilización, y una cuna es para la vida! No es tolerable que se convierta en tumba, y tampoco en lugar de conflicto. El Mar Mediterráneo es lo más opuesto que hay al enfrentamiento entre civilizaciones, a la guerra, a la trata de seres humanos. Es exactamente lo contrario, porque el Mediterráneo comunica África, Asia y Europa; el norte y el sur, oriente y occidente; las personas y las culturas, los pueblos y las lenguas, las filosofías y las religiones. Cierto, el mar siempre es de alguna manera un abismo que superar, e incluso puede llegar a ser peligroso. Pero sus aguas custodian tesoros de vida, sus olas y sus vientos llevan embarcaciones de todo tipo.
Desde su costa oriental, hace dos mil años, partió el Evangelio de Jesucristo.
Su anuncio, naturalmente, no sucede por arte de magia y no se logra de una vez por todas. Es el fruto de un camino en el que toda generación está llamada a recorrer un tramo, leyendo los signos de los tiempos en los que vive.
El encuentro de Marsella viene después de otros similares que tuvieron lugar en Bari en 2020 y en Florencia el año pasado. No ha sido un evento aislado, sino el paso adelante de un itinerario, que tuvo sus inicios en los “Coloquios Mediterráneos” organizados por el alcalde Giorgio La Pira, en Florencia, a finales de los ’50 del siglo pasado. Un paso adelante para responder, hoy, al llamamiento lanzado por san Pablo VI en su encíclica Populorum progressio, a promover «un mundo más humano para todos, en donde todos tengan que dar y recibir, sin que el progreso de los unos sea un obstáculo para el desarrollo de los otros» (n. 44).
Del evento de Marsella, ¿qué ha salido? Ha salido una mirada al Mediterráneo que definiría simplemente humano, no ideológico, no estratégico, no políticamente correcto ni instrumental, humano, es decir capaz de referirlo todo al valor primario de la persona humana y de su inviolable dignidad. Al mismo tiempo salió una mirada de esperanza. Esto es hoy muy sorprendente: cuando escuchas los testimonios que han atravesado situaciones deshumanas o que las han compartido, y precisamente de ellos recibes una “profesión de esperanza”. Y también es una mirada de fraternidad.
Hermanos y hermanas, esta esperanza, esta fraternidad, no debe “volatizarse”, no, al contrario, debe organizarse, concretizarse en acciones a largo, medio y corto plazo. Para que las personas, en plena dignidad, puedan elegir emigrar o no emigrar. El Mediterráneo debe ser un mensaje de esperanza.
Pero hay otro aspecto complementario: es necesario volver a dar esperanza a nuestras sociedades europeas, especialmente a las nuevas generaciones. De hecho, ¿cómo podemos acoger a los otros, si no tenemos nosotros antes un horizonte abierto al futuro? Los jóvenes pobres de esperanza, cerrados en lo privado, preocupados por gestionar su precariedad, ¿cómo pueden abrirse al encuentro y al compartir? Nuestras sociedades muchas veces enfermas de individualismo, de consumismo y de vacías evasiones necesitan abrirse, oxigenar el alma y el espíritu, y entonces podrán leer la crisis como oportunidad y afrontarla de forma positiva.
Europa necesita volver a encontrar pasión y entusiasmo, y en Marsella puedo decir que los he encontrado: en su pastor, el cardenal Aveline, en los sacerdotes y en los consagrados, en los fieles laicos comprometidos en la caridad, en la educación, en el pueblo de Dios que ha demostrado gran calor en la misa en el Estadio Vélodrome. Doy las gracias a todos ellos y al presidente de la República, que con su presencia ha testimoniado la atención de toda Francia en el evento de Marsella. Pueda la Virgen, que los marselleses veneran como Notre Dame de la Garde, acompañar el camino de los pueblos del Mediterráneo, para que esta región se convierta en lo que desde siempre ha estado llamada a ser: un mosaico de civilización y de esperanza.

 


DOMINGO XXVIII T. O. 15 de octubre de 2023.

Monición de entrada.-

La misa es la fiesta que Jesús da a todos.

Pero muchas personas no tienen ganas de venir.

¿Será por culpa de ellas?

O, ¿También nosotros tenemos culpa?

Las lecturas nos ayudarán a pensar y contestar.
Señor, ten piedad.-

Porque a veces no venimos a misa. Señor, ten piedad.

Porque nos entran ganas de no venir a misa. Cristo, ten piedad.

Porque no hacemos caso a tus palabras. Señor, ten piedad.



Peticiones.-

Por el Papa Francisco y el sínodo de la iglesia. Te lo pedimos, Señor.

Por la Iglesia que cada día nos da la fiesta de la misa. Te lo pedimos, Señor.

Por las personas que no vienen a misa. Te lo pedimos, Señor.

Por las personas que no hacen caso de lo que nos dices en misa. Te lo pedimos, Señor.

Por nosotros, que venimos a misa. Te lo pedimos, Señor.



Acción de gracias.-

María, queremos darte las gracias por que tú si que hiciste caso a Dios y cada día le tenías en el corazón.

BIBLIOGRAFÍA.

Sagrada Biblia. Versión oficial de la Conferencia Episcopal Española. BAC. Madrid. 2016.

Biblia de Jerusalén. 5ª edición – 2018. Desclée De Brouwer. Bilbao. 2019.

Nuevo Testamento. Versión crítica sobre el texto original griego de M. Iglesias González. BAC. Madrid. 2017.

Biblia Didajé con comentarios del Catecismo de la Iglesia Católica. BAC. Madrid. 2016.

Catecismo de la Iglesia Católica. Nueva Edición. Asociación de Editores del Catecismo. Barcelona 2020.

La Biblia comentada por los Padres de la Iglesia. Ciudad Nueva. Madrid. 2006.

Pío de Luis, OSA, dr. Comentarios de San Agustín a las lecturas litúrgicas (NT). II. Estudio Agustiniano. Valladolid. 1986.

Jerónimo. Comentario al evangelio de Mateo. Editorial Ciudad Nueva. Madrid. 1999. Pgs. 105-106.

San Juan de Ávila. Obras Completas I. Audi, filia – Pláticas – Tratados. BAC. Madrid. 2015.

San Juan de Ávila. Obras Completas II. Comentarios bíblicos – Tratados de reforma – Tratados y escritos menores. BAC. Madrid. 2013.

San Juan de Ávila. Obras Completas III. Sermones. BAC. Madrid.   2015.

San Juan de Ávila. Obras Completas IV. Epistolario. BAC. Madrid. 2003.

https://www.servicioskoinonia.org/romero/homilias/B/#IRA

www.vatican.va

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