lunes, 28 de abril de 2008

Escuela de Oración. Semana V. Día 1º


In memoriam María Pilán.

Fue esta noche pasada de 2002. Ella tenía 15 años. Un sábado. Regresaba con su novio en moto desde Riba-roja del Turia hasta su pueblo de Loriguilla. Un joven con su veloz coche quiso adelantar otro coche, en una estrecha carretera, llena de curvas. Un joven quiso desobedecer la ley de Dios, llamada prudencia y cumplimiento del Código de Circulación. Y María emprendió el vuelo hacia Dios. Tenía 15 años.


V Semana. Lunes 28 de Abril de 2008.

Introducción:
Hemos terminado el primer mes. Has podido experimentar, en alguna intensidad, el regalo de la vida que Dios te hace, el sentido que Dios da a la vida del hombre, la necesidad de discernir el uso de las cosas “en tanto en cuanto...”.
Con esto hemos desarrollado el principio y fundamento de los ejercicios de S. Ignacio de Loyola:
“El hombre es criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor y, mediante esto, salvar su ánima; y las otras cosas sobre la haz de la tierra son criadas para el hombre, y para que le ayuden en la prosecución del fin para que es criado. De donde se sigue, que el hombre tanto ha de usar dellas, quanto le ayudan para su fin, y tanto debe quitarse dellas, quanto para ello le impiden. Por lo qual es menester hacernos indiferentes a todas las cosas criadas, en todo lo que es concedido a la libertad de nuestro libre albedrío, y no le está prohibido; en tal manera, que no queramos de nuestra parte más salud que enfermedad, riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta, y por consiguiente en todo lo demás; solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce para el fin que somos criados”.
Así es como comienzan los ejercicios espirituales y en definitiva todo proyecto cristiano. Situándonos. Es lo que se nos ha indicado en el encuentro de educadores, pues al final si realmente queremos ser juniors tendremos que plantearnos qué representa Dios en nuestra vida, si estamos dispuestos a dar el paso de acogerle, de decirle sí. Esto es como toda relación de amor. Decir sí a la persona amada es lo primero, después viene recorrer juntos un camino al que nunca se llega a la meta. Con Dios ocurre lo mismo. Tú, monitor o monitora ¿estás dispuesto a decirle SI a Dios? Eso es el principio y fundamento. Mi vida sólo tiene un objetivo: salvarla, alabando, haciendo reverencia y sirviendo a Jesús en mi familia, en mis amigos, en el estudio, en el junior, la parroquia,... Y eso es ser junior: tratar de hacer siempre lo que Jesús me está pidiendo.
Situado nuestro corazón, damos un paso más: el pecado.
Es cierto que no es una realidad divertida, más bien lo contrario, pero es que somos pecadores, no todo lo hacemos bien, muchas cosas rompen todo ese proyecto, esa voluntad, esa finalidad... Pero reconocer nuestro pecado, tal como se afirma desde el Seminario Menor, no es un ejercicio de masoquismo, no se trata de culpabilizarnos sino de reconocer la total gratuidad del amor de Dios y responder desde la memoria y la sensibilidad más que desde la voluntad.


En presencia de...
Dedica unos minutos al silencio, pues el silencio habla, dice cosas, tiene su lenguaje (desnudo de palabra, pero no de comunicación). A menudo desaprovechamos la oportunidad de xpresarnos utilizando otros medios distintos a las palabras: gestos, miradas, sonidos, ausencias,... Es un lugar-espacio donde los sentidos se agudizan (como los ciegos desarrollan el tacto porque no peuden ver con los ojos): el silencio desarrolla la mirada, la invita a detenerse, a recrearse; agudiza el oído y ayuda a familiarizarse con los diferentes sonidos y a diferenciar hasta los más sutiles; el gusto, porque invita a saborear... Contribuye a que el proceso de la digestión de todo lo que llevamos dentro se haba plenamente. Podemos así captar lo que se nos escapa.
Permanece unos minutos así, escuchando, en silencio.


Oración preparatoria:
Reza esta oración, que vamos a repetir todos los días:
“Señor, concédeme sentir avergüenza y confusión por mis pecados. Que me duelan mis pecados, que sienta tu misericordia, tu gratuidad y tu perdón... de manera que todas mis intenciones, acciones y operaciones puedan ser ordenadas en servicio y alabanza tuya”.

