miércoles, 1 de octubre de 2008

Escuela de Oración. Semana XVIII. Día 3º


XVIII. 29 de Septiembre de 2008.


Serenarse, ponerse en presencia.
“Al llegar ante el Santísimo, al que se lo debo todo, ante él hago un signo de sumisión, de pobreza, de reconocimiento de su grandeza y de mi pequeñez. Me pongo de rodillas y como aquel que se sabe ante alguien muy importante le agradezco poder estar con él”.

Que Dios es especial, es indudable y el motivo es evidente, porque es Dios, es decir, nuestro Señor, el que nos dio, nos da y nos dará la vida y sobre todo porque tiene una forma única de amar. Por eso ante Él sentimos un gran deseo de estar con Quien más nos ama y a la vez el temor invade nuestro corazón.
Como bien estás descubriendo Dios es sobretodo amor y el amor no se impone. Nuestra relación con él es de amor y sinceridad mutua, como en toda relación.
Así pues comienza situándote ante Dios. Él está en tu corazón, interiormente póstrate y siente que te encuentras ante Él. Deja que tus sentimientos afloren. Piensa en lo que representa estar ante Dios. No se trata de que llegues a Él por un argumento filosófico, sino que descalzándote de ti mismo te postres ante quien es tu Señor y quien más te ama. Vas a comenzar en tu habitación un rato de amor entre la criatura y Dios.
Me dirás eso es imposible, pues no lo siento ni lo veo. Para ti es imposible, pero quita de la historia a los orantes y habrás matado a casi toda la humanidad. Esta experiencia es tan humana que no hay pueblo que la tenga y sino piensa en los musulmanes. En estos días realizan fuertes sacrificios por Dios, el mismo Dios que adoramos los judíos y los cristianos. Y todos los días rezan cinco veces. Lo mismo tantos hombres y mujeres de todas las religiones. Y como no, los cristianos, somos millones los que nos acercamos a Dios y sentimos que está y nos ayuda.

Composición de lugar.
Con la vista imaginativa ver...mirar... contemplar.

Oración preparatoria:
“Señor abre mis ojos para reconocer los engaños de la tentación, sus trampas, que me atraen mucho pero a la vez impiden que sea realmente feliz. Concédeme a la vez reconocer tu estilo de vida. Abre mis ojos Señor, para entender y atreverme a seguir con sinceridad el camino que tu me marques, siguiendo el estilo de vida junior que brota del encuentro contigo y la vivencia del Evangelio”.

El texto.
Entonces Jesús se dirigió a la gente y a sus discípulos; les dijo:
-En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos. Haced, pues, y observad todo lo que os digan, pero no imitéis su conducta, porque dicen y no hacen. Atan cargas pesadas y las echan a las espaldas de la gente, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas. Todas sus obras las hacen para ser vistos por los hombres: ensanchan las filacterias y alargan las orlas del mando; les gusta ocupar el primer puesto en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, que se les salude en las plazas y que la gente les llame “Rabbí”.
Mateo 23, 1-7

Composición de lugar:
Honor (aparentar) contra menosprecio (someterse). Honor es la preocupación obsesiva por el universo del APARENTAR, por el mundo de las apariencias sociales, espirituales, organizativas.... que provocan el aplauso de los demás con la vana-gloria acompañante. La vanagloria es una tentación sutil, ya que se basa normalmente en datos objetivos, pero que se ha realizado buscando la gloria personal. Entonces con la vanidad llega la autocomplacencia, que nos hace llenarnos de lo vano, de nuestra vaciedad. Frente a esto se coloca el menos precio, que es el sometimiento a los demás, es decir, ponerme a disposición de los otros gratuitamente, sin aparentar, buscar recompensas, quedar bien.
Esto es lo que nos indica el Seminario Menor como introducción. Durante esta semana nos encontramos en la meditación de las dos banderas: Cristo o yo. En los días precedentes Moisés nos invitaba a escoger la Ley que anida en tu corazón, frente a los dioses cananeos; ayer era Pablo quien nos invitaba a vivir para Cristo frente al dinero; y hoy es Jesús quien nos llama a vivir para Dios, evitando toda vanagloria, pues en el Evangelio de este día nos encontramos en el pecado de los que nos decimos cristianos porque vamos a misa, estamos en el junior y creemos en Jesús: actuar para que nos vean.
Afortunadamente vivir en una sociedad hostil a la Iglesia nos cura de este pecado. Hoy ir a misa o estar en los juniors lejos de ser motivo de alabanza es de desprecio. Por eso hemos de vivirlo así, dándole gracias a Dios porque no podemos utilizar la Iglesia para ponernos una máscara de respetabilidad. Aún así piensa y analiza porqué estás en los juniors, si alguna vez te has sentido de este modo. También es verdad que lo que Jesús nos dice te puede pasar si has aceptado ser monitor o monitora para que te saluden los niños en las plazas y te llamen monitor, para así tener un protagonismo entre los niños. Si en principio no es malo, si lo es cuando uno entra como monitor o monitora para eso o es lo que más valora, por encima de servir a Jesús en la parroquia.





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