martes, 29 de abril de 2008

Escuela de Oración. Semana V. Día 2º


V Semana. Martes 29 de Abril.

En presencia de...
Seguimos reflexionando sobre el silencio. Seguramente habréis oído hablar de una película que es todo un canto al silencio, “El Gran Silencio” (2005), de Philip Gröning. El director pasó un año grabando lo que después quedaría retratado en 164 minutos. Todo en silencio, sin apenas hablar, en un lugar muy especial, la Gran Cartuja, situada en los Alpes Franceses. Allí los cartujos, mitad monjes, mitad ermitaños, viven en silencio. Para él fue una experiencia apasionante, pues descubrió multitud de sonidos y lo es también para el espectador. Después de las casi tres horas en los que se sumerge en la vida orante de estos hombres de Dios, queda impregnado por la paz. El silencio es fundamental para ser personas. Los ruidos nos apartan de Dios, de los demás y de uno mismo. En silencio y penumbra envejecen los mejores vinos.
Por eso comienza dedicando unos minutos al silencio. Te puede servir la contemplación de una imagen de Jesús, fijando tu mirada en Él, como la fijarías en una muchacha o muchacho que te enamorase. Dios también enamora, sin excluir el amor humano, al que le da una profundidad insospechada.
Te confieso que ha sido este fin de semana cuando, preparando los signos de las oraciones del Encuentro me he encontrado con un icono, es decir, un cuadro pintado por los monjes de Grecia, es el Cristo Divina Sabiduría, e impresiona por que está callado, hablando con unos ojos muy abiertos. Y realmente te mira y te invita al silencio. Es evidente que este icono es obra de una persona de Dios que vive el silencio y lo transmite en sus pinturas.
Oración preparatoria:
De nuevo, en esta semana en la que contemplamos nuestra realidad de pecado ora así:
“Señor, concédeme sentir avergüenza y confusión por mis pecados. Que me duelan mis pecados, que sienta tu misericordia, tu gratuidad y tu perdón... de manera que todas mis intenciones, acciones y operaciones puedan ser ordenadas en servicio y alabanza tuya”.

Su palabra:
Tuvo relaciones el hombre con Eva, su mujer, que concibió y dio a luz a Caín, y dijo:
-He adquirido un varón con el favor de Yahvé.
Volvió a dar a luz y tuvo a Abel, su hermano. Fue Abel pastor de ovejas y Caín labrador. Pasado algún tiempo, Caín hizo a Yahvé una oblación de los frutos del suelo. También Abel hizo una oblación de los primogénitos de su rebaño y de la grasa de los mismos. Yahvé miró propicio a Abel y su oblación, más no miró propicio a Caín y su oblación, por lo cual se irritó Caín en gran manera y se abatió su rostro. Yahvé dijo a Caín:
¿Por qué andas irritado y por qué se ha abatido tu rostro? ¿No es cierto que si obras bien podrás alzarlo? Mas, si no obras bien, a la puerta está el pecado acechando como fiera que te codicia, y a quien tienes que dominar.
Caín dijo a su hermano Abel:
-Vamos afuera.
Y cuando estaban en el campo, se lanzó Caín contra su hermano Abel y lo mató.
Yahvé dijo a Caín:
-¿Dónde está tu hermano Abel?
Contestó:
No se, ¿Soy yo acaso el guardián de mi hermano?
Replicó Yahvé:
-¿Qué has hecho? Se oye la sangre de tu hermano clamar a mí desde el suelo. Pues bien: maldito seas, lejos de este suelo que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano. Aunque labres el suelo, no te dará más fruto. Vagabundo y errante serás en la tierra.
Entonces dijo Caín a Yahvé:
-Mi culpa es demasiado grande para soportarla. Si hoy me echas de este suelo, habré de escnderme de tu presencia, convertido en vagabundo errante por la tierra y cualquiera que me encuentre me matará.
Yahvé le respondió:
-Al contrario, quien quiera que matare a Caín, lo pagará siete veces.
Y Yahvé puso una señal a Caín, para que nadie que lo encontrase lo atacara. Caín dejó la presencia de Yahvé y se estableció en el país de Nod, al oriente de Edén.