El texto, Su Palabra:
La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que Yahvé Dios había hecho. Dijo a la mujer:
-¿cómo os ha dicho Dios que no comáis de ninguno de los árboles del jardín?
Respondió la mujer a la serpiente:
-Podemos comer del fruto de los árboles del jardín. Más del fruto del árbol que está en medio del jardín, ha dicho Dios: No comáis de él, ni lo toquéis, so pena de muerte.
Replicó la serpiente a la mujer:
-De ninguna manera moriréis. Es que Dios sabe muy bien que el día en que comáis de él, se os abrirán los ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal.
Como viese la mujer que el árbol era bueno para comer, apetecible a la vista y excelente para lograr sabiduría, tomó de su fruto y comió. Después dio también a su marido, que igualmente comió. Entonces se les abrieron a ambos los ojos y se dieron cuenta de que estaban desnudos; y cogiendo hojas de la higuera, se hicieron unos ceñidores.
Oyeron luego el ruido de los pasos de Yahvé Dios que se paseaba por el jardín a la hora de la brisa, y el hombre y su mujer se ocultaron de la vista de Yahvé Dios por entre los árboles del jardín. Yahvé Dios llamó al hombre y le dijo:
¿Dónde estás?
Éste contestó:
-Te he oído andar por el jardín y he tenido miedo, porque estoy desnudo; por eso me he escondido.
Él replicó:
¿Quién te ha hecho ver que estabas desnudo? ¿Has comido acaso del árbol del que te prohibí comer?
Dijo el hombre:
La mujer que me diste por compañera me dio del árbol y comí.
Dijo, pues, Yahvé Dios a la mujer:
-¿Por qué lo has hecho?
Contestó la mujer:
-La serpiente me sedujo y comí.
Entonces Yahvé Dios dijo a la serpiente:
Por haber hecho esto,
maldita seas entre todas las bestias
y entre todos los animales del campo.
Sobre tu vientre caminarás
y polvo comerás
todos los días de tu vida.
Enemistad pondré entre ti y la mujer
entre tu estirpe y su linaje:
él te pisará la cabeza
mientras acechas tú su calcañar.
A la mujer le dijo:
Tantas haré tus fatigas cuanto sean
tus embarazos:
con dolor parirás los hijos.
Hacia tu marido irá tu apetencia,
y él te dominará.
Al hombre le dijo:
-Por haber escuchado la voz de tu mujer y comido del árbol del que yo te había prohibido comer,
maldito sea el suelo por tu causa:
sacarás de él el alimento con fatiga
todos los días de tu vida.
Te producirá espinas y abrojos
y comerás la hierba del campo.
Comerás el pan con el sudor de tu rostro,
hasta que vuelvas al suelo,
pues de él fuiste tomado.
Porque eres polvo y al polvo tornarás.
El hombre llamó a su mujer “Eva”, por ser ella la madre de todos los vivientes. Yahvé Dios hizo para el hombre y su mujer túnicas de piel y los vistió. Se dijo Yahvé Dios:
-¡Resulta que el hombre ha venido a ser como uno de nosotros, en cuanto a conocer el bien y el mal! Ahora, pues, cuidado, no alargue su mano y tome también del árbol de la vida y comiendo de él viva para siempre.
Así que lo echó Yahvé Dios del jardín de Edén, para que labrase el suelo de donde había sido tomado. Tras expulsar al hombre, puso delante del jardín de Edén querubines, y la llama de espada vibrante, para guardar el camino del árbol de la vida.
Génesis 3, 1-24

Composición de lugar:
Y nos sumergimos en la realidad del pecado a través de este texto cuya importancia fundamental se encuentra en el mensaje, la descripción del pecado y sus consecuencias. Éste es la desobediencia a Dios instigado por la tentación y las consecuencias son la ruptura de la armonía con Dios (pierden el jardín donde paseaban todas las tardes con Él), con los demás (Adán y Eva comienzan a acusarse uno al otro), consigo mismo (cubren su desnudez, es decir, no se aceptan tal como han sido creados y sienten vergüenza de sí mismos) y con la naturaleza (el acto bellísimo de dar a luz se convierte en un acto terriblemente doloroso, el hombre tiene que quitar a la naturaleza los frutos con trabajo y sudor, ésta se vuelve hostil).
Pero no olvidemos que este relato lo leemos como cristianos, desde la Cruz. Allí el hombre, Jesús, comerá del árbol de la obediencia al Padre y como consecuencia se restaurará la armonía con Dios (el Padre lo devuelve al Paraíso en la Resurrección y los ángeles se convierten en amigos del ser humano), con los demás (Juan acoge a María, es decir, el hombre acoge a la mujer, en silencio, sin reproches), consigo mismo (Jesús se presenta en la cruz desnudo, sin avergonzarse de su cuerpo, flagelado, lleno de cicatrices, llagas,...) y con la naturaleza (la resurrección tiene lugar en un jardín).
Por eso sitúate. Imagínate que eres Adán, después que eres Eva. Sigue el texto, a ti también te apetece, ¿qué ocurre?
Y a continuación pon nombre a ese pecado y a sus consecuencias. ¿cuándo te ha ocurrido? Mira tu vida, tus pecados, siente vergüenza de ellos, de las veces que no has sido obediente a Dios, que nos ha vivido en la verdad.
Recuerda lo que nos indican desde el Seminario Menor: “con la vista imaginativa verme como protagonista de cada una de las lecturas que se me proponen. Intentar no tanto imaginar como sentir. Las meditaciones de este mes pasan por el sentimiento no tanto por la razón y mucho menos por la voluntad”.

Coloquio:
Háblale, es tu momento. En un diálogo de amor, nadie puede meterse, insinuar las palabras, deja que tu corazón le hable.


Ejercicio de esta semana:
Cuando tratamos el tema del pecado, siempre lo hacemos desde la Voluntad... ¡quiero cambiar!, ¡voy a cambiar....! y esto es un error. El pecado no nace de la voluntad, antes hay mucho que revisar.
-Los sentidos: Son las ventanas por las que entra o no entra la realidad. Son los que hacen que viva, participe, guste, oiga, escuche, sienta una cosa u otra... ¿qué cosas busco sentir? ¿qué cosas son repelidas por mis sentidos?
-La memoria: Todo lo que dejamos que entre de cualquier manera queda recogido en la memoria... ¿qué cosas recuerdo?, ¿qué tiendo a olvidar?
-Entendimiento: aquello que he sentido y que he memorizado me vaya configurando una manera de “entender” la realidad, una lógica...

Examen de la oración:
¿Qué consolaciones espirituales: he vivido?
¿Qué desolaciones: inquietud, zozobra, crisis, desfallecimiento... he sentido?

No hay comentarios: