martes, 22 de abril de 2008

Escuela de Oración. Semana IV. Día 2º


IV Semana. Martes 22 de Abril.

En presencia de...
En la oración es básico el silencio. Una persona que no sea capaz de estar en silencio no puede hacer oración, pues la oración es trato de amor con Aquél que más nos ama y en el amor el silencio es puente de encuentro.
Pero también es verdad que constituye, sobre todo al principio, en uno de los ingredientes más costosos de la oración. Como bien afirma la autora del libro que seguimos, “asusta quedarse sin nada a lo que agarrarse”. Inmediatamente se dispara la imaginación y comenzamos a pensar en mil cosas.
Por eso comienza la oración intentando hacer silencio. Quizás para mí sea fácil por encontrarme en una calle donde sólo se escucha el silencio acompañado por el canto de los pájaros. Pero inténtalo, escucha sólo lo que te rodea y si te vienen a la imaginación tus preocupaciones, lo que tienes que hacer después,... dile a tu mente: “eso para más tarde” y sigue intentándolo.

Oración preparatoria:
Pídele a Dios la gracia del silencio, que él sea tu compañero en esta oración.

Su palabra:
Por eso supliqué y se me concedió la prudencia:
invoqué y vino a mí el espíritu de sabiduría.
La preferí a cetros y tronos
y en su comparación tuve en nada la riqueza.
No la equiparé a la piedra más preciosa,
porque todo el oro a su lado es un puñado de arena
y ante ella la plata es como el barro.
La quise más que a la salud y a la belleza
y preferí tenerla como luz,
porque su claridad no anochece.
Con ella me vinieron a la vez todos los bienes
e incalculables riquezas en sus manos.
Yo disfruté de todos, porque la Sabiduría los trae,
aunque ignoraba que ella fuera su origen.
Sin engaño la aprendí y sin envidia la comparto;
no escondo sus riquezas,
porque es un tesoro inagotable para los hombres,
y los que la adquieren se granjean la amistad de Dios,
recomendados por los dones que ofrece la instrucción.
Que Dios me conceda hablar con conocimiento
y tener pensamientos dignos de sus dones,
porque él es quien guía a la sabiduría
y quien dirige a los sabios.
En sus manos estamos nosotros y nuestras palabras,
toda prudencia y toda habilidad práctica.
Él me concedió el verdadero conocimiento de los seres,
para conocer la estructura del mundo
y la actividad de los elementos,
el principio, el fin y el medio de los tiempos,
la alternancia de los solsticios y la sucesión de las estaciones,
los ciclos anuales y la posición de las estrellas,
la naturaleza de los animales y los instintos de las fieras,
el poder de los espíritus y los pensamientos de los hombres,
las variedades de las plantas y las virtudes de las raíces.
Llegué a conocer cuanto está oculto y manifiesto,
porque la sabiduría, artífice de todo, me lo enseñó.
Sabiduría 7, 7-21

Composición de lugar:
Este poema se atribuye al rey considerado el más sabio del Antiguo Testamento, Salomón. El contenido es muy claro, pide a Dios le conceda la sabiduría. Y eso es importantísimo en la vida.
Lo sabemos muy bien, pues conocemos a amigos que son muy inteligentes, que sacan excelentes en todas las asignaturas pero que no tienen conocimiento, son insociables, no saben hablar, se dirigen a los demás con altanería, sintiéndose superiores, van por el mundo como el aceite. Ser inteligente no significa ser sabio. El sabio es la persona que a lo mejor no tiene estudios, pero sabe hablar y actuar allí donde se encuentra. Es aquel que se adapta a los que le oyen y pasa por uno más hasta que se le escucha.
En este día lee el texto, teniendo presente que nos encontramos ante un texto cuyo autor es un sabio de Israel, posterior a la invasión de Palestina por parte de Alejandro Magno (s.III a.C.). Eso es importante pues como personaje antiguo tiene la mentalidad y conocimientos de su tiempo. Quizás no te hayas dado cuenta nunca, pero ¿qué textos conoces de la antiguedad?, ¿a cuantos tienes alcance? Imagino que a pocos, o mejor dicho, salvo los que hay en los libros de historia, a ninguno. Sin embargo en tu casa tienes unos libros que han sido escritos todos ellos antes de Cristo, son los libros del Antiguo Testamento. Ellos, además de ser Palabra de Dios, constituyen un legado de la cultura antigua, de los que durante siglos fueron el único foco de sabiduría, Egipto y Mesopotamia. Ello en sí ya nos merece un gran respeto, pues nuestra forma de pensar es hija del pensamiento egipcio, mesopotámico, persa, hebreo, griego y romano, estos son nuestros abuelos, los que nos han dado identidad. Y los cristianos tenemos la fortuna de tener entre nosotros unos libros muy antiguos y encima traducidos a nuestra lengua y editados en un sólo libro, la Biblia.
Pero bien, lo más importante es que la Biblia es la Palabra de Dios, no tanto pasada sino presente. Dios hoy quiere hablarte a través de este texto. ¿Que te dice?

Coloquio:
¿Qué le dices?

Ejercicio de esta semana:
Vamos a desarrollar el examen General del día, en él iremos descubriendo como se va concretando nuestra vida de fe.
1.Presencia de Dios.
2.Acción de Dios.
3.Participación en los sentimientos de Dios.
4.Pedir perdón.
5.Propósito de cambio.
6.Peticiones.
7.Padrenuestro.

Examen de la oración:
“Miraré cómo me ha ido en la meditación”:

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