viernes, 14 de noviembre de 2008


I Dios de la Ternura.
Día 5º.



Preparo el corazón.


Un paso o dos antes del lugar donde tengo que hacer la meditación, me pondré en pie, alzando el entendimiento hacia arriba, considerando como el Señor nuestro Dios me mira.
No estoy solo, Dios eres quien me miras y escuchas.

Escucho a Dios.


¿Quién de vosotros, si tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en la estepa y va a buscar la que se perdió, hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, se la pone muy contento sobre los hombros. Luego, al llegar a casa, convoca a los amigos y vecinos, y les dice:
-Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido.
Os digo que, de igual modo, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan conversión.
O ¿qué mujer, si tiene diez dracmas y pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca cuidadosamente hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, convoca a las amigas y vecinas, y les dice:
-Alegraos conmigo, porque he hallado la dracma que había perdido.
Os digo, que del mismo modo, habrá mas alegría entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta.
Lucas 15,4-10

Sigo escuchando.


VER: con la imaginación mira las dos escenas, al pastor y a la mujer, buscando la oveja perdida y el dracma o moneda. Pero sobretodo observa y contempla el rostro de ambos. Seguidamente cambia al pastor y la mujer por el rostro de Cristo y contempla el gozo que tiene al encontrar un pecador. Trata de bucear en el corazón de Jesús tan bien retratado en esta parábola, de sentir lo que él siente, compartir la alegría de Jesús, representada en las palabras que dirige el pastor a sus amigos y vecinos y la mujer a sus amigas y vecinas.

JUZGAR: Busca en tu memoria una situación en la que te apartaste de Dios y tuviste conciencia de estar a mal con Él. Lee el texto pensando en ello y pregúntate: ¿cómo se sentía Dios?, ¿cómo te sentías tú? Seguidamente recuerda la vez en que volviste a Dios. Puede ser mediante el sacramento de la reconciliación, o en una convivencia o campamento, también gracias a una oración. Hay momentos en la vida cristiana en los cuales sentimos que regresamos a los brazos de Dios Padre, experimentamos nuestra lejanía y regreso a él y en nuestro corazón hay una gran alegría porque de nuevo estamos cerca de Dios. Recuerda esos momentos y déjate contagiar por la alegría de Jesús. Y finalmente puede ocurrir que sea ahora, en este rato de oración cuando dentro de ti haya un deseo de no volver a apartarte de Dios. Siente la alegría de Jesús.
Como juniors siempre estamos llamados a volver hacia Dios, a reemprender el camino que Él nos marca, escrito en el Evangelio y resumido en nuestra ley y principios de vida juniors.
ACTUAR: háblale con el corazón, dándole gracias porque su mirada no es de condena, sino la mirada del gozo por haberte recuperado y pídele que nunca más permita te separes de Él. Y sobretodo deja espacio de silencio para que el Espíritu sea quien actúe en ti.

Y después...

Repite hoy durante todo el día esta oración: “Soy un hijo de Dios, un hijo amado del Padre”

Texto base tomado de http://www.seminariomenorvalencia.com/

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