lunes, 9 de junio de 2008

Escuela de Oración. Semana XI. Día 1º


XI Semana. Lunes 9 de Junio de 2008.

Introducción.
Nos indica el guión del Seminario Menor de Valencia (¡¡recuerda, las meditaciones originales las encontrarás en http://www.seminariomenorvalencia.com/ y http://seminariomenorvcia.googlepages.com/seminariomenor ):
Esta es la última semana que tratamos el pecado en nuestra vida, han sido seis semanas, un mes y medio reconociendo como el pecado habita en mí y como yo habito en él. Esta semana se nos invita a que sin divagar discurra con naturalidad las cosas que hemos contemplado. Volver sobre lo vivido, recordar palabras, frases.... que “han cargado de contenido” para ti en este tiempo. Repasa los apuntes, revisa las hojas, rememora las lecturas...., si no has guardado estas reflexiones, entra en la web y lee los post en los que se han colgado todas las meditaciones, ¿qué ha quedado?
Además llegar a aborrecer los pecados, el desorden y la vanidad es una gracia que hay que pedir constantemente al Señor, gracia para toda la vida.
Del primer mes salió lo más grande que teníamos, la vida.
De esta segunda etapa sale el convencimiento de que esa vida, tocada por el pecado, debe ser salvada. Pero esto debe estar claro vivencialmente. Necesito ser salvado, deseo ser salvado, anhelo ser salvado.
En presencia de... :
“Un paso o dos antes del lugar donde tengo que hacer la meditación, me pondré en pie, alzando el entendimiento hacia arriba, considerando como el Señor nuestro Dios me mira”.


Oración preparatoria (La Palabra esperada):
Esta semana recita:
Señor,
concédeme pasar del pecado a la misericordia,
del voluntarismo a la gratuidad,
del miedo a la confianza,
del rechazo a la pacificación,
del egoísmo a la entrega,
de la mezquindad a la honradez,
de la ruptura a la armonía,
de la dureza del corazón a la ternura,
de la impotencia a la confianza”.

El texto (la Palabra escuchada):
Yahvé envió a Natán donde David, y llegando a él le dijo:
Había dos hombres en una ciudad,
uno era rico y el otro, pobre.
El rico tenía ovejas y bueyes en gran abundancia;
el pobre no tenía más que una corderilla, sólo una,
pequeña , que había comprado.
Él la alimentaba y ella iba creciendo
con él y sus hijos,
comiendo su pan,
bebiendo en su copa,
durmiendo en su seno igual que una hija.
Vino un visitante donde el hombre rico,
y, dándole pena tomar su ganado,
sus vacas y sus ovejas,
para dar de comer a aquel hombre llegado a su casa,
tomó la ovejita del pobre
y dio de comer a aquel hombre llegado a su casa.
David se encendió en cólera contra aquel hombre y dijo a Natán:
-¡Por vida de Yahvé, que merece la muerte el hombre que tal hizo! Pagará cuatro veces la oveja por haber hecho semejante cosa y por no haber tenido compasión.
Entonces Natán dijo a David:
-Tú eres ese hombre. Esto dice Yahvé, Dios de Israel: Yo te he ungido rey de Israel y te he librado de las manos de Saúl. Te he entregado la casa de tu señor y he puesto en tu seno las mujeres de tu Señor; te he dado la casa de Israel y de Judá; y si es poco, te añadiré todavía otras cosas. ¿Por qué has menos preciado a Yahvé haciendo lo que le parece mal? Has matado a espada a Urias el hitita, has tomado a su mujer por mujer tuya y has hecho que lo ejecutara la espada de los amonitas. Pues bien, nunca se apartará la espada de tu casa, ya que me has despreciado y has tomado la mujer de Urías el hitita para mujer tuya.
Así habla Yahvé: Haré que de tu propia casa se alce el mal contra ti. Te quitaré tus mujeres ante tus ojos y se las daré a otro apra que se acueste con ellas a la luz de este sol. Pues tú has obrado en lo oculto, pero yo cumpliré esta palabra ante todo Israel y a la luz del sol.
David dijo a Natán:
-He pecado contra Yahvé.
Respondió Natán a David:
-También Yahvé ha perdonado tu pecado; no morirás. Pero por haber ultrajado a Yahvé con ese hecho, el hijo que te ha nacido morirá sin remedio.
Y Natán regresó a su casa.
2 Sam 12, 1-15

Composición de lugar (la Palabra comprendida):
De nuevo meditamos el pecado de David. Éste consistió en arrebatar la mujer a Urías y matarlo, desobedeciendo la ley de Dios. Hoy lo leemos teniendo presente las indicaciones del Seminario Menor: “los sentidos, la memoria, el entendimiento son las puertas del pecado en mi vida”. Así pues contempla y piensa en lo que te lleva a pecar, a desobedecer a Dios, haciendo daño a los demás. Pues el problema del pecado se encuentra en el ser humano, en que destruye al otro y por eso Dios actúa a través de los profetas. Por cierto, profeta es el consiliario cuando en la homilía o charla te habla sobre el pecado o te corrige. Y profeta eres tú, lo serás en el campamento, cuando tengas que castigar a un niño por pegar a otro o corregir a un chaval por desobedecer una norma de convivencia.

Coloquio:
Se abre un coloquio el cual “se hace propiamente hablando, así como un amigo habla a otro...”.

Examen de la oración:
Esta semana el examen de la oración tiene una gran importancia ya que se trata de reconocer lo que la oración ha ido realizando en mí. Pues estas meditaciones no son para tener contento a Dios o al consiliario, son para ti, quieren ayudarte a cambiar tu vida, a ser mejor y para eso es necesaria la vida de oración, como recordó a quienes os confirmasteis ayer D. Esteban Escudero, la importancia de una vida de oración para que el agua del Espíritu Santo llegue a las profundas raíces de vuestro corazón, para cambiar “la chupitera”, esto es palabra mía, el pequeño vasito por un cántaro grande, que pueda recoger toda el agua, todo el poder transformador que tiene el Espíritu Santo, el que recibisteis ayer. Ahora también son mías: ¿por qué conformarse con un chupito del mejor licor, cuando Dios te permite y quiere que llenes y te bebas un tanque tan grande como el que utilizan los hidroaviones para apagar incendios?
Así pues: ¿qué consolaciones espirituales he vivido?, ¿qué desolaciones: inquietud, zozobra, crisis, desfallecimiento... he sentido?

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