domingo, 5 de abril de 2009

Triduo Pascual: Jueves Santo


Sentido:
Esta misa conmemora la última cena de Jesús y las tres instituciones que realizó en ella: el sacerdocio, la eucaristía y el mandamiento del amor fraterno.
Todo evoca la memoria de la cena pascual que Jesucristo compartió con sus discípulos: el tiempo (al atardecer), las lecturas de la institución de la eucaristía, el discurso final de Jesús y el lavatorio de los pies, la inserción en la plegaria eucarística de las palabras: “el cual hoy, la víspera de parecer por nuestra salvación...”.
Fue precisamente durante esta cena cuando instituyo la eucaristía, que es “sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo de caridad, banquete pascual, en el cual se come a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria venidera”, en palabras del Concilio Vaticano II (Sacrosanctum Concilium 47).
Todo el ambiente está impregnado por el espíritu de gozo profundo e interior que experimentó aquella tarde Jesús. La había esperado con ansia y así lo comparte con sus discípulos: “he deseado ardientemente comer esta pascua con vosotros”. Para los judíos este era el banquete más importante del año, en el que se rememoraba la liberación de Egipto, pero para Jesús la alegría era mucho más profunda, era el gozo del sacrificio total de aquel que da sin calcular los costos. Ya no era un animal el que se sacrificaba, sino el mismo Dios. La liberación no era material sino mucho más, la humanidad iba a ser liberada no de la esclavitud física sino de la espiritual, la esclavitud del pecado que ire y mata al ser humano.
Y este ambiente festivo impregna la misa. Los cantos son alegres, el Gloria se canta o se recita y las vestiduras son blancas. Sólamente se omite el Aleluya para recordarnos que no es todavía el domingo de pascua.
La eucaristía es el memorial del sacrificio de Cristo en la cruz. Existe una íntima relación necesaria entre la misa y el Calvario. Lo que el Señor hace en la última cena y manda hacer a sus discípulos en memoria de él anuncia y anticipa su sacrificio en la cruz.

Elementos de este dia:
Lavatorio de los pies: en tiempos de Jesús era muy corriente lavar los pies a los invitados como signo de hospitalidad. Él se sirve de este gesto para expresar el mensaje del servicio mutuo. La autoridad ha de ejercerse ante todo como forma de servicio. Pero además tiene un significado mucho más profundo. Representa el supremo acto de servicio de Cristo a la humanidad, evoca su entrega total en la cruz. Con este gesto, en el cual, el sacerdote lava los pies, se nos invita a imitar el espíritu de servicio de Cristo en las cosas pequeñas y a seguirlo a lo largo de todo el camino hasta dar la vida por Él.
Colecta: en muchas parroquias se destina a los pobres, expresión de nuestra voluntad de servir a los más necesitados.
Reserva solemne: la presencia de Cristo en la eucaristía, en palabras del papa Pablo VI no es sólo “mientras se etá ofreciendo el sacrificio y se constituye el sacramento, Cristo es verdadero Emmanuel, Dios con nosotros, porque día y noche está entre nosotros, habita en medio de nosotros lleno de gracia y de verdad”. Así el gran amor manifestado por Cristo en la eucaristía permanece en el Monumento. Durante unas horas la Iglesia permanece abierta a fin de poder adorar a Cristo presente en Él. Constituyen estas horas una buena ocasión para profundizar en el misterio que se está celebrando, su entrega total por nosotros, la máxima expresión de amor, de quien no sólo nos dio su vida sino que nos la da constantemente y permanece día y noche junto a nosotros. La comunidad cristiana dedica su atención, contemplativa y adoradora, a ese Cristo que ha querido ser alimento para nosotros y ha pensado darnos en este sacramento su Cuerpo y su Sangre de la cruz.
Hora Santa: en ella recordamos el discurso de sobremesa de Jesús, posterior a la cena, en el cual se despide de sus discípulos, les anuncia el envío del Espíritu Santo, el paráclito (defensor), quien les ayudará en las numerosas dificultades y persecuciones que sufrirán, invitándoles a permanecer unidos a Él como los sarmientos a la vid, hasta que Él vuelva. Concluye con la bellísima oración sacerdotal, en la que Jesús ruega al Padre por cada uno de nosotros. Todo este discurso se encuentra en Juan 13, 31-17, 26. También en esta hora se evoca la oración en el huerto de Getsemaní (Mt 26, 36-46; Mc 14, 32-42; Lc 22, 40-46), respondiendo a la invitación de Jesús: “¿ni una hora has podido velar? (Marcos 14, 37). Constituye un tiempo de intimidad y silencio con Cristo, dejándose empapar por el amor que Él ese día derramó. Es una hora de oración y contemplación, de escucha y acogida de tanto amor que al día siguiente llegará a su culminación con la muerte en cruz.

Lecturas de la misa.

Lectura del libro del Exodo 12,1-8.11-14.
En aquellos días, dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto:
-Este mes será para vosotros el principal de los meses; será para vosotros el primer mes del año. Di a toda la asamblea de Israel: el diez de este mes cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino de casa, hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su parte hasta terminarlo.
Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o cabrito.
Lo guardaréis hasta el día catorce del mes y toda la asamblea de Israel lo matará al atardecer. Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y el dintel de la casa donde lo hayáis comido.
Esa noche comeréis la carne, asada a fuego, y comeréis panes sin fermentar y verduras amargas.
Y lo comeréis así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies; un bastón en la mano; y os lo comeréis a toda prisa, porque es la Pascua, el Paso del Señor.
Yo pasaré esta noche por la tierra de Egipto y heriré a todos los primogénitos del país de Egipto, desde los hombres hasta los ganados, y me tomaré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo, el Señor.
La sangre será vuestra señal en las casas donde habitáis. Cuando yo vea la sangre, pasaré de largo ante vosotros, y no habrá entre vosotros plaga exterminadora, cuando yo hiera al país de Egipto.
Este será un día memorable para vosotros y lo celebraréis como fiesta en honor del Señor, de generación en generación. Decretaréis que sea fiesta para siempre.
Palabra del Señor.


SALMO RESPONSORIAL
Sal 115,12-13. 15-16bc. 17-18

R/. El cáliz que bendecimos
es la comunión de la sangre de Cristo.

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre.

Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
hijo de tu esclava;
rompiste mis cadenas.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos,
en presencia de todo el pueblo.


Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 11,23-26.
Hermanos:
Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido:
Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la Acción de Gracias, lo partió y dijo:
«Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía.»
Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo:
«Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que bebáis, en memoria mía.»
Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.
Palabra del Señor.

Lectura del santo Evangelio según San Juan 13,1-15.
Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.
Estaban cenando (ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara) y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido.
Llegó a Simón Pedro y éste le dijo:
-Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?
Jesús le replicó:
-Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde.
Pedro le dijo:
-No me lavarás los pies jamás.
Jesús le contestó:
-Si no te lavo no tienes nada que ver conmigo.
Simón Pedro le dijo:
-Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza.
Jesús le dijo:
-Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos. (Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios.»)
Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo:
-¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis «El Maestro» y «El Señor», y decís bien porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros: os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis.

Guión para la misa con presencia de niños.
Monición de entrada.
Queridos padres:
Hoy vamos a celebrar una misa muy importante, porque en ella Jesús nos va a ofrecer el regalo que más felices nos hará a nosotros: la eucaristía.
Además en esta misa vamos a comenzar los tres días de la pasión, muerte y resurrección de Jesús, por eso vamos a estar muy atentos y a poner nuestros ojos en los gestos que Él a través del sacerdote va a realizar.

Petición de perdón.
Porque no valoramos lo que significa recibirte cada día en la comunión. Señor, ten piedad.
Porque nos cuesta ayudar a los demás. Cristo, ten piedad.
Porque nos olvidamos de rezar y visitarte en el sagrario. Señor, ten piedad.
Monición a las lecturas.
Las lecturas de hoy nos cuentan la cena de la Pascua de los judíos que recordaba como Dios los había librado de la esclavitud que sufrían en Egipto. San Pablo nos contará lo que Jesús hizo en la última cena y en el Evangelio le veremos haciendo un gesto muy bonito, el mismo que hacían nuestros padres con nosotros, como signo que nos quieren: lava los pies a sus discípulos.

Monición al lavatorio.
Jesús antes de subir a la cruz quiso dejar clara una cosa: creer en Él significa servirle en los demás, arrodillarse ante las personas para ayudarles. En esta tarde, José, el sacerdote que representa a Jesús, va a arrodillarse ante nosotros, los niños de primera comunión, que representamos a todo el pueblo, para lavarnos los pies y mostrarnos así lo que significa ser sacerdote y cristiano. No significa estar por encima de los demás sino ser el criado de todas las personas, amar sirviendo.

Oración de los fieles.
Por la Iglesia: para que cada día nos muestre con su vida lo mucho que Dios nos quiere. Roguemos al Señor.
Por los sacerdotes: para que sigan sirviendo a las parroquias con ilusión y un gran amor a Dios y a las personas. Roguemos al Señor.
Por los ancianos, los enfermos y los pobres, para que no nos olvidemos de ellos. Roguemos al Señor.
Por los niños que pronto tomaremos la Primera Comunión, para que cada día nos esforcemos en querer mucho a Jesús. Roguemos al Señor.
Por todos nosotros, para que estos tres días, nos demos cuenta de lo mucho que Dios nos quiere. Roguemos al Señor.
Ofrendas:
Los niños traen nueve velas y el pan y vino.

Monición al traslado del monumento.
En estos tres años de catequesis, nuestras catequistas, nos han enseñado lo bonito que es conocer y amar a Jesús, estar con él un ratito. Ahora, terminada la misa, los niños que le recibiremos en la Primera Comunión y le acompañaremos el día del Corpus, en la procesión, vamos a acompañarle en la que es la primera procesión del Corpus, la de esta tarde en la Iglesia.
Es un momento para darle gracias a Jesús porque no quiere separarse de nosotros.

No hay comentarios: