viernes, 30 de octubre de 2009

Todos los Santos. 1 de Noviembre de 2009


PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Apocalipsis 7, 2-4. 9-14 Yo, Juan, vi a otro ángel que subía del oriente llevando el sello del Dios vivo.
Gritó con voz potente a los cuatro ángeles encargados de dañar a la tierra y al mar, diciéndoles: — «No dañéis a la tierra ni al mar ni a los árboles hasta que marquemos en la frente a los siervos de nuestro Dios.»
Oí también el número de los marcados, ciento cuarenta y cuatro mil, de todas las tribus de Israel.
Después de esto apareció en la visión una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua, de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y gritaban con voz potente: — «¡La victoria es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero!»
Y todos los ángeles que estaban alrededor del trono y de los ancianos y de los cuatro vivientes cayeron rostro a tierra ante el trono, y rindieron homenaje a Dios, diciendo: — «Amén. La alabanza y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y el honor y el poder y la fuerza son de nuestro Dios, por los siglos de los siglos. Amén.»
Y uno de los ancianos me dijo: — «Ésos que están vestidos con vestiduras blancas ¿quiénes son y de dónde han venido?»
Yo le respondí: — «Señor mío, tú lo sabrás.»
Él me respondió: — «Éstos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero.



MEDITACIÓN
Siguiendo la interpretación que ofrece Xavier Picaza en el libro Apocalipsis (Verbo Divino), el texto nos presenta a los cuatro ángeles, estos son los poderes cósmicos que dirigen a los cuatro vientos (Borear, Austo, Euro y Cefisc) del Norte, Sur, Éste y Oeste, cuya misión es contener el aire y por tanto matar a los vivientes. Los mártires frenan la destrucción de los verdugos.
La cifra 144.000 equivale a 122 x 1000, representan a las 12 tribus del Nuevo Israel, es decir, los cristianos que llevan el sello de Dios, frente a los que adoran a la bestia. Con ellos aparece la muchedumbre que acompaña al Cordero. Tras la batalla estos son los soldados de Jesús que, habiendo muerto en el martirio, reconocen junto a los seres celestiales (ancianos, ángeles y cuatro vivientes) la victoria del Dios y del Cordero.
Dos momentos y dos grupos representa esta escena. En el primero nos encontramos nosotros, los juniors y cristianos marcados por el bautismo con el sello de Jesús y que expresamos visiblemente al llevar las pañoleta y el crismón. Somos quienes cada día, viviendo el Evangelio y luchando contra la tentación de adorar a la bestia (el pecado) frenamos el avance del mal en el mundo. Y entre los cristianos los hay que dan la vida por Cristo, son los mártires.
El segundo momento ocurrirá al final del mundo y se anticipa en la Eucaristía. Nuestros esfuerzos tienen un horizonte, la victoria de Dios y del Cordero. Esta liturgia de alabanza sucederá al final de los tiempos. Pero en cuanto escatológica (ya...todavía no), se anticipa en la eucaristía, En ella nos unimos a los seres celestiales en el culto victorioso del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Vivimos ya lo que sucederá el Último Día
SALMO



Sal 125, l-2ab. 2cd-3. 4-5. 6 (R/.: 3)


Sal 23, 1-2. 3-4ab. 5-6
R. Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor.Del Señor es la tierra y cuanto la llena,el orbe y todos sus habitantes:él la fundó sobre los mares,él la afianzó sobre los ríos. R/.¿Quién puede subir al monte del Señor?¿Quién puede estar en el recinto sacro?El hombre de manos inocentes y puro corazón, que no confía en los ídolos. R/.Ése recibirá la bendición del Señor, le hará justicia el Dios de salvación.Éste es el grupo que busca al Señor,que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R/.



MEDITACIÓN
4 lecturas.
Con Israel: este salmo del Reino describe laentrada de una procesión en el Templo. Es Dios quien viene a tomar posesión de su palacio y su ciudad. Al aclamarlo Israel lo hacía reinar efectivamente y le profesaba sumisión. Pero, ¿cómo reina Dios? A las puertas del templo se respondía mediante una catequesis: son los comportamientos morales del hombre los que hacen reinar a Dios. ¡Tener un corazón puro, las manos no manchadas de intrigas, el corazón libre de todo ídolo, liberado de todo aquello que no es Dios, leal al prójimo! Así cuandola procesión llega al atrio del templo, se entabla un diálogo entre la muchedumbre que entra y los guardianes del templo que velan por el carácter sagrado de este lugar Santo.
Con Jesús: un día muy próximo a su Pasión Jesús aceptó desempeñar el papel del Rey descrito en este salmo. Partió de Betfagé a varios kilómetros de Jerusalén, aclamado por la muchedumbre, avanzó haica la ciudad y entró hasta el gran recinto del Templo. Fue la entrada Mesiánica del Hijo de David, quien ante Pilato, reivindicó su título: “Yo soy Rey” (Jn 18, 33) y en la inscripción clavada en la cruz se reafirmó, explicitando su verdadero trono real, el Rey de los Judíos es el crucificado que se entrega como Señor y Dios por todos nosotros.
Con nuestro tiempo: el salmo trae a cuento una verdad esencial que Jesús repitió frecuentemente. Dios más que aclamaciones rituales espera de nosotros una rectitud de vida. La conciencia moral es lo primero. Seremos juzgados sobre el amor (Mt 25, 31-46) y no llegarán a la Montaña Santa aquellos que se contenten con decir “Señor, Señor” (Mt 7, 21) sino aquellos que tengan un corazón puro y las manos inocentes. ¿Quién puede estar cerca de Dios? Aquellos que viven guiados por el Amor verdadero.
Con los juniors: a los juniors nos encanta cantar y celebrar nuestra fe: la pequeña capilla del Centro Parroquial o del campamento, un ambiente recogido o en medio de la montaña y levantamos allí la Tienda del Encuentro, el espacio donde nos reunimos para con nuestras guitarras rezar, celebrar y vivir la eucaristía o una oración. Pero cabe preguntarnos ¿con qué actitud entramos en la celebración? Es ésta un momento intenso de vida espiritual vivido al margen de una vida en coherencia con el Evangelio? Reconocemos a Jesús como nuestro Rey y Señor, el centro de todo cuanto realizamos en el movimiento junior, pero ¿y nosotros? ¿Quién puede estar en el recinto sacro?, ¿quién puede participar en una oración? La respuesta es bien clara, los juniors que no se conforman con organizar actividades los sábados por la tarde o convivencias y campamentos, con celebrar los ritos juniors y frecuentemente oraciones y con recibir una buena formación, sino los juniors de manos inocentes y puro corazón, que no confían en los ídolos. Aquellos que viven lo que creen y celebran. ¿Lo somos nosotros? ¿Somos realmente del grupo que busca al Señor?
http://www.mercaba.org/DIESDOMINI/FIESTAS/TODOS%20LOS%20SANTOS/marcotodoslossantos.htm

CARLOS VALLÉS. BUSCO TU ROSTRO.
«Del Señor es la tierra y cuanto la llena, el orbe y todos sus habitantes. ¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en el recinto sacro?».
La visión de tu majestad me llena el alma de reverencia, Señor, y cuando pienso en tu grandeza me abruma el sentido de mi pequeñez y el peso de mi indignidad. ¿Quién soy yo para aparecer ante tu presencia, reclamar tu atención, ser objeto de tu amor? Más me vale guardar distancias y quedarme en mi puesto. Lejos de mí queda tu sagrada montaña, tu intimidad secreta. Me basta contemplar de lejos la cumbre entre las nubes, como tu Pueblo en el desierto contemplaba el Sinaí sin atreverse a acercarse.
Pero, al pensar en tu Pueblo del Antiguo Testamento, pienso también en tu Pueblo del Nuevo. El recuerdo del Sinaí me atrae a la memoria la cercanía de Belén. Los que temían acercarse a Dios se encuentran con que Dios se ha acercado a ellos. Se acabaron las cumbres y las montañas. Ahora es una gruta en los campos, y un pesebre y un niño. Y la sonrisa de su madre al acunarlo entre sus brazos. Dios ha llegado hasta su pueblo.
Te has llegado hasta mí. El don supremo de la intimidad. Andas a mi lado, me tomas de la mano, me permites reclinar la cabeza sobre tu pecho. El milagro de la cercanía, la emoción de la amistad, el triunfo de la unidad. Ya no puedo dejar que mi timidez, mi indignidad o mi pereza nos separen. Ahora he de aprender el arte bello y delicado de vivir junto a ti.
Por eso necesito fe, ánimo y magnanimidad. Necesito la admonición de tu Salmo: «¡Portones, alzad los dinteles, que se alcen las antiguas compuertas: va a entrar el Rey de la Gloria!». Quiero abrir de par en par las puertas de mi corazón para que puedas entrar con la plenitud de tu presencia. Nada ya de falsa humildad, de miedos ocultos, de corteses retrasos. El Rey de la Gloria está a la puerta y pide amistad. Dios llama a mi casa. Mi respuesta ha de ser la alegría, la generosidad, la entrega. Que se me abran las puertas del alma para recibir al huésped de los cielos.
Enséñame a tratar contigo, Señor. Enséñame a combinar la intimidad y el respeto, la amistad y la adoración, la cercanía y el misterio. Enséñame a levantar mis dinteles y abrir mi corazón al mismo tiempo que me arrodillo y me inclino en tu presencia. Ensé-
ñame a no perder de vista nunca a tu majestad ni olvidarme nunca de tu cariño. En una palabra, enséñame la lección de tu Encarnación. Dios y hombre; Señor y amigo; Príncipe y compañero.
¡Bienvenido sea el Rey de la Gloria!
CARLOS VALLÉS. BUSCO TU ROSTRO.
http://www.mercaba.org/DIESDOMINI/T-O/30B/marco_30b.htm



SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 3, 1-3
Queridos hermanos:Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!El mundo no nos conoce porque no le conoció a él.Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.Todo el que tiene esperanza en él se purifica a sí mismo, como él es puro.


MEDITACIÓN
Cuando nos preguntamos sobre la identidad del junior, podemos recurrir al libro de Rasgos e identidad y su definición. Ciertamente, somos lo que allí se indica.
Pero somos mucho más. Cada uno de nosotros cuando cerramos los ojos y nos decimos: “¿Quién soy yo?” podemos responder de muchas maneras: con nuestro nombre, lugar y fecha de nacimiento, cultura a la que pertenecemos, aficiones, estudios, ideas, valores, ideología política,…
Pero somos eso y mucho más, en la profundidad de nuestra persona hay una realidad que lo abarca todo y da sentido a todo cuanto somos: hijos de Dios.
El Padre podía habernos revelado nuestra identidad al morir, cuando nos encontrásemos cara a cara con Él y sin embargo a través de Jesúcristo ya nos ha dicho quienes somos.
Si nuestra vida es relación y la experiencia de encuentro con los demás la va marcando (hijo, hermano, amigo, novio, esposo de…) cuanto más saber que de cara a Dios somos hijos. Esta es nuestra identidad, la que ni siquiera nuestro pecado e infidelidad hacia el Padre puede quitarnos.
Y como juniors estamos llamados a ayudar a los niños a descubrirla y a que vivan como hijos de Dios, aunque el mundo no nos conoce realmente, es incapaz de descubrir la realidad profunda que hay en nosotros: hijos de Dios.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 1-12a
En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles:«Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados.Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra.Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia,porque ellos quedarán saciados.Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios.Dichosos los perseguidos por causa de la justicia,porque de ellos es el reino de los cielos.Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.»

MEDITACIÓN
Estamos llegando al final de este viaje hacia Jerusalén que hemos recorrido con Jesús. El domingo pasado nos invitaba a desprendernos de las riquezas para poder entrar en Jerusalén y compartir su destino.
Entre el fragmento del pasado domingo y éste se encuentra el tercer anuncio de la pasión (Mc 10, 32-34), en él describe con dramatismo los acontecimientos que se avecinan: “entregado a los sumos sacerdotes y escribas, condenarán a muerte, entregarán a los paganos, se burlarán de él, le escupirán, le azotarán y lo matarán” vividos desde la total confianza en la resurrección: “a los tres días resucitará”.
Pero los discípulos siguen en sus esquemas y ambiciones. Tan sólo queda el pasaje del ciego de Jericó para entrar en la Ciudad Santa y en este momento, se acercan Santiago y Juan. A pesar del largo camino en el que ha sembrado la enseñanza del Reino de Dios entendido como total confianza en Dios y pequeñez ante el mundo, ellos han sido incapaces de despojarse de las expectativas y las ambiciones de gloria, exclusivamente humanas. Creen que su Maestro es el Mesías esperado como triunfador y, atestiguàndole su confianza, le piden tener una parte digna de consideración en el Reino que va a restrablecer. Jesús examina a sus aspirantes y les pregunta sobre su disponibilidad para pasar por el camino del sufrimiento, el del Siervo de Yahvé de la Primera Lectura y el del Jesús Sumo y Eterno Sacerdote de la carta a los Hebreos. Éste consiste en beber el cáliz y ser bautizado, es decir, beber la copa de la Pasión y Cruz y sumergirse en las profundas aguas de la muerte y del descenso a los infiernos.
Ellos con ingenioso atrevimiento aceptan. Pero Jesús les recuerda que es un don que sólo Dios puede otorgar gratuítamente.
¿Y quién se hace digno de recibirlo? Se lo explica a los Doce, a quienes el deseo de ser los primeros pone en conflicto y nos lo explica a nosotros: el humilde servicio recíproco, la entrega incondicionada de uno mismo para el bien de los hermanos es lo que nos hace grandes.
Toda una enseñanza de cara al comienzo de curso que nos cura de la ambición de querer ser los primeros en influencia en el barrio o pueblo, de ser apreciados y queridos por los demás. Lo fundamental es vivir la actitud de Cristo, asumiendo la experiencia dura de beber el cáliz y recibir el bautismo.

REVISIÓN DE HECHOS DE VIDA
VER:
En la televisión descubrimos toda clase de personajes y personajillos. Así por la tarde y los fines de semana por la noche las cadenas nos presentan personas cuyo único mérito es vivir de los chismes que se generan entorno a ellos o ellas o que difunden en estos “programas basura”, son los “personajillos”. También las series nos ofrecen modelos de jóvenes con unos valores concretos: la belleza, el sexo, la diversión, el triunfo,… Pero de vez en cuando en la misma televisión y en cine descubrimos personas diferentes, que viven en el anonimato, entregados de lleno a su trabajo y a su familia, sin buscar más recompensa que la satisfacción de hacer algo por los demás. Ellos es verdad que no conceden exclusivas ni presumen de lo que hacen, son los periodistas sensatos quienes los descubren y presentan a la audiencia su testimonio de vida.
JUZGAR:
El Apocalipsis nos presenta tres grupos de personas: los adoradores de la Bestia, los marcados en la frente y los que han lavado sus vestiduras con la sangre del cordero. Los dos últimos son aquellos que viven para los demás, desde unos valores y tomando como referencia en su vida a Dios. El Evangelio también nos los ha presentado, son los realmente felices porque en su pobreza, lágrimas, dificultades e incertidumbres confían en Dios. Los primeros aunque aparentemente triunfan, están condenados al fracaso y la oscuridad de una vida perdida y desaprovechada. Los segundos y terceros aunque sufren y muchas veces son víctimas de los primeros, saben que su meta se encuentra en la liturgia eterna de alabanza y adoración de quien al final vencerá el mal, el que está sentado en el Trono y el Cordero.
ACTUAR.
¿A qué grupo pertenezco yo? ¿cuáles son las aspiraciones de mi vida: el triunfo aunque sea haciendo sufrir a los demás y pisoteándoles o la entrega de mí por los otros? ¿En nuestro Centro Junior asumimos nuestra identidad de elegidos por Dios para alabarle y dar testimonio de otra forma de vivir hasta sufrir si llega el momento la persecución por el Cordero?

ORACIÓN AL COMIENZO DE LA REUNIÓN

AMBIENTACIÓN:
Elementos presentes siempre en las oraciones: cruz de San Damián (Togo), icono de la Virgen María, Biblia, cartel y vela encendida.

Signo de esta semana: luminas encendidas y los nombres de los educadores, consiliarios, padres o niños vinculados al centro junior ya fallecidos.

Preparación: invitamos a recordar a aquellas personas que fueron significativas en nuestra vida o del Centro Junior y que ya han fallecido, pensando en un rasgo de su persona que nos ayudó e hizo mucho bien (entrega, amor a su esposa e hijos, incansable trabajador, persona de oración, confianza en Dios en medio de la enfermedad, alegría,…).

Proclamación del Evangelio: leemos el Evangelio del domingo. Podemos proyectar el powerpoint de este domingo (http://revistaecclesia.com/index.php?option=com_content&task=view&id=1174&mosmsg=%A1Gracias+por+su+voto%21 o http://www.benedictinescat.com/Montserrat/imatges/xtaposwp.jpg
) y entregamos a cada uno de los participantes las bienaventuranzas.

Interiorización: Jesús dirige su palabra a mí aquí y ahora. Lee tres veces el texto. ¿Cuál de las bienaventuranzas es la mía, la que en este momento de mi vida experimento que me va a ayudar? ¿cuál de ellas es la que necesita vivir el equipo de educadores?

Puesta en común: respondemos a la segunda pregunta explicando brevemente por qué la hemos escogido.

Gesto: cada uno toma una lumina, la enciende, en silencio le da las gracias a Dios por esa persona y por aquello que representó para él (“gracias por mi abuelo, me transmitió ternura, bondad y amor a la tierra”) y la deposita entre los nombres.


Oración final: Terminamos rezando el Padrenuestro, fijándonos en la frase “Padrenuestro”.



GUIÓN CELEBRACIÓN
Monición de entrada.
Queridos hermanos y hermanas:
Hoy es un día de fiesta para todos y como no, para los niños que nos preparamos para la primera comunión. Además es un día muy especial porque nos acordamos de todas las personas buenas que han querido mucho a Dios y a los demás: los papás, las mamás, los abuelos y las abuelas, los maestros, las catequistas, los médicos, los sacerdotes, las monjas,… Así hoy miramos al cielo y estamos contentos al saber que ellos desde allí rezan por nosotros.

Acto penitencial.
Recitamos el Yo confieso, pidiendo la intercesión de María y los santos.

Monición al Evangelio.
Era un día de sol y toda la pradera estaba verde y bonita, los niños y los mayores esperaban a Jesús. Él subió a una pequeña montaña y allí dijo las palabras más bellas que se han dicho desde una montaña. Vamos a escucharlas.

Homilía : les mostramos fotografías de personas que ayudan a los demás, pueden ser las ofrecidas en la página siguiente, entre ellas la de Oscar Romero (obispo martirizado en El Salvador) y el Pare Curic (franciscano martirizado en Ruanda). A continuación les preguntamos porque esas personas son buenas. Seguidamente les comentamos los rasgos de las bienaventuranzas, indicándoles como Dios les da a ellas el ser las personas más felices del mundo, aunque no tengan ni “play”, ni “wi”,...


Preces:
Por el Papa, los Obispos, sacerdotes y todos los que formamos la familia de Jesús. Roguemos al Señor.
Por las personas buenas. Roguemos al Señor.
Por las personas que están enfermas. Roguemos al Señor.
Por nuestros padres y madres. Roguemos al Señor.
Por nuestros familiares que se han marchado al cielo.

Gesto:
En el ofertorio ofrecen las fotografías y sobre ellas encienden una llama.


ORACION

Esta mañana, Jesús,delante de la multitud de los humanosvolvemos a repetir las palabrasque Tú dijiste hace dos mil años: Éstos son mi CUERPO y mi Sangre.Los hermanos:de Guinea Ecuatorialtan injustamente maltratados, los del Congoen cruda guerra civil,los niños del Brasil,del Irack,del Afganistán,y los del conflicto entre Gaza e Israel-donde está tu pueblo implicadotodos estos pequeños del mundo sea cuál sea el color de su carne,y todos los que llevan en su corazón el fuego de un amor mayor,son migajas de tu Cuerpoy gotas de tu SANGRE. Esta mañana, Jesús, toma de nuevo el cálizen tus manosy lleno de toda esta multitud, vuelve a decir las palabrasque ya habías pronunciado antes:Éste es mi Cuerpolibrado para vosotrosque hoy se vuelve a ofrecer. Ésta es mi Sangrede la Alianza nueva que hoy se vuelve a derramar.Ésta es la memoriaque os queda de MÍ.
http://www.benedictinescat.com/Montserrat/indexceramcast.html


COMENTARIOS AL EVANGELIO
Como cristianos, apoyados en la fe y sostenidos por la esperanza, vivimos en estos días unas fiestas profundamente populares: el día de los Todos Santos y el de los Fieles Difuntos. Como es tradición, visitamos los cementerios y columbarios. A nuestro corazón vuelve el recuerdo vivo de nuestros familiares y amigos difuntos. Pero debemos cuestionarnos, como creyentes, un tema que es el centro de la celebración de estos días: la resurrección de los muertos.
El libro del Apocalipsis, en una de sus visiones, nos narra la procesión de los resucitados, que será “una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblos y lenguas”. La resurrección es el punto central de nuestra fe: “si Cristo no hubiera resucitado, vana es nuestra fe”, dice san Pablo. Y ante el hecho de la resurrección sólo cabe una actitud de fe y esperanza, lejos de la pura razón de querer descubrir lo que va a ocurrir en el más allá. San Juan nos dice en su carta que “veremos a Dios cara a cara, tal cual es”. En esto consiste la gloria: en ver el Amor definitivo y vivir en Él para siempre. Los santos son aquellos que ya han visto a Dios y que la Iglesia nos propone como modelos a imitar y como intercesores nuestros ante Dios. Hoy, la Iglesia quiere conmemorar a todos los santos; muchos oficialmente canonizados y, muchos más, anónimos.
Los santos son los que han seguido en su vida el programa descrito en las Bienaventuranzas: son pobres, mansos y humildes, han llorado por el amor y sentido hambre por la justicia, conservaron su corazón limpio, lucharon por la paz y, sobre todo, han vivido como “auténticos hijos de Dios”, siguiendo el ejemplo de Jesús y las enseñanzas de su Evangelio.
El Concilio Vaticano II nos dejó una de sus páginas más bellas cuando nos urgió a que “todos estamos llamados a la santidad” (Lumen Gentium cap. V). Un santo obispo, el beato Manuel González nos decía: “bautizado, luego santo”. No sea tímido, atrévase a ser santo: ¡Bienaventurados los que aspiran a ser santos, porque se parecerán a Dios!
Alfonso Crespo, sacerdote
http://www.diocesismalaga.es/index.php?mod=evangelio


SIEMPRE EN EL CORAZÓN DE CRISTO
Hablemos de amor… y de caminos.
Queridos: Hemos oído, como palabra del Señor, la revelación de un gran misterio: “Si Dios está a favor nuestro…”. Esas palabras no expresan una posibilidad entre otras, como si dijesen: “en el caso de que Dios esté a favor nuestro”. Al contrario, expresan una certeza, como si dijesen: “sabemos que Dios está a favor nuestro”. Y esa certeza sostiene la confianza del creyente, su esperanza, su firmeza, su fortaleza.
Si os preguntáis de qué manera está nuestro Dios “a favor nuestro”, no busquéis la respuesta en las ideas religiosas que cada uno pueda tener; buscadla más bien en lo que Dios mismo ha manifestado a todos al darnos a su Hijo Jesucristo.
El apóstol Juan lo contempló así: “Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único para que tenga vida eterna y no perezca ninguno de los que creen en él”.
La fe no nos enseña a decir grandes cosas sobre el amor de Dios, sino que nos lleva a reconocerlo y acogerlo en ese Hijo que se nos ha dado para que tengamos vida y la tengamos en abundancia.
Si tal es el amor que Dios nos tiene, si de esa manera el Señor está a favor nuestro, me pregunto con el apóstol Pablo: “¿Quién estará contra nosotros?” Y la respuesta que se sobreentiende es: Nadie.
Si miramos al Padre del cielo, nos encontramos con la grandeza de su amor, revelado en el don de su Hijo: él no estará nunca contra nosotros.
Si miramos al Hijo de Dios, a Jesucristo nuestro Señor, nos encontramos con la grandeza de su amor, revelado en la entrega de su vida, en el misterio de su muerte, de su resurrección y de su ascensión a los cielos: él no estará nunca contra nosotros.
Queridos: conocéis de cerca, muy de cerca, por haberlo experimentado en vuestra carne, el sentido de las palabras “aflicción, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro, espada”. Conocéis de cerca la soledad, el miedo, la clandestinidad. Muchos de vosotros sabrían describir el olor de la muerte, por haberla sentido al lado durante tiempos interminables. El apóstol, experto como vosotros de sufrimientos y naufragios, se pregunta y nos pregunta: “¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo?” Y la respuesta que se sobreentiende es: Nadie. ¡Nada ni nadie podrá apartarnos del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro!
Vosotros conocéis los caminos de sufrimiento de la humanidad: caminos en el desierto, caminos en la ciudad, caminos en los bosques, caminos en el mar. Vosotros entráis en esos caminos con la esperanza de que os lleven a una tierra mejor, a una mayor libertad, a un mundo más justo. Entráis en esos caminos con la decisión de quien todo lo arriesga por alcanzar una meta, que para muchos de vuestros hermanos ha sido sólo la muerte. Yo no puedo apartaros del riesgo de la vida, no puedo apartaros de vuestros sueños, no puedo protegeros de quienes os entregan a la muerte como si no fueseis sus hermanos. Pero puedo mostraros, entre tantos caminos de sufrimiento sin esperanza, un Camino trazado por quien os ama hasta dar la vida por vosotros, un Camino de esperanza con sufrimiento, un Camino que nunca termina en la muerte, pues el mismo que se ha hecho Camino para nosotros, en también nuestra Vida.
No tengáis miedo. Cristo os ama. Él es vuestro Camino de la Vida. En él viven para siempre todos los hermanos que nos han dejado. Feliz domingo. Feliz camino con Cristo.
+ Fr. Santiago Agrelo Martínez
Arzobispo de Tánger
http://blogs.periodistadigital.com/religiondigital.php/2009/10/29/hablemos-de-amor-y-de-caminos


CREER EN EL CIELO

En esta fiesta cristiana de Todos los Santos, quiero decir cómo entiendo y trato de vivir algunos rasgos de mi fe en la vida eterna. Quienes conocen y siguen a Jesucristo me entenderán.
Creer en el cielo es para mí resistirme a aceptar que la vida de todos y de cada uno de nosotros es solo un pequeño paréntesis entre dos inmensos vacíos. Apoyándome en Jesús, intuyo, presiento, deseo y creo que Dios está conduciendo hacia su verdadera plenitud el deseo de vida, de justicia y de paz que se encierra en la creación y en el corazón da la humanidad.
Creer en el cielo es para mí rebelarme con todas mis fuerzas a que esa inmensa mayoría de hombres, mujeres y niños, que solo han conocido en esta vida miseria, hambre, humillación y sufrimientos, quede enterrada para siempre en el olvido. Confiando en Jesús, creo en una vida donde ya no habrá pobreza ni dolor, nadie estará triste, nadie tendrá que llorar. Por fin podré ver a los que vienen en las pateras llegar a su verdadera patria.
Creer en el cielo es para mí acercarme con esperanza a tantas personas sin salud, enfermos crónicos, minusválidos físicos y psíquicos, personas hundidas en la depresión y la angustia, ansadas de vivir y de luchar. Siguiendo a Jesús, creo que un día conocerán lo que es vivir con paz y salud total. Escucharán las palabras del Padre: Entra para siempre en el gozo de tu Señor.
No me resigno a que Dios sea para siempre un "Dios oculto", del que no podamos conocer jamás su mirada, su ternura y sus abrazos. No me puedo hacer a la idea de no encontrarme nunca con Jesús. No me resigno a que tantos esfuerzos por un mundo más humano y dichoso se pierdan en el vacío. Quiero que un día los últimos sean los primeros y que las prostitutas nos precedan. Quiero conocer a los verdaderos santos de todas las religiones y todos los ateísmos, los que vivieron amando en el anonimato y sin esperar nada.
Un día podremos escuchar estas increíbles palabras que el Apocalipsis pone en boca de Dios: «Al que tenga sed, yo le daré a beber gratis de la fuente de la vida». ¡Gratis! Sin merecerlo. Así saciará Dios la sed de vida que hay en nosotros.



José Antonio Pagola

http://www.acga.es/index.php?option=com_docman&task=doc_view&gid=1241&Itemid=26




SANTOS NIÑOS. BEATOS FRANCISCO Y JACINTA
Sencillos, traviesos, alegres y juguetones, hijos de campesinos pobres, quienes cultivaban unos pedazos de tierra donde plantaban hortalizas y frutas y cuidaban de unas cuantas ovejas que los niños sacaban a pastar por los valles cercanos.
Francisco y Jacinta nacieron el Aljustrel. El primero nació el 11 de Junio de 1908 y su hermana el 11 de Marzo de 1910. Ambos fueron bautizados en la iglesia parroquial de Fátima. Francisco era tranquilo y pacífico. Así cuando en los juegos (las chinas, las prendas, pasar el aro, el botón, la cuerda, la malla, la brisca,…) alguno se empeñaba en negarle sus derechos de ganador, cedía sin resistencia, limitándose a decir: “¿Piensas que has ganado tú? Está bien. Eso no me importa”. Lo que más le entretenía era sentarse en el peñasco más elevado de las montañas y tocar su flauta para cantar. Mientras su hermana y amigos corrían, él se quedaba entretenido allí con su música y sus cantos.
A Jacinta, por otra parte, le gustaba la danza y cuando se enfadaba enmudecía hasta que le dejaban escoger el juego y la pareja con la que quería jugar. Tenía muy buen corazón y el buen Dios le había dotado de un carácter dulce y tierno, que hacía de ella una muchacha amable y atractiva.
Su vida se desarrollaba en un ambiente cristiano. La oración en familia, especialmente el rezo del rosario, formaba parte de la jornada diaria, acompañada por los relatos de las vidas de santos.
Y así transcurría su infancia hasta que un día de la primavera de 1916, cuando los niños se encontraban a las afueras de Aljustrel, junto al pozo de la casa de Lucía, después de haber merendado y rezado el rosario breve vieron acercarse una figura de un joven de unos 14 ó 15 años, más blanco que la nieve, el sol lo hacía transparente, como si fuera de cristal, y de una gran belleza. Ellos se arrodillaron y rezaron.
El tiempo pasó y fueron a pastorear los rebaños a una propiedad de los padres de Lucía. Después de haber merendado fueron a rezar la oración que les había enseñado el ángel, a la gruta que quedaba al otro lado del monte. Allí se les apareció de nuevo el Ángel de la Paz, ofreciéndoles el cuerpo y la sangre de Jesús.
El 13 de Mayo de 1917 se encontraban jugando Lucía, Jacinta y Francisco encima de la pendiente de Cova de Iria. De repente contemplaron un relámpago, los niños huyeron, pero a mitad de la ladera, muy cerca de una encina grande vieron otro relámpago y unos pasos más adelante, sobre un carrasco, una Señora, vestida toda de blanca, más brillante que el sol, irradiando una luz más clara e intensa que un vaso de cristal lleno de agua cristalina. La Señora les habló y pidió que rezasen muchos rosarios. También les preguntó si querían ofrecerse a Dios para soportar muchos sufrimientos por los pecados de las personas y en favor de la conversión de los pecadores.
Ellos aceptaron. La Señora abrió por primera vez las manos comunicándoles una luz muy intensa que llegaba a su alma y se elevó.
Los niños decidieron no dcirlo a nadie, pero Jacinta se lo contó a su madre. Cuando los padres se enteraron no les creyeron, pensando que eran imaginaciones de pequeños. El párroco interrogó a los niños.
El 13 de Junio consiguieron en medio de numerosas dificultades llegar al lugar donde habían visto a la Virgen. Ella legó y les pidió que fuesen el 13 del mes siguiente al mismo lugar, rezasen todos los días el rosario, aprendiesen a leer y les anunció que Jacinta y Francisco irían pronto al cielo.
El 13 de Julio eran ya muchas las personas que se encontraban allí, a ellos se sumaron los periodistas. La Virgen de nuevo pidió rezasen el rosario todos los días para obtener la paz y el fin de la Primera Guerra Mundial y la conversión de Rusia. El 13 de Agosto se encontraban los niños en la cárcel y no pudieron ir al lugar.
El 13 de septiembre les anunció que realizaría el gran milagro y así ocurrió el 13 de Octubre.
Ese día caía una lluvia torrencial. Los niños llegaron al lugar. Allí la Virgen les pidió hiciesen una capilla en honor a quien era la Señora del Rosario, continuasen rezando el rosario todos los días y la guerra iba a finalizar. Tomando un aspecto más triste les dijo: “No ofendan más a Dios Nuestro Señor”. Y abriendo las manos las hizo reflejarse en el sol. Desaparecida en la inmensa lejanía vieron al lado del sol a San José con el Niño y a Nuestra Señora. Seguidamente vieron a Nuestro Señor y a Nuestra Señora. De repente el sol comenzó a dar vueltas sobre sí mismo y a iluminar el firmamento hasta ese momento nublado.
En diciembre de 1918 llegó a lo que los portugueses llamaban la “gripe española” y Francisco enfermó de ella. Después de confesar y recibir a Jesús, el 4 de abril de 1919, con gran alegría marchó al cielo.
Jacinta también enfermó y fue ingresada en el hospital durante los meses de julio y agosto de 1919. Allí sufría complacida y sonriente. Fueron 15 meses de intensos dolores, aceptados con serenidad, en los cuales fue operada sin anestesia para extraerle dos costillas. El 20 de febrero murió, ofreciendo todos sus sufrimientos por la conversión de los pecadores, la paz del mundo y el Papa.
Juan Pablo II beatificó a los dos niños el 13 de Mayo de 2000 en Fátima, ante la presencia de Lucía.
Y ellos nos enseñan a amar mucho a María y preocuparnos de rezar para que las personas malas sea buenas y ayuden a los demás.


CATEQUESIS DEL PAPA
San Bernardo de Claraval
Queridos hermanos y hermanas:
Hoy quiero hablar sobre san Bernardo de Claraval, llamado el "último de los Padres" de la Iglesia, porque en el siglo XII, una vez más, renovó e hizo presente la gran teología de los Padres. No conocemos con detalles los años de su juventud, aunque sabemos que nació en el año 1090 en Fontaines, en Francia, en una familia numerosa y discretamente acomodada. De joven, se entregó al estudio de las llamadas artes liberales —especialmente de la gramática, la retórica y la dialéctica— en la escuela de los canónigos de la iglesia de Saint-Vorles, en Châtillon-sur-Seine, y maduró lentamente la decisión de entrar en la vida religiosa. Alrededor de los veinte años entró en el Císter, una fundación monástica nueva, más ágil respecto de los antiguos y venerables monasterios de entonces y, al mismo tiempo, más rigurosa en la práctica de los consejos evangélicos. Algunos años más tarde, en 1115, san Bernardo fue enviado por san Esteban Harding, tercer abad del Císter, a fundar el monasterio de Claraval (Clairvaux). Allí el joven abad, que tenía sólo 25 años, pudo afinar su propia concepción de la vida monástica, esforzándose por traducirla en la práctica. Mirando la disciplina de otros monasterios, san Bernardo reclamó con decisión la necesidad de una vida sobria y moderada, tanto en la mesa como en la indumentaria y en los edificios monásticos, recomendando la sustentación y la solicitud por los pobres. Entretanto la comunidad de Claraval crecía en número y multiplicaba sus fundaciones.
En esos mismos años, antes de 1130, san Bernardo inició una vasta correspondencia con muchas personas, tanto importantes como de modestas condiciones sociales. A las muchas Cartas de este período hay que añadir numerosos Sermones, así como Sentencias y Tratados. También a esta época se remonta la gran amistad de Bernardo con Guillermo, abad de Saint-Thierry, y con Guillermo de Champeaux, personalidades muy importantes del siglo XII. Desde 1130 en adelante empezó a ocuparse de no pocos y graves asuntos de la Santa Sede y de la Iglesia. Por este motivo tuvo que salir cada vez más a menudo de su monasterio, en ocasiones incluso fuera de Francia. Fundó también algunos monasterios femeninos, y fue protagonista de un notable epistolario con Pedro el Venerable, abad de Cluny, del que hablé el miércoles pasado. Dirigió principalmente sus escritos polémicos contra Abelardo, un gran pensador que inició una nueva forma de hacer teología, introduciendo sobre todo el método dialéctico-filosófico en la construcción del pensamiento teológico.
Otro frente contra el que san Bernardo luchó fue la herejía de los cátaros, que despreciaban la materia y el cuerpo humano, despreciando, en consecuencia, al Creador. Él, en cambio, sintió el deber de defender a los judíos, condenando los rebrotes de antisemitismo cada vez más generalizados. Por este último aspecto de su acción apostólica, algunas decenas de años más tarde, Ephraim, rabino de Bonn, rindió a san Bernardo un vibrante homenaje. En ese mismo periodo el santo abad escribió sus obras más famosas, como los celebérrimos Sermones sobre el Cantar de los cantares. En los últimos años de su vida —su muerte sobrevino en 1153— san Bernardo tuvo que reducir los viajes, aunque sin interrumpirlos del todo. Aprovechó para revisar definitivamente el conjunto de las Cartas, de los Sermones y de los Tratados. Es digno de mención un libro bastante particular, que terminó precisamente en este período, en 1145, cuando un alumno suyo, Bernardo Pignatelli, fue elegido Papa con el nombre de Eugenio III. En esta circunstancia, san Bernardo, en calidad de padre espiritual, escribió a este hijo espiritual suyo el texto De Consideratione, que contiene enseñanzas para poder ser un buen Papa. En este libro, que sigue siendo una lectura conveniente para los Papas de todos los tiempos, san Bernardo no sólo indica cómo ser un buen Papa, sino que también expresa una profunda visión del misterio de la Iglesia y del misterio de Cristo, que desemboca, al final, en la contemplación del misterio de Dios trino y uno: "Debería proseguir la búsqueda de este Dios, al que no se busca suficientemente —escribe el santo abad—, pero quizá se puede buscar mejor y encontrar más fácilmente con la oración que con la discusión. Pongamos, por tanto, aquí término al libro, pero no a la búsqueda" (XIV, 32: PL 182, 808), a estar en camino hacia Dios.
Ahora quiero detenerme sólo en dos aspectos centrales de la rica doctrina de san Bernardo: se refieren a Jesucristo y a María santísima, su Madre. Su solicitud por la íntima y vital participación del cristiano en el amor de Dios en Jesucristo no trae orientaciones nuevas en el estatuto científico de la teología. Pero, de forma más decidida que nunca, el abad de Claraval relaciona al teólogo con el contemplativo y el místico. Sólo Jesús —insiste san Bernardo ante los complejos razonamientos dialécticos de su tiempo—, sólo Jesús es "miel en la boca, cántico en el oído, júbilo en el corazón" (mel in ore, in aure melos, in corde iubilum)". Precisamente de aquí proviene el título, que le atribuye la tradición, de Doctor mellifluus: de hecho, su alabanza de Jesucristo "fluye como la miel". En las intensas batallas entre nominalistas y realistas —dos corrientes filosóficas de la época— el abad de Claraval no se cansa de repetir que sólo hay un nombre que cuenta, el de Jesús Nazareno. "Árido es todo alimento del alma —confiesa— si no se lo rocía con este aceite; insípido, si no se lo sazona con esta sal. Lo que escribes no tiene sabor para mí, si no leo allí a Jesús". Y concluye: "Cuando discutes o hablas, nada tiene sabor para mí, si no siento resonar el nombre de Jesús" (Sermones in Cantica canticorum xv, 6: PL 183, 847). Para san Bernardo, de hecho, el verdadero conocimiento de Dios consiste en la experiencia personal, profunda, de Jesucristo y de su amor. Y esto, queridos hermanos y hermanas, vale para todo cristiano: la fe es ante todo encuentro personal íntimo con Jesús, es hacer experiencia de su cercanía, de su amistad, de su amor, y sólo así se aprende a conocerlo cada vez más, a amarlo y seguirlo cada vez más. ¡Que esto nos suceda a cada uno de nosotros!
En otro célebre Sermón en el domingo dentro de la octava de la Asunción, el santo abad describe en términos apasionados la íntima participación de María en el sacrificio redentor de su Hijo. "¡Oh santa Madre —exclama—, verdaderamente una espada ha traspasado tu alma!... Hasta tal punto la violencia del dolor ha traspasado tu alma, que con razón te podemos llamar más que mártir, porque en ti la participación en la pasión del Hijo superó con mucho en intensidad los sufrimientos físicos del martirio" (14: PL 183, 437-438). San Bernardo no tiene dudas: "per Mariam ad Iesum", a través de María somos llevados a Jesús. Él atestigua con claridad la subordinación de María a Jesús, según los fundamentos de la mariología tradicional. Pero el cuerpo del Sermón documenta también el lugar privilegiado de la Virgen en la economía de la salvación, dada su particularísima participación como Madre (compassio) en el sacrificio del Hijo. Por eso, un siglo y medio después de la muerte de san Bernardo, Dante Alighieri, en el último canto de la Divina Comedia, pondrá en los labios del Doctor melifluo la sublime oración a María: "Virgen Madre, hija de tu Hijo, / humilde y elevada más que cualquier criatura / término fijo de eterno consejo, ..." (Paraíso 33, vv. 1 ss).
Estas reflexiones, características de un enamorado de Jesús y de María como san Bernardo, siguen inspirando hoy de forma saludable no sólo a los teólogos, sino a todos los creyentes. A veces se pretende resolver las cuestiones fundamentales sobre Dios, sobre el hombre y sobre el mundo únicamente con las fuerzas de la razón. San Bernardo, en cambio, sólidamente fundado en la Biblia y en los Padres de la Iglesia, nos recuerda que sin una profunda fe en Dios, alimentada por la oración y por la contemplación, por una relación íntima con el Señor, nuestras reflexiones sobre los misterios divinos corren el riesgo de ser un vano ejercicio intelectual, y pierden su credibilidad. La teología remite a la "ciencia de los santos", a su intuición de los misterios del Dios vivo, a su sabiduría, don del Espíritu Santo, que son punto de referencia del pensamiento teológico. Junto con san Bernardo de Claraval, también nosotros debemos reconocer que el hombre busca mejor y encuentra más fácilmente a Dios "con la oración que con la discusión". Al final, la figura más verdadera del teólogo y de todo evangelizador sigue siendo la del apóstol san Juan, que reclinó su cabeza sobre el corazón del Maestro.
Quiero concluir estas reflexiones sobre san Bernardo con las invocaciones a María que leemos en una bella homilía suya: "En los peligros, en las angustias, en las incertidumbres —dice— piensa en María, invoca a María. Que Ella no se aparte nunca de tus labios, que no se aparte nunca de tu corazón; y para que obtengas la ayuda de su oración, no olvides nunca el ejemplo de su vida. Si la sigues, no puedes desviarte; si la invocas, no puedes desesperar; si piensas en ella, no puedes equivocarte. Si ella te sostiene, no caes; si ella te protege, no tienes que temer; si ella te guía, no te cansas; si ella te es propicia, llegarás a la meta..." (Hom. ii super "Missus est", 17: PL 183, 70-71).



CARTA DE D. CARLOS, ARZ. DE VALENCIA

¿Por qué quiero hablaros de la verdad? Creo que en nuestra cultura actual resulta prioritario vivir y alcanzar la verdad. Naturalmente que para nosotros los cristianos, la verdad la escribimos con mayúsculas, pues es Jesucristo mismo. La expresión del Evangelio de san Juan tiene una actualidad especial para nosotros hoy: “Yo soy la Verdad” (Jn 14, 6). ¡Qué expresión la que pronuncia Nuestro Señor Jesucristo y en la que Él mismo nos dice lo que es Él! Quisiera que entendieseis lo que significa y lo que implica para una persona, adherirse a quien se definió así. Porque Él, la Verdad, nos hace felices y capaces de vivir con los demás desde el amor. Y ello es así porque verdad y amor están íntimamente unidas. Es más, podemos afirmar que separadas, ni hay verdad ni hay amor.
Todo ser humano tiene una exigencia de verdad, quiere encontrarse con la verdad. Hay dos elementos que se relacionan entre sí en la búsqueda y en el encuentro con la verdad: en primer término, la verdad en sí misma que para nosotros los cristianos es Jesucristo y en segundo lugar, el modo en que una persona se prepara para su búsqueda o encuentro con la verdad. Y todo ello, porque la verdad no es solamente cuestión de contenidos o de teoremas filosóficos, la verdad no es una idea y menos una ideología. La verdad posee su estilo, su modo de ser, de afirmarse y de resplandecer. ¡Qué vida más diferente, cuando nos encontramos con Jesucristo, la Verdad!
La Verdad cristiana precisa ciertas condiciones para revelarse y darse a conocer. La Verdad no nace en cualquier parte, nació en Belén de Judá. Podemos decir que no todo contexto es terreno bueno para que florezca la semilla de la Verdad, no todo clima favorece su crecimiento. Aquí viene bien escuchar lo que Jesús nos dice acerca de la semilla del Reino de Dios, la cual es además “la más pequeña de todas las semillas” (Mc 4, 31). Precisamente por esto, necesita particulares atenciones.
El hombre es buscador de la verdad. Todo ser humano desde que viene a este mundo es buscador de la verdad, pero ésta no es externa a él. Como nos dice san Agustín: “No andes vagando fuera de ti, entra dentro de ti mismo, en lo más íntimo de ti habita la verdad” (San Agustín, De vera religión, 39). La cuna de la verdad está en Jesucristo, y Él mismo nos dice como se manifiesta: en el hombre abierto a la relación. Esto es lo que nos pide Jesucristo a nosotros para encontrarnos con la verdad: una relación clara, directa y honda con Él. Una relación que se convierte en comunión. No se hace y se experimenta como fruto de largos, elaborados y solitarios discursos intelectuales, sino que aparece en las vidas que no se cierran en sí mismas, en vidas que no cesan de ser curiosas y dejan interrogarse.
Aquí viene bien traer a la memoria el diálogo de Jesús con la Samaritana. Ella se encuentra con la Verdad, pero no fruto de un discurso, sino fruto de una relación, de un diálogo que se establece entre el Señor y ella. De tal manera que se llega a una situación que cuando ella comprende que la Verdad está en el Señor, es ella misma la que prorrumpe diciendo “dame de ese agua que quita la sed para siempre”. A la Verdad no se accede por propias elucubraciones, ni tampoco por confrontaciones con los demás. A la Verdad accede quien permanece a la escucha en lo más profundo de sí mismo, a la escucha de la vida y de los demás, quien sabe apreciar las palabras que resuenan a su alrededor y quien sabe disponerse a aprender de cualquier otro. A la Verdad se accede cuando un corazón se sabe poner en relación con otro. ¿Qué le sucedió a Zaqueo? ¿Cuándo descubrió la Verdad? Fue en el encuentro con el Señor, en el encuentro con quien dijo “Yo soy la Verdad”. En ese encuentro Zaqueo ve la Verdad y ante la Verdad, decide vivir en verdad.
La Verdad no se puede separar de las que von Baltasar denomina “sus dos hermanas”, es decir, la Bondad y la Belleza. La Verdad forma un todo con ellas, de tal manera que la Verdad se expresa en términos de Bondad y Belleza. ¿No lo descubrimos así en Jesucristo? ¿No es Jesucristo suprema Bondad y suprema Belleza? En una cultura como la nuestra en la que, por sí sola, la verdad no parece tener fuerza convincente, el lenguaje de la belleza y de la bondad puede convertirse en el camino para la contemplación de la verdad. Y es que la belleza y la bondad logran tocar aquellas cuerdas del ánimo humano que permanecen impermeables a un puro y denso razonamiento. ¡Qué fuerza tienen la Verdad, la Belleza y la Bondad! Lo bello y lo bueno, ciertamente atrae, fascina, emociona, rompe los esquemas construidos por esa obsesión por lo útil, por el ansia de hacer. Recordemos como después de la multiplicación de los panes, Jesús hace una pregunta provocadora y los discípulos responden: “¿A quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” (Jn 6, 68).
“Conságralos en la verdad” pide Jesucristo al Padre para sus discípulos. ¿Qué significa esto? Nada menos que esto: haz que su vida entre en comunión conmigo que soy la Verdad, la Bondad y la Belleza. ¡Qué fuerza tiene decir que la verdad no se demuestra, sino que se muestra! ¡Qué hondura tiene saber que la verdad no se divide, sino que se comparte! ¡Qué verdad más grande es decir que lo contrario de la verdad no es sólo la mentira, sino la verdad sin amor! Por eso el Papa Benedicto XVI nos lo ha unido y nos ha dicho: “caritas in veritate”.
En los meses que llevo en la Archidiócesis de Valencia he podido apreciar cómo a través de los siglos el pueblo valenciano ha sabido rodear de particular belleza la devoción eucarística, la devoción al Santo Cáliz, a la Virgen de los Desamparados, a las celebraciones de la Semana Santa, y cómo ha sabido unir esa belleza con la verdad, con la bondad y la caridad de tantas instituciones benéficas y sociales nacidas a su alrededor que han ayudado a los enfermos mentales, a los niños huérfanos, o a los jóvenes con vocación. Verdad, belleza y bondad son realidades que debemos seguir cultivando en estos tiempos de dificultades para tantas familias que precisan, quizás como nunca, que cada uno de nosotros sepamos ofrecerles, como nos enseña Benedicto XVI, caridad en la Verdad.
Con gran afecto, os bendice
+Carlos, Arz. de Valencia.


