miércoles, 18 de octubre de 2023

Domingo 29. 22 de octubre de 2023.

 


Primera lectura.

Lectura del libro de Isaías 25, 6-10a. 

Esto dice el Señor a su ungido, a Ciro:

-Yo lo he tomado de la mano, para doblegar ante él las naciones y desarmar a los reyes, para abrir ante él las puertas, para que los portales no se cierren. Por mi siervo Jacob, por mi escogido Israel, te llamé por tu nombre, te di un título de honor, aunque no me conocías. Yo soy el Señor y no hay otro; fuera de mí no hay dios. Te pongo el cinturón, aunque no me conoces, para que sepan de Oriente a Occidente que no hay otro fuera de mí. Yo soy el Señor y no hay otro.

 

Textos paralelos.

Esto dice Yahvé a su Ungido Ciro.

Is 41, 1-5: Islas, callad ante mí; / naciones, esperad mi reto. / Que se acerquen a hablar, / compadezcamos juntos a juicio. / ¿Quién lo ha suscitado en oriente / y convoca la victoria a su paso, / le entrega los pueblos, / le somete los reyes? / Su espada los tritura / y su arco los dispersa como paja; / los persigue y avanza seguro / por sendas que sus pies no hollaban. / ¿Quién lo ha hecho y ejecutado? / El que anuncia el futuro de antemano. / Yo, el Señor, que soy el primero, / yo estoy con los últimos. / Vedlo, islas, y estremeceros, / tiemblen los confines del orbe.

Yo marcharé delante de ti.

Is 40, 4: Que los valles se levanten, / que montes y colinas se abajen, / que lo torcido se enderece / y lo escabroso se nivele.

Romperé los cerrojos de hierro.

Sal 107, 16: Quebró las puertas de bronce / y arrancó los cerrojos de hierro.

A causa de mi siervo Jacob.

Is 41, 8: Tú, Israel, siervo mío; / Jacob, mi elegido; / estirpe de Abrahán, mi amigo.

Yo soy Yahvé, no hay ningún otro.

2 S 7, 22: Por eso eres grande, mi Señor, como hemos oído; no hay nadie como tú, no hay Dios fuera de ti.

Is 40, 25: ¿A quién podéis compararme, / que me asemeje? / – dice del Santo –,

Is 44, 6: Así dice el Señor, Rey de Israel, / su redentor, el Señor de los ejércitos; / Yo soy el primero y yo soy el último; / fuera de mí no hay dios.

 

Notas exegéticas.

45 Es un oráculo real de entronización, como los de los Sal 2 y 110. Ciro es llamado ·por su nombre· y recibe el título de “Ungido” de Yahvé”, que estaba reservado a los reyes de Israel, y se convirtió en título del rey salvador esperado. La paradoja se da en que este título se da aquí a un soberano extranjero que no conocía a Yahvé. Este oráculo es extrañamente paralelo a un texto babilónico, el “cilindro de Ciro”, en el que Marduc, que no es un dios persa, ha “nombrado el nombre de Ciro y le ha llamado al dominio sobre toda la tierra”. Este texto, redactado por los sacerdotes de Babilonia, fue escrito, como el oráculo del Segundo Isaías, en el momento de la marcha victoriosa de Ciro, el 538.

45 1 (a) La unción con aceite era el signo de la penetración del Espíritu de Dios, que investía a una persona para una misión: el rey (2 S 5, 3), el sacerdote (Ex 29, 7) o el profeta (1 R 19, 16; Is 61, 1). Aquí domina la acepción real y se aplica evidentemente al persa Ciro.

45 1 (b) Lit. “desceñiré los riñones de los reyes”, comparar 1 R 20 11, y la fórmula inversa “ceñir sus riñones”: “ceñir su espada”.

 

 Salmo responsorial

Salmo 96 (95), 1. 3.4.-4.7-10b

 

Cantad al Señor un cántico nuevo,

cantad al Señor, toda la tierra.

Contad a los pueblos su gloria,

sus maravillas a todas las naciones. R/.

Porque es grande el Señor,

y muy digno de alabanza,

más temible que todos los dioses.

Pues los dioses de los gentiles no son nada,

mientras que el Señor ha hecho el cielo. R/.

 

Familias de los pueblos, aclamad al Señor,

aclamad la gloria y el poder del Señor;

aclamad la gloria del nombre del Señor,

entrad en sus atrios trayéndole ofrendas. R/.

 

Postraos ante el Señor en el atrio sagrado,

tiemble en su presencia la tierra toda.

Decid a los pueblos: “El Señor es rey:

él gobierna a los pueblos rectamente”. R/.

 

Textos paralelos.

 ¡Cantad a Yahvé un nuevo canto!

1 Cro 16, 23-33: Cantad al Señor la tierra entera, / pregonad día tras día su victoria. / Contad a los pueblos su gloria / sus maravillas a todas las naciones; / porque es grande el Señor y muy digno de alabanza; / más temible que todos los dioses. / Pues los dioses de los paganos son apariencia, / mientras que el Señor hizo los cielos; / honor y majestad están en su presencia, / fuerza y belleza en su santuario. / Tributad al Señor, familias de los pueblos, / tributad al Señor la gloria de su nombre, / entrad en sus atrios trayéndole ofrendas; / postraos ante el Señor en el atrio sagrado, / tiemble en su presencia la tierra entera. / Él afianzó el orbe y no vacilará. / Alégrense los cielos, goce la tierra, / y digan los pueblos: “El Señor es rey”. / Retumbe el mar y cuanto hay en ella, / aclamen los árboles silvestres / delante del Señor, que ya llega, / ya llega a regir la tierra.

Sal 98, 1: Cantad al Señor un cántico nuevo / porque ha hecho maravillas; / su diestra le ha dado la victoria, / su santo brazo.

Confiad su gloria a las naciones.

Sal 98, 2: El Señor da a conocer su victoria, / revela su justicia a la vissta de los pueblos.

Sal 105, 1: Dad gracias al Señor, invocad su nombre, / informad de sus hazañas a los pueblos.

Pues grande es Yahvé.

Sal 48, 2: ¡Grande es el Señor! y muy digno de alabanza / en la ciudad de nuestro Dios.

Sal 145, 5: Alaban ellos tu gloria y majestad / y yo medito tus maravillas.

Tributad a Yahvé, familias de los pueblos.

Sal 29, 1: Hijos de Dios, aclamad al Señor / aclamad la gloria y el poder del Señor.

Postraos ante Yahvé en el atrio sagrado.

Sal 29, 2: Aclamad la gloria del nombre del Señor, / postraos ante el Señor en el atrio sagrado.

El orbe está seguro, no vacila.

Sal 93, 1: El Señor reina, de majestad vestido, / el Señor, vestido y ceñido de poder. / Así está firme el orbe y no vacila.

 

Notas exegéticas.

 96 Este himno, que agrupa quizá dos poemas que celebran la realeza divina y el advenimiento del Juez del mundo, se compone de reminiscencias de Salmos y de Isaías. – El orden es distinto en la recesión de 1 Cro 16, 23-33. – El griego añade un título al salmo: “Cántico de David. cuando se construía la casa tras el cautiverio”.

96 8 El poeta sigue el Sal 29, 1-2, cuyo tono universalista acentúa, ver Sal 47, 10; Za 14, 17

 

Segunda lectura.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 1, 1-5b

Pablo, Silvano y Timoteo a la Iglesia de los Tesalonicenses, en Dios Padre y en el Señor Jesucristo. A vosotros, gracia y paz. En todo momento damos gracias a Dios por todos vosotros y os tenemos presentes en nuestras oraciones, pues sin cesar recordamos ante Dios, nuestro Padre, la actividad de vuestra fe, el esfuerzo de vuestro amor y la firmeza de vuestra esperanza en Jesucristo nuestro Señor. Bien sabemos, hermanos amados de Dios, que él os ha elegido, pues cuando os anuncié nuestro evangelio, no fue solo de palabra, sino también con la fuerza del Espíritu Santo y con plena convicción.

 

Textos paralelos.

 Pablo, Silvano y Timoteo a la Iglesia.

2 Ts 1, 1-2: De Pablo, Silvano y Timoteo a la iglesia de Dios Padre y del Señor Jesucristo en Tesalónica: paz y gracia a vosotros. Damos siempre gracias a Dios por todos vosotros.

Rm 1, 1: De Pablo, siervo de Jesús Mesías, llamado a ser apóstol, reservado para anunciar la buena noticia de Dios.

Hch 15, 22: Entonces los apóstoles, los ancianos y la comunidad entera decidieron escoger algunos dirigentes de los hermanos, para enviarlos con Pablo, Bernabé, Judas por sobrenombre Barsabas y Silas.

Hch 16, 1: Así llegó a Derbe y Listra. Había allí un discípulo llamado Timoteo, hijo de madre judía convertida y de padre griego.

En todo momento damos gracias a Dios.

1 Ts 2, 13-14: Por eso también nosotros damos gracias incesantes a Dios, porque, cuando nos escuchasteis la palabra de Dios, la acogisteis, no como palabra humana, sino como realmente es, palabra de Dios, activa en vosotros, los creyentes.

La eficacia de vuestra fe.

1 Co 13, 13: Ahora nos quedan la fe, la esperanza, el amor: estas tres. La más grande de todas es el amor.

1 Ts 5, 8: Nosotros, en cambio, como seres diurnos, permanezcamos sobrios, revestidos de la coraza de la fe y el amor, con el casco de la esperanza de salvación.

Ap 2, 2: Conozco tus obras, tus fatigas, tu paciencia, que no toleras a los malvados, que has sometido a prueba a los que se dicen apóstoles sin serlo y has comprobado que son falsos.

Ya que os fue predicado nuestro Evangelio.

1 Co 2, 4: Mi mensaje y mi proclamación no se apoyaban en palabras sabias y persuasivas, sino en la demostración del poder del Espíritu.

1 Ts 2, 13: Por eso también nosotros damos gracias incesantes a Dios, porque, cuando nos escuchasteis la palabra de Dios, la acogisteis, no como palabra humana, sino realmente es, palabra de Dios, activa en vosotros, los creyentes.

Hch 1, 8: Pero recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que vendrá sobre vosotros, y seréis testigos míos en Jerusalén, Judea y Samaría y hasta el confín del mundo.

 

Notas exegéticas.

1 1 (a) Contrariamente a su costumbre, Pablo no reivindica aquí su título de apóstol, tanto en Tesalónica como en Filipos, su autoridad de apóstol no era discutida, como lo será en Corintio y en Galacia.

1 1 (b) Este término es empleado aquí en el sentido de comunidad cristiana local (ver 1 Co 1, 2).

1 1 (c) Adicción: “de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo”, ver 2 Ts 1, 2.

1 2 Tras el saludo a los destinatarios de sus cartas Pablo tiene por costumbre (salvo en la epístola a los gálatas) dirigir a Dios una acción de gracias. En ella suele expresar su alegría por la acción de Dios en el seno de las comunidades cristianas, y por la forma generosa con la que los nuevos cristianos responden a ella. Aquí la acción de gracias está especialmente desarrollada, pues continua hasta el final del capítulo 3. Para Pablo, es la ocasión propicia para recordar las principales circunstancias de la evangelización de Tesalónica.

1 3 Pablo ve estas tres disposiciones cristianas, 1 Co 13, 13, actuando en la vida d ela Iglesia, y en cada una de ellas subraya una cualidad apropiada para circunstancias difíciles.

1 4 Lit. “conocemos vuestra elección·. En el AT la elección es un privilegio de Israel, llamado por tal motivo el “pueblo elegido”. Dios lo escogió entre los otros pueblos no en virtud de sus propios méritos, sino por pura gracia. Pablo reconoce ahora el mismo privilegio de las comunidades cristianas de origen griego, destinatarias del amor gratuito de Dios Salvador. Ver 2 P 1, 10.

1 5 Var.: “el Evangelio de Dios” o “desde nuestro Dios”. – El evangelio no es solamente la predicación, es toda la economía nueva de la salvación. Gn 1, 6 (b), cuya eficacia asegura el Espíritu.

 

Evangelio.

X Lectura del santo evangelio según san Mateo 22, 15-21

En aquel tiempo, se retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta. Le enviaron algunos discípulos suyos, con unos herodianos, y le dijeron:

-Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad, sin que te importe nadie, porque no te fijas en apariencias. Dinos, pues, qué opinas: ¿es lícito pagar impuesto al Cesar o no?

Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús:

-Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto.

Le presentaron un denario. Él les preguntó:

-¿De quién son esta imagen y esta inscripción?

Le respondieron:

-Del Cesar.

Entonces les replicó:

-Pues dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.

 

Textos paralelos.

 

Mateo

Marcos 12, 13-17:

Lucas 20, 20-26:

En aquel tiempo, se retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta.

Le enviaron algunos discípulos suyos, con unos herodianos, y le dijeron:

 

 

 

 

-Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad, sin que te importe nadie, porque no te fijas en apariencias. Dinos, pues, qué opinas: ¿es lícito pagar impuesto al Cesar o no?

 

Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús:

-Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto.

 

Le presentaron un denario. Él les preguntó:

-¿De quién son esta imagen y esta inscripción?

 

Le respondieron:

-Del Cesar.

Entonces les replicó:

-Pues dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.

 

 

 

 

Después le enviaron unos fariseos y herodianos para ponerle una trampa con las palabras. Se acercan y le dicen:

 

 

 

-Maestro, nos consta que eres veraz y que no te importan nadie porque no eres partidista, sino que enseñas sinceramente el camino de Dios. ¿Es lícito pagar tributo al Cesar o no? ¿lo pagamos o no?

 

Adivinando su hipocresía, les dijo:

-¿Por qué me tentáis? Traedme un denario, que lo vea.

 

Se lo llevaron y les pregunta:

-¿De quíén es esta imagen y esta inscripción?

 

Le contestan:

-Del Cesar.

Y Jesús replicó:

-Pues dad al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios.

 

 

 

 

Así que, puestos al acecho, le enviaron unos agentes, fingiendo ser gente de bien, para atraparlo en sus palabras y poderlo entregar a la autoridad y jurisdicción del gobernador. Le preguntaron:

 

-Maestro, nos consta que hablas y enseñas rectamente, que no eres parcial, sino que enseñas sinceramente el camino de Dios. ¿Nos es lícito pagar tributo al Cesar o no?

 

 

Adivinando su mala intención, les dijo:

-Enseñadme el denario,

 

 

 

¿de quién lleva la imagen y la inscripción?

 

Le contestan:

-Del César.

Y él les dijo:

-Pues dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Y no lograron atraparlo en sus palabras delante del pueblo, antes admirados de la respuesta, se callaron

Sorprenderle con alguna palabra:

Lc 11, 54: buscando, con insidias, atraparlo en alguna palabra.

Enseñas el camino de Dios con franqueza.

Gn 18, 19: Lo he escogido [a Abrahán] para que instruya a sus hijos, a su casa y sucesores, a mantenerse en el camino del Señor, practicando la justicia y el derecho. Así cumplirá el Señor a Abrahán cuanto le ha prometido.

Sal 25, 9: Encamina con el mandato a los humildes, / enseña a los humildes su camino.

Sal 51, 13: No me arrojes lejos de tu rostro / ni me quites tu santo espíritu.

1 S 16, 7: Pero el Señor le dijo: “No te fijes en las apariencias ni en su buena estatura. Lo rechazo. Porque Dios no ve como los hombres, que ven la apariencia. El Señor ve el corazón”.

Pues lo del César devolvérselo.

Rm 13, 7: Dad a cada uno lo debido: impuesto, contribución, respeto, honor; lo que toque a cada uno.

 

Notas exegéticas Biblia de Jerusalén.

22 16 Partidarios de la dinastía de Herodes, Mc 3, 6, designados para denunciar a la autoridad romana las palabras hostiles al Cesar que esperaban hacer pronunciar a Jesús.

22 17 Además de impuestos indirectos (peajes, aduanas, inumerables tasas), las provincias pagaban al imperio romano un tributo, el mismo para todos los judíos, solo niños y ancianos estaban exentos de él. Era considerado un signo infamante del sometimiento del pueblo a Roma. Los zelotes prohibían pagarlo a sus secuaces.

22 21 Puesto que aceptan prácticamente la autoridad y los beneficios del poder romano, del que esa moneda es símbolo, pueden e incluso deben rendirle el homenaje de su obediencia y de sus bienes, sin perjuicio de lo que por otro lado deben a la autoridad superior de Dios.

 

Notas exegéticas Nuevo Testamento, versión crítica.

15 SE FUERON A… CONSEJO: lit. habiendo ido… consejo tomaron. // VALIÉNDOSE DE [LA] CONVERSACIÓN: lit. en palabra, con palabras, utilizando palabras. Hasta el final, el capítulo es un forcejeo de palabras: representantes de los diversos grupos religiosos, quieren TENDERLE UN LAZO a Jesús – aquí: indisponerlo con la autoridad romana, haciéndolo alinearse con los zelotes (cf. Mc 3, 18), que prohibían pagar tributo a Roma –. A la vez es un muestrario de la sabiduría y el ingenio, la seguridad y la fuerza dialéctica de Jesús, que deja sin argumentos a sus adversarios (cf. vs. 34. 46). Las preguntas de estos, no siempre capciosas, nacen de una responsabilidad; pero, al no querer creer que Jesús es el Enviado de Dios, la responsabilidad se les convierte en culpa; voluntariamente se excluyen del reino de Dios.

16 LOS HERODIANOS. colaboracionistas con el poder romano, eran partidarios de la línea dinástica de Herodes. // LE ENVIARON (lit. en presente histórico o narrativo: le envían)… PARA DECIRLE [LE]: quienes ENVIARON, fueron los fariseos, para que transmitieran su pregunta, como se ve por las formas verbales del texto griego; la frase MAESTRO, SABEMOS QUE…., reproduce lo ensayado previamente, lo que los fariseos habían hecho aprender a los emisarios. // NO TIENES RESPETO HUMANO NINGUNO: lit. no preocupa a ti acerca de (lo que diga) nadie, pues no miras hacia rostro de hombres; mirar a[l] rostro de alguien es un hebraísmo; significa atender a la condición externa o social de las personas, tener acepción de personas. Pensar que Jesús no se deja llevar por parcialidad arbitraria e injusta (FAVORITISMO) dice más de lo que pensaban sus adversarios: no tener favoritismo es modo de actuar típico de Dios. Cf. referencias en Rm 2, 11.

17 El vocablo TRIBUTO es, en griego, kênsos, del latín census. Se trata aquí del TRIBUTO personal (no del impuesto sobre la renta), que representaba más claramente la humillante sumisión de los judíos A[L] EMPERADOR.

18 HIPÓCRITAS: cf. 7, 5.

19 Por el mero hecho de llevar consigo aquella moneda, demostraban su condición de súbditos del emperador; y aparecía más claramente su hipocresía. // UN DENARIO: cf. 18,28.

20 La moneda era, para un judío ortodoxo, blasfema por la imagen (contra el 2º Mandamiento) y por la inscripción, que consideraba a Tiberio hijo del “divino Augusto”.

21 PAGADO: o también: devolved (los intereses; cf. los renteros de 21, 41). La solución no es meramente práctica; es respuesta doctrinal: “Lo de menos es que el emperador exija un tributo que es una moneda, suya al fin y al cabo; lo importante es vuestro tributo personal, vuestra adhesión… ¿a qué señor?. Como Josué (Jos 24, 15-24), Jesús les lanza este desafío en el plano religioso: “¡Elegid hoy a quién queréis servir!”. El que viva en ese plano profundo, como “súbdito” o siervo de Dios, sabrá ser súbdito de la autoridad humana (cf. Rm 13, 7) y adoptará la actitud más cristiana en cada caso concreto.

 

Notas exegéticas desde la Biblia Didajé.

22, 15-22 Cristo es interrogado de nuevo por aquellos que tienen intención de tenderle una trampa, pero él es capaz de dar la vuelta a sus críticas. Los fieles están obligados a someterse a la autoridad civil, que ejerce su autoridad en materia secular para el bien común. Sin embargo, si las exigencias de la autoridad civil van en contra de la ley moral, la dignidad humana, o de una conciencia bien formada, los fieles también tienen la obligación de negarse a obedecer cualquier ley que les haga cómplices en el pecado. Catecismo de la Iglesia Católica 2242, 2419 y 2423.

 

Catecismo de la Iglesia Católica.

2242 No corresponde a los pastores de la Iglesia intervenir directamente en la actividad política y en la organización de la vida social. Esta tarea forma parte de la vocación de los fieles laicos, que actúan por su propia iniciativa con sus conciudadanos. La acción social puede implicar una pluralidad de vías concretas. Deberá atender siempre al bien común y ajustarse al mensaje evangélico y a la enseñanza de la Iglesia. “Corresponde a los fieles laicos animar con su compromiso cristiano las realidades temporales y, en ellas, procurar ser testigos y operadores de paz y de justicia” (Juan Pablo II. Carta encíclica Solicitudo rei socialis, 47. 1988).

2419 “La revelación cristiana nos conduce a una comprensión más profunda de las leyes de la vida social” (C. Vaticano II, Gaudium et spes, 23. 1966). La Iglesia recibe del Evangelio la plena revelación de la verdad del hombre. Cuando cumple la misión de anunciar el Evangelio, enseña al hombre, en nombre de Cristo, su dignidad propia y su vocación a la comunión de las personas; y le descubre las exigencias de la justicia y de la paz, conformes a la sabiduría divina.

2423 La doctrina social de la Iglesia propone principios de reflexión, extrae criterios de juicio, da orientaciones para la acción. Todo sistema según el cual las relaciones sociales deben estar determinadas enteramente por los factores económicos resulta contrario a la naturaleza de la persona humana y de sus actos (Juan Pablo II, Carta encíclica Centessimus annus, 24. 1991).

 

Concilio Vaticano II

[Cristo] reconoció los derechos del poder civil al ordenar dar tributo al Cesar; pero advirtió con claridad que deben respetarse los derechos superiores de Dios: “Dad al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de” Dios (Mt 22, 21).

Dignitatis humanae, 11.

La profunda y veloz transformación del mundo exige con gran urgencia que no exista nadie que, despreocupado del curso de las cosas e indolente en su inercia, se contente con una ética meramente individualista. El deber de justicia y caridad se cumple cada vez más cuando uno, contribuyendo al bien común según su propia capacidad y las necesidades de los otros, además promueve y ayuda a aquellas instituciones, públicas o privadas, que sirven para mejorar las condiciones de vida de los hombres. Hay quienes, profesando opiniones amplias y generosas, sin embargo viven siempre como si no se preocuparan en absoluto de las necesidades de la sociedad. Más aún, muchos, en diferentes países, no estiman las leyes y las normas sociales. No pocos, con diversos fraudes y engaños, no dudan en evitar los impuestos justos u otras obligaciones debidas a la sociedad. Otros estiman poco algunas normas de vida social, por ejemplo las establecidas para proteger la salud, o el código de la circulación, sin darse cuenta de que con semejante negligencia ponen en peligro su vida y la de otros.

Sea para todos algo inviolable considerar y observar las relaciones sociales como uno de los deberes principales del hombre de hoy. Pues cuanto más se unifica el mundo, tanto más abiertamente los deberes del hombre rebasan los grupos particulares y, poco a poco, se extienden por el mundo entero. Esto no puede realizarse si cada hombre y cada grupo no cultivan en sí mismos y difunden en la sociedad las virtudes morales y sociales, de modo que surjan hombres realmente nuevos y artífices de la nueva humanidad, con el auxilio necesario de la gracia divina.

Gaudium et Spes, 30.

 

San Jerónimo.

15.16. Entonces los fariseos se retiraron….: Sometida recientemente a los romanos, bajo César Augusto, cuando tuvo lugar el censo de toda la tierra, Judea había sido hecha tributaria y el pueblo estaba muy dividido. Unos decían que se debía pagar el tributo para tener la seguridad y la paz porque los romanos la aseguraban para todos; los fariseos, por el contrario, que se jactaban de su justicia, sostenían que el pueblo de Dios que pagaba el diezmo, ofrecía las primicias y cumplía las demás prescripciones escritas en la Ley, no debía estar sometido a las leyes humanas. César Augusto había establecido, como rey de los judíos a Herodes, un extranjero y un prosélito, hijo de Antipáter, que estaría encargado de cobrar el tributo y obedecería al poder romano. […] Algunos latinos  [Tertuliano y Filastrio de Brescia] piensan que los herodianos eran los que creían que Herodes era el Cristo, pero esto es ridículo y no lo hemos leído en ninguna parte.

16.17. Maestro, sabemos…: Pregunta lisonjera [aduladora, rae.es] e insidiosa para inducirlo a responder que él teme a Dios más que al César y a decir que no se debe pagar el tributo, a fin de que los herodianos que lo escuchen lo detengan inmediatamente como caudillo de una sedición contra los romanos.

18. Pero Jesús, conociendo…: El primer poder sobrenatural del que les responde es conocer el pensamiento de los que le preguntan y llamarlos no discípulos sino tentadores. Se le llama hipócrita al que es una cosa y simula otra, es decir que hace una cosa y pretende otra con sus palabras.

21. Dad, pues al César…: Por César entendamos no Augusto sino a su hijastro Tiberio [47 a.C.-37 d.C., emperador romano hijo de Tiberio Claudio Nerón y de Livia, sucedió a Augusto el año 14 d.C.], que había sucedido a su padrastro y bajo cuyo gobierno, precisamente, padeció el Señor. Todos los emperadores romanos, a partir de Gayo César que se había apoderado del imperio, fueron llamados Césares. En cuanto a las palabras: Dad al César lo que es del César, quiere decir la moneda, el tributo, el dinero, y a Dios lo que es de Dios: los diezmos, las primicias, oblaciones y víctimas, así como él mismo había pagado el tributo por él y por san Pedro [cf. Mt 17,20] y daba a Dios lo que es de Dios haciendo la voluntad del Padre [Jn 6, 38].

22. Al oír esto quedaron admirados. En lugar de creer como hubieran debido ante tanta sabiduría, se admiraron de que su habilidad para tenderle trampas no hubiera logrado su objeto.

Y dejándolo se fueron, llevándose consigo a la vez incredulidad y asombro.

 

San Agustín.

Reesculpamos mediante el amor a la verdad aquella imagen según la cual fuimos creados, y devolvamos a nuestro César su propia imagen. Esto habéis escuchado en la respuesta del Señor a los judíos que querían tentarle. Mostradme la moneda del tributo, es decir, la imagen y la inscripción. Mostradme lo que tributáis, lo que preparáis, lo que se os exige; enseñádmelo. Le presentaron un denario, y preguntó de quien era la imagen y la inscripción. Le respondieron: Del César (Mt 22, 18-21). También este César busca su imagen. El César no quiere que parezca lo que él ordenó y Dios no quiere que perezca lo que él hizo. El César, hermanos míos, no hizo la moneda; la hacen sus acuñadores; ordena a los artífices que la hagan; lo mandó a sus ministros. La imagen está grabada en la moneda; en ella se halla la imagen del César. Con todo, busca lo que otros imprimieron: atesora, no quiere negarse a sí mismo. La moneda de Cristo es el hombre. En él está la imagen de Cristo, en él el nombre de Cristo, la función de Cristo y los deberes de Cristo.

Sermón 90,10

 

San Juan de Ávila.

3. Estos herodianos, dicen algunos que eran gente de la justicia, pero no parece que llevan camino para gente tan astuta: porque si ellos querían tomar a Cristo a traición, claro está que no le habían de enviar la justicia. Lo que me parece que lleva más camino es que esta gente debía de ser una secta que entonces había.

5. Licet tributum dari Caesari an non? Nosotros somos vasallos del Rey del cielo, conocemos a Dios y vivimos en su ley, y parécenos cosa contra su voluntad pagar tributo a un hombre que adora los ídolos y los palos, y no conoce a Dios. ¿Qué te parece que debemos hacer? Sus mañas. So color de pedirle consejo, iban armados para tomarle la palabra, pareciéndoles que por esta vía no se les podía escapar, porque de cualquier manera que respondiese, según la cuenta que ellos llevaban hecha, habría de qué lo caluniar; porque si dice que paguemos el tributo, achacalle hemos que es contra Dios en decir que paguemos tributo a un infiel; y si dice que no lo paguemos, tomallo ha la gente del emperador y matallo ha, y de esta manera no se podrá por ninguna parte escapar.

6. Propuesta, pues, al Señor la cuestión, responde: Hipóquitas, hombres fingidos, ¿por qué me tentáis? ¿Por qué no venís a mis sermones con corazones sencillos? ¿Para qué os aprovecha la doctrina? ¿Por qué os llamáis discípulos de quien no queréis tener por maestro ni seguís su parecer ni consejo?

Responden: Del César, que es ésta la moneda que corre y con la que compramos que comer.

- Pues, si la moneda es de César y con ella compráis lo que habéis menester, ya os profesáis por vasallo del césar, y no es contra razón que le reconozcáis vasallaje y le paguéis tributo en reconocimiento de él. Id, pues, y pagad a César lo que es de César y a Dios lo que es de Dios, que no contradice servir con el cuerpo al rey y con el ánima a Dios. Ansí que el conocimiento, el amor, la esperanza, etc., dadlo a Dios y lo demás dadlo al César. Y de esta manera fueron los malaventurados confundidos, sin saber que responder (cf. Mt 22, 16-22). Haec est littera sancti evangelii.

26. Domingo 22 después de Pentecostés. O.C. III. Pg. 308-310

 

San Oscar Romero. Homilía.  

El Papa es grande, porque Dios lo ha escogido para ser su Vicario en la tierra. Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Tú eres la piedra de consistencia en la cual toma unidad y estilo la Iglesia que Yo, Cristo, construyo. No la construye el Papa ni los Obispos, no somos más que los humildes peones del gran artífice de la Iglesia. Construiré mi Iglesia y si las puertas del infierno y de la muerte no prevalecen, no es porque descanse en los hombros frágiles que apenas pueden soportar un mes la tremenda carga, sino porque ese símbolo del Papa está sostenido por lo que es vida eterna, lo inmortal., lo santo, lo divino: Cristo, Nuestro Señor. Y esto es lo que hace grande a Juan Pablo, como a los últimos Pontífices tan santos y tan cristianos: Ser cristiano y tratar de traducirse en instrumento del. cristianismo para el mundo, hablar de Cristo. Porque Juan Pablo, podía decirse de él lo que el Evangelio de San Juan dice del primer Juan cristiano: "No era él la luz, pero vino a señalar la luz". Y si Juan Pablo encendió una lámpara que iluminó toda la noche en que murió y que amaneció iluminando el día de la historia y esa luz es la luz de Cristo -la luz de Cristo, la luz de la Iglesia- es porque señaló los caminos de la verdad Iglesia. Dicen que murió con el libro de La Imitación de Cristo y que, mientras leía, la luz quedó encendida y en sus manos el librito del Kempis, La Imitación de Cristo.

Homilía 22 de octubre de 1978.

 

Papa Francisco. Ángelus. 18 de octubre de 2020.

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El Evangelio de este domingo (cfr. Mt 22,15-21) nos muestra a Jesús afrontando la hipocresía de sus adversarios. Ellos le hacen muchos cumplidos al principio, muchos cumplidos, pero a continuación le plantean una pregunta insidiosa para ponerlo en una situación difícil y desacreditarlo ante el pueblo.

Le preguntan: «¿Es lícito pagar tributo —es decir pagar los impuestos— al César, o no?» (v. 17). En aquel tiempo, en Palestina, el dominio del imperio romano era mal tolerado —y se comprende, ¡eran invasores!—, también por motivos religiosos. Para la población, el culto al emperador, subrayado incluso por su imagen en las monedas, era una injuria al Dios de Israel. Los interlocutores de Jesús están convencidos de que no existen más respuestas a su pregunta: o “sí” o “no”. Estaban esperando, precisamente porque con esta pregunta estaban seguros de acorralar a Jesús y hacerlo caer en su trampa. Pero Él conoce su malicia y se libra de la trampa. Les pide que le muestren la moneda del tributo —la moneda de los impuestos—, la toma en sus manos y pregunta de quién es la imagen impresa. Ellos responden que es del César, es decir, del emperador. Entonces Jesús replica: «Pues dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios» (v. 21).

Y con esta respuesta, Jesús se sitúa por encima de la polémica. Jesús siempre más allá. Por una parte, reconoce que se debe pagar el tributo al César —también nosotros: hay que pagar los impuestos—, porque la imagen sobre la moneda es la suya; pero, sobre todo, recuerda que cada persona lleva en sí otra imagen —la llevamos en el corazón, en el alma—, la de Dios, y por tanto es a Él, y solo a Él, a quien cada uno debe la propia existencia, la propia vida.

En esta sentencia de Jesús no solo se encuentra el criterio para la distinción entre la esfera política y la religiosa, sino que de ella también emergen orientaciones claras para la misión de los creyentes de todos los tiempos, incluidos nosotros hoy. Pagar los impuestos es un deber de los ciudadanos, así como cumplir las leyes justas del Estado. Al mismo tiempo, es necesario afirmar la primacía de Dios en la vida humana y en la historia, respetando el derecho de Dios sobre todo lo que le pertenece.

De aquí deriva la misión de la Iglesia y de los cristianos: hablar de Dios y testimoniarlo a los hombres y a las mujeres del propio tiempo. Cada uno de nosotros, por el Bautismo, está llamado a ser presencia viva en la sociedad, animándola con el Evangelio y con la savia vital del Espíritu Santo. Se trata de esforzarse con humildad y con valor, dando la propia contribución a la edificación de la civilización del amor, en la que reinan la justicia y la fraternidad.

Que María Santísima nos ayude a todos a huir de cualquier hipocresía y a ser ciudadanos honestos y constructivos. Y que nos sostenga a nosotros, discípulos de Cristo, en la misión de testimoniar que Dios es el centro y el sentido de la vida.

 

Papa Francisco. Ángelus. 22 de octubre de 2017.

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El Evangelio de este domingo (Mateo 22, 15-21) nos presenta un nuevo cara a cara con Jesús y sus opositores. El tema afrontado es el del tributo al César: una cuestión «espinosa», acerca de la legalidad o no de pagar los impuestos al emperador de Roma, al que estaba sometida Palestina en el tiempo de Jesús. Las posiciones eran diversas. Por lo tanto, la pregunta que hicieron los fariseos: «¿Es lícito pagar tributo al César o no?» (v. 17) constituye una trampa para el Maestro. De hecho, según cómo hubiera respondido, podría haber sido acusado de estar a favor o en contra de Roma.

Pero Jesús, también en este caso, responde con calma y aprovecha la pregunta maliciosa para dar una enseñanza importante, elevándose por encima de la polémica y de las formaciones opuestas. Dice a los fariseos: «Mostradme la moneda del tributo». Estos le presentan el dinero y Jesús, observando la moneda, pregunta: «¿De quién es esta imagen y la inscripción?». Los fariseos solo pueden responder: «De César». Entonces Jesús concluye: «Dad entonces al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios» (cf v. 19-21). Por un lado, al insinuar devolver al emperador lo que le pertenece, Jesús declara que pagar el impuesto no es un acto de idolatría, sino un acto debido a la autoridad terrenal; por el otro —y es aquí donde Jesús da el «golpe maestro»— reclamando el primado de Dios, pide que se le rinda lo que le espera como Señor de la vida del hombre y de la historia.

La referencia a la imagen de César, incisa en la moneda, dice que es justo sentirse ciudadanos del Estado de pleno título —con derechos y deberes—; pero simbólicamente hace pensar en otra imagen que está impresa en cada hombre: la imagen de Dios. Él es el Señor de todo y nosotros, que hemos sido creados «a su imagen» le pertenecemos ante todo a Él. Jesús planteó, a partir de la pregunta hecha por los fariseos, una interrogación más radical y vital para cada uno de nosotros, una interrogación que podemos hacernos: ¿a quién pertenezco yo? ¿A la familia, a la ciudad, a los amigos, a la escuela, al trabajo, a la política, al Estado? Sí, claro. Pero antes que nada —nos recuerda Jesús— tú perteneces a Dios. Esta es la pertenencia fundamental. Es Él quien te ha dado todo lo que eres y tienes. Y por lo tanto, nuestra vida, día a día, podemos y debemos vivirla en el reconocimiento de nuestra pertenencia fundamental y en el reconocimiento de corazón hacia nuestro Padre, que crea a cada uno de nosotros de forma singular, irrepetible, pero siempre según la imagen de su Hijo amado, Jesús. Es un misterio admirable. El cristiano está llamado a comprometerse concretamente con las realidades humanas y sociales sin contraponer «Dios» y «César»; contraponer a Dios y al César sería una actitud fundamentalista. El cristiano está llamado a comprometerse concretamente en las realidades terrenales, pero iluminándolas con la luz que viene de Dios. El confiarse de forma prioritaria a Dios y la esperanza en Él no comportan una huida de la realidad, sino restituir laboriosamente a Dios aquello que le pertenece. Por eso el creyente mira a la realidad futura, la de Dios, para vivir la vida terrenal con plenitud y responder con coraje a sus desafíos.

Que la Virgen María nos ayude a vivir siempre en conformidad con la imagen de Dios que llevamos en nosotros, dentro, dando también nuestra contribución a la construcción de la ciudad terrenal.

 

Homilía Chat GPT (Inteligencia Artificial).

La homilía sobre "El Tributo al César" es una reflexión basada en un pasaje del Nuevo Testamento, específicamente en los evangelios de Mateo (22:15-22), Marcos (12:13-17) y Lucas (20:20-26). En esta narrativa, algunos fariseos y herodianos intentan atrapar a Jesús con una pregunta trampa sobre si es lícito o no pagar impuestos al César (el emperador romano).

Jesús responde de manera ingeniosa y profunda, diciendo: "Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios". Esta frase es un recordatorio de la importancia de cumplir con las obligaciones civiles y gubernamentales, pero al mismo tiempo, reconoce que nuestra lealtad final debe estar con Dios.

En una homilía sobre este pasaje, un predicador podría abordar varios puntos clave:

Responsabilidad cívica: Jesús enfatiza la importancia de obedecer las leyes y pagar los impuestos al gobierno, reconociendo la autoridad legítima del César. Esto nos recuerda la importancia de ser ciudadanos responsables y cumplir con nuestras obligaciones cívicas y legales.

Lealtad a Dios: Aunque debemos cumplir con nuestras obligaciones civiles, también debemos recordar que nuestra lealtad final y suprema es hacia Dios. Esto significa que no debemos permitir que ninguna autoridad terrenal nos aleje de nuestro compromiso espiritual y moral.

La imagen de Dios: Cuando Jesús dice "dad a Dios lo que es de Dios", nos recuerda que todos llevamos la imagen de Dios en nosotros, y debemos dar a Dios nuestra devoción, amor y adoración. Esto implica obedecer sus mandamientos y vivir una vida conforme a sus enseñanzas.

Sabiduría y discernimiento: La respuesta de Jesús muestra su sabiduría y discernimiento al evitar la trampa de los fariseos y herodianos. Nos enseña a abordar las situaciones difíciles con inteligencia y claridad, sin caer en provocaciones o trampas.

Equilibrio entre lo secular y lo espiritual: Este pasaje también resalta la importancia de encontrar un equilibrio entre nuestras responsabilidades seculares y espirituales. Debemos ser ciudadanos responsables y, al mismo tiempo, mantener nuestra conexión con Dios.

En resumen, la homilía sobre "El Tributo al César" es una oportunidad para reflexionar sobre la responsabilidad cívica, la lealtad a Dios y la sabiduría en la toma de decisiones en nuestras vidas. Nos recuerda que debemos vivir en el mundo, pero no ser del mundo, manteniendo un equilibrio entre nuestras obligaciones terrenales y espirituales.

 

Francisco. Catequesis. La pasión por la evangelización: el celo apostólico del creyente. 22. Santa Josefina Bakhita: testigo de la fuerza transformadora del perdón de Cristo. 11 de octubre de 2023.

 

¡Queridos hermanos y hermanas, buenos días!

En el camino de catequesis sobre el celo apostólico -estamos reflexionando sobre el celo apostólico -, hoy nos dejamos inspirar por el testimonio de santa Josefina Bakhita, una santa sudanesa. Lamentablemente desde hace meses Sudán está desgarrado por un terrible conflicto armado del que hoy se habla poco; rezamos por el pueblo sudanés, ¡para que pueda vivir en paz! Pero la fama de santa Bakhita ha superado todas las fronteras y ha alcanzado a todos aquellos a los que se les rechaza identidad y dignidad.

Nacida en Darfur – ¡el martirizado Darfur! – en 1869, fue secuestrada de su familia cuando tenía siete años y esclavizada. Sus secuestradores la llamaron “Bakhita”, que significa “afortunada”. Pasó a través de ocho dueños – uno vendía al otro... Los sufrimientos físicos y morales de los que fue víctima de pequeña la dejaron sin identidad. Sufrió malicias y violencias: en el cuerpo llevaba más de cien cicatrices. Pero ella misma testimonió: “Como esclava no me desesperé nunca, porque sentía una fuerza misteriosa que me sostenía”.

Ante esto yo me pregunto: ¿cuál es el secreto de santa Bakhita? Sabemos que a menudo la persona herida a su vez hiere; el oprimido se convierte fácilmente en opresor. Sin embargo, la vocación de los oprimidos es la de liberarse a sí mismo y de los opresores convirtiéndose en restauradores de humanidad. Solo en la debilidad de los opresores se puede revelar la fuerza del amor de Dios que libera a ambos. Santa Bakhita expresa muy bien esta verdad. Un día su tutor le regala un pequeño crucifijo, y ella, que nunca había poseído nada, lo conserva como un tesoro celoso. Mirándolo experimenta una liberación interior porque se siente comprendida y amada y por tanto capaz de comprender y amar: esto es el inicio. Se siente comprendida, se siente amada, como consecuencia capaz de comprender y amar a los otros. De hecho, ella dirá: “El amor de Dios siempre me ha acompañado de forma misteriosa… El Señor me ha querido mucho: es necesario querer a todos… ¡Es necesario compadecer!”. Esta es el alma de Bakhita. Ciertamente, com-padecer significa padecer con las víctimas de tanta inhumanidad presente en el mundo, y también compadecer a quien comete errores e injusticias, no justificando, sino humanizando. Esta es la caricia que ella nos enseña: humanizar. Cuando entramos en la lógica de la lucha, de la división entre nosotros, de los malos sentimientos, uno contra otro, perdemos la humanidad. Y muchas veces pensamos que necesitamos humanidad, de ser más humano. Y este es el trabajo que nos enseña santa Bakhita: humanizar, humanizarnos a nosotros mismos y humanizar a los otros.

Santa Bakhita, se hace cristiana, es transformada por las palabras de Cristo que meditaba cotidianamente: «Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen» (Lc 23,34). Por esto decía: “Si Judas hubiera pedido perdón a Jesús también él habría encontrado misericordia”. Podemos decir que la vida de santa Bakhita se ha convertido en una parábola existencial del perdón. Qué bonito decir de una persona “ha sido capaz, ha sido capaz de perdonar siempre”. Y ella fue capaz de hacerlo siempre, es más: su vida es una parábola existencial del perdón. Perdonar porque después nosotros seremos perdonados. No olvidar esto: el perdón, que es la caricia de Dios a todos nosotros.

El perdón la hizo libre. El perdón primero recibido a través del amor misericordioso de Dios, y después el perdón dado la ha hecho una mujer libre, alegre, capaz de amar.

Bakhita pudo vivir el servicio no como una esclavitud, sino como expresión del don libre de sí. Y esto es muy importante: hecha sierva involuntariamente – fue vendida como esclava - después ha elegido libremente hacerse sierva, llevar las cargas de los demás sobre sus hombros.

Santa Josefina Bakhita, con su ejemplo, nos indica el camino para ser finalmente libres de nuestras esclavitudes y miedos. Nos ayuda a desenmascarar nuestras hipocresías y nuestros egoísmos, a superar resentimientos y conflictos. Y nos anima siempre.

Queridos hermanos y hermanas, el perdón no quita nada, pero añade - ¿qué añade el perdón? – dignidad: el perdón no te quita nada, sino que añade dignidad a la persona, hace apartar la mirada de uno mismo hacia los otros, para verlos igual de frágiles que nosotros, pero siempre hermanos y hermanas en el Señor. Hermanos y hermanas, el perdón es fuente de un celo que se hace misericordia y llama a una santidad humilde y alegre, como la de santa Bakhita.

 

DOMINGO XXX T. O. 29 de octubre de 2023.

Monición de entrada.-

Dios está donde hay personas que se quieren.

Por eso cuando nos queremos entonces queremos a Jesús.

Y en la misa hacemos las dos cosas.

Los que estamos aquí queremos mucho a Jesús.

Pero además nos queremos entre nosotros.

Si no fuese así estaríamos engañando a Jesús.

 

Señor, ten piedad.-

Porque decimos que queremos a los demás, pero solo de palabra. Señor, ten piedad.

Porque decimos que queremos a los demás, pero siempre hay algún niño que no queremos.  Cristo, ten piedad.

Porque decimos que queremos a los demás, pero hay niños que nos caen mal. Señor, ten piedad.

 

 Peticiones.-

Para que el Espíritu Santo ayude al Papa Francisco y los que están en el sínodo a querer a Jesús y quererse entre ellos. Te lo pedimos, Señor.

Para que la Iglesia sea una familia donde todos nos queramos.  Te lo pedimos, Señor.

Para que no haya personas mayores que se odian. Te lo pedimos, Señor.

Para que entendamos que no se puede querer a Dios si no se quiere a los demás. Te lo pedimos, Señor.

Para que seamos sembradores de amor. Te lo pedimos, Señor.

 

Acción de gracias.-

María, queremos darte las gracias por querernos tanto y ayudarnos a querer a los demás. Te pedimos que nos ayudes a no tener celos ni envidia de otros niños.

 

BIBLIOGRAFÍA.

Sagrada Biblia. Versión oficial de la Conferencia Episcopal Española. BAC. Madrid. 2016.

Biblia de Jerusalén. 5ª edición – 2018. Desclée De Brouwer. Bilbao. 2019.

Nuevo Testamento. Versión crítica sobre el texto original griego de M. Iglesias González. BAC. Madrid. 2017.

Biblia Didajé con comentarios del Catecismo de la Iglesia Católica. BAC. Madrid. 2016.

Catecismo de la Iglesia Católica. Nueva Edición. Asociación de Editores del Catecismo. Barcelona 2020.

La Biblia comentada por los Padres de la Iglesia. Ciudad Nueva. Madrid. 2006.

Pío de Luis, OSA, dr. Comentarios de San Agustín a las lecturas litúrgicas (NT). II. Estudio Agustiniano. Valladolid. 1986.

Jerónimo. Comentario al evangelio de Mateo. Editorial Ciudad Nueva. Madrid. 1999. Pgs. 105-106.

San Juan de Ávila. Obras Completas I. Audi, filia – Pláticas – Tratados. BAC. Madrid. 2015.

San Juan de Ávila. Obras Completas II. Comentarios bíblicos – Tratados de reforma – Tratados y escritos menores. BAC. Madrid. 2013.

San Juan de Ávila. Obras Completas III. Sermones. BAC. Madrid.   2015.

San Juan de Ávila. Obras Completas IV. Epistolario. BAC. Madrid. 2003.

https://www.servicioskoinonia.org/romero/homilias/B/#IRA

www.vatican.va

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