viernes, 3 de octubre de 2008

Escuela de Oración. Semana XVIII. Día 4º


XVIII. 29 de Septiembre de 2008.


Serenarse, ponerse en presencia.
“Al llegar ante el Santísimo, al que se lo debo todo, ante él hago un signo de sumisión, de pobreza, de reconocimiento de su grandeza y de mi pequeñez. Me pongo de rodillas y como aquel que se sabe ante alguien muy importante le agradezco poder estar con él”.

La meditación forma parte de la vida de los monjes y monjas. Ellos, a lo largo del día dedican un tiempo a ella. Si te detienes, durante estos días lo que has realizado han sido meditaciones, es decir, has unido tu mente con tu corazón. Lógicamente no es fácil y por eso necesita sobre todo mucho ejercicio.
Así le ocurrió a un joven, según cuenta Mª Dolores López Guzmán:
Un joven se acercó a su superior y le dijo:
-Padre, se necesitan braceros para la viña del Señor pero no se por dónde comenzar.
El superior le contestó:
-No podrás sembrar los campos si no conoces los colores de la tierra.
Tras un breve silencio continuó:
-La primera actitud es la vigilancia. Los engaños son numerosos y las tentaciones, sagaces. Es preciso mirar constantemente y sopesar los movimientos del corazón, contrastar cada experiencia, atender a la voz de los maestros, reflexionar sobre el sentido de la vida, amar al prójimo y depositar la confianza en el Señor. Así descubrirás el camino. El cultivo del pensamiento y la meditación también son un modo de alabar a Dios.
El joven se retiró a su cuarto y se puso a recapacitar sobre las palabras que había escuchado.

Composición de lugar.
Con la vista imaginativa ver...mirar... contemplar.

Oración preparatoria:
“Señor abre mis ojos para reconocer los engaños de la tentación, sus trampas, que me atraen mucho pero a la vez impiden que sea realmente feliz. Concédeme a la vez reconocer tu estilo de vida. Abre mis ojos Señor, para entender y atreverme a seguir con sinceridad el camino que tu me marques, siguiendo el estilo de vida junior que brota del encuentro contigo y la vivencia del Evangelio”.

El texto.
Por tanto, ad muerte a todo lo terreno que haya en vosotros: fornicación, impureza, pasiones, malos deseos y la codicia, que es una idolatría, todo lo cual atrae la ira de Dios sobre los rebeldes. También vosotros practicasteis eso en otro tiempo, y vivisteis de ese modo. Mas ahora, desechad todo esto: cólera, ira, maldad, maledicencia y obscenidades; ni lo mencionéis siquiera. No os mintáis unos a otros, pues os habéis despojado del hombre viejo, con sus obras, y os habéis revestido del hombre nuevo, que se va renovando hasta alcanzar un conocimiento perfecto, según la imagen de su Creador. Para Él no hay griego o judío; circuncisión o incircuncisión; bárbaro, escita, esclavo o libre, pues Cristo es todo y está en todos.
Así que, como elegidos de Dios, santos y amados, revestios de entrañas de misericordia, de bondad, humildad, mansedumbre y paciencia, soportándoos unos a otros y perdonándoos mutuamente, si alguno tiene quejas contra otros. Como el Señor os perdonó, perdonaos también vosotros. Y por encima de todo esto, revestios del amor, que es el broche de la perfección. Que la paz de Cristo reine en vuestros corazones, pues a ella habéis sido llamados formando un solo cuerpo. Y sed agradecidos.


Composición de lugar:
Indica el Seminario Menor: Soberbia (poder) contra humidad (anonadarse). Soberbia es la preocupación obsesionada por el universo del poder, objetivo prioritario de esta sociedad competitiva y ejecutiva. La raíz de ello está en la propia autoprepotencia, que me lleva a colocarme en el vértice de todo, ocupando el lugar de Dios. Yo juzgo, etiqueto, mando, decido,... soy dios...

En el texto de san Pablo de nuevo, teniendo presente el tema de esta semana, cuyo origen se encuentra en el mundo militar: las dos banderas, se nos pide que escojamos entre la bandera de Jesucristo, el ejército del amor y la bandera del mundo, el ejército del egoísmo. Como cristianos no podemos ser mediocres y por tanto como juniors, si bien, es muy difícil plasmarlo en nuestra vida, hemos de tener las ideas muy claras y si realmente somos juniors escoger la bandera de Cristo. Así lo rezamos en nuestra oración: voy hacia ti Jesús, quiero marchar por el camino que tú me marques. Si pensamos lo que rezamos está claro que este camino no es el de “hacer lo que me da la gana” o “hacer lo que hacen todos”, sino un camino muy exigente que me lleva a vivir la ley junior del amar como Jesús nos ama y no como ama el mundo, con interés y buscando sacar rendimiento del amor queda, y nos lleva a vivir los principios de vida junior.
Recibir la cruz no es un gesto para que vengáis a misa, cantar y animar la eucaristía del sábado por la tarde y tener una celebracioncita, es decir que queremos despojarnos del hombre viejo, el hombre y la mujer se entiende, el que es egoísta, busca la sexualidad no como encuentro para dar y amar, sino para disfrutar al margen de un proyecto de amor y del Evangelio, es egoísta, lleno de ida, maldad, cólera,... Frente al hombre nuevo, Cristo y el cristiano incorporado con él por el bautismo, que vive desde el amor, la misericordia, la bondad, la humildad, la mansedumbre, la paciencia,...
Querido amigo: los ejercicios buscan en primer lugar favorecer el encuentro con Cristo y en segundo lugar despertarnos, hacernos ver nuestro pecado, como no somos buenos cristianos y por tanto somos malos juniors. Piensa y medita ¿cuál es la bandera en la que milito? Y pídele a Jesús que te ayude para escoger la suya.

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