jueves, 20 de noviembre de 2008

Taller de Oración. II. Día 3º. Nada nos separá del amor de Dios.




Día 3º.




Preparo el corazón.
Un paso o dos antes del lugar donde tengo que hacer la meditación, me pondré en pie, alzando el entendimiento hacia arriba, considerando como el Señor nuestro Dios me mira.
No estoy solo, Dios eres quien me miras y escuchas.

Escucho a Dios.



Por lo demás, sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman, de aquellos que han sido llamados según su designio. Pues Dios predestinó a reproducir la imagen de su Hijo a los que conoció de antemano, para que así fuera su Hijo el primogénito entre muchos hermanos. Y as los que predestinó, también los llamó; y a los que llamó, también los hizo justos: y a los que hizo justos, también los glorificó.
Ante esto, ¿qué podemos decir? Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotros? Si Él no perdonó ni a su propio Hijo (antes bien lo entregó por todos nosotros), ¿cómo no va a darnos con él gratuitamente todas las cosas ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Dios es quien justifica. ¿Quién condenará? ¿Acaso Cristo Jesús, que murió, más aún, que resucitó, que está a la diestra de Dios y que intercede por nosotros?
¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?,¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada? Como dice la Escritura: Por ti nos matan cada día, nos tratan como a ovejas de matadero. Pero en todo esto salimos más que vencedores gracias a aquel que nos amó.
Pues estoy seguro que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni las potestades, ni la altura ni la profundidad, ni cualquier otra criatura podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro.
Rm 8, 28-39

Sigo escuchando.



VER: San Pablo fue una persona que se entregó totalmente al anuncio de Jesús y por ello sufrió azotes, cárcel y todo tipo de sufrimientos. En estas bellísimas líneas de la carta a los romanos resume lo que es el cristiano y por tanto el junior: una persona totalmente unida a Cristo que experimenta el amor de Dios, un amor que está por encima del propio pecado. Es la unión a Cristo la que hace posible pasar por todo tipo de pruebas.

JUZGAR: lee el texto desde tu momento presente. ¿Cómo te encuentras ahora de cara a Dios?, ¿frío, sin ganas de continuar en el junior y la Iglesia?, ¿cansado de que se te rían por ser junior?, ¿dudando acerca de la existencia de Dios?, ¿rebelde ante Dios porque no comprendes sus mandamientos? Dedica unos momentos a revisar tu estado actual: tus sentimientos, tus valores, tus ideas,... Ponte ante Dios y desnúdate ante Él. Dile, mira este soy yo, así, sin ninguna hoja de higuera que cubra tu persona, tal como eres. Después lee el texto, recuerda lo que muchas veces los juniors cantamos: “nada nos separará, nada nos separará del amor de Dios”. Dios nunca se separará de ti. Repite en tu interior alguna frase de las del texto. En mi oración me han ayudado las siguientes: sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman; si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?; ¿quién nos condenará?; ¿quién nos separará del amor de Cristo?; pues en todo esto salimos vencedores gracias al amor a aquel que nos amo.

ACTUAR: es el momento de rezar, puedes escribir una oración, repetir durante unos minutos la frase que más te halla llamado la atención y dejar que repose en tu interior, mirar una imagen de Jesús y permanecer en silencio. Actuar no significa sólo hacer algo, sino en cristiano actuar es dejar que el Espíritu Santo actúe en ti, en tu interior, es ser la roca que deja le acaricien las olas del mar. No se trata tanto de pensar como de amar, eso es lo más importante, amar y amar muchas veces no consiste en hacer sino en dejar que la persona amada te ame, en dejarse amar. Y esto en Dios también, pues no olvides, el amor humano tiene su origen en el Espíritu Santo. Si dos personas se aman es porque tienen dentro el Espíritu que les lleva a dar y entregarse. Los animales, en cuanto no tienen el Espíritu, son incapaces de amar como amamos las personas.


Y después...
En este día, cada vez que te ocurra algo, agradable y especialmente desagradable, repite en tu interior: “todo es para mi bien”

Texto base tomado de http://www.seminariomenorvalencia.com/

No hay comentarios: