martes, 17 de junio de 2008

Escuela de Oración. Semana XII. Día 1º


XII Semana. Lunes 16 de Junio de 2008.

Introducción.
Se acabó el pecado. Durante las últimas semanas nos hemos centrado en él, desde la experiencia profunda y el daño que hace a nosotros mismos y a los demás, en cuanto acto y actitud contraria a Dios. En los ejercicios espirituales de S. Ignacio, esos que se realizan un vez en la vida y durante un mes, en silencio, interrumpido por las entrevistas con el Director de los Ejercicios, el ejercitante durante la primera semana se medita el principio y fundamento, es decir, la razón de nuestra vida, el por qué y para qué vivimos y el pecado.
Y ya está. Ahora vamos a centrarnos en Dios, que es el objetivo de los ejericicios espirituales, la oración cristiana y la vida del creyente, que el corazón esté fijo en Aquél que más le ama y más le ayuda a amar a los seres que forman parte de su vida: la esposa o esposo, la novia o el novio, los hijos, los padres, los hermanos, los amigos, los compañeros de trabajo, los vecinos,...
Así pues, vamos a descubrir esta semana al buen Dios y a mirar con los ojos de Dios.

En presencia de... :
“Al llegar ante el Santísimo, al que se lo debo todo, ante él hago un signo de sumisión, de pobreza, d reconocimiento de su grandeza y de mi pequeñez. Me pongo de rodillas y como aquel que se sabe ante alguien muy importante le agradezco poder estar con él”.
Me dirás: si tienes todo el día la Iglesia cerrada, ¿cómo voy a ir a visitar el Santísimo? Tienes razón. Desgraciadamente en nuestro mundo actual no está seguro ni el mismo Dios y así las iglesias, que debieran estar abiertas todo el día, por motivos de seguridad están cerradas y aún asi, nos encontramos con la perlita de que nos roben.
Aplícalo en tu cuarto, pues tú eres templo de Dios y en ti habita el Creador que te creó y te ama.


Oración preparatoria (La Palabra esperada):
Esta semana recita:
Señor, concédeme estar contigo, contemplarte, escucharte, sentirte... concédeme conocimiento interno de tu Hijo, que por mí se hizo hombre, para que mas le siga y le ame.

El texto (la Palabra escuchada):
Yahvé le dijo:
-He visto la aflicción de mi pueblo en Egipto; he escuchado el clamor ante sus opresores y conozco sus sufrimientos. He bajado para librarlo de la mano de los egipcios y para subirlo de esta tierra a una tierra buena y espaciosa; a una tierra que mana leche y miel, al país de los cananeos, de los hititas, de los amorreos, de los perizitas, de los jivitas y de los jebuseos. El clamor de los israelitas han llegado hasta mí y he visto la opresión con que los egipcios los afligen. Así que ponte en camino: yo te envío al faraón para que saques a mi pueblo, los israelitas, de Egipto.
Ex 3, 7-10

Composición de lugar (la Palabra comprendida):
Contemplo las personas del mundo.
Veo la diversidad de situaciones y de dolor.
Oigo lo que dicen, miro sin perderme detalle.
Entro en el mundo envuelto en miles de problemas.
En la vida de los hambrientos, de los que no tienen techo, de los enfermos...
los veo tristes, oigo sus lloros, intento vivir como ellos.
Veo un lugar incapaz de dialogar...
Durante el día observa el mundo.
Esto es lo que nos indica el guión del Seminario Menor. Hoy tu oración consiste en poner cara a la opresión de los israelitas. También a ti te puede pasar como a aquel hombre que ante la situación de sufrimiento clamó: ¿Dios mío, y tú que haces? Y escuchó desde una nube: te he hecho a ti, hijo mío.
Siete que eres Moisés. Hace años cantábamos los juniors aquello de “los juniors cambiaremos el mundo” y es posible, porque a través del junior, de ti como monitor o educador, monitora o educadora, Dios quiere aliviar el sufrimiento de los hebreos que en nuestro Egipto sufren para que nosotros seamos felices y no nos falte de nada. Se trata de vivir la ley junior, amar como Jesús ama, acercándote a la Santísima Trinidad y contemplándola viendo el sufrimiento, preguntándonos que sienten hoy el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo, cómo actúan hoy y qué me piden a mí.

Coloquio:
Recuerda, el cristiano no cree en el Dios único sino Trino, en un Dios que es Padre y Hijo y Espíritu Santo, Tres Divinas Personas, iguales y diferentes. La oración siempre se dirige al Padre por el Hijo en el Espíritu Santo, siempre es un encuentro con las Tres Divinas Personas. Por eso tu coloquio, el rato de oración debe ser un diálogo con los tres, un entrar en conversación con nuestro Dios Uno que es Padre y Hijo y Espíritu Santo.

Examen de la oración:
Actitudes ante la oración
Pasos realizados
Oración
Éxamen del día.

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