jueves, 24 de julio de 2008

Sidney 2008. Misa 20 Julio 2008


CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA PARA LA XXIII JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD
HOMILÍA DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI

Hipódromo de RandwickDomingo, 20 de julio de 2008

1.¿Lo que ocurrió en Pentecostés, cuando por la fuerza del Espíritu, Pedro y los Apóstoles fueron a predicar el Evangelio hasta los confines de la tierra, sigue ocurriendo?
Sí. En cada época y en cada lengua, la Iglesia continúa proclamando en todo el mundo las maravillas de Dios e invita a todas las naciones y pueblos a la fe, a la esperanza y a la vida nueva en Cristo.

2.¿A qué ha ido el Papa a Sidney?
A confirmaros en vuestra fe, jóvenes hermanas y hermanos míos, y a abrir vuestros corazones al poder del Espíritu de Cristo y a la riqueza de sus dones.

3.¿El deseo del Papa?
Oro para que esta gran asamblea, que congrega a jóvenes de todas las naciones de la tierra (Hch 2, 5), se transforme en un nuevo cenáculo. Que el fuego del amor de Dios descienda y llene vuestros corazones para uniros cada vez más al Señor y a su Iglesia y enviaros, como nueva generación de Apóstoles, a llevar a Cristo al mundo.

4.¿Para qué desciende el Espíritu Santo en la misa?
No sólo para transformar nuestros dones del pan y del vino en el Cuerpo y la Sangre del Señor, sino también para transformar nuestras vidas, para hacer de nosotros, con su fuerza, un solo cuerpo y un solo espíritu en Cristo.

5.¿Qué es este poder del Espíritu Santo?
Es el poder de la vida de Dios, del mismo Espíritu que se cernía sobre las aguas en el alba de la creación y que, en la plenitud de los tiempos levantó a Jesús de la muerte; el poder que nos conduce, a nosotros y a nuestro mundo, hacia la llegada del Reino de Dios. Es el alma de la Iglesia, el amor que nos une al Señor y entre nosotros y la luz que abre nuestros ojos para ver las maravillas de la gracia de Dios que nos rodean.

6.¿Dónde hemos tenido experiencia de la presencia y del poder del Espíritu?
En la belleza de la naturaleza y en esta gran asamblea.

7.¿Cómo actúa la fuerza del Espíritu Santo?
A través de la gracia de los Sacramentos de la Iglesia, esta fuerza fluye también en nuestro interior, como un río subterráneo que nutre el espíritu y nos atrae cada vez más cerca de la fuente de nuestra verdadera vida, que es Cristo.

8.¿Dónde debemos permitir entrar al Espíritu Santo?
En la dura costra de nuestra indiferencia, de nuestro cansancio espiritual, de nuestro ciego conformismo con el espíritu de nuestro tiempo.

9.¿Cómo dejarle actuar?
Mediante la oración: la plegaria cotidiana, la privada en la quietud de nuestros corazones y ante el Santísimo Sacramento, y la oración litúrgica en el corazón de la Iglesia. En la potencia de su espíritu Jesús está siempre presente en nuestros corazones, esperando serenamente que nos dispongamos en el silencio junto a Él para sentir su voz, permanecer en su amor y recibir la fuerza que proviene de lo alto, una fuerza que nos permite ser sal y luz para nuestro mundo.

10. ¿Unas preguntas?
Queridos jóvenes, permitidme que os haga una pregunta. ¿Qué dejaréis vosotros a la próxima generación? ¿Estáis construyendo vuestras vidas sobre bases sólidas? ¿Estáis construyendo algo que durará? ¿Estáis viviendo vuestras vidas de modo que dejéis espacio al Espíritu en un mundo que quiere olvidar a Dios, rechazarlo incluso en nombre de un falso concepto de libertad? ¿Cómo estáis usando los dones que se os han dado, la fuerza que el Espíritu Santo está ahora dispuesto a derramar sobre vosotros? ¿Qué herencia dejaréis a los jóvenes que os sucederán? ¿Qué os distinguirá?

11.¿Tiene relación la fuerza del Espíritu con el futuro?
Sí, la fuerza del Espíritu Santo no sólo nos ilumina y nos consuela. Nos encamina hacia el futuro, hacia la venida del Reino de Dios. La efusión del Espíritu de Cristo sobre la humanidad es prenda de esperanza y de liberación contra todo aquello que nos empobrece. Esta fuerza puede crear un mundo nuevo.

12.Esta nueva generación de cristianos ¿a qué está invitada?
A contribuir a la edificación de un mundo en el que la vida sea acogida, respetada y cuidada amorosamente, no rechazada o temida como una amenaza y por ello destruida. Una nueva era en la que el amor no sea ambicioso ni egoísta, sino puro, fiel y sinceramente libre, abierto a los otros, respetuoso de su dignidad, un amor que promueva su bien e irradie gozo y belleza. Una nueva era en la cual la esperanza nos libere de la superficialidad, de la apatía y el egoísmo que degrada nuestras almas y envenena las relaciones humanas.

13.¿Qué nos está pidiendo el Señor?
El Señor os está pidiendo ser profetas de esta nueva era, mensajeros de su amor, capaces de atraer a la gente hacia el Padre y de construir un futuro de esperanza para toda la humanidad.

14.¿Cuál es un problema grave en nuestra sociedad?
En muchas de nuestras sociedades, junto a la prosperidad material, se está expandiendo un desierto espiritual: un vacío interior, un miedo indefinible, un larvado sentido de desesperación. ¡Cuántos de nuestros semejantes han cavado aljibes agrietados y vacíos en una búsqueda desesperada de significado, de ese significado último que sólo puede ofrecer el amor!

15.¿Cuál es el don grande y liberador que el Evangelio lleva consigo?
Él revela nuestra dignidad de hombres y mujeres creados a imagen y semejanza de Dios. Revela la llamada sublime de la humanidad, que es la de encontrar la propia plenitud en el amor. Él revela la verdad sobre el hombre, la verdad sobre la vida.

16.¿La Iglesia necesita de los jóvenes?
Sí, la Iglesia tiene necesidad de renovación, de vuestra fe, vuestro idealismo y vuestra generosidad, para poder ser siempre joven en el Espíritu. La Iglesia tiene especialmente necesidad del don de los jóvenes, de todos los jóvenes. Tiene necesidad de crecer en la fuerza del Espíritu que también ahora os infunde gozo a vosotros, jóvenes, y os anima a servir al Señor con alegría. Abrid vuestro corazón a esta fuerza.

17.¿Qué dice el Papa a los jóvenes llamados a la vida sacerdotal y consagrada?
No tengáis miedo de decir vuestro sí a Jesús, de encontrar vuestra alegría en hacer su voluntad, entregándoos completamente para llegar a la santidad y haciendo uso de vuestros talentos al servicio de los otros.


18.La misa tiene lugar en el marco de las confirmaciones, ¿qué significa recibir este sacramento?
Significa ser sellados con el don del Espíritu y enviados para ser testigos de Cristo; ser marcados indeleblemente, inalterablemente cambiados, ser nuevas criaturas. Para los que han recibido este don, ya nada puede ser lo mismo. Significa estar enardecidos por el amor de Dios. Significa haber sido refrescados por la belleza del designio de Dios para nosotros y para el mundo, y llegar a ser nosotros mismos una fuente de frescor para los otros. Significa no tener miedo de defender a Cristo, dejando que la verdad del Evangelio impregne vuestro modo de ver, pensar y actuar, mientras trabajamos por el triunfo de la civilización del amor.

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