Composición de lugar:
Nos encontramos esta semana descubriendo el pecado. Con este relato se nos ofrece de forma dramatizada lo que significa pecar, en cuanto desobediencia a Dios que conduce a la destrucción del ser humano, al que ya no se le considera un hermano sino un rival.
Por eso, siguiendo el método ignaciano, lee primero el texto, de una vez, sin prisas pero sin pausas. Vuelve a leerlo fijándote en las palabras más significativas, las que te dicen algo y las que no entiendes. A continuación léelo situándote en la persona de Abel, imaginándote criando ovejitas, sacrificando las mejores y ofreciéndolas a Dios, con el corazón totalmente enamorado de Yahvé, acercándote a Caín con un corazón noble y aceptando ir con él, porque le quieres, porque es tu hermano y viendo como se acerca y te mata: ¿qué sentimientos suscita en ti? ¿qué le pides a Dios en ese momento?
Ahora pasemos al otro protagonista. Imagínate que eres Caín, lee la escena con él.
Y ahora a ser Dios, lo mismo.
Terminado este punto, mira tu vida, ¿cuándo te has sentido Abel?, ¿cuándo te has sentido Caín?, ¿por qué?, ¿cómo?, ¿dónde?
Piensa en tus pecados. En la raíz está la desobediencia a Dios y la destrucción del otro. Y frente al pecado contra el ser humano Dios responde. Ante los crímenes como los que estos últimos días nos han sobresaltado, como el de Austria. Ante ese señor, Dios también tiene una palabra, la sangre del inocente y el sufrimiento de esta chica y sus hijos claman a Dios. Dios nunca permanece indiferente ante el dolor humano.
Pero no miremos fuera. Somos juniors y por tanto personas nacidas del amor entre Cristo y la Iglesia, hijos de la Iglesia, la madre Eva. También en nosotros nos puede ocurrir lo mismo: ¿cuántas veces hemos criticado a un o una monitora sencillamente porque no nos caía bien?, ¿cuántas veces hemos sentido celos de quien en el campamento ofrecía lo mejor de sí mismo y lo hemos matado criticando sus fallos, relativizando su esfuerzo, tildándole de “marimandona o marimandón”? En mi Centro quienes son los Abel que sufren mi ira? Porque todos tenemos personas que nos caen peor, ese es uno de nuestros pecados constantes y lo malo es que con la palabra les hacemos daño. Y desde el texto, ¿qué nos dice Dios? No olvides que Dios siempre está a favor de la víctima, del pequeño, el menor como Abel.

Coloquio:
Y ahora háblale, reconoce tu pecado, pídele perdón por ello, por haber mantenido como Caín rencor o malos pensamientos contra esas personas concretas.

Ejercicio de esta semana:
Cuando tratamos el tema del pecado, siempre lo hacemos desde la Voluntad... ¡quiero cambiar!, ¡voy a cambiar....! y esto es un error. El pecado no nace de la voluntad, antes hay mucho que revisar.
-Los sentidos: Son las ventanas por las que entra o no entra la realidad. Son los que hacen que viva, participe, guste, oiga, escuche, sienta una cosa u otra... ¿qué cosas busco sentir? ¿qué cosas son repelidas por mis sentidos?
-La memoria: Todo lo que dejamos que entre de cualquier manera queda recogido en la memoria... ¿qué cosas recuerdo?, ¿qué tiendo a olvidar?
-Entendimiento: aquello que he sentido y que he memorizado me vaya configurando una manera de “entender” la realidad, una lógica...

Examen de la oración:
¿Qué consolaciones espirituales: he vivido?¿Qué desolaciones: inquietud, zozobra, crisis, desfallecimiento... he sentido?

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