RESSÓ DE LA PARAULA.
Anava ja alguns dies donant voltes a una frase que per casualitat havia llegit i que pensava tenia molt a veure amb l’objectiu que enguany ens proposem a la diòcesi: la transmissió de la fe. Em vaig alegrar quan, assistint a una pregària preparada per un grup de joves de l’Hospitalitat, a Lourdes, l’havien triada, formant part d’altres frases significatives per a meditar en una estona de silenci. La meva alegria venia de comprovar que els joves l’havien entès. Deia més o menys així:
«L’ocell no canta per a ésser escoltat. Canta perquè té un cant.»
Aplicar el símbol del cant de l’ocell a la transmissió de la fe és oportú i apropiat. Ho aprofitem per a fer un pas endavant en la resposta a la qüestió que ja ens havíem plantejat: «Per què hem de trametre la fe?». Com a primera aproximació hem dit que trametem la fe simplement per amor. Segons l’encíclica de Benet XVI Caritas in Veritate, si no mirem que l’altre arribi a creure, no l’estimem prou, perquè en creure està en joc la seva llibertat i la seva felicitat. Ho diu el Papa a partir d’aquella coneguda frase de sant Pau: «La caritat... troba el goig en la veritat» (1Co 13,6).
Alguns tradueixen en forma personal: «qui estima troba el goig en la veritat». No cal demostrar la relació que hi ha entre l’amor i el goig. L’alegria més profunda ve d’estimar i ésser estimat. Però sembla que l’amor basat en una mentida, un falsejament de la realitat i la veritat de les persones, és el desencís i la frustració més terrible. Així, l’alegria més profunda ve d’estimar i ésser estimat, però en la veritat.
Què vol dir estimar en la veritat? Vol dir estimar (i ésser estimat) no només segons la realitat del que som ja (amb les nostres imperfeccions), sinó també segons el que estem cridats a ser (l’ideal). I l’únic camí per accedir a aquesta veritat de les persones, que fa possible el goig de l’amor, és la fe. Doncs són els ulls de la fe els que ens permeten de conèixer l’altre, la seva realitat i la seva vàlua.
Aleshores, quan l’estimació es recolza en la veritat, l’alegria és completa i la vivència i la transmissió de la fe és com el cant d’un ocell. Més que un reclam, l’ocell canta com una efusió de joia incontenible.
—Així, la transmissió de la fe neix de la joia de creure, o millor, de la joia d’un amor que gaudeix de la veritat creguda.
—Així mateix, més enllà d’un objectiu calculat com pot ser fer que l’altre cregui, la transmissió de la fe és absolutament gratuïta, alhora que viscuda com una necessitat irresistible (1Co 9,16).
—Per això la transmissió de la fe no obeeix a càlculs, és generosa i sobreabundant, com la música dels ocells al bosc, com la llavor del qui sembra (Mt 13,1-9).
La fe vertadera no es pot amagar. Menys encara si aquesta fe suscita i alimenta l’amor. I si aquest amor es deixa portar pel goig de creure, aleshores la transmissió de la fe esdevé un esclat de joia.
† Agustí Cortés Soriano
Bisbe de Sant Feliu de Llobregat
http://www.bisbatsantfeliu.org/mcs/FullDominical/2009/091101_6_44.pdf

SANTOS SACERDOTES: Santo Tomás de Villanueva
SANTOS SACERDOTES: San Juan de Ribera.
Nuestro santo nació en Sevilla, estudiando en Salamanca bajo la guía entre otros de S. Juan de Ávila y Domingo de Soto. Allí se entregó a la piedad, el estudio y el auxilio de los necesitados, llegado a vender cuanto su padre le había entregado para socorrer a los pobres.
En 1557 fue ordenado sacerdote llevando una vida que comenzaba a las 4 de la mañana, tras una hora de oración mental, rezo del oficio parvo de la Virgen María y del oficio divino, tiempo de confesiones, eucaristía, acción de gracias, confesiones y estudio. Después de la comida se entregaba a la atención de los pobres y el rezo del santo rosario.
Su vida fue tan ejemplar que le llevó, previa negativa del mismo, a ser nombrado obispo de Badajoz. Con tan sólo 29 años fue consagrado en Sevilla. En esta diócesis elevó la formación religiosa del pueblo y creó equipos de sacerdotes entregados a la predicación por los pueblos.
El Papa S. Pío V le nombró Patriarca de Antioquia y a los 36 años fue designado Arzobispo de Valencia.
Durante su pontificado en la Archidiócesis su vida estuvo marcada por la humildad, modestia, austeridad, piedad, vida interior, predicación de la Palabra de Dios, opción preferencial por los pobres y preocupación por la formación del clero y del pueblo.
Así realizó 11 visitas pastorales, recorriendo los pueblos, convocó 7 sínodos, fundó el Colegio Corpus Cristhi y trató a los sacerdotes de forma exquisita y delicada, a fin de que se sintiesen acompañados y queridos por su Arzobispo.
El 6 de Enero de 1611 murió, el 18 de Septiembre de 1796 Pío VI lo beatificó y el 12 de Junio de 1960 el beato Juan XXIII le canonizó.
El nos enseñó a amar a Eucaristía y a tener un gran celo pastoral.



APUNTES VOCACIONALES

Beato Manuel González.
Este mes el Seminario Menor ofrece su figura para meditar.
Nació en Sevilla el 25 de Febrero de 1877, fue ordenado sacerdote por el beato Cardenal Marcelo Spinola en 1901, siendo destinado a dar una misióon en Palomares del Río. En 1905 fue enviado como párroco de San Pedro de Huelva, donde atendió a las familias necesitadas y a los niños, para los que fundó escuelas. El 4 de Marzo de 1910 ante un grupo de fieles colaboradoras en su actividad apostólica fundó la Obra para los Sagrarios-Calvario, la Unión Eucarística Reparadora, con el fin de dar una respuesta de amor reparador al amor de Cristo en la Eucaristía, a ejemplo de María Inmaculada, el apóstol san Juan y las Marías que permanecieron fieles junto a Jesús en el Calvario. De allí surgieron numerosas familias entregadas a la adoración eucarística. Benedicto XV le nombró obispo auxiliar de Málaga en 1916 y en 1920 obispo residencial de esta sede, ofreciendo un banquete a los niños pobres, en vez de a las autoridades, quienes con los sacerdotes y seminaristas sirvieron la comida a los tres mil niños. Desterrado de su Diócesis en 1931, fue nombrado obispo de Palencia en 1935, muriendo en 1940. El Papa Juan Pablo II lo beatificó en 2001.

Contexto histórico

Día 1 – ¡Sin sacerdotes!

Texto

¡Sin sacerdotes!. Ese grito que constantemente sale, más que de los labios, del corazón de los que estamos al frente de la Diócesis, expresa esa gran lástima.. que las estadísticas, desgraciadamente ciertas os revela, de hasta qué punto este grito es un hecho tan desconsolador como real.

¿Cómo se puede atender a tantas almas y a tantas necesidades con tan poco clero? Pues de ninguna manera.

Me cuesta cada vez que tengo que mandar desalojar un Sagrario, cerrar una iglesia, porque no tengo cura que la cuide. Se me parte el corazón al contemplar cómo cada día disminuyen las misas, las confesiones, las unciones a los enfermos, las predicaciones, la luz que acompañe y esclarezca los senderos, la sal que preserve de las corrupciones…

Palabra de Dios : Lc 10, 2-9



Día 2 – Causas (I) : Falta espíritu cristiano

Texto

Las causas de que no haya vocaciones son muchas, pero sin duda alguna la secularización, la identidad sacerdotal y los bienes de la iglesia son tres de las que debo señalar.

Fruto de esta sociedad se ha borrado el espíritu cristiano en la vida y en las costumbres de la familia moderna... Es cierto que no todas las familias han llegado a esta secularización absoluta de su vida y costumbres, pero también es cierto que entre este tipo de familia y el tipo de la familia cristiana, que no sólo se goza de dar al Señor las primicias que le pide, sino que con la oración y el ejemplo fomenta la entrega de sus miembros, hay un sinnúmero de familias que viven con mucha mediocridad su vocación.

Palabra de Dios : Ap 3,1-3


Día 3 – Causas (II): Falta identidad sacerdotal

Texto

Un sacerdote para un pueblo cristiano, es un hombre consagrado, con consagración oficial y solemne… de la que participa su palabra, su acción, su estar en medio del pueblo… el sacerdote cada vez que habla como uno más, viste como uno más, aspira y ambiciona como uno más, mira a sus superiores como uno más, se relaciona con sus hermanos como uno más… infringe al espíritu cristiano una derrota. No podemos olvidar que en servir y vivir como sacerdotes está toda la fecundidad y fuerza de la misión que Dios y la Iglesia nos ha encomendado.

Palabra de Dios: Ez 34, 2-8



Día 4 – Causas (III): La falta de compromiso de la comunidad cristiana

Texto

Por último eso que se dice de que el Estado paga el culto y el Clero, hace que la Iglesia se vea privada de los cuantiosos recursos que la piedad cristiana le diera para hacer entre otras, obras de caridad. Los fieles han aflojado y desviado el interés y el conocimiento de sus obligaciones para con su madre la Iglesia tratándola como a rica, desentendiéndose de prestarle su apoyo y dejándola al amparo de una doble pobreza: ¡ser pobre y pasar por rica para no poder contar con nada, ni con la esperanza del auxilio”

Palabra de Dios: Ap 2, 15-22


Día 5 – Respuesta ante la falta de sacerdotes

Texto
“Ante esta gran lástima, nos arranca nuestra fe, por la generosidad de nuestro amor a Dios y a nuestros hermanos y hasta por el espíritu de nuestra vergüenza la necesidad de implicarnos en la promoción, formación y acompañamiento de los Sacerdotes.”

Palabra de Dios Dt 1, 8-12



Día 6 – promover, acompañar y formar…

Texto
Hay que promover, acompañar y formar sacerdotes que vayan sin vacilaciones a esos pueblos que no tienen fe, ni culto, ni pan, ni cariño a los sacerdotes, dispuestos a un a ganarse la vida con el trabajo de sus manos , y a no dejar mientras no vean llenas y rebosantes las casas del Señor y las almas de sus vecinos anegadas en paz y gracia de Dios.

Palabra de Dios I Sam 3,1-10



Día 7 – Oración por las vocaciones

Texto
¡Sacerdotes Apóstoles! La mies es abundante , los operarios son pocos” ese es el problema y la solución está “Rogad, pues, al dueño de la mies que envíe operarios” ¿cómo no va a ser obra de gracia de Dios el envío de operarios a su mies, y por consiguiente obra que hay que realizar orando?

Palabra de Dios Mt 9, 35-38



Día 8 – Todos hemos de facilitar la llegada de nuevos operarios

Texto
Mientras se está pidiendo que vengan o que no se vayan los que vinieron ¿no nos queda nada que hacer para facilitar, preparar, acelerar y perfeccionar el aprendizaje del oficio de operario en la mies del Señor”

Esta misión la tienen que hacer todos, pero especialmente la familia y los sacerdotes… La familia cristiana como fruto maduro que se abre, produciendo nuevas semillas, y los sacerdotes que acojan, cuiden y trasplanten sin miedo esa semilla, y el obispo que poniendo todo el calor de su entusiasmo, todo el cariño de su corazón , todo el ingenio de su celo, todo el esfuerzo de su poder, y sobre esto, todo el influjo de su oración, que aunque de hombre pecador es de un Obispo y sin la cual aquello anterior no es nada… aquí me tenéis confiado en aquel en quien lo puede todo.

Palabra de Dios Jn 4, 35-38

http://www.seminariomenorvalencia.com/
NOTICIAS
REUNIÓN DE CONSILIARIOS
El pasado martes 27 se reunieron en la Sede Diocesana los consiliarios de las Zonas de la Ceba al Vino, Montcabrer, La Marina, La Ribera y La Safor con Fran.
En ella comenzaron rezando en el oratorio. Seguidamente Fran hizo un balance del Proyecto Togo y presentó las nuevas acciones a emprender en los próximos meses de cara a ayudar a crecer este árbol que plantamos el curso pasado. A continuación informó sobre el nuevo trienio, centrado en la vocación y el educador, sobre los cuales girarán los lemas (llamados, acompañados y enviados), teniendo como modelo a María y ofreciendo a los educadores un material nuevo e interactivo.
Finalmente abordaron Compromesos y el Encuentro de Consiliarios.

LA ZONA MONTCABRER
Él Consejo de Zona se reunió el pasado 19 en Cadena Forta. Allí se informó acerca del curso AJ, la reunión del Consejo de Vicaría y las conclusiones de la Asamblea Diocesana. También se abordó la visita del Padre Rafael a la Zona.
El sábado 24 con una oración fue inaugurado el Curso AJ en Flor de Neu. A continuación los alumnos asistieron a la primera clase.
Y el lunes 26 la Secretaría de Formación continuó la preparación del Encuentro de Monitores de FM en La Maiansa de Ontinyent, aprobándose el siguiente precio: 10 euros estancia completa y 5 estancia media.

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