lunes, 10 de noviembre de 2008

Taller de Oración. I - Dia 1º





Comenzamos una nueva etapa.


Curso nuevo y el Seminario Menor en su web nos ofrece este guión de oraciones. Atrás quedan las meditaciones del año pasado, inspiradas en los ejercicios espirituales de san Ignacio de Loyola. Espero que te guste y lo más importante, te ayude a orar, como a mí me esta ayudando. Pues en la oración necesitamos la ayuda de Dios y Él nos llega a través de su Palabra, la Biblia.




I Dios de la Ternura.




Preparo el corazón.


Un paso o dos antes del lugar donde tengo que hacer la meditación, me pondré en pie, alzando el entendimiento hacia arriba, considerando como el Señor nuestro Dios me mira.

Escucho a Dios.

Moisés pastoreaba el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote de Madián. Trashumando con el rebaño por el desierto, llegó hasta Horeb, la montaña de Dios.
allí se le pareció el ángel de Yahvé en una llama de fuego, en medio de una zarza. Moisés vio que la zarza ardía, pero no se consumía. Pensó, pues, Moisés:
-Voy a acercarme para ver este extraño caso: por qué no se consume la zarza.
Cuando Yahvé vio que Moisés se acercaba para mirar, le llamó de en medio de la zarza:
-¡Moisés, Moisés!
Él respondió:
-Aquí estoy.
Le dijo:
-No te acerques aquí; quita las sandalias que llevas puestas, porque el lugar que pisas es suelo sagrado.
Y añadió:
Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.
Moisés se cubrió el rostro, porque temía ver a Dios.
Yahvé le dijo:
-He visto la aflicción de mi pueblo en Egipto; he escuchado el clamor ante sus opresores y conozco sus sufrimientos. He bajado para librarlo de la mano de los egipcios y para subirlo de esta tierra a una tierra buena y espaciosa; a una tierra que mana leche y miel, al país de los cananeos, de los hititas, de los amorreos, de los perizitas, de los jivitas y de los jebuseos. El clamor de los israelitas ha llegado hasta mí y he visto la opresión con que los egipcios los afligen. Así que ponte en camino: yo te envío al faraón para que saques a mi pueblo, los israelitas, de Egipto.
Moisés dijo a Dios:
-¿Quién soy yo para ir al faraón y sacar de Egipto a los israelitas?
Dios le respondió:
-Yo estaré contigo, y ésta será al señal de que yo te envío: cuando hayas sacado al pueblo de Egipto daréis culto a Dios en este monte.
Contestó Moisés:
-Si, cuando vaya a los israelitas y les diga: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros, ellos me preguntan: ¿cuál es su nombre?, ¿qué les responderé?
Dijo Dios a Moisés:
-Yo soy el que soy.
Y añadió:
-Esto dirás a los israelitas: Yo soy me ha enviado a vosotros.
Éxodo 3,1-14

Sigo escuchando.
En este relato Dios se dirige a Moisés para encomendarle una misión: liberar al pueblo de la esclavitud.
El sufrimiento de los hebreos, esclavos en Egipto, ha provocado en Dios la compasión. Por este motivo decide actuar y liberarles y para ello se sirve de un hombre, Moisés.
El sufrimiento de la humanidad, el pecado personificado en el faraón, ávido de riquezas y de poder, provoca el dolor en los pobres. Hoy también el sufrimiento de los millones de hombres y mujeres suscita en Dios la compasión y envía personas que estando a su lado les libere de este sufimiento. Durante el siglo XX dos personajes fueron estos profetas: el pastor protestante Martin Luther King y el obispo católico Oscar Romero. A ellos podemos añadir el obispo Helder Camara, la madre Teresa de Calcuta,... y tantos hombres y mujeres que lo dejaron todo para levantar la voz en favor de los que no tienen derechos.
Y a mí, ¿qué me dice el texto?
Personalmente me he detenido en dos frases: Moisés, Moisés y aquí estoy.
Puedes seguir este método:
deja que el silencio llene tu alma,
pídele a Dios te ayude a orar,
lee muy despacio vivenciando,
asumiendo, haciendo tuyas las Palabras,
ante algo que te dice mucho para y repítelo muchas veces,
ante lo leído deja que el Espíritu te evoque.
Como nos decía el padre Manuel Tercero, franciscano, la oración es como el niño que lanza piedras a un estanque tranquilo. La piedra provoca las hondas y se hunde. Y ya está. Así en este tipo de oración, repitiendo en nuestro interior una frase que nos dice mucho, Dios va lanzando las piedras de su palabra, provoca una pequeña honda y va llenando el estanque de nuestro corazón con piedras cálidas.

Y le hablo.

Y si aún te queda tiempo o este texto hoy por lo que sea no te dice nada, reza con el Salmo 16:

Guárdame, oh Dios, que en ti me refugio.

Digo a Yahvé: Tú eres mi Señor,
mi bien, nada hay fuera de ti.
Pero ellos dicen a los santos de la tierra:
¡Magníficos, todo mi gozo en ellos!

Sus ídolos abundan, tras ellos van corriendo.
Pero no les haré libaciones de sangre,
ni mis labios pronunciarán sus nombres.

Yahvé es la parte de mi herencia y mi copa,
tú aseguras mi suerte:
me ha tocado un lote precioso,
me encanta mi heredad.

Bendigo a Yahvé, que me aconseja;
aun de noche me instruye la conciencia;
tengo siempre presente a Yahvé,
con él a mi derecha no vacilo.

Por eso se me alegra el corazón,
sienten regocijo mis entrañas,
todo mi cuerpo descansa tranquilo;
pues no me abandonarás al Seol,
no dejarás a tu amigo ver la fosa.
Me enseñarás el camino de la vida,
me hartarás de gozo en tu presencia,
de dicha perpetua a tu derecha.

Y después...
Durante este día repite, cuando estés solo, caminando,... la frase “Aquí estoy” y trata de percibir el amor de Dios en cada cosa, en la mirada de las personas que amas, en el sol,...

En clave junior:
Como juniors también a nosotros Dios nos llama a liberarnos y liberar a los demás de la esclavitud. Ésta hoy se expresa en una vida sin Dios, sometida a los ídolos del poder, el creer que la felicidad está en las tiendas y en consumir, en vivir a merced de nuestros caprichos.
“En el comienzo de mi juventud voy hacia ti Jesús”. Sitúa esta oración en la escena que has meditado, vas hacia Dios que como a Moisés te llama a ti, que eres joven y no lo tienes muy claro, para que seas su profeta, anuncies a Jesús.
Texto base tomado de http://www.seminariomenorvalencia.com/